Entrevistas

Un grupo de niños de una escuela rural de Salto conoce el mar por primera vez

Un grupo de niños de una escuela rural de Salto conoce el mar por primera vez

En mayo, En Perspectiva había conversado con el maestro rural Pablo Canosa sobre la escuela que él dirige en Cambará del Arapey, en Salto. En esa oportunidad había hablado de la historia de la escuela, de sus alumnos y del esfuerzo de las familias por enviar a sus hijos a estudiar, a veces en contextos problemáticos. Casi cinco meses después de este encuentro, Canosa, que trabaja en uno de los 778 centros del país que funcionan en modalidad unidocente, recorrió junto a siete niños Punta del Este y Montevideo, y conoció el Océano Atlántico y el Río de la Plata. Canosa volvió a dialogar con En Perspectiva, esta vez en el estudio y en compañía de los siete niños que viajaron. Uno de ellos definió así la experiencia de ver el océano por primera vez: "Parecía que estabas viendo todo azul, azul, azul, y era todo agua, agua, agua". El director destacó que los chicos "se comunicaron y se conectaron con niños de todos lados del mundo, porque estuvieron jugando con niños de Inglaterra, de Estados Unidos, de California". Reflexionó que "son de esas cosas que todavía a mí personalmente me faltan terminar de procesar, porque las diferencias las hacemos los mayores, y los niños, dentro de su inocencia, sin importar el origen, son niños y son más puros".


(emitido a las 10.10 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Son siete niños. Tienen entre siete y 11 años. Vienen de Cambará del Arapey, un paraje ubicado en el extremo noreste del departamento de Salto, casi en el extremo donde se juntan Salto, Artigas y Rivera, bien alejado del bullicio y de las comodidades de una ciudad.

El viernes salieron de allí, de la escuela rural, e hicieron carretera rumbo al sur para pisar por primera vez las costas del océano Atlántico y del Río de la Plata. Pasaron el fin de semana en Punta del Este y desde el lunes están descubriendo Montevideo, donde bajaron a la cancha del Estadio Centenario, se asombraron con el teatro Solís y estuvieron en la Feria del Libro. Esta tarde van a regresar a sus pagos en un avión de la Fuerza Aérea.

¿Se imaginan lo que fue para ellos esta experiencia?

Hace unos meses, en mayo, entrevistamos aquí en En Perspectiva a Pablo Canosa, maestro y director de la escuela rural unidocente ubicada en Cambará del Arapey. En esa ocasión conocimos su historia y la de su escuela, que tiene nueve alumnos, y en la que Pablo vive de lunes a viernes, cuando incluso llega a ser el padre sustituto de dos de los niños que, igual que él, solo regresan a sus casas en el fin de semana.

Como ocurre con los maestros de otras 780 escuelas rurales unidocentes, Pablo hace de todo: no solo da clases y se ocupa de la contabilidad y de la gestión, también termina siendo albañil, plomero y pintor.

(Audio Pablo Canosa.)

"Pasa que es muy difícil que Primaria destine recursos a mantenimiento. Entonces las escuelas tenemos que buscar la forma de solucionar problemas que surgen en el cotidiano. Es así que este sábado tenemos unas carreras de caballos a beneficio de la escuela para conseguir fondos para pintar la escuela. Y el que va a terminar pintando la escuela junto con los vecinos seguramente va a ser el maestro director. Así que también pintor."

(Fin.)

EC - La vocación y la entrega que Pablo trasmitió en aquella nota hicieron que mucha gente se comunicara con él y se ofreciera para colaborar con la escuela y sus alumnos. Y resulta que en medio de aquella avalancha solidaria, varias instituciones terminaron coordinándose para armarles este viaje hacia el mar que están disfrutando desde el sábado.

Justamente, para averiguar cómo ha sido esta experiencia, pasa saber qué significó para ellos, vamos a conversar con Pablo y con varios de sus alumnos que emprendieron este viaje, porque, aprovechando que están en la capital, vinieron a visitarnos y a conocer Radio El Espectador.

Pablo, buen día.

PABLO CANOSA:
Buenos días.

EC - Y, chiquilines, buen día.

Niños - Buen día.

EC - A ver, saluden todos juntos.

Niños - Buen día.

EC – Esto parece la escuela.

ROSARIO CASTELLANOS:
Hay un detalle para destacar: están todos de túnica blanca y moña azul; impecables túnicas blancas. No sé cómo hizo Pablo para que al final de esta recorrida sigan tan impecables como seguramente salieron de su casa, allá tan lejos en Salto.

PC - No es cuestión mía, sino que los chiquilines se han comportado de una forma tan ejemplar que hasta las túnicas llegan impecables al último día.

EC - Están todos de túnica, incluso el maestro. Yo esperaba verlos de civil; ¿qué pasó?

PC - Dentro de las circulares para salidas didácticas, Primaria exige que para ser identificados como alumnos de primaria se utilice la túnica. Tratamos de respetarlo la mayor parte de las veces, pero cuando salimos a hacer actividades físicas, por ejemplo, obviamente las dejamos.

