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Denuncian una "constante" discriminación racial

Denuncian una "constante" discriminación racial

El sábado 4 de junio Tommy, un nigeriano de 28 años, que vive en Montevideo y trabaja como guardia de seguridad en el hospital Maciel, se fue a bailar al local "Kalú".


Fue con un turista estadounidense que le preguntó por un lugar para bailar música electrónica. Pidió un tequila en la barra y después fue al baño.

Al salir, notó que un par de "patovicas" hablaban por el intercomunicador. Él volvió a la barra y los securities lo tomaron por la espalda, le sujetaron las manos y lo expulsaron de malos modos del local.

Afuera, dijo, le dieron una verdadera paliza.

El nigeriano debió ser operado de la vista derecha, los médicos le colocaron lentillas y todavía no se sabe si podrá ver bien.

La semana pasada hubo una marcha por el caso de Tommy, y para denunciar la discriminación y el racismo que existe en Uruguay, marcha que terminó frente a la sede de la Suprema Corte de Justicia –SCJ-.

Este caso, fue el último episodio divulgado por los medios, de discriminación racial, pero según dicen desde Mundo Afro, se trata de "algo constante" y cotidiano, aunque no tan visible.

Según publica el semanario Búsqueda, los negros representan el 10% de la población uruguaya. Apenas el 10% del total son profesionales universitarios, políticos o empresarios, mientras que el 40% vive en hogares bajo la línea de la pobreza y una cifra similar, el 37%, tiene trabajos no calificados.

El salario promedio de la población afrodescendiente es en promedio 29% menor que el de blancos con igual función.

El Espectador dialogó con Néstor Silva, encargado de comunicación de Mundo Afro, para que relate en qué cosas se refleja la discriminación en Uruguay.

Silva aludió al caso del muchacho nigeriano, pero también mencionó otros casos violentos, como el de una mujer brasileña radicada en Montevideo que fue contratada en una tienda donde fue insultada reiteradas veces con agresiones racistas por una compañera, hasta que un día la golpeó.

La chica no se defendió. Terminaron despidiendo a la brasileña por "mala conducta" y la agresora, cuando fue consultada, reconoció ser racista.

Para Silva, de todos modos, el racismo se ve en la exclusión social de la población negra:

"En estos últimos días, tanto este hecho del joven nigeriano como otros, han ocupado las portadas. Desde el punto de vista de la violencia y por lo brutal de la golpiza este tipo de racismo es el que reconocemos", pero "en realidad el racismo se manifiesta de otras formas igual de brutales y violentas y que no son aplicadas individualmente por nadie en teoría", como por ejemplo "los datos de exclusión que existen", dijo Silva.

Silva hablaba de la calidad de empleo al que acceden los negros en Uruguay, por ejemplo. A propósito: este jueves lo explica un informe del diario La República.

Mientras que el 46% de los adolescentes negros no asisten a clases, no concurre un 33% de los liceales no negros. Aquí se continúan las inequidades que comenzaron con los padres de estos jóvenes negros, dice un estudio académico de 2010.

Esto se traduce en dos años menos de estudios que tienen los afrodescendientes respecto a los que no lo son. En cuanto a las remuneraciones, los negros ganan 35% menos que los blancos uruguayos por desempeñar la misma función.

Para Silva, el racismo es una actitud ideológica: "el racismo es estructural, pero es antes que nada ideológico". Esta situación "nos ocupa a todos y es así porque todos somos educados por el sistema de esa forma. En el imaginario colectivo no hay referentes negros, y por eso no los hay en la realidad. El país toma al candombe como expresión propia pero la gente con conoce artistas afrouruguayos salvo Lágrima Ríos o Ruben Rada".

"Hay una brecha enorme entre las posibilidades de desarrollo del colectivo de afrodescendientes y el resto de la sociedad", dijo Silva, basándose en los porcentajes que divulgó el INE, en estudios antropológicos, de la Facultad de Ciencias Sociales y otros. "Eso está enraizado en la historia", dijo.

