Entrevistas

Maestro Julio Arredondo: identificación de restos de Julio Castro contribuye a romper los "pactos de silencio"

El Poder Ejecutivo informó ayer que el esqueleto encontrado el 21 de octubre en el Batallón 14, en el marco de la investigación judicial por la desaparición de María Claudia García de Gelman, pertenece al maestro y periodista Julio Castro, desaparecido el 1º de agosto de 1977 cuando tenía 68 años. Del hallazgo surgió que la muerte de Castro no se debió a tortura, sino que la causa más probable es que haya sufrido "disparo de arma de fuego a nivel craneal". Julio Castro, designado por la Unesco, se desempeñó como maestro en varios países de América Latina. Además, tuvo una intensa militancia sindical y en 1971 participó de la fundación del Frente Amplio. Para conocer más sobre su figura, En Perspectiva dialogó con Julio Arredondo, maestro y presidente de la organización Educadores Por la Paz, quien opinó que "la preocupación de Julio por la educación rural" estaba "enmarcada en un movimiento muy amplio que se desarrolló en el Uruguay y que tuvo otros protagonistas". En este sentido, dijo que "en su palabra, temas complejos de economía o de producción se volvían simples y sencillos". El maestro reseñó que Castro era "un hombre muy jovial, alegre, muy bromista y muy querible". Arredondo opinó que "es lamentable que durante 34 años sigamos siendo objeto de este silencio y de estas mentiras. Hemos tenido que ir encontrando hilachitas de información para tratar de armar un puzzle que sería mucho más claro y simple si hubiera disposición a colaborar. Hay un pacto de silencio que con estos pequeños avances se va rompiendo".


(emitido a las 7.36 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Fue la noticia más impactante del día de ayer en la agenda nacional, sobre todo teniendo en cuenta el tema de que se trata. Fue, como siempre ocurre, removedor, obtener novedades a propósito de un caso de detenidos desaparecidos. Pero además, en esta oportunidad estamos hablando de uno de los detenidos desaparecidos quizás más emblemáticos. Estamos hablando del caso del maestro Julio Castro.

El Poder Ejecutivo informó ayer que el esqueleto encontrado hace pocas semanas en el Batallón 14 de Toledo pertenece efectivamente al maestro y periodista Julio Castro, que desapareciera el 1º de agosto de 1977, cuando tenía 68 años. Los restos, como ustedes tienen presente, fueron hallados el 21 de octubre, en el marco de la investigación judicial por la desaparición de María Claudia García de Gelman ocurrida en el año 1976. Ya en aquel momento, cuando visitó el lugar, el presidente Mujica adelantó que, según los datos que había recibido, por las características de los restos óseos podría tratarse en realidad de un hombre.

Ayer, el juez Pedro Salazar y el fiscal Ariel Cancela notificaron a los familiares de Julio Castro sobre la confirmación de la identidad del cuerpo y las novedades que han surgido en torno a la causa de la muerte, que no se debió a torturas como se creía hasta ahora.

El comunicado que dio a conocer el Poder Judicial dice que, durante esa reunión de ayer, la doctora Rosana Manikowski, que integró la junta médica del Instituto Técnico Forense junto a la doctora María Imbert y el doctor Rafael Ro, explicó los alcances del informe preliminar ya entregado al magistrado actuante. Concretamente, se verificó que por tratarse de restos esqueletizados no era posible establecer la fecha precisa de la muerte. Especialmente en razón de que hubo un factor agresor de la materia orgánica, como es la cal. Eso sí, se concluyó que no se trata de una muerte reciente.

El informe señala que "las lesiones se encuentran en región craneal y vértebras cervicales. Se trata de lesiones extensas que alcanzan todo el cráneo, con un gran conjunto de fracturas y soluciones de continuidad (es decir, faltantes de huesos) que se corresponden con lo que se denomina ‘estallido de cráneo’. Se encuentra a nivel frontal un cuarto de circunferencia correspondiente a orificio de entrada de proyectil de arma de fuego. Dada la ausencia de múltiples sectores de hueso, así como la evidente destrucción de los sectores remanentes, no puede descartarse que haya existido más de un disparo. Los fragmentos de plomo rescatados, tanto intracraneales como del entorno inmediato al cráneo, fueron entregados al perito balístico.

Por tratarse de restos esqueletizados no es posible establecer una causa de muerte certera sino la determinación de la causa más probable. Y la causa más probable de muerte es el disparo de arma de fuego a nivel craneal.

Por lo analizado, se descarta la accidentalidad o la lesión autoinferida. Se establece entonces con certeza, como causa de muerte, el disparo realizado por tercera persona.

Además de las lesiones óseas, el hallazgo de ligaduras de ambas manos en posición anterior con nudo fuertemente ajustado, así como un alambre asociado a la región de los tobillos y un fragmento de costilla con fractura de características peri-mortem, permiten establecer la situación de apremios físicos asociados al momento de la muerte".

¿Quién era el maestro Julio Castro? Julio Castro nació en el año 1908, en el pueblo La Cruz de Florida. Fue el menor de once hijos de un productor rural. Tras criarse en el campo, consiguió una beca por su buena escolaridad para estudiar magisterio en Montevideo, tarea que desempeñó desde los 17 años.

Como maestro tuvo la posibilidad de trabajar en varios países, como Perú, Bolivia, México y Ecuador, designado por la Unesco. Se dedicó a defender la importancia de la educación en el medio rural, del cual el mismo provenía.

En el año 1928 fundó, junto a Carlos Quijano, la Agrupación Nacionalista Demócrata Social, perteneciente al Partido Nacional Independiente. Militó contra la dictadura de Gabriel Terra y participó en 1935 en los levantamientos armados dirigidos por Basilio Muñoz, por lo que estuvo preso en Rivera.

Además de desempeñarse en el área educativa trabajó en prensa, en varios diarios, semanarios y revistas como El Nacional Acción y el semanario Marcha, del que fue fundador junto a Quijano.

Tuvo una intensa militancia sindical como uno de los fundadores de la Federación Uruguaya del Magisterio e integrante de la Asociación de la Prensa Uruguaya. Fue también fundador del Frente Amplio en 1971.

Pero conviene profundizar en estos datos apenas esbozados en esta reseña. Por eso en los próximos minutos vamos a conversar con Julio Arredondo, maestro y presidente de la organización Educadores Por la Paz.

De las pinceladas que yo mencioné recién a propósito de la actividad profesional de Julio Castro en la enseñanza y en particular en la escuela rural, ¿qué es lo que usted destaca de manera especial?

JULIO ARREDONDO:
La preocupación de Julio por la educación rural está enmarcada en un movimiento muy amplio que se desarrolló en el Uruguay y que tuvo también otros protagonistas. Tú nombrabas alguna de las actividades que realizó Julio y a mí me parece importante destacar dos premios que obtuvo en años consecutivos con trabajos sobre el analfabetismo en el Uruguay y los programas escolares vigentes. En los años 1939 y 1940 gana el concurso anual de pedagogía, organizado por Primaria en aquel entonces. Justamente, esos trabajos refieren a esas dos problemáticas: a las características de los programas escolares vigentes y al analfabetismo.

En el caso de los programas, la idea principal que desarrolla Julio es que el programa debe estar adaptado al medio social en el que el niño vive. Y por eso luego él será uno de los redactores en el año 49 del Programa de Educación Rural, en un congreso muy importante que hubo, que fue la culminación de un proceso de varias reuniones donde los maestros rurales discutieron qué características debería tener el programa de educación rural.

Incluso había una polémica con otros pedagogos muy importantes que sostenían que el programa debería ser único. Pero finalmente triunfó esta idea de que el programa de educación rural fuera adaptado y tuviera en cuenta el medio en el que el niño vivía, tratando de que ese niño se apropiara de ese medio y utilizara todo lo que estuviera a su alcance para desarrollar su conocimiento.

EC – Por otro lado, el maestro Julio Castro fue promotor de las llamadas misiones socio-pedagógicas. En pocas palabras, ¿qué era aquel emprendimiento?

JA – Las misiones socio-pedagógicas fueron actividades desarrolladas por los estudiantes de magisterio, en principio; luego se unieron estudiantes de medicina y de odontología. En sus semanas de vacaciones, en lugar de quedarse en su casa, los muchachos se organizaban y acompañados por algún docente concurrían a un poblado del medio rural para conocer las condiciones en las que esas personas vivían. Allí los estudiantes percibían la diferencia entre las condiciones de vida en el campo y en la ciudad.

Pensemos que estamos hablando de las décadas del 30 y 40, llegando al año 1950. El Uruguay vivía cierta prosperidad fruto de la situación mundial y del desarrollo económico que estaba ocurriendo en nuestro país. Pero ese desarrollo se daba fundamentalmente en las ciudades, que además tenían importantes avances en la legislación –en la legislación obrera y en los beneficios sociales– que en el campo no se conocían.

Julio contaba en el semanario Marcha cómo esos estudiantes, que concurrían a los que en aquel momento se llamaban "pueblos de ratas", veían que los muchachos estaban rodeados de ganado pero pasando hambre, rodeados de ovejas y sin abrigo. En fin, esa situación de injusticia que denunciaron Julio y otros pedagogos de esa época, como es el caso de Agustín Ferreiro, por ejemplo, que también trabajó en este aspecto de hacer conocer en la ciudad la situación de los hombres del campo.

Me parece importante destacar que cuando los estudiantes realizaban las misiones socio-pedagógicas elegían a algunos de sus profesores para que los acompañaran. En este caso eligieron a Julio Castro, lo cual demuestra además su condición humana como docente, que hizo que un grupo de jóvenes lo eligiera para acompañarlos en la misión socio-pedagógica...

EC - ...Iba a agregar que hoy en el semanario Brecha, donde hay un informe largo a propósito de Julio Castro y las nuevas circunstancias que ahora se conocen, aparece un recuadro firmado por Guillermo Chifflet, quien fue en su momento muy cercano a Julio Castro. La nota está titulada "Al hermano Julio" y termina diciendo: "Yo no sé si maestro se nace, pero siempre he creído que una condición del verdadero maestro es esa cosa tan de Julio de enseñar como sin proponérselo, sin el menor aire profesional, haciendo de la sabiduría casi una condición natural, como de cuento junto al fogón compañero".

JA – Esa era una de sus características, junto con la sencillez en el planteo. En general uno ve cómo hay gente que muestra las cosas simples y sencillas como complejas para dificultar la comprensión del otro. En el caso de Julio es justamente al revés, temas complejos de economía o de producción se volvían simples y sencillos en su palabra.

Era además un hombre muy jovial, alegre, muy bromista y cuesta pensar esa situación –yo escuchaba la descripción que tú hiciste de cómo fue torturado y asesinado– porque realmente era un hombre muy querible.

Cuenta Hugo Alfaro que en un viaje hacia Rivera, en tren, pararon en una estación y Julio bajó a conversar con la gente y se puso a charlar con un grupo de personas. El tren se fue y Julio se quedó allí conversando, entusiasmado en esa charla. Finalmente creo que lo llevaron no sé si en un carro o a caballo, porque faltaba poco para llegar hasta Rivera. Era un hombre de diálogo muy fluido y realmente tenía esa característica de hacer sencillos hasta los temas más complejos.

EC – ¿Qué es Educadores por la Paz, esta organización que usted preside?