EC - Es gracioso. Algunos bostezan, da la impresión de que vienen con un trajín fuerte.

PC - Muy fuerte. Imaginate que no solamente físico, sino emocional; eso también es agotador.

EC - Están todos prontos para intervenir, pero antes quiero formularle algunas preguntas a Pablo, sobre todo para que nos cuente al principio qué derivaciones tuvo aquella entrevista que hicimos el 13 de mayo aquí en En Perspectiva. ¿Cómo fue?

PC - Inmediatamente empezaron a caer llamadas solidarias de todo tipo. Esa chispita que encendieron ustedes la recogió el gerente de Cantegril Country Club, Conrado Bonilla, que dijo: "¿Por qué no ayudarlos?" –esa fue la explicación que me dio–, y nos ofreció ir a Punta del Este, y nos ofreció la estadía y los viáticos. Y de ahí se fue sumando como bola de nieve. Salió una segunda entrevista para actualizar cómo venía el asunto de las donaciones, y se sumaron el Club de Leones de Shangrilá, el Ministerio de Turismo, y, como te digo, se fue formando una bola de nieve que hasta ayer contaba 12 instituciones que hicieron esto posible.

EC - Qué notable. ¿Y quién armó todo ese entramado? ¿Tú?

PC - Sí, quien lo fue coordinando fui yo. Fue bastante agotador unos días antes, pero el orgullo de estar acá no tiene nombre.

EC - Cuando esta oportunidad comenzó a verse como posible, cuando apareció, ¿cómo la analizaste tú como docente? ¿Qué ventajas tenía? ¿Cómo la viste?

PC - Yo les decía a los chiquilines que íbamos a conocer un Uruguay totalmente distinto. No solamente por conocer un punto geográfico del Uruguay, sino que el Cantegril Country Club, por ejemplo, es un lugar que se ve como muy exclusivo, muy alejado de nosotros, y resultó ser un lugar muy lujoso pero de una calidez humana impresionante. Como detalle, fuimos a conocer el Cantegril Golf, y ahí desde el gerente, el presidente, nos hicieron un tour impresionante, les enseñaron a jugar golf, les regalaron palos de golf. La calidad humana fue la misma en todos lados, a pesar de estar conociendo lugares y realidades totalmente distintos. Eso es invalorable.

EC - Para casi todos era la primera vez que hacían un paseo de este tipo.

PC - Sí, salvo Santiago, que ya tenía una experiencia en Punta del Este, todos los demás veían el mar por primera vez.

EC - Vamos a escucharlos a ellos, los protagonistas, que han vivido estos días tan intensos. ¿Quién se anima a empezar?

RC - Yo diría que Lucas, para empezar por el mayor, rompa el hielo.

EC - Rosario estuvo haciendo una previa con ellos fuera de micrófonos. Elegiste a Lucas.

RC - Está allá en el extremo. Hacé de cuenta de que a mí no me contaste nada. Vamos a empezar contando cuál fue tu primera impresión, ¿qué te pareció lo primero que viste cuando llegaste a Punta del Este? ¿Qué fue lo que más te sorprendió, como que nunca habías visto nada igual?

Lucas - Los apartamentos, regrandes.

RC - La altura de los apartamentos.

Lucas - Y el océano Atlántico.

RC - ¿Qué características? ¿Cómo describirías el océano Atlántico con respecto, no sé, al arroyo que podés tener cerca? Además de grande.

Lucas - Ancho, largo.

EC - Ojo, porque ustedes ven televisión. O sea que lo que es una playa, un océano, sabían; otra cosa es tenerlo ahí.

Lucas - Pero llegar cerca, nunca.

EC - ¿Entonces?

Lucas - Parecía que estabas viendo todo azul, azul, azul, y era todo agua, agua, agua.

RC - Agua y olas.

Lucas - Sí, venían las olas, así, grandes, y hacían ¡paf!, golpeaban contra la arena.

RC - ¿Bajaron a la playa?

Lucas - No. En el océano Atlántico no bajamos, ¿no, maestro?

EC - ¿Estaba muy fresco?

PC - Estaba fresco. Fuimos a la Mansa, a la Brava, a la Barra. Y pudimos acercarnos al mar, pero hacía mucho frío.

EC - ¿Otros niños qué cuentan de ese contacto con el mar?

Rodolfo - También el agradecimiento a ustedes, porque si no, nosotros no podíamos venir.

RC - Rodolfo, ¿estuviste probando jugar al golf?

Rodolfo - Sí.

RC - ¿Y cómo te fue?

Rodolfo - Más o menos.

EC - ¿Arrancaste pedazos de pasto?

Rodolfo - Ah, sí.

RC - ¿Hay que seguir practicando?

Rodolfo - Sí, pero nos dieron palos de golf.

RC - Así que van a seguir jugando.

Naelí es la más chiquita, tiene siete.

Rodolfo - Sí, de los que estamos acá sí, porque quedaron dos de jardinera.

EC - ¿Qué pasó con los más chiquitos?

Rodolfo - Si venía una madre tenían que venir las dos, porque eran muy chiquitos e iban a empezar a llorar.

EC - Así que faltan solo dos de la lista.

Rodolfo - Sí.

RC - Yo le iba a preguntar a Naelí qué fue lo que más le gustó, qué es lo que va a contar cuando vuelva a casa como lo que más le llamó la atención.

Naelí - La piscina.

RC - Ahí sí se pudieron bañar.

Naelí - Sí.

RC - ¿Con flotador, sin flotador? ¿Qué hicieron?

Naelí - Con flotador.

RC - Pero había uno que sabía nadar, ¿no?

Santiago - Sí, yo.

RC - Fuiste el profesor de los demás.

Santiago - Más o menos, estaba enseñando a mi amigo Lucas, que está acá, a no hundirse.

RC - Pero me dijeron que hasta se tiraron de esos cubitos de donde parten las carreras.

Lucas - Sí.

RC - ¿Te animaste?

Lucas - Yo y Santiago.

RC - Los mayores. Mucho rato en la piscina.

Naelí - Sí.

RC - Pero jugaron otros deportes. ¿Quién se anima?

Niño - Tenis.

RC - ¿Embocaron alguna? ¿Pasó la pelota la red en algún caso?

Niño - Sí.

EC - Rosario está de lo más interesada en que le cuenten cómo es eso.

RC - Por supuesto.

Niño - Karate también, ganamos una medalla.

RC - ¿En qué?

Niño - En karate; nos dieron medalla.

RC - ¿Ah, sí? ¿Quién les enseñó?

Niño - El profesor de karate.

RC - Allí en el Country.

Niño - Sí.

EC - Entonces no pararon un minuto.

Niño – También nos dieron una fiesta.

EC - ¿Cuándo fue eso?

Niño - Después del karate.

EC - ¿En qué consistió la fiesta?

Niño - Fue como una bienvenida. Había un castillo inflable, había bocadillos, todas esas cosas, estaba el club de karate ahí. Fue como una bienvenida al club. Estaba muy linda.

Niño - Futbolito para nosotros también.

Niño - Ping-pong, futbolito, todas esas cosas.

RC - ¿Conocieron chicos de allí o de Montevideo de la edad de ustedes?

Niño - Sí.

RC - ¿Sí? ¿Notaron alguna diferencia? Hablan distinto, por ejemplo; ¿o no?

Niño - Sí.

EC - ¿Les dijeron a ustedes que ustedes hablan distinto? ¿Cómo fue esa parte de la charla?

Niño - Bien, pero de vez en cuando nos entreverábamos porque ellos hablan de una manera y nosotros de otra. Pero nos terminamos entendiendo igual.

EC - La agenda estuvo muy cargada, Pablo.

PC - Estuvo cargadísima. Como falló el primer vuelo, el vuelo de venida...

EC - Originalmente iban a venir al sur en el avión de la Fuerza Aérea, pero ese viernes les tocó mal tiempo.

PC - Una tormenta impresionante en Salto, y se comprimió todo en dos días. De ahí que no paramos un momento. Como decían los gurises, salían de hacer karate e iban a tenis, de tenis a natación, de ahí a recorridas, paseos. Y algo que quería destacar es que justamente se comunicaron y se conectaron con niños de todos lados del mundo, porque estuvieron jugando con niños de Inglaterra, de Estados Unidos, de California. Cuando fueron al Conrad, en el parque de recreación, en la guardería, los invitaron a pasar y jugaron con los niños que estaban ahí –brasileños muchos de ellos– como si se conocieran de toda la vida. Son de esas cosas que todavía a mí personalmente me faltan terminar de procesar, porque las diferencias las hacemos los mayores, y los niños, dentro de su inocencia, sin importar el origen, son niños y son más puros. Son esas cosas que tengo que seguir procesando y me va a llevar un buen tiempo.

EC - Uno de ustedes hablaba de cómo les asombró ver esas torres, esos edificios tan altos. Capaz que conviene incorporar acá la comparación: ¿cómo es el paraje del cual ustedes vienen? Ustedes ni siquiera lo llaman pueblo; ¿por qué?

PC - No, porque sobre la calle son cuatro edificios en sí, que son la escuela, el destacamento y dos hogares...

RC - De una planta.

PC - De una planta. Y después ya están más espaciados. Por ejemplo, entre la escuela y el último domicilio hay 800 metros. Después ya por ejemplo Lucas viene como de tres kilómetros, Mary como de cinco, ya es más inhóspito eso.

EC - ¿Cuántos de ustedes habían viajado a la ciudad de Salto?, ¿cuántos habían visto una población más grande que Cambará del Arapey?

Niño - Yo no conocía Salto.

Niño - Yo conocía Artigas.

EC - ¿Los demás?

Niña - Yo Salto.

Niño - Yo Salto, estuve dos años ahí.

Niña - Yo también Salto.

RC - Juliana, me dijeron que eras la más charlatana, y tenés un silencio... ¿Qué era lo que conocías antes como ciudad más grande que tu lugar?

Juliana - Salto.

EC - Falta uno.

Niño - Yo también, Salto.

EC - ¿Entonces? Porque allí donde ustedes viven se conocen todos.