Lo que dice Silva es que aunque como sociedad se ha mejorado en nivel socioeconómico y se han bajado los índices de pobreza y demás, la brecha sigue siendo la misma.

Silva compara la situación de los negros con la de las mujeres en Uruguay: el problema de discriminación de géneros. La manifestación es la misma en el campo laboral, dijo, pero no se valora de la misma manera.

El Espectador dialogó con Romero Rodríguez, experto en temas de discriminación en Uruguay, fue asesor del gobierno de Tabaré Vázquez y también asesor de la ONU durante 11 años.

Rodríguez dijo que no es que los uruguayos seamos racistas, sino que es un fenómeno mundial y nada nuevo, que nace con la colonia y se fue perpetuando.

En el caso de Uruguay recordó que Naciones Unidas ya le advirtió a nuestro país que era un problema a resolver y si bien "algo se ha hecho", todavía falta mucho, a su juicio.

Para el experto, el Parlamento debe hacer algo al respecto:

"Estamos en una situación de brotes de violencia que han aparecido muy graves, el Parlamento debería tomar medidas y creo que debe legislar en consecuencia", también "dentro del plan de educación se tiene que afirmare el tema de las acciones afirmativas", porque este problema "atañe a toda la sociedad pero las victimas son el 10% de la población", dijo el experto.

Rodríguez, que es director del Instituto Superior de Formación Afro, informó a El Espectador de que forma se manifiesta la discriminación día a día en nuestro país y al respecto declaró:

"Sobre todo en el mercado laboral, no encontramos en el desarrollo de profesiones la existencia del colectivo afro", pero además "vemos que hay que colaborar en el trema de las mujeres negras, tema a atender con mayores recursos. Estos hechos de violencia aparecen cada tanto, y no hay un solo año sin ellos, si bien son aisalados nos comprometen a pensar mas seriamente por la repetición", sostuvo.

Rodríguez habla de "negrofobia". A juicio del especialista, debe hacerse funcionar una Comisión Honoraria de Lucha contra el Racismo, que no ha funcionado, pero algunas cosas se han hecho: varios ministerios han tomado la variable étnica y racial para establecer políticas públicas, pero no con la contundencia necesaria.

El Espectador consultó al investigador qué es lo que hay que hacer:

"A mi me parece que habría que hacer un plan nacional de acciones afirmativas con el apoyo de todos los sectores, no el que existe, sino otro que habría que hacerlo llamando a especialistas y conformando un cuadro de acción, junto al parlamento, más en el año de los afrodecendientes", sentenció.

Sobre todo, decía Rodríguez, de cara a la Cumbre Iberoamericana de noviembre en San Salvador, donde se tratará el tema de la discriminación a la población afrodescendiente como uno de los temas en la agenda.

Este jueves La República publica que la IMM y el MEC lanzaron 20 becas para liceales afrodescendientes, visto como "un estímulo que integra las políticas públicas de acción afirmativa" dirigidas a esta población, "que presente índices deficitarios superiores al promedio en materia de rendimiento y permanencia en el sistema educativo".

Los alumnos de ciclo básico recibirán $ 800 mensuales entre marzo y diciembre, mientras que los de bachillerato recibirán un subsidio de mil pesos por mes.

Para Néstor Silva, de Mundo Afro, en un escenario socioeconómico y cultural que calificó de "terrible", estas 20 becas le resultan "por lo menos demagógicas", dijo.

Se necesitan "medidas de fondo y estudios más serios", agregó. No deberían ser consideradas acciones afirmativas, dijo, si no son acompañadas de políticas a mediano y largo plazo. De lo contrario, solo son un acto de beneficencia. En buen romance, Silva ve esta medida de la veintena de becas para liceales como una limosna.

Foto: Flickr.com/DeniSomera