Programa Familia Amiga del INAU busca que el niño forme parte de una dinámica familiar distinta a la de origen
Existen más de 100 familias interesadas en formar parte del programa Familia Amiga, del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU). Esta iniciativa persigue el objetivo de que jóvenes tengan la posibilidad de vivir en una familia, ya sea de forma permanente o temporal. Para conversar sobre este programa, En Perspectiva entrevistó al vicepresidente del INAU, Jorge Ferrando, quien explicó que el proyecto se fundamenta en que "era necesario pegar un vuelco, especialmente en los tiempos de institucionalización, que a veces son muy prolongados, de algunos niños y niñas que llegan al INAU". De acuerdo al vicepresidente, algunas de las ventajas concretas de esta propuesta serán que el niño podrá tener "vínculos estables, formar parte de una dinámica familiar distinta de la de origen que le permita ver que hay otras formas de convivir, de jugar, de relacionarse, de hablar, que le permita tener un cuidado, una protección que quizás en su familia de origen no puede tener". A pesar de esto, Ferrando aclaró que "siempre se va a buscar la posibilidad de que vuelva a algún referente positivo de su familia de origen, salvo en aquellas situaciones en que se vea que lo más conveniente es cortar el vínculo". Los impulsores del programa buscan "familias de extracción social más de la clase media, que muchas veces se acercan al INAU tratando de colaborar", dijo. En este sentido, señaló que se apunta a "parejas o personas que tengan otras familias de referencia, que tengan condiciones económicas básicas para que la llegada de un niño o de un grupo de hermanos a la convivencia no sea vista como una oportunidad de trabajo".
(emitido a las 10.11 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Cien "familias amigas" están dispuestas a recibir a un niño en su casa y darle acogida por un tiempo hasta que pueda volver con su familia de origen.
Esa es la cifra al día de ayer de la respuesta al llamado que el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) lanzó hace 15 días para participar en el programa Familia Amiga. Este programa busca que el niño pueda ejercer su derecho a vivir en familia, aun cuando se vea temporalmente impedido de permanecer en su hogar de origen.
Hoy en día viven en dependencias del INAU 148 niños de menos de dos años y 328 de entre tres y siete años.
Para conocer más sobre este programa y para plantear las dudas que han surgido sobre cuál puede ser el impacto en el niño e incluso en la familia con la cual convive durante un tiempo, vamos a dialogar con el vicepresidente del INAU, Jorge Ferrando.
Primero la pregunta básica y obvia: ¿por qué se puso en marcha este programa de acogimiento familiar?
JORGE FERRANDO:
Algunas líneas veníamos trabajando, pero observamos que era necesario pegar un vuelco, especialmente en los tiempos de institucionalización a veces muy prolongados de algunos niños y niñas en esta etapa priorizamos a los menores de siete años que llegan al INAU por razones muy variadas, en muchos casos por situaciones de maltrato familiar, en otros por problemas de salud, niños portadores de VIH, niños o niñas con alguna discapacidad, problemas de salud de la madre o el padre, internaciones, a veces padres presos. La necesidad de dar una respuesta inmediata implica que estos niños pasan a un hogar del INAU y luego se trabaja en la búsqueda de otros referentes familiares positivos con quienes puedan seguir viviendo, o de familias cuidadoras que puedan dar esa respuesta más inmediata sabiendo que hay una familia de la cual surgió ese niño y que hay que trabajar en los distintos niveles simultáneamente.
EC - ¿Qué ventajas concretas tiene este programa respecto a la residencia del niño en un establecimiento del INAU?
JF - Sobre todo en niños pequeños, el tener vínculos estables, el formar parte de una dinámica familiar distinta de la de origen que le permita ver que hay otras formas de convivir, de jugar, de relacionarse, de hablar, que le permita tener un cuidado, una protección que quizás en su familia de origen no puede tener. Más allá de que resaltamos el carácter de transitoriedad, en el sentido de que siempre se va a buscar la posibilidad de que vuelva a algún referente positivo de su familia de origen, salvo en aquellas situaciones en que se vea que lo más conveniente es cortar el vínculo, que es cuando se abre el camino de la adopción.