JA – Educadores Por la Paz es una organización no gubernamental de docentes y profesionales de otras ramas –hay escribanos y sicólogos que integran también nuestro grupo– que busca fundamentalmente promover la cultura de paz.

EC – ¿Y qué papel ha jugado en la investigación a propósito de la desaparición de Julio Castro?

JA – El referente ético de la cultura de paz son los derechos humanos. Por eso nosotros trabajamos intensamente en el esclarecimiento de todos los casos de desaparición forzada, pero en particular, como caso emblemático, el de Julio Castro. Somos, junto con la familia, denunciantes en el juicio penal que se está desarrollando en este momento en el Juzgado de primer turno.

EC – Y desde ese punto de vista, ¿cómo impacta la información nueva que se incorporó ayer?

JA – Es lamentable que durante 34 años sigamos siendo objeto de este silencio y de estas mentiras. Tú sabes que hemos tenido que ir deshilachando la información, encontrando hilachitas de información para tratar de armar un puzzle que sería mucho más claro y simple si hubiera disposición a colaborar. Hay un pacto de silencio que con estos pequeños avances se va rompiendo.

Me parece que aquí surge claramente que hay responsables que aún no han sido convocados. Porque en ese batallón había un comandante, había gente que autorizó este operativo, todos elementos que van a ir completando la información. Pero realmente ha sido muy difícil, sigue siendo muy difícil, porque ese pacto de silencio funciona y está vigente y totalmente intacto.

EC – Ahora ya no se investiga una desaparición, se investiga un homicidio.

JA – Un homicidio.

EC – Con el ingrediente de la eventual prescripción, que ya habría operado según una de las interpretaciones que está sobre la mesa, ¿entonces?

JA – Nosotros pensamos que hay jurisprudencia y que hay toda una fundamentación para sostener que estos son delitos de lesa humanidad y que por lo tanto no prescriben.

EC - ¿Y cuáles son las próximas etapas en esta investigación y en el juicio?

JA – Nosotros estamos participando en las audiencias y colaborando en la medida de lo posible, aportando la información que vamos recabando. Uno de los testigos que declaró en el juicio fue el maestro Miguel Soler, que integra nuestro movimiento. Él mostró la relevancia del trabajo que hizo Julio tanto como educador como en el momento de la dictadura. Porque recordemos que Julio fue una de las personas que hizo posible que muchos uruguayos salvaran su vida exiliándose a través de la embajada de México, y esto la dictadura seguramente no se lo perdonó.

Yo estaba repasando algunos documentos donde el propio gobierno de la época reconoce que la persona que le ha dado más trabajo fue justamente Julio Castro, por los reclamos internacionales que llovieron sobre la dictadura por su desaparición. El embajador de aquel momento, [Julio] Giambruno, confesó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que el hombre que le dio más trabajo a la dictadura fue Julio Castro.

Nosotros seguiremos bregando para que la verdad y la justicia se hagan realidad. Tenemos hilachitas de verdad, ahora es momento de que se haga justicia.

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EC – Volviendo a la edición de hoy del semanario Brecha, el reporte, que ocupa varias páginas, empieza diciendo que "al asombro que provocó la noticia difundida ayer de que los restos hallados en el Batallón de Infantería 14 corresponden al maestro y periodista Julio Castro se sumó otro más consternante: Julio Castro, que en el momento del secuestro tenía una salud delicada, fue asesinado de un balazo en la cabeza. La revelación de este desenlace obliga a leer con otra óptica la detallada crónica sobre las circunstancias de su secuestro que se publicó en el primer número de Brecha" y que ha sido un mojón relevante en toda la indagatoria a propósito del destino de Julio Castro.

Dice esta introducción que "también obliga a revalorizar la hipótesis que manejan los investigadores sobre que el móvil del secuestro. Habría sido un operativo contra la embajada de México, involucrada en una política de solidaridad con perseguidos, de la que participaba Julio Castro facilitando el refugio y el asilo".

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