Niño - Sí.

EC - De golpe ahora se encontraron con una cantidad de gente diferente, de distintas edades, de distintos orígenes. ¿Cómo te fue a ti con eso?

Niña - Más o menos, porque a veces uno no los entendía y ellos tampoco.

EC - ¿Qué más?

RC - Pero para jugar no se necesita entender mucho, igual se entiende.

Niño - Sí, para jugar sí nos entendimos bien.

EC - ¿A qué jugaron, por ejemplo?

Niño - Al tenis, lo del castillo inflable, después natación, jugando también con unas pelotas, tirando una pelotita así.

EC - Con esos otros niños que encontraban, ¿en qué se engancharon enseguida?

Niño - En la placita del Cantegril.

RC - ¿Y un picadito de fútbol no jugó nadie?

Niño - No.

EC - Qué raro, porque ese es el deporte universal.

RC - Y en el que les habríamos ganado seguro.

Niño - A mí me encanta, pero no teníamos pelota para jugar, por eso.

Niño - No había cancha.

EC - ¿Y acá en Montevideo tampoco?

PC - Aquí en Montevideo actividad física en sí no pudimos hacer, fue más bien todo recorrida.

EC - Pero estuvieron en el estadio, por ejemplo.

Niño - Sí, pero no jugamos porque estaban arreglando.

EC - Pero llegaron a la cancha.

Niño - Sí.

EC - ¿Los emocionó eso?

Niño - Sí.

EC - ¿Son todos futboleros?

Niño - Al ver la tele era bastante lindo, pero al llegar así, es lindo.

EC - ¿Les pareció más grande de lo que luce en la televisión?

Niño - Sí.

RC - ¿Alguno de ustedes alguna vez pensó que puede llegar a ser un jugador de fútbol?

Niño - Yo.

EC - ¿En qué parte de la cancha, en qué posición?

Niño - No sé todavía.

RC - Pero al Estadio Centenario vas a llegar como jugador, ya veo, te lo propusiste.

Niño - No sé.

RC - Hemos estado hablando fundamentalmente de Punta del Este, pero en Montevideo tuvieron una cantidad de paseos importante. A ver, Juliana, ¿qué te pareció el teatro Solís?

Juliana - ¡Lindo!

RC - ¿Solo eso?

Juliana - Y bueno, me gustó la piscina...

EC - Pero del teatro Solís.

RC - ¿Más grande de lo que pensabas? ¿Habías visto un teatro tan grande, con tanta gente, tanta butaca?

Juliana - Nunca.

RC - ¿Miraste para arriba, la araña?

Juliana - Sí.

RC - Enorme, ¿no?

Juliana - ...

RC - No me hagas así porque esto es radio y nadie te ve cuando me hacés con la cabeza.

EC - Parece que muy charlatana no era. ¿Y la visita al buque vanguardia de la Armada? ¿Quién estuvo ahí, quién se subió?

Niños - Todos.

EC - ¿Y?

Niño - Nos explicaron los botones y eso.

RC - ¿Les explicaron para qué servía ese buque en particular?

Niño - Sí, va a la Antártida.

EC - ¿Ustedes han estudiado la Antártida en la escuela? ¿Pablo les ha hablado de la Antártida y de Uruguay en la Antártida?

Niño - No mucho.

EC - ¿Todavía no? ¿Entonces?

PC - A partir de ahora, dentro de geografía, Antártida seguro.

***

EC - Ya contamos que a partir de aquella nota Pablo recibió un envión de llamados y mensajes de correo electrónico de gente dispuesta a colaborar, a ayudar. Y una de las movidas terminó siendo este viaje a Punta del Este y Montevideo que hoy termina, porque ahora nos acompañan acá en la radio, pero a las dos de la tarde se vuelven en un avión de la Fuerza Aérea. Ahí hay otra expectativa, otro descubrimiento. ¿Quién de ustedes tomó un avión alguna vez?

Niño - Yo no.

Niño - Yo tampoco.

EC - Ninguno.

RC - Me parece que ni el maestro.

PC - Sí, he volado y es una experiencia formidable.

RC - Ellos me dijeron "ni el maestro".

EC - ¿Están curiosos, nerviosos, preocupados? ¿Cómo están con el tema de viajar en avión?

Niño - Yo estoy contento.

Niña - Yo un poco nerviosa.

Niña - Debe de ser lindo viajar en avión.

EC - Hay una cantidad de mensajes muy interesantes de los oyentes. Por ejemplo, Rosana del Zoológico dice: "Yo me imaginaba que lo que iba a ocurrir ahí en el estudio era flor de bochinche. Pero no, evidentemente la educación existe y estos niños son un ejemplo. Mis niñas deberían escuchar esto. Me emociona y me reconcilia con esta sociedad el ejemplo que nos están dando".

PC - Es una de las cosas que yo destacaba en estos días, que todo lo que ha sucedido es una enorme joya, pero lo que ha engarzado esa enorme joya para los gurises ha sido la calidad humana. La forma en que nos ha tratado desde gente muy importante, la dedicación que le puso por ejemplo el Ministerio de Turismo a esto, que uno se imagina que una oficina pública es desidia, que no se preocupan; el Ministerio de Turismo nos trató, se preocupó desde mayo hasta ahora de una forma que no parecía una oficina pública. Como nos trataron en Punta del Este, como nos están tratando ahora. Son cosas que a uno lo hacen volver a creer en la gente y en el ser oriental. Creo que es difícil que esto se dé en otra parte del mundo, y si se ha dado de norte a sur es porque la gente del sur, que es medio mal vista allá en el norte por nosotros, se sintió conmovida porque somos todos orientales. Esa es una de las cosas que voy rescatando y que estoy tratando de procesar.

EC - Pero tú estás viendo una parte de esta historia, un lado. Hay oyentes que están destacando la otra, y de esa otra parte te destacan a ti. Dice Lucía de Pocitos, por ejemplo: "Estoy conmovida con la dedicación de este maestro. Su vida es una declaración de amor. Su tarea es increíble".

Y este mensaje de Beatriz: "Bravo, Pablo. Este es un ejemplo de los miles que hay, prueba de que los maestros no somos los que generamos los males del planeta".

RC - Pero creo que la mejor prueba de eso que dice la oyente es algo que destacó la otra oyente: el comportamiento que están teniendo aquí en estudio estos siete chiquilines.

EC - Están todos muy duritos, muy formales.

RC - No es solamente un tema de no barullo, es un tema de conducta, de la forma en que se están comportando, cómo asumen la palabra por turnos, cómo respetan al que no quiere hablar porque se achicó frente al micrófono. Hay toda una señal que es mucho más alentadora que lo que estabas planteando, el resultado que ese esfuerzo tiene en tus propios alumnos.

PC - Pero no es solamente el esfuerzo mío como maestro. Los chiquilines pasan solamente cuatro o cinco horas en la escuela. El resto de la educación la reciben en la casa. La principal educación de un niño debería ser, al menos, el hogar, y uno aglutina un poco más todos esos conocimientos con el conocimiento científico, con una estandarización de conducta, por ejemplo, de socialización. Pero esto no es solamente gestión mía sino del hogar.

EC - Cuéntennos cómo es un día en la escuela. Están quizás olvidados de eso, han cambiado violentamente la rutina...

RC - ¡Qué necesidad de mandarlos a la escuela de nuevo cuando están todavía en Montevideo!

EC - Por ejemplo, Lucas, ¿a qué distancia vives de la escuela?

Lucas - A tres kilómetros.

EC - ¿Y cómo vas y venís?

Lucas - Voy a caballo y vengo a caballo; cuando llueve voy en camioneta, y de vez en cuando nos reunimos entre todos y vamos en bicicleta. Pero ella no, porque tiene que subir mucho cerro.

EC - Ella tiene un problema de subidas y bajadas que en bicicleta no hay forma.

Lucas - No. Yo tengo también, pero supero.

EC - Ya estás agrandado con la bicicleta. ¿De los demás cuántos viajan a caballo a la escuela? Levanten la mano. Uno, dos, tres...

RC - Se trata de Naelí y...

Lucas - Y la auxiliar también.

EC - La auxiliar está allá sentada en una segunda fila, discreta, no habla. Contanos sobre ella, Pablo.

PC - Doña Rosa tiene el trayecto más largo a caballo, y lo hace aunque llueva, tiene que haber una tormenta demasiado fuerte para que doña Rosa nos falte un día, y ese es un día de catástrofe porque es la telonera, la que maneja todos los hilos de fondo y hace posible que la función en el salón de clase sea lo más correcta y sin distracciones posible. No hay que cocinar, no hay que lavar, no hay que atender el teléfono cuando no se puede. Ella es la que se encarga de todo eso.

RC - Naelí y Rodolfo, que son hermanitos, ella es la más chiquita y él está entre los más grandes, viven de lunes a viernes en la escuela, ¿no?

Naelí - Sí.

EC - ¿Por qué se quedan? ¿cómo es eso? Porque probablemente muchos de nuestros oyentes no sepan que en algunas escuelas rurales ocurre eso, algunos niños se quedan a dormir. ¿Cómo es el caso de ustedes?

Rodolfo - Porque tenemos un arroyo de por medio para papá.

EC - ¿Entonces?

Rodolfo - Entonces quedamos en la escuela para no ir y venir, y queda muy lejos, lleva dos horas y media de viaje.

EC - ¿Cómo es esa vida en la escuela fuera del rato que están aprendiendo? ¿Cómo es de tardecita, de noche?

Rodolfo - Lindo.

EC - ¿Sí?

Rodolfo - A mí me gustó.

EC - La hermana no habla.

Naelí - A mí también me gustó.

EC - ¿Sí?, ¿siempre?

Rodolfo - Sí.

EC - ¿Qué tal se llevan con Pablo en esos ratos? Porque es como el padre que los tiene ahí cortitos y por otro lado juega con ustedes. ¿Cómo es esa relación?

Rodolfo - Es bien, porque a veces jugamos con el maestro, a veces no, porque él se acuesta a la siesta.

RC - ¿A qué juegan en esas horas que les quedan sin clase? ¿Qué cosas tienen para hacer? ¿En qué se entretienen?

Rodolfo - En las computadoras.

RC - ¿Los dos? ¿Naelí también?

Naelí - Sí, pero yo no tengo, es la del maestro que me la presta.

EC - ¿Además miran televisión?

Rodolfo - Sí.

EC - ¿Qué les interesa en la televisión?

Rodolfo - Los dibujitos.

EC - ¿Sí? ¿Y qué más? ¿Algo más?

Rodolfo - No mucho.

RC - Menos mal.

EC - Pablo, ¿para ti cómo es esa parte de tu actividad docente?

PC - Los chiquilines se portan espectacularmente bien y no dan ningún trabajo. Es más como una relación de amistad en esos momentos; en ningún momento tuve que llamarles la atención por nada, "vamos al baño" y ya saben que hay que ir a bañarse, se bañan autónomamente, así que no es ningún problema.

EC - ¿No es una recarga para ti?

PC - No, aparte, como tenemos una confianza muy linda con los chiquilines, ellos saben que simplemente vienen, me piden "quiero ver tal película" y si se puede en ese momento mirar películas, se la pongo. O "queremos ir a jugar a la casa de un compañero", "queremos jugar a la pelota". No tienen problemas conmigo, saben que siempre estoy abierto para ellos.

EC - En la entrevista de mayo nos contabas que no en todas las escuelas rurales es posible esto. En esta sí, porque aparte de la habitación prevista para el maestro director hay otra donde pueden dormir los niños que se queden.

PC - Sí, y aparte es prerrogativa del maestro director aceptar o no pupilos.

EC - Pero también aclarabas que si bien el edificio tiene esas comodidades, tiene aún unas cuantas carencias. Estamos hablando de una escuela construida a mediados de los años setenta, y sin embargo, al menos en mayo cuando charlamos contigo, faltaban cielorrasos, faltaban pisos y faltaba pintura, ni que hablar. ¿Hubo alguna novedad en esa materia a partir de las llamadas que recibiste después de la charla?

PC - Sí, la Fundación Jóvenes Rurales hizo una movida muy importante en Salto, que complementó aquí en Montevideo, para juntar fondos para la escuela, y van a colocar el cielorraso donde esté faltando y la pintura interior, parece, según los fondos que hayan recaudado. Aparte, una señora de Salto nos donó la pintura para el exterior, con lo que se ha alivianado la carga económica para la parte de mantenimiento.

EC - Ahora hay que hacer la tarea.

PC - Ahora hay que hacer la tarea en cuanto tengamos. Los vecinos ya están todos avisados de que van a ser reclutados un fin de semana para trabajar fuerte.

EC - Así que la escuela va a quedar hecha un primor, completita.

PC - Ojalá que sí. Siempre falta algo, pero un poco mejor va a quedar.

EC - Van a tener una biblioteca bastante completa, tengo entendido.

PC - Entre las donaciones que llegaron después del programa, llegaron muchas de libros y pudimos armar una biblioteca clásica y actual muy importante, muy linda, aparte de todo el material de estudio. Entre las cosas que llegaron hubo 17 cajas de ropa para los chiquilines, que fue aquello... Yo no me canso de decir que parece Navidad, pero es una Navidad atrás de otra, porque un día llegaba una cosa, otro día otra, y ahora estamos acá. Seguimos de largo.

RC - Te quiero ver el día que te pidan la cancha de golf. Pero en definitiva nos falta que nos cuenten sobre Montevideo, porque no es solamente la visita a Punta del Este. Tengo entendido que algunas cosas te encantaron, Santiago.

Santiago - Sí, en el zoológico vimos el hipopótamo. Tuvimos suerte porque iba saliendo del agua.

RC - Los recibió, salió del agua.

Santiago - Y vimos el elefante también. El loro gritaba y el elefante con la trompa golpeaba la puerta.

RC - Para que se callara.

Santiago - Porque se embravecía con el loro, porque el loro se burlaba de él.

Niño - Vimos los pavos reales cuando abren las alas así para atraer las hembras. Muy lindo, las alas de ellos se abren así.

RC - La cola.

Niño - Sí.

RC - Despliegan como un abanico fenomenal.

Niño - Sí, y con las alas hacen un ruidito, parece una víbora.

RC - ¿Qué más vieron en Montevideo?

Niño - Vimos un pingüino en el zoológico, vimos una liebre, pero no liebre de campo, otro tipo de liebre.

EC - Está claro que el zoológico los fascinó.

RC - Me parece que sí.

EC - Rosario les pregunta por otros lugares.

RC - Por ejemplo, sé que estuvieron en la Fortaleza del Cerro.

Niño - Sí, nos gustó. Sacamos fotos de los cañones también.

Niño - Estuvimos viendo el coso por donde...

Niño - ... el mirador.

Niño - Sí, el mirador por donde miraban si se aproximaba un enemigo a la costa.

RC - Un barco enemigo, claro.

Niño - Sí.

RC - Tengo entendido que les abrieron esos lugares para ustedes.

Niño - Sí.

Niño - Se veía toda la ciudad. Artigas estaba ahí porque podía ver toda la ciudad así, para ver si alguien atacaba, y ahí era la fortaleza como para ver si algún enemigo lo viene a atacar.

EC - ¿Va a ser más fácil estudiar historia ahora, habiendo conocido esos lugares?

Niño - Sí.

***

RC - Hemos hecho mucho hincapié en lo que es ver el mar por primera vez, pero yo me pregunto qué les pareció ver Montevideo, la ciudad capital, que tiene un ritmo seguramente muy diferente al del lugar donde ustedes viven. ¿Qué les pareció cruzar una calle?

Niño - Yo había venido varias veces a Montevideo, pero nunca había estado así en las calles de Montevideo. Un tránsito enorme, solo ómnibus, autos. Allá en Salto no es tan así, no hay muchos ómnibus que pasen así. Y muchos accidentes también.

RC - Santiago me decía que había visto hasta accidentes en estos pocos días.

Santiago - Sí, un accidente de moto, un accidente de auto, fue en Punta del Este.

EC - ¿Qué decías?

Niño - Que fueron acá los accidentes.

RC - Yo le preguntaría a cualquiera de ustedes: ¿preferiría venir a vivir a Montevideo o prefiere la calma del campo donde vive?

Niño - La calma del campo, porque es más tranquilo.

RC - Bien ahí.

EC - ¿Todos prefieren vivir en el campo?

Todos - Sí.

EC - ¿En serio?

Todos - Sí.

EC - Todos, unanimidad, convencidos.

Niño - Hasta el maestro.

EC - ¿Hasta el maestro? Justamente, teniendo en cuenta que vivieron este contraste, ahora cuando vuelvan a Cambará del Arapey, ¿cómo les parece que va a ser la vida en la escuela? Primero, ¿van a poder concentrarse? Supongo que tendrán tantos cuentos...

Niño - Sí, tantos cuentos que después de unos cuatro o cinco días, ahí sí vamos a poder grabar bien la memoria. Porque después van a ser solo cuentos de los paseos.

EC - ¿Cómo los cambia esto para seguir estudiando? ¿Qué dicen ustedes?

RC - Me parece que todavía no lo han calculado. Están recién acumulando todas las experiencias vividas, mucha emoción. Parece que les estamos haciendo una pregunta muy difícil, vaya a saber cómo la procesan luego. Pero por ejemplo, para sugerirle a doña Rosa, ¿alguna comida que hayan probado y les haya gustado como para incorporar al menú?

Niño - Todas las comidas son ricas.

RC - ¿Pero alguna que nunca hubieras probado?

Niño - Espinaca a la crema.

RC - Fina la comida.

EC - Que anote la cocinera. Yo decía que estuvieron en Punta del Este y Montevideo, pero recorrieron más, porque desde Punta del Este a Montevideo vinieron por la costa y entonces conocieron Punta Ballena, Piriápolis. Estuvieron en Shangrilá también, en otra de estas recepciones que les hicieron.

PC - Anoche en el Club de Leones de Shangrilá, que es el Club de Leones que organiza las criollas del parque Roosevelt, uno de nuestros principales benefactores, nos agasajó con una recepción muy emotiva, muy linda, en la que tratamos de juntar a todos los actores que hicieron posible este viaje. Y fuimos a conocer la Ciudad de la Costa, una pequeña recorridita en la tarde, pero otro granito de arena más. Y otro granito de arena más de algo que yo les contaba hoy, ese sentido humano que es lo que más me ha enriquecido en todo este viaje.

RC - Pero agotador, porque cuando los veíamos bostezar no tenemos la culpa nosotros, los has tenido en un tren impresionante, que seguramente contrasta bastante con su vida normal, en su pago.

PC - Sí, un ritmo muy importante, pero nunca perdieron la capacidad de asombro, se iban recargando automáticamente, y llegaba la noche y no paraban de hablar de esto, del hipopótamo, del tenis, el barco, el cañón del barco... Había que llamarlos un poco al relax para que pudieran descansar. Pero ha sido un ritmo insoportable, que yo sinceramente he sido el que más lo sufrió, seguramente por los años.

RC - No, no, yo sé que hay otra razón. Podemos deschavarlo en público porque nos debe de estar escuchando: está extrañando a su beba de pocos meses que dejó en Salto. Tiene su buena razón para querer hoy cuanto antes estar de vuelta.

PC - Sí, es la recarga de los fines de semana llegar a casa, ahora encontrarla a María Paz, y que me faltaran este fin de semana María Paz y mi señora me ha dolido bastante.

EC - Uno de los muchos mensajes: "Cuando escuché la primera entrevista que le hicieron a Pablo Canosa, nació la idea de homenajear con una canción a los maestros. Terminamos haciendo un audiovisual en el que nombramos a Cambará del Arapey y sus niños, como un ejemplo del esfuerzo que hacen en todas las escuelas rurales del país. Qué alegría me da saber que ahora están haciendo un paseo tan importante para seguir creciendo. Saludos desde Minas. Omar Sanz".

¿Conocen este audiovisual?

PC - Sí, nos lo mandó. Está en YouTube. Para quien quiera buscarlo se llama "Dos bellas palabras". Es un homenaje con muchos artistas conocidos, famosos, al maestro en sí, al magisterio. Maestra, maestro, dos bellas palabras. Y entre lo que nombra, nombra a Cambará del Arapey especialmente, lo que ha sido un honor inédito para la zona.

EC - "Me siento muy bien representado, siendo yo también de Salto. Un abrazo a esos niños, y que tengan el mejor retorno a sus pagos", dice Esteban.

Y siguen llegando mensajes. Por ejemplo, el de Alberto, que señala: "Estoy en el centro poblado Mones Quintela, en Artigas. Emocionado con la nota a los gurises. Qué bueno que les den en el programa todo este tiempo. Deberíamos tener este tipo de notas más seguido. Felicitaciones".

PC - Muchas gracias. No somos merecedores de nada particular, porque es tan cotidiano lo que les sucede a los niños, tan común por la zona, que cuesta creer que nos den tantos mimos en tan pocos días.

EC - A eso iba, acá en la radio estamos todos muy contentos de poder conocer personalmente a Pablo, a sus colaboradores, a sus alumnos, de palpar todo lo que han podido hacer en estos días acá en el sur gracias a esta iniciativa que se fue armando, la solidaridad de todas las personas e instituciones que se pusieron a disposición de la escuela.

Pero yo cada tanto en estos días me quedaba pensando que esto también tiene algo de injusticia. ¿Por qué les ocurre a ustedes? Simplemente porque un día nosotros tuvimos la idea de llamarte, Pablo, y hacer una entrevista. En el territorio nacional hay más de 1.000 escuelas rurales que atienden a casi 22.000 alumnos, y de esas, 778 son unidocentes como la tuya. ¿Qué decís de esto?

PC - Que un vaso se llena de a gota. Si somos la primera gota, maravilloso. Ojalá siga goteando. Hay un comienzo para todo, ojalá este sea el comienzo de futuros emprendimientos y una movida solidaria hacia las escuelas rurales del norte del país, por ejemplo, que son bastante más olvidadas, que tienen una realidad muy distinta de la del sur y que muchas veces es ignorada incluso por la educación. Entonces, como digo, capaz que es la primera gota, y ojalá que así sea.

EC - Ese sería un buen epílogo, esa sería una consecuencia interesante, muy válida, de esto que hemos estado compartiendo con ustedes durante estos meses: que la solidaridad, que el interés, que la colaboración no se focalizaran solo en esta escuela, que hubiera una mayor sensibilidad hacia lo que se hace en las escuelas rurales y en especial en las unidocentes, que el tema de este tipo de educación cobrara más relieve del que tiene para mucha gente.

PC - La escuela rural ha tenido una larga tradición dentro de la pedagogía nacional uruguaya a partir de 1940, más o menos, y hoy con el surgimiento de una nueva ruralidad está sufriendo una transformación que en el norte no vemos con mucha simpatía muchas veces, pero cositas como estas que están sucediendo ahora nos están haciendo volver a creer en el sentido nacional, en la capacidad de la gente para ayudar.
    
EC - Llega este mensaje, y ha habido varios con este tipo de noticias: Pablo nos cuenta que existe un proyecto que tiene ocho años, que se llama "Ver el mar" que realizan alumnos del colegio Santa Helena, y que los que invitan del interior del país vienen habitualmente los 12 de octubre. Así que en estos días vamos a tener otras de estas peripecias por acá por la capital.

***

RC - Me gustaría preguntarles si extrañaron.

Niña - Yo no extrañé.

Niño - Yo tampoco.

Niño - Yo menos.

EC - Mirá que los padres están escuchando.

Niño - No importa.

Niño - ¿Se puede mandar un saludo?

EC - Sí, dale.

Niño - Un saludo a mi padre, a mi madre, a mi hermano, que están en Cambará de Arapey.

EC - Supongo que todos los demás también quieren saludar.

Niño - Sí, un saludo a mi madre, a mi padre y a mi hermanito Matías. ¡Un beso!

Niño - Yo también, voy a saludar a papá, que te garanto que nos está escuchando.

EC - ¿Sí?, ¿segurísimo?

Niño - Sí, un beso y un abrazo muy grandes.

RC - Y Juliana lleva regalo. ¿Qué llevás? Me dijiste un mate. ¿Para quién es?

Juliana - Para papá y mamá.

RC - Tuvieron tiempo para hacer compras y cumplir con los padres. No los extrañaron pero los recordaron.

Niña - Pero ella compró para ella, y para el hermano todavía no compró.

RC - Hay tiempo.

EC - Tienen un rato más. Se quedan, ¿no? Si se quedan por acá, los invitamos a recorrer la radio. ¿Les parece bien?

PC - Un honor.

EC - Un gusto recibirlos. ¿Quién aplaude a quién? Nosotros a ustedes.

Niño - Si no fuera por ustedes nosotros no estaríamos acá.

EC - Un abrazo, Pablo.

PC - Otro.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

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