EC - ¿Qué diferencia tiene con otros programas anteriores, por ejemplo Cuidadores Alternativos o Madres Sustitutas?
JF - Acá buscamos la colaboración de otras familias, que quizás no estén en condiciones o disponibilidad para que el niño viva totalmente con ellas, pero que puedan durante la semana, durante los fines de semana, darles un espacio donde convivir, donde realizar otras actividades, donde ser apoyados en temas de su educación, de la salud. Buscamos familias de extracción social más de la clase media, por decirlo de un modo general, que muchas veces se acercan al INAU tratando de colaborar, buscando formas de participar en el apoyo a estos niños que están institucionalizados. En ellas no predomina un interés económico, sino que se sienten en condiciones, en disponibilidad de ayudar a otros, y tratamos de canalizar eso con este programa.
EC - ¿Usted mencionó al pasar que la acogida podría darse en algunos días de la semana? ¿Vendría a ser una acogida parcial?
JF - El programa trata de ampliar todo el abanico, el espectro de opciones en función de las realidades de los niños y niñas. Puede ser desde pasar a vivir con una familia durante un tiempo, sabiendo que mientras tanto los técnicos del INAU van a trabajar por la posibilidad del reintegro familiar, o puede ser por un tiempo parcial, durante la semana, quizás el niño va a la escuela en la mañana y de tarde pasa un tiempo con esta familia, de noche vuelve a su casa o sale durante el fin de semana. En Europa hay experiencias de mucho tiempo por ejemplo de niños que van a pasar vacaciones con otra familia. Esto recoge experiencias que se llevan a cabo en otros países, recoge lineamientos aprobados por Naciones Unidas en un documento del 2009, por el que justamente nos convoca a todos los países a abrir el espectro de modo que aquellos que viven situaciones que pueden ser más traumáticas o más complejas no se queden encerrados en esa problemática, sino que tengan otras opciones, otras alternativas, conozcan que hay otras formas de vivir en familia que son posibles.
EC - Por lo que usted dice, se maneja todo ese espectro de posibilidades, el esquema de relación entre la familia amiga y el niño tiene todas esas variantes posibles, porque lo que se busca es reducir la presencia de ese niño en los hogares del INAU.
JF - Que el tiempo de institucionalización sea el menor posible, en el sentido de que la estructura de la mayor parte de los hogares es más con base en turnos, en funcionarios que van rotando, y si bien esto asegura algunos aspectos como la alimentación, tener un lugar agradable donde jugar, donde dormir y donde estar, muchas veces no permite ese vínculo más cercano y cotidiano que cada niño o cada niña precisa en la conformación de su identidad, para ir definiendo su proyecto de vida.
EC - Los hogares del INAU van a seguir existiendo, pero se procura que se utilicen el menor tiempo posible con cada niño.
JF - Y aun viviendo en el hogar que también esté esta posibilidad de vínculos familiares. Quizás el niño está viviendo en el hogar del INAU, pero hay una familia amiga con la cual está interactuando, está saliendo y está viviendo otras experiencias.
EC - Hoy en día viven en dependencias del INAU 148 niños de menos de dos años y 328 de entre tres y siete años. ¿A esa población va este programa? ¿Esos son los niños que tendrían cabida en Familia Amiga?
JF - Es lo que se prioriza en esta etapa, más allá de que lo vemos como un programa más permanente, porque ni que hablar que hay muchos adolescentes que precisan también adultos a su lado que los orienten, que los escuchen, que les pongan límite, que los apoyen. Muchos hogares del INAU están conformados por adolescentes varones y mujeres, algunos con problemas vinculados al consumo, con problemas de adicciones, también en situaciones de abandono, y sin duda que precisan mucho afecto. Pero en esta primera etapa priorizamos a los más pequeños.
EC - Vamos a la otra parte del acuerdo, la familia. ¿Qué tipo de personas pueden presentarse como una familia amiga? ¿Cuáles son los requisitos?
JF - El espectro es variado, porque hoy por hoy cuando hablamos de familia hablamos de una diversidad de modalidades de vida en familia, ya no es la familia tipo tradicional. Sobre todo apuntamos a parejas o personas que tengan otras familias de referencia, que tengan condiciones económicas básicas para que la llegada de un niño o de un grupo de hermanos a la convivencia no sea vista como una oportunidad de trabajo. Decimos que no es un trabajo, aunque criar niños da mucho trabajo, todos los que somos padres o madres lo sabemos. Entonces es tener esa experiencia de convivencia durante un tiempo en forma voluntaria y el apoyo del INAU va a estar dado por todo lo que es el proceso de selección, que es ver la capacidad de esas personas de dar cuidado, de acompañar a ese niño.
EC - Por ejemplo, ¿tiene que ser un matrimonio?
JF - No necesariamente, pueden ser personas que viven con sus hijos o con sobrinos, pueden ser distintas modalidades familiares, no necesariamente una persona, y si es una persona sola aspiramos a que sea una persona que aunque viva sola no esté aislada, que tenga un nivel de integración en su barrio o a nivel familiar que le abra al niño otras posibilidades.
EC - ¿Tiene que pertenecer al mismo entorno que el niño que va a recibir?
JF - No necesariamente.
EC - Llevado a términos bien claros, a un ejemplo, si es un niño que nació en el barrio Borro, ¿puede terminar con una familia amiga en Carrasco o en Malvín?
JF - Exactamente; también puede ser en el Borro.
EC - Porque una posibilidad sería priorizar familias del mismo entorno para que no haya un corte demasiado drástico allí.
JF - Entendemos que es importante que un niño viva distintas experiencias sociales y que no quede encerrado en su propio medio. Eso es algo que se está dando en la sociedad uruguaya y en otros países, los niños se relacionan con los de su misma extracción o su mismo barrio y se va perdiendo esa circulación social que es clave para la vida democrática y para la capacidad para aceptar las diferencias y la convivencia entre los ciudadanos.
EC - Claro, pero ahí empiezan a surgir las preguntas, Rosario tiene algunas, los oyentes también. Por ejemplo, dice Ignacio: "¿Esa modalidad no se parece a mostrarle al niño el paraíso para después devolverlo al infierno?". Es una de las tantas inquietudes que hay.
¿No se le paga a la familia?
JF - Puede ser totalmente voluntaria, puede recibir la prestación de un servicio, supongamos pagarle al niño la asistencia a un club, o puede haber una subvención económica a partir de un convenio que se hace entre el INAU y la familia por el cual recibe un subsidio que le ayude a la manutención de la vida con ese niño o niños, porque pueden ser varios eventualmente.
EC - Ustedes enfatizan mucho "esto no es un trabajo".
JF - Sí, porque la experiencia de Cuidadoras, que ha sido muy positiva en algunos aspectos, ha quedado muy sesgada hacia una formalización en una modalidad de trabajo que no lo es, además hay varios juicios en curso.
EC - Hay unas 110 cuidadoras que el año pasado presentaron una demanda al INAU reclamando que existía un vínculo laboral, y en función de eso solicitaron se les pagaran distintas partidas que no habían recibido, del tipo de salario vacacional, aguinaldo, etcétera.
JF - Las cuidadoras reciben una prestación económica, está legislado así. Es bueno aclarar que todos esos juicios, salvo uno, fueron favorables al INAU, en segunda instancia en apelaciones han sido todos favorables al INAU, y ya hay uno en casación, en el que la Suprema Corte también falló a favor del INAU entendiendo que esta función de cuidadora no es un trabajo sino una tarea voluntaria por la cual el Estado por medio del INAU subsidia para gastos de manutención del niño mientras está a su cargo.
EC - ¿Con un programa como este, Familia Amiga, una de las cosas que se buscan es ir reduciendo la relevancia de las cuidadoras, justamente por ese tipo de confusiones a que ha dado lugar?
JF - Es ampliar el abanico de opciones y tomar en cuenta que hay muchas otras familias en el Uruguay que pueden apoyar a estos niños y que eso no tiene por qué implicar necesariamente una transferencia económica estable por un tiempo prolongado.
EC - La familia una vez aprobada, ¿recibe algún tipo de asesoramiento, de formación antes de recibir al niño?
JF - Sí, empezamos por charlas donde se explica más el programa, se recoge todo tipo de preguntas y consultas ya ha habido varias reuniones en estos días, y luego hay un equipo técnico preparado especialmente que es el responsable de hacer todo el seguimiento, de dar el asesoramiento telefónico o personal, porque en esa convivencia muchas veces se presentan conflictos en los que es necesario tener algún técnico o alguien que pueda asesorar o apoyar, ayudar a la familia a encarar esa problemática.
EC - Pero además de eso, además del apoyo, además del respaldo, ¿se hace una evaluación, hay momentos de evaluación para sacar conclusiones a propósito de si se está produciendo lo que se esperaba?
JF - Sí, va a haber un monitoreo con reuniones periódicas con la familia, visitando la casa, hablando con el niño, consultando en la escuela, recogiendo información de distintas áreas para ver si esa familia amiga está cumpliendo con las condiciones esperadas.
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EC - Rosario, tú tienes unas preguntas para plantear.
ROSARIO CASTELLANOS:
Yo voy a poner un ejemplo concreto para ver cómo funciona, imaginar a un niño afectado por una determinada problemática, adónde puede ir a parar con esa familia amiga, cuáles pueden ser las condiciones y qué pasa con su formación o con lo que se pretende al volver al hogar original.
EC - Sobre todo está ese punto, ¿qué pasa con el regreso?
RC - Exacto. Supongamos tres hermanitos víctimas de violencia doméstica, abusados por alguno de los padres con la complicidad de la madre, padre y madre van a parar por algunos años siempre posiblemente menos de los que estamos pensando a la cárcel, quedan detenidos, y los tres niños quedan a cargo del INAU. Primera pregunta: ¿los tres a un mismo hogar? Segunda: ¿qué tipo de hogar? Si por ejemplo con la mejor intención una familia de Malvín, que no tiene hijos o que los tiene grandes y decide que tiene cariño para dar, los lleva a su casa, les da abrigo, los baña, los alimenta bien, les da cariño, porque en definitiva ese es el marco ideal, les da todo eso, y los padres salen al cabo de un par de años, un año y medio y el INAU va a hacer lo imposible por volverlos a su familia biológica. A mí me cabe la duda de si eso va a favor del niño, si esa familia de Malvín primero logró porque además esos niños con esa marca son dificilísimos adaptarlos, si mañana los quisiera adoptar, ¿cuál es la situación? Francamente creo que se pasa de una condición mejor a una peor, por más que hayan mejorado sus padres.
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EC - El vicepresidente del INAU, Jorge Ferrando, es licenciado en psicología por la Universidad de la República, y además tiene un Diploma de Recursos Humanos en la Universidad ORT Uruguay.
Ya vimos en términos generales en qué consiste el programa, por qué se lo impulsa, ahora entramos en la parte de las dudas. Rosario se detenía en un ejemplo concreto que tiene que ver con el regreso, qué pasa cuando termina el período de convivencia con la familia amiga y hay que volver a la original.
RC - A la original que lo expulsó por una razón dura.
EC - Ese es un caso posible, hay otros en los que la convivencia con la familia original es imposible por razones de otro tipo, por razones de fuerza mayor, por razones económicas. Pero supongamos el caso que planteaba Rosario, tres niños que están en un hogar del INAU porque han sido víctimas en su casa de violencia doméstica, violación, ese tipo de circunstancias, incluso supongamos que sus padres están presos.
RC - Y son tres.
EC - Van con una familia amiga al barrio Malvín, y cuando los padres vuelven en libertad y quieren recuperarlos, ¿qué pasa ahí?
JF - Hay distintas posibilidades. Por un lado, para nosotros esa experiencia con otra familia es algo que acumula en la historia de ese niño, aunque sea una realidad contrastante con la de su familia de origen nos parece que es positivo, que enriquece, que abre la cabeza, que abre el espectro de posibilidades. Requiere todo el tiempo un acompañamiento técnico de la familia y del proceso de cada uno de esos niños. En general el programa va a buscar mantener juntos a los hermanos, siempre que sea posible, porque esto forma parte de una identidad; también seguirá buscando, mientras está con la familia amiga, otros referentes familiares que puedan significar vínculos positivos y que eventualmente puedan hacerse cargo, al menos parcialmente también, de estos niños. La denominación "familia amiga" también tiene que ver con un vínculo que trataremos de que no se pierda más allá de si sigue viviendo o no después de un tiempo con ellos. Un amigo es alguien con quien uno puede contar a lo largo de su vida en distintas circunstancias y sigue siendo una referencia más allá de si lo ve mucho o poco, en la medida en que ese vínculo está creado.
EC - Esa era otra de las inquietudes, ¿no puede resultar perjudicial para el niño que después de haberse vinculado, encariñado con la familia amiga, tenga que dejarla? ¿Cómo examinan esa ruptura?
JF - Es de las cosas que hay que trabajar, es uno de los puntos críticos del programa.
EC - Porque además es probable que con esa familia amiga el niño haya sido el centro de atención de la casa, haya tenido hasta un trato privilegiado, y es muy probable que cuando vuelva a la suya, nada más que eso, por mencionar ese detalle, eso nomás ya cambie.
JF - La vuelta a su casa también va a estar encuadrada en un proceso en el que eventualmente puede haber una participación judicial, porque si se trata de padres que han estado presos y situaciones de maltrato críticas como en el ejemplo, hay una actuación de la justicia y habrá un trabajo en conjunto que hacer para ver si esos padres están en condiciones de dar una educación y un apoyo diferente, o si lo más conveniente es que no vuelvan a estar con sus padres de origen y continuar con la familia amiga o con otros referentes.
RC - Creo que hoy por hoy la idea general de jueces y asistentes sociales es que cualquier cosa es peor que estar con la familia, y no se considera siquiera que de pronto el vínculo con la familia biológica es el peor para el chico. Sin embargo, mientras se pueda recuperar el vínculo, por malo que sea, es mejor una familia biológica que la familia amiga. ¿Por qué esa filosofía, en qué se apoya?
JF - Es una filosofía que tiene su historia en un enfoque muy familiarista que hoy está en cuestión. Nosotros tenemos un grupo de trabajo con parlamentarios, con representantes del Poder Judicial, estamos estudiando algunas modificaciones a la Ley de Adopciones para dar mayor agilidad a los procesos, y aparecen contrapuestas estas visiones, desde quienes piensan que hay que hacer todo, todo por la familia y solo en casos muy extremos producir la separación, hasta quienes dicen "si queremos proteger al niño y no están dadas las condiciones en un momento determinado, cuanto antes ese niño pase a estar en una familia donde tenga vínculos estables eso es mucho mejor". Y nosotros lo compartimos. Entonces hay un tema que es de marco legal y otro que es de criterios de aplicación y de trabajo conjunto, que es lo que nos parece que puede ayudarnos a tener criterios comunes que protejan al niño por sobre todas las cosas.
RC - Se me plantea otra pregunta: en qué medida no es cualquier cosa mejor que este tipo de institucionalización que tiene hasta ahora el INAU. Porque conozco otras, no sé si instituciones, porque se llaman hogares, que funcionan con una mezcla de estas dos condiciones. Por ejemplo La Huella, el proyecto de Perico Pérez Aguirre, allí había una familia, era un sacerdote, sin embargo tenía una familia, tenía chicos y no les inventaba una realidad tan diferente de la suya, simplemente les daba eso. Entonces estos ejemplos, también Aldeas Infantiles, ¿por qué se va de un extremo al otro, o la fría institución donde empleados públicos se encargan de los chicos con horario, o la familia amiga que es trasladarlos a una realidad tan diferente, