Entrevistas

El alcohol, la droga que causa más estragos

El alcohol, la droga que causa más estragos

A pesar de su legalidad y aceptaciónsocial, el alcohol es la droga que mayores perjuicios ocasiona en la sociedad. Unos 300.000 uruguayos presentan conductas de abuso. El presidente de la Junta Nacional de la Droga, Leonardo Costa, explicó que se trabaja en medidas de reducción de daño: reconocer que el consumo existe y es cultural, pero mitigar sus efectos.

(Emitido a las 9.11)

EMILIANO COTELO:
Cuando ustedes piensan en drogas, cuando discuten sobre drogas, ¿incluyen al alcohol?

En Uruguay al menos 300.000 personas son dependientes del alcohol. Es una de las conclusiones que surgen de un trabajo realizado por la Junta Nacional de Drogas (JND) y el grupo de Cavia, que fue dado a conocer ayer, al tiempo que se presentaba el libro "Alcohol y reducción del daño. Un enfoque innovador para países en transición".

El estudio que se presentó sobre nuestro país coloca al alcohol como la droga más importante en Uruguay y la que causa, además, los peores efectos.

Es un ángulo interesante, no digo novedoso, pero quizás poco transitado. Por eso nos pareció que valía la pena conversar esta mañana con el doctor Leonardo Costa, prosecretario de la Presidencia de la República y presidente de la JND.

Doctor Costa, ¿qué es este libro "Alcohol y reducción del daño", que me encontré esta mañana cuando llegué a la radio y todavía no pude leer?

LEONARDO COSTA:
Este libro es el resultado de la Primera Conferencia Internacional en Reducción de Daños en Materia de Alcohol. Es una conferencia que lleva adelante una organización internacional de la sociedad civil a la que algunos gobiernos se han ido incorporando para trabajar. Particularmente la primera conferencia tuvo lugar en el año 2002, en Recife, con la participación  de Uruguay. La segunda va a tener lugar ahora en Polonia en el mes de agosto y Uruguay también va a participar, no sólo como sociedad civil sino también como Estado.

EC - El libro se ocupa de políticas a aplicar ante esta parte del problema.

LC - Correcto. Son trabajos que van analizando el enfoque y van dando propuestas de trabajo en esta área. No es sólo un dato de Uruguay, la principal droga de consumo y abuso en el mundo es el alcohol, seguido por el tabaco. Son datos que salen no sólo de la realidad uruguaya, sino también de los que da la Organización Mundial de la salud (OMS). Eso ha hecho que organizaciones que trabajan en el tema drogas hayan ido tratando de incorporar al alcohol como una preocupación por un lado sanitaria, por otro lado social, pero también desde el punto de vista político.

EC - Habría que hacer una serie de preguntas de entrada sobre el tema del alcohol como droga. En primer término: ¿qué se entiende por alcohol?

LC - Básicamente todas aquellas sustancias que tienen fermentación o destilación.

EC - Abarcamos entonces todo, desde el vino, hasta el whisky, pasando por la vodka, la ginebra, etcétera.

LC - Exactamente.

EC - Todo este tipo de bebidas entra en esta categoría de alcohol.

LC - Correcto.

EC - Pero después está el otro tema: cuando uno habla de drogas piensa más bien en las drogas duras o en las ilegales; aquí estamos hablando de una droga legal.

LC - Correcto. Y ése es uno de los cambios; nosotros incorporamos desde el año 2000 a la fecha en las políticas referidas a las drogas el concepto de "cualquiera sea el tratamiento que la ley le da a la droga". Básicamente porque la OMS define droga como cualquier sustancia cuya ingesta produzca efectos psicoactivos en el ser humano, cosa que sucede tanto con el alcohol como con el tabaco. Eso nos permite romper el análisis desde el punto de vista del efecto de la sustancia, del impacto social, más que del efecto legal que tiene en un mercado determinado. Eso nos ha permitido ubicar las cosas en sus justos términos.

Normalmente los mayores esfuerzos tanto económicos como políticos que han hecho casi todos los países en el mundo, pero básicamente en el contexto hemisférico, han sido muy fuertemente contra las drogas ilegales. Esto está bien, pero cuando uno mira los números duros, los números que salen de los estudios tanto epidemiológicos como sociológicos, como es el caso del nuestro, se da cuenta de que la principal preocupación no está en las drogas ilegales, si bien preocupan por un contexto de ilegalidad y a veces de marginalidad y delito, desde el punto de vista sanitario y de los mensajes, el alcohol sí o sí ocupa la primera atención.

EC - ¿Algunos datos que verifiquen esa afirmación?

LC - Hay dos formas de medir esto, con la relatividad de las encuestas, porque esto responde a patrones de preguntas de metodología internacional que se hacen en sobre cerrado y en forma anónima en base a un muestreo a determinadas personas de entre 14 y 65 años. Digo esto porque necesariamente usted está mirando la realidad en base a las respuestas que dan las personas.

En ese sentido tenemos dos formas de mirar la cosa, las tasas de prevalencia y las tasas de abuso, es decir patrones de conducta. Las tasas de prevalencia responden a la pregunta: "Usted consumió en el último año, alguna vez en su vida o en el último mes", tres formas. Si uno le pregunta a un uruguayo: "¿Usted consumió alguna vez en su vida alcohol?", da que 8 de cada 10 uruguayos han consumido una vez; si pregunta en el último año, 7 de cada 10; y si pregunta en los últimos 30 días, 5 de cada 10, es decir un 50 por ciento.

Eso en sí mismo no nos está dando la dimensión efectiva del problema.

EC - Sí, para empezar se puede consumir alcohol de forma moderada.

LC - Correcto. Por eso se habla de reducción de daños en alcohol, porque partimos de la base de que al ser una droga socialmente aceptada tenemos que focalizar las políticas no en una cultura de consumo, sino en las culturas de riesgo que asume ese consumo. A partir de ahí, en base a una metodología que utiliza la Sociedad de Psiquiatría, que es la DSM4, se toma ese patrón de los últimos 30 días y en base a una serie de preguntas se busca ver cuándo se está ante casos de abusos agudos y sostenidos, ante dependencia y ante conductas de riesgo. A partir de ahí, tomando ese 50 por ciento de los últimos 30 días, se llega a la conclusión, en base a las respuestas a un conjunto de preguntas que están en el formulario, de que hay 300.000 uruguayos, un 10 por ciento de la población, que presentan conductas de abuso agudo y sostenido.

EC - Así que ese número que yo manejé al principio, 300.000 personas, corresponde exactamente...

LC - Corresponde a la pregunta sobre cuál ha sido el patrón de consumo de los últimos 30 días. Se preguntan cosas tales como: "¿Redujo el tiempo o dejó de hacer actividades deportivas por problemas físicos ocasionados por el consumo de tal o cual sustancia?", "¿Alguna vez intentó dejar pero se dio cuenta de que no podía?", etcétera. Es una serie de preguntas, que van llevando a este esquema, que parte de la base de una metodología aceptada internacionalmente.

No quiere decir que ésta sea toda la realidad, porque probablemente, reitero, haya personas que han dicho que no tienen ese consumo. Esto se tiene que complementar con un estudio de ventanas epidemiológicas, ir a los centros hospitalarios o sanatorios y ver cuáles son las realidades ahí. De cualquier manera esto es una fotografía muy aceptada tanto internacional como localmente.

EC - En nuestro sitio web Espectador.com vamos a colocar las tablas completas de esta encuesta. Usted decía que cuando se le pregunta a la gente en Uruguay si en los últimos 30 días consumió alcohol, la respuesta es afirmativa en el 55 por ciento. Para comparar, en el caso del tabaco la respuesta es 35 por ciento, y si vamos a lo que la gente identifica más naturalmente como drogas, en el caso de la marihuana la respuesta es 6,6 por ciento, en el caso de la cocaína es 1,2 por ciento, en el caso de la pasta base 0,3 por ciento y del crack 0,3 por ciento.

LC - Hoy la pasta base podría estar dando un poco más por una razón de mercado y de que han desaparecido las otras drogas, de cualquier manera los números grandes no se alteran. Entonces cuando uno focaliza la política de drogas mirando solamente las ilegales, tiende a estigmatizar y a olvidar cuál es la realidad principal. Este libro nos permite ir colocando los temas y cuáles son las políticas que a nuestro juicio se debieran llevar adelante en estas áreas.

***

EC - Estábamos manejando los resultados de esta encuesta, según la cual cuando se le pregunta a la gente si en los últimos 30 días consumió alcohol, la respuesta positiva abarca a 55 por ciento de los uruguayos. Usted decía que este dato no implica que ese 55 por ciento sea alcoholdependiente, que luego se hacen otras preguntas para continuar precisando el análisis, y que de esa manera se llega al número que apareció más temprano: 300.000 personas serían dependientes del alcohol en nuestro país.

Antes que nada, ese número, o esa proporción de la población, ¿cómo es en términos comparativos? ¿Cómo estamos en relación con otros países?

LC - En general, mirando los estudios del hemisferio, son muy parecidos; quizás Uruguay tenga algunas particularidades, como que el consumo comienza a edades más tempranas respecto de otros países de la región.

EC - Eso también se muestra en esta encuesta.

LC - Sí y en otro estudio que tenemos aquí, que es el estudio comparativo de los observatorios nacionales de drogas, los cuales en base a la misma metodología comparan la realidad de otros países.

EC - En nuestro país, según veía, entre los hombres se empieza a consumir alcohol a los 12 años y entre las mujeres a los 13.

LC - Correcto. Si bajamos este estudio, que es de población general, a un estudio de población estudiantil –en octubre de 2003 terminamos uno–, vamos a ver que en comparación con otros países esos 12 años es una edad mucho más baja.

EC - Es una primera característica. ¿Qué se puede agregar en cuanto a la comparación internacional?

LC - Yo diría que no hay grandes diferencias en cuanto a los números, ésa es la única particularidad, si se miran las encuestas comparadas se ve que ahí hay un salto en Uruguay.

EC - No en cuanto a la proporción de la población.

LC - No, no hay grandes diferencias.

EC - ¿Qué se hace desde el Estado a nivel internacional con respecto al consumo de alcohol de manera abusiva? ¿Qué tipo de experiencias hay?

LC - Debo decir que a nivel internacional quizás las primeras políticas de reducción de daños que tuvieron éxito fueron las de Estados Unidos. Por ejemplo el "conductor designado", es decir en una fiesta se nombra a una persona que no puede beber porque después tiene que repartir a todos los que bebieron, fue una de las primeras políticas de reducción de daños que se fueron instrumentando. También existen fuertes sanciones para alguien que conduce bajo los efectos del alcohol, que pueden llegar incluso a la pérdida de la autorización para conducir. Ésas fueron las primeras buenas políticas que se fueron aplicando, que tuvieron un efecto muy importante en Estados Unidos porque bajaron las tasas de muerte ocasionada por accidentes bajo el influjo del alcohol. Eso indica que el camino en este tipo de tareas es trabajar sobre la reducción de daños.

EC - Trabajar sobre la base de reducción de daños, ¿no intentando reducir el consumo de alcohol o la caída en los excesos de consumo? Por ejemplo nos pregunta una oyente si no hay nada para hacer en cuanto a la publicidad que promueve el consumo de alcohol.

LC - Hay varios modelos que trabajan el tema de las enfermedades o adicciones. El modelo de enfermedad dice que estamos en presencia de un enfermo, que tenemos que tratarlo como tal; eso es aplicable para determinadas personas que presentan abusos significativos y crónicos, pero no es un modelo generalizado que pueda partir de la base de que todas las personas vayan a aceptar que el alcohol es el problema. Otros modelos hablan de la abstinencia, de la prohibición de consumo; son modelos válidos en algunos contextos, pero también parten de la base de que vivimos en una sociedad en la que la cultura del alcohol es muy fuerte. Otros hablan de la autoayuda; son muy buenos y han tenido un excelente éxito en todo lo que es Alcohólicos Anónimos y los anónimos en general. Y después el modelo que estamos planteando no como excluyente, pero sí como principal, que es el de la reducción de daños, o sea partir de la base de que el consumo de alcohol va a seguir existiendo en la sociedad en la medida en que la sustancia se encuentra regulada en su producción, en su comercialización y su consumo y legalizada en sus aspectos generales.

EC - La preocupación está puesta en que el alcohol es la principal droga, pero además la que causa los peores daños. Usted mencionó al pasar accidentes de tránsito; ¿a qué otros daños alude?

LC - Ausentismo laboral, problemas de violencia familiar, violencia doméstica, abusos, suicidios, depresiones, embarazos no planificados, alteraciones en general de las relaciones personales, problemas médicos efectivos como cirrosis, posibilidad del contagio del VIH-sida por sexo sin protección bajo la influencia del alcohol. Hay una serie de efectos, la cultura del alcohol sin control puede llevar a problemas serios, especialmente cuando las edades de inicio son tan tempranas y cuando existe, como existe hoy, una cultura de la botella, de consumo de alcohol en la vía pública. Antiguamente el alcohol era un acto privado, un acto reservado a determinadas fiestas particulares; hoy eso ha cambiado.

Si uno tiene esa realidad, si parte de ese contexto de consumo, de esos valores simbólicos, por un lado la cultura de la botella y por otro la publicidad, ¿qué se debe hacer?

