Entrevistas

Organización Madres de la Plaza: "La familia del adicto a la pasta base también tiene que hacer tratamiento"

Organización Madres de la Plaza: "La familia del adicto a la pasta base también tiene que hacer tratamiento"

Desde hace cinco años, la organización Madres de la Plaza libra una batalla contra la adicción a la pasta base y en particular contra los centros de venta de este estupefaciente, popularmente conocidos como "bocas". En Perspectiva conversó con Rocío Villamil, presidenta de Madres de la Plaza, y con Cristina Freda, integrante y asesora de esta organización, para conocer más sobre su actividad. La directora dijo que en la institución se defiende "el derecho" a que la adicción a al pasta base "se tome como una enfermedad crónica que no tiene cura pero tiene recuperación", y no como una patología psiquiátrica. Por otra parte, la directora opinó que "la familia del adicto a la pasta base también tiene que hacer tratamiento obligatoriamente, y de pronto antes que el adicto". Freda complementó diciendo que "cuando hay un adicto en la familia todo gira en torno a ese adicto. La familia se destruye porque ese enfermo como que se devora todo".


(emitido a las 10.07 Hs.)

EMILIANO COTELO:
La pasta base comenzó a circular en Uruguay hace 10 años. Hace cinco años, y ante los primeros problemas graves que estallaban con los adictos a la nueva droga, un grupo de madres comenzó a reunirse para intercambiar experiencias y darse apoyo. De a poco, el movimiento fue tomando forma y en julio del 2006 nació Madres de la Plaza, que se planteaba como prioridad la liquidación de las bocas donde se vende la pasta base.

Lamentablemente, desde entonces el drama de la pasta base no ha hecho más que agravarse.

¿Cómo observan las Madres de la Plaza la situación hoy? ¿Cómo ven al adicto y cómo entienden que se lo debe ayudar?

De eso vamos a conversar con Rocío Villamil, presidenta de Madres de la Plaza, y con Cristina Freda, integrante y asesora de esta organización.    

Yo decía que Madres de la Plaza tiene ya cinco años de vida. ¿Cuántas personas la integran actualmente?

ROCÍO VILLAMIL:
Es imposible calcular las personas. Incluso nos sorprende a veces que nos llaman de diferentes organismos y nos dicen: "Estuvieron unas señoras acá que dicen que son de Madres de la Plaza", gente que de pronto no está activa dentro de la organización pero que se siente integrante, porque esa es una de nuestras premisas: todos somos Madres de la Plaza.

EC - ¿Son solo mujeres?

RV - Para nada. Incluso en la directiva mayoritariamente son hombres, y la mayoría ni siquiera tiene hijos o familiares con la problemática, con la enfermedad.

EC - No todos son familiares de adictos.

RV - No.

EC - Es el caso de Cristina, por ejemplo.

CRISTINA FREDA:
Si estamos hablando de adictos a la pasta base, porque a esta altura no sé quiénes de nosotros no somos adictos a algo.

EC - A ver, Cristina, ¿por qué se incorporó a Madres de la Plaza?

CF - Porque en un momento determinado dos colegas abogados me invitaron a unas charlas en las que se estaba tratando de armar un proyecto de ley –fue aquel tan denostado de la internación compulsiva–. En ese momento, cuando empezamos a ver que había cosas que no estaban bien, que había que pulir, en una convocatoria de Madres de la Plaza en el Palacio Legislativo, en la Sala Alba Roballo, fuimos, y ahí decidí incorporarme a Madres de la Plaza porque me encantó la forma de trabajar y de encarar. Me encantó sobre todo que la gente que estaba allí tenía el concepto de que el Estado somos todos. Tenemos que partir de esa base, de que todos somos el Estado. El Gobierno de turno es el administrador, y el tema es si lo hace bien o lo hace mal. Y si lo hace mal, porque lo haga mal no vamos a quedarnos de brazos cruzados ante una problemática tan grave como esta. Yo me acerqué a ellas en el 2010, hace poco más de un año que estamos juntas.

EC - ¿Siguen reuniéndose en la plaza del Entrevero?

CF - La plaza del Entrevero la usamos como símbolo, cuando se aproxima el mes de las madres en julio, un año hicimos una chocolatada, otro año hicimos una convocatoria a distintas actividades. Por ejemplo el 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos, partiendo de la base de que la salud también es un derecho humano y que el Estado, o al menos los representantes que nosotros pusimos en esos lugares, no considera la adicción como una enfermedad, empezamos a trabajar en ese sentido. Este año el día de la convocatoria nos falló porque estábamos todas muy enfermas porque el invierno fue muy crudo, pero queríamos convocar sobre todo a una conferencia médica que daba el doctor Rodolfo Ferrando, profesor adjunto de la Cátedra de Medicina Nuclear del Hospital de Clínicas, que ha hecho una cantidad de estudios con relación a cómo actúa esta sustancia en el cerebro. Tuvimos una serie de actividades, encuentros, hasta una fiestita, nos dimos el lujo de reunirnos para celebrar, porque hay que celebrar estar juntos y estar en esto.

EC - ¿Cómo evalúan la evolución que ha tenido el problema de la pasta base en estos 10 años de existencia acá en Uruguay?

RV - Cuando recién salimos –la gente lo recordarᖠfue más que nada un mvimiento de denuncia, Madres de la Plaza tuvo un impacto muy fuerte instalándose en un lugar público, denunciando las bocas, diciendo: "Si todos saben dónde están, ¿por qué nosotros no decimos?", que fue un poco para sacar el miedo, el cuco, el estigma, aquello de que esto es terrible, y además instalar el tema en la sociedad.

La mayor parte de la gente siente vergüenza, siente miedo, prefiere barrer abajo de la alfombra, son cosas que no se hablan, que no se dicen, si tengo un familiar adicto, como acá no se considera una enfermedad hay que taparlo, hay que ocultarlo. Ese fue más que nada nuestro propósito. Y eso creo que lo logramos, más allá de que la gente sigue con miedo de denunciar, lo cual es hasta lógico, porque además el tiempo nos ha demostrado que por más que se denuncie, se cierra hoy una, se abre mañana otra o a la media hora está abierta otra al costado. De todas maneras no hay que renunciar a la denuncia, porque es un derecho que tenemos.

EC - ¿Qué entidad tiene la presencia de la pasta base en Uruguay hoy? ¿Que tamaño, qué gravedad?

RV - Nosotros discrepamos absolutamente con las cifras que se están largando en este momento. Por un razonamiento muy simple, hasta casero a nivel familiar: si fueran tan pocos los que consumen, ¿habría tantas bocas, si no hay a quién venderle? Es muy sencillo nuestro razonamiento.

EC - ¿Saben cuántas bocas hay?

RV - Muchísimas, hay barrios en los que hay cinco o seis bocas en una misma cuadra. Hay muchísimas bocas, y es muy complicado cerrarlas. En el correr de estos años no solamente impusimos el tema y logramos que la gente empezara a hablar de eso, sino que nosotros hemos aprendido muchísimo. Aprendimos a defender el derecho a que se tome como una enfermedad y se busquen los recursos, pensamos transitar con mucha paciencia el camino que transitaron los diabéticos, a quienes también les costó muchísimo imponer la enfermedad y que se la tomara en serio. Ese es nuestro camino a transitar, que no se la tome como una enfermedad psiquiátrica, se medique a la persona, se la dope y se la deje 15 días en un psiquiátrico, sino que se la reconozca como una enfermedad para toda la vida, crónica, que no tiene cura pero tiene recuperación.

Para eso hay que hacer un seguimiento, tiene que haber un tratamiento de por vida, se tiene que considerar seriamente que es una enfermedad, y no solamente del adicto, sino además de la familia, que es fundamental. Muchos tratamientos hacen 15 días de desintoxicación, de pronto 20 días más en un centro de internación y las personas salen con muchísimas ganas de consumir, porque es muy poco el tiempo. El doctor Ferrando nos decía que para empezar un tratamiento serio hay que partir de la base de seis meses sin la sustancia.

CF - Las abstinencias mínimas que estudiaron son de 11 meses, hicieron paralelos entre adictos en abstinencia con 11 meses, con 17 meses y personas no consumidoras. Y después hicieron el paralelo entre consumidores de cocaína y de pasta base, y se les dificultó mucho, porque la cocaína se consume a determinados niveles, entonces fue muy difícil encontrar personas que pudieran participar en la investigación. La cocaína es muchísimo más cara que la pasta base. La pasta base es cocaína, el problema es que cuando ingresa al organismo y de la forma como ingresa, fumada, y con otra cantidad de sustancias, ese clorhidrato de cocaína se transforma en un sulfato de cocaína, y los daños inmediatos que produce en el cerebro son tan pero tan grandes que después el período para rehabilitar a esa persona, para que el cerebro vaya despejando el consumo que tuvo, tiene que ser largo. Y además es más exitoso cuanto menor es el tiempo de consumo.

EC - En función de esas consideraciones, ¿qué es lo que ustedes reclaman en cuanto a tratamiento para el adicto a la pasta base?

RV - Primero que sea considerado una enfermedad, eso es fundamental.

CF - Que la adicción sea considerada una enfermedad, porque las personas nacemos con un determinado porcentaje de perfil adictivo.

RV - Es una enfermedad genética además.

CF - Por tanto, que se considere una enfermedad, para que a un chico de cinco o seis años ya se le vaya viendo que va a desarrollar un perfil adictivo. Eso que tanto se reclama de la familia, que cuanto más cerca y todo lo demás; si la academia, la enseñanza y todo lo demás instruyeran a las familias acerca de cómo actuar con un chico de cinco o de 12 años, porque el que tiene un porcentaje alto de perfil adictivo tiene determinadas características. Por supuesto que también con coadyuvantes la educación, los afectos, alguna enfermedad psiquiátrica que a veces coexiste y se agudiza con este consumo.

RV - O se despierta.

CF - Queremos que se considere la adicción. Porque la adicción precede al consumo, el asunto es cuando el individuo se encuentra con una sustancia, con una computadora o con lo que sea, cómo se comporta con ese objeto de adicción. Cuando se encuentra con este el camino es muy difícil, por la parte del cerebro que afecta, que es fundamentalmente la parte frontal, donde están radicados los sentimientos, los afectos. Por eso un pastabásico que le destruye la casa a la madre no siente culpa, porque esa parte se le fue.

RV - Sí, eso es una cosa, se apela a la voluntad. La mayor parte de la gente dice: "Si tienen voluntad, salen". Lo primero que destruye la pasta base es la voluntad. No se puede apelar a algo que no tienen y que hay que volver a construir.

EC - ¿Cómo se hace entonces? ¿Qué tipo de tratamiento debe implementarse?

RV - A lo largo de estos años hemos aprendido muchísimo escuchando casos, viendo cómo se comporta la sustancia en otros lugares, dónde hay resultados y dónde no. Acá se habla de costos y nosotros hablamos de inversión, yo creo que es invertir en la salud buscar tratamientos reales, dejar de improvisar y de ningunear la enfermedad.

Propusimos un tratamiento que es piloto, que no es la verdad absoluta, es una verdad que aporta la sociedad civil, porque nosotros nos involucramos. Jamás hicimos una crítica si no iba acompañada de una propuesta. Es muy fácil mirar desde la platea. Si uno no aporta, no puede criticar. Entonces lo que llevamos una propuesta, hace tres años y medio, casi cuatro que estamos con ella bajo el brazo, es el proyecto de evolución, que es un proyecto piloto para gurises en situación de calle para que construyan en un predio vacío. Que en vez de estar en la calle estén en ese predio construyendo viviendas para ellos, que no tienen por qué ser de por vida, es para no tener límites de tiempo en el tratamiento y que aprendan nuevamente a convivir. No es un proyecto de recuperación, es un proyecto de readaptación, es aprender a convivir.

Se aprende a convivir con la misma problemática: conviviendo de a cinco en esos lugares que ellos construyan con una problemática exactamente igual. De ese modo hay permanentemente un filtro de la manipulación, no le pueden mentir a un igual porque miente igual, no pueden hablar de sentimientos porque parten exactamente de la misma base. Eso, todo coordinado por un operador terapéutico que el 98% son adictos recuperados, que conocen las trampas de esta enfermedad y no caen en ellas. Coordinados por un equipo técnico, pero no tomados desde el punto de vista psiquiátrico sino de la enfermedad.

A eso se le adjunta todo el tema de la familia, porque cuando un adicto logra internarse en un lugar. A los 15, 20 días, un mes, sale, se lo entregan a la familia, y no hay seguimiento. Si el adicto no va, no hay seguimiento de ningún lado. Y de la familia mucho menos, que además no está preparada para eso. La familia no tiene derecho a decir: "No estoy preparada para esta enfermedad", "no lo puedo tener en mi casa porque no sé qué hacer", porque pasa a ser una mala madre, un mal padre, pero realmente no tenemos elementos. Esta es una enfermedad que distorsiona a toda la familia, y los grupos de acompañamiento son para hablar del adicto, nunca de la problemática que la adicción genera en la familia. Familias enteras destruidas en todo, el entramado familiar, y ya traspasó a lo social, destruido por esto, y siguen ninguneando a la enfermedad.

EC - ¿Qué tiene que incluir este tipo de programas con respecto a la familia?

RV - La familia tiene que hacer tratamiento también, obligatoriamente y de pronto antes que el adicto.

CF - Hay programas de autoayuda, como Narcóticos Anónimos (Naranom); de la misma manera que en Alcohólicos Anónimos hay grupos para que los familiares sepan cómo tratar a su alcohólico, están los grupos de apoyo. Nosotros siempre les decimos que vayan a los grupos de apoyo, porque van a ver que hay otros, siempre hay otros que están peor. Porque cuando hay un adicto en la familia, uno solo, todo gira en torno a ese adicto. La familia se destruye porque ese enfermo –porque es un enfermo– como que se devora todo, y la gente tiene que seguir trabajando, pero los padres empiezan a faltar al trabajo, a veces el padre y la madre no están de acuerdo en cómo se está tratando el tema, porque siempre hay uno que es más flexible que el otro, porque el adicto es seductor, tiene eso de prometer y de jurar que nunca más.

RV - Que de pronto en el momento lo cree.

CF - Lo cree, pero la voluntad se le está yendo y no puede. Queremos que se haga todo eso, que haya formación para las familias, que de la misma manera que se explican determinadas enfermedades, que se ha luchado contra el tabaco y se han logrado resultados, haya clínicas adonde la gente pueda ir, eso sí en forma voluntaria, a lo mejor antes. Pero eso no existe.

EC - ¿A quién corresponde instaurar todo ese sistema?

RV - Al Ministerio de Salud Pública.

EC - Hay casos que se atienden en servicios de ASSE y hay casos que se atienden en mutualistas. ¿Cómo resolver eso?

RV - Es un tema del Ministerio de Salud Pública. No se atienden ni en ASSE ni en ningún lado, lo que hay son lugares de desintoxicación y lugares de internación por 15 o 20 días en salud pública, no se va directo al problema, es solamente desintoxicación y largar a un gurí que de pronto hace 15 días que no consume. Eso no es nada en la carrera adictiva, nada; al contrario, a veces salen con muchas más ganas de consumir. Cada adicto tiene un tiempo que solamente él sabe, y además van a prometer que nunca más, que ya están bien; entonces tiene que haber un sistema de salud que se dé cuenta de que eso no es así.

***

EC - De la audiencia llegan mensajes. Por ejemplo este de Federico que pregunta:

"¿Por qué el Gobierno arremetió con tanta fuerza contra el cigarrillo, y sobre la pasta base no hay ninguna publicidad? ¿Qué esperan para mostrarles a los chicos que todavía no consumieron lo que realmente es la pasta base, sus componentes, la forma como se hace y los daños que produce? Habría que empezar ya mismo. Si hay publicidad de los daños que puede producir beber alcohol y manejar, entonces también debe haber sobre las consecuencias de consumir pasta base".

Hasta ahora ustedes no mencionaron este punto. ¿Están de acuerdo en la necesidad de promoción?

***

EC - ¿Qué contestan al correo de Federico? ¿No está faltando publicidad del Estado advirtiendo a propósito de lo que es la pasta base, de las consecuencias que provoca?

RV - Es un tema muy complejo y muy delicado. Hemos ido a diferentes espacios televisivos, a distintos programas, en los cuales dijimos que si había imágenes de consumidores no íbamos. Estamos totalmente en contra de mostrar al consumidor en el acto de consumo, porque cuando alguien está logrando su abstinencia, lleva de pronto dos, tres meses, una semana, media hora, lo que sea, sin consumir y ve a alguien consumiendo, o la foto o la imagen o cosas tan sencillas que la gente no se imagina, como un aparato de asma, una tapita metálica de yogur, un cenicero lleno de cenizas, eso lo provoca, salta un resorte en la cabeza e inmediatamente tiene ganas de consumir. Hay que tener cuidado hasta con eso.

EC - Incluso si lo que se muestra es la consecuencia más terrible del consumo de pasta base?

RV - Un muchacho tirado en la calle, alguien despojado de sus pertenencias, todo eso sí porque es la consecuencia; lo que no queremos que se muestre es al individuo consumiendo. Entendemos que esas imágenes venden, pero venden sobre todo pasta base, no solamente venden la publicidad para el canal que las pasa, por sobre todas las cosas venden pasta base.

EC - Pero el oyente no reclamaba eso, reclamaba una campaña de bien público de advertencia a propósito de lo que produce la pasta base en el ser humano que se dedica a consumir.

CF - Información.

RV - Partimos de la base de que si la adicción no está considerada una enfermedad, es porque tampoco se entiende mucho esa enfermedad. Eso es lo que reclamamos, que se hagan investigaciones, que haya un presupuesto para la investigación de este tema, sobre todo cuando hay gente como Ferrando que está haciendo estos trabajos tan fabulosos, que pone arriba de la mesa todas las consecuencias.

EC - Por ejemplo, en el trabajo del doctor Rodolfo Ferrando, ¿qué es lo que ustedes destacan especialmente? Porque le han prestado especial atención, han amplificado lo que sostuvo en esa disertación. ¿Cuál fue el aporte?

RV - Él no se acercó a nosotros, nosotros nos acercamos a él, fuimos a una conferencia en la Facultad de Medicina en la que explicó, y nos pareció tan increíble la manera como explicaba la enfermedad. Dice que es una enfermedad de por vida, que sí tiene recuperación –las mismas cosas que decíamos nosotros– y que los períodos de abstinencia para poder empezar un tratamiento son a partir de equis tiempo que varía según el adicto. Y además hace una muestra con tomografías computadas con cortes transversales del cerebro para ver el daño que eso causa, fundamentalmente la pasta base, que es de lo que nosotros estamos hablando. Desde el principio dijimos: otro tipo de sustancias existieron, existen y van a existir, siempre van a existir las drogas, pero la pasta base ha hecho un daño tal a nivel social y estamos pagando consecuencias impresionantes.

EC - ¿Ejemplos? Porque quizás el oyente no sabe, no tiene la vivencia directa.

RV - Sí, el oyente tiene la vivencia directa porque es caminar tres cuadras, media cuadra y para darse cuenta de que hay mucha más agresión, mucha más violencia en la calle. Una cosa que es bueno decir es que quien usa arma no es un consumidor de pasta base, el consumidor de pasta base vende el arma primero, no va a tener arma.

CF - Una cosa es el adicto, que roba de pronto para consumir, y otra cosa es el delincuente que además consume pasta base. Ahí sí la potenciación de la violencia puede ser enorme.

EC - Desde la audiencia, Alejandro dice que lo que ustedes están proponiendo, lo que exponían hace un rato en la primera parte de la entrevista, tiene que ser parte de un plan integral de seguridad. ¿Cómo les suena esto?

RV - No, no, no, ahora se está hablando de seguridad justamente porque no hay herramientas para saber sobre el tema de la enfermedad, pero son cosas totalmente diferentes. Una cosa es la seguridad en cuanto a las bocas, a los barrios que se han transformado.

EC - Pero ustedes mismas recién mencionaban que una parte de la delincuencia tiene que ver con el consumo de pasta base.

RV - Sí, sí, sí.

EC - Y una parte de la violencia en la delincuencia tiene origen en ese consumo.

RV - Claro, pero a la seguridad lo que es de la seguridad.

CF - Y a la salud lo que es de la salud. Y a la educación lo que es de la educación. Y a la justicia. Cuando estuvimos reunidas con la doctora Anabella Damasco, la presidenta de la Asociación de Magistrados, ella nos proponía eso, tener un encuentro entre Ministerio Público y Fiscal, el comisario Guarteche que con la Brigada Antidrogas está haciendo lo que puede y mucho, el Poder Judicial, organizaciones como la nuestra y otras que haya, para que cada cual ponga sobre la mesa lo que tenga, y que cada cual haga lo que pueda. Nosotras por ejemplo no podemos cerrar una boca de pasta base, podemos denunciarla pero no podemos cerrarla. Nos abocamos a tratar de fortalecer a los familiares, a darles instrucciones. Hemos establecido el Fonodenuncia, por ejemplo, para ser nosotros los que hacemos las denuncias y que la gente pierda el miedo.

EC - ¿Cómo funciona el Fonodenuncia?

CF - Es un número de celular al cual las personas llaman y dicen la ubicación de la boca, nosotros cotejamos que haya varias denuncias referidas a la misma, no alcanza con que digan "hay una boca en tal lado", nos tienen que dar elementos. A veces hasta nos dan el nombre de quien administra la boca. Denunciamos cuando tenemos una serie de denuncias que se centralizan en un foco, porque tampoco podemos movilizar a la Brigada Antidrogas, que tiene muy pocos recursos, para que vaya por una denuncia. Eso lo estamos instrumentando, es algo nuevo.

EC - ¿Cuál es el número?*

CF - Ahora lo vamos a dar. Lo importante es que nos acostumbremos a separar las cosas. Hay gente a la que solo le preocupa la seguridad, a nosotros nos preocupan las generaciones futuras, con lo que estamos trabajando ahora probablemente para el familiar adicto no se consiga nada, pero no sé si no tendremos un nieto o una nuera o alguien que va a ser afectado. O simplemente cualquier ciudadano, porque uno no tiene que aferrarse a las causas solamente por lo que le toca directamente. Pero es un problema de la salud y son las autoridades de la salud las que tienen que poner el énfasis en esto, es así.

Por otra parte, tampoco existen los instrumentos legales adecuados, se está trabajando con leyes como la ley de estupefacientes de 1974, que está bien lo que dice. Con lo que arma esa ley se podría empezar a hacer un montón de cosas, pero la comisión de adicciones, a la que ingresaron los proyectos de ley, derivó en una comisión que iba a hacer un informe, ni legisló ni investigó, que son las funciones que tiene que tener una comisión legislativa. Fuimos allí y resulta que ni siquiera el informe está hecho. Y hay varios proyectos de ley ingresados al Parlamento.

RV – Además, esa comisión derivó en el debate sobre la despenalización del autocultivo, incluso se usó como distracción.

EC - Ustedes señalan que la pasta base como tal queda relegada, no hay forma de que se avance en definiciones. ¿Y qué piensan de las propuestas como la que hacía hace pocos días en la Tertulia de los viernes Mauricio Rosencof, que era partidario de que para el traficante de pasta base hubiera una pena muy severa, del tipo de la de un homicida, justamente teniendo en cuenta los efectos que produce este tipo de droga en particular en quien la consume?

CF - Eso está muy bien, ahí es donde tendría que actuar el legislador.

RV - De todas maneras, habría que hacer la salvedad de si ese vendedor es consumidor o no.

CF - Si es un distribuidor, estamos hablando de un distribuidor.

RV - Si es solamente un distribuidor, sí, es un asesino. Hay gente que solamente consume y no tiene la enfermedad, esa es una cosa que nos gusta decirle a los padres cuando dicen: "Estoy preocupado porque pesqué a mi hijo con un porro". Eso no quiere decir que sea adicto, de pronto simplemente está probando como la gente ha probado una cerveza, el cigarro o cualquier otro tipo de cosas. No quiere decir que la enfermedad se despierte. Si estuviera considerada una enfermedad, ese padre preocupado iría a un centro de salud y le dirían: "Su hijo tiene un perfil adictivo. Cuídelo porque puede desarrollar la enfermedad". Pero eso no está en la conciencia de la salud. Sería buenísimo que consideraran lo que decía Mauricio, pero es muy complicado, porque es gente que maneja muchísimo dinero.

EC - ¿Qué tiene que ver que los traficantes manejen muchísimo dinero?

RV - Nosotros seguimos diciendo que es muy complicado agarrar a esa gente. Nosotros decimos lo de la boca porque formamos parte del entramado social, somos un movimiento social, nuestros hijos van a la boca, que es el almacén del barrio. Pero hay un distribuidor, hay un mayorista; lo que interesa es agarrar al mayorista, y últimamente han hecho unos actos impresionantes que aplaudimos totalmente. Pero en los barrios no falta, eso nos preocupa; a las autoridades no les preocupa porque prefieren agarrar al pez grande. Para llegar a ese pez grande hay que tener un montón de pruebas, porque al de la boca se lo observa dos o tres días y se puede saber, pero ese cierra y abre el de al lado porque hay un distribuidor que sabe dónde se puede abrir un nuevo almacén. Ahora hay deliveries, todas las modalidades de venta.

CF - En las cárceles, lo denunció el comisionado parlamentario y es así, en las cárceles se sigue consumiendo pasta base, hay celdas que son bocas.

EC - ¿Cómo es el diálogo que tienen con el Gobierno en estos temas?

RV - Con los legisladores hemos tenido un muy buen diálogo, nos han escuchado. Dentro de los movimientos sociales en cuanto a este tema hemos mostrado muchísimo respeto, y como siempre decimos, nunca criticamos si no estamos aportando algo. De pronto lo que hace falta es que nos den un poco más de bolilla, porque algo de esto sabemos porque convivimos con la enfermedad y la mayoría nos hemos preocupado por buscar tratamientos para nosotros a nivel individual. Pero con la Junta Nacional de Drogas en este momento no tenemos ningún tipo de tratamiento, de diálogo, de nada.

EC - ¿Cómo se entiende eso?

RV - Al principio hubo un acercamiento. Intentamos trabajar y colaborar. Pero después nuestros caminos se abrieron mucho porque ellos trabajan más que nada con el sistema de reducción de daños, y nosotros no estamos de acuerdo con la reducción del daño, porque si hay un daño no hay que reducirlo, hay que eliminarlo, sobre todo en una enfermedad. Ellos no hablan de enfermedad sino de sustituir una sustancia por otra para aminorar los tratamientos, proponen tratamientos muy de corto plazo y haciendo un hincapié fundamental en la culpa de la familia cuando no le da tratamiento al enfermo. El diálogo con ellos está siendo bastante inflexible, es difícil.

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Transcripción: María Lila Ltaif

*Número de denuncia de Madres de la Plaza: 091 43 61 45