Hay tres baterías de medidas. Hemos tomado algunas como experiencias piloto, hemos hecho campañas a partir de otras, pero quizás la primera y más grande sea reconocer que estamos en presencia de una droga, reconocer que estamos en un contexto social en el que la misma está socialmente aceptada y partir de la base de que lo que tenemos que hacer es minimizar los riesgos perjudiciales del consumo. Al momento del consumo, en el momento en que la persona está consumiendo –eso es parte de un trabajo de la doctora Peyrau, que se incluye en el libro– se debe tratar de modificar las condiciones negativas o de riesgo de la sustancia, tales como bebidas de baja graduación alcohólica, hacer abordajes individuales, como por ejemplo las cartillas que la gente del grupo Cavia con la JND ha repartido; por ejemplo: "Esperá a llegar al lugar donde vas a consumir, así no te pasás en el antes", una serie de medidas para cambiar el comportamiento de consumo.

Otra de las campañas que hemos hecho, con El Abrojo, es una que se llama "Consumo cuidado", que parte de la base de moderar el momento del consumo. Otras operan sobre la situación de consumo, es decir mirar los espacios de socialización.

EC - ¿Qué quiere decir eso?

LC - Trabajar sobre los momentos y en los lugares donde se está consumiendo, sobre variables tales como familia, trabajo, barrio, etcétera. En ese caso las medidas están orientadas a evitar la conducción de vehículos bajo el efecto del alcohol, accidentes laborales y violencia doméstica. Hay que trabajar en la educación y en el ámbito laboral. Hemos incluido este tipo de políticas en nuestros cursos de capacitación sobre abordajes de las campañas de prevención y la formación de multiplicadores.

La más difícil de hacer es la que tiene que ver con el contexto de consumo, es decir trabajar sobre los sistemas de costumbres, valores y creencias de determinada sociedad. Ahí pasa lo que decía el oyente: trabajar sobre campañas de comunicación social, trabajar sobre las creencias, las ideas y el marco legal.

En cuanto a la comunicación social, ya hemos tenido tres campañas de comunicación, una que se llamaba "Vamos a tomar una", que buscaba justamente la moderación; otra que se llamaba "Conductor solidario", en dos versiones, que todavía se ven en la vía pública, en ómnibus y paradas; y básicamente material para ser distribuido en todo el país.

Lo que tenemos que hacer es sensibilizar sobre el problema, no cambiamos las conductas. Cambiar esas conductas es un trabajo de más largo aliento y lo que hemos hecho al respecto ha sido trabajar en los programas de educación pública. Uno de nuestros programas se llama "Centro educativo responsable", en el que gracias a la colaboración de Antel el año pasado capacitamos a más de 4.000 docentes y personas que trabajan en el área salud a través de videoconferencias y charlas presenciales. Lo hemos hecho en todo el país y hemos creado Juntas Departamentales de Drogas para que cada departamento vaya tomando la problemática en su dimensión local.

Por último lo más complicado, que es el cambio de la normativa vigente. En esa área y a partir de la conferencia de Varsovia en la que Uruguay va a participar, vamos a ver si podemos trabajar en un proyecto de ley para que la próxima administración tenga algún insumo de trabajo. Se basa en aumentar ciertas sanciones relacionadas con la conducción de vehículos bajo los efectos del alcohol.

EC - ¿Qué tipo de sanciones? ¿Hasta qué punto pueden agravarse las sanciones?

LC - Vamos a tener que ir hacia los patrones internacionales. A una persona que conduce bajo el influjo del alcohol la primera vez se le retira la libreta y así sucesivamente hasta perder la capacidad de conducir. Éste es un problema serio en tanto es la principal causa de muerte de las personas jóvenes en Uruguay. A veces nos cuesta en el sentido de decir: "Saco la libreta en otro departamento"; ése es un tema que va a haber que abordar.

EC - Es un viejo déficit uruguayo tener esa dispersión de criterios y políticas de concesión de permisos para conducir. Hay un código unificado de tránsito que está pendiente no sé desde hace cuántos años.

LC - El ingeniero Baliñas siempre dice que se fue diez años de Uruguay, volvió y se seguía discutiendo lo mismo. De alguna manera tenemos que poner el tema sobre la mesa porque si no toda la atención va hacia las drogas ilegales y olvidamos este problema que es sustancialmente mayor.

EC - ¿Qué otro tipo de medidas en cuanto al cambio de la normativa?

LC - Otra medida –que ya se viene aplicando– es que los seguros no paguen en caso de que el conductor estuviese bajo los influjos del alcohol. Nosotros queremos ver si se puede ir generando una penalización en sus pólizas de personas que sean detectadas bajo el influjo del alcohol aunque no hayan tenido un accidente. De alguna manera educación más este tipo de sanciones pueden empezar a cambiar las pautas de comportamiento en Uruguay.

Datos sobre consumo de alcohol surgidos de la Primera Encuesta Nacional y Segunda de Montevideo sobre Consumo de Drogas en Estudiantes de Enseñanza Media (Octubre 2003)

Encuesta Nacional de Prevalencia del Consumo de Drogas 2001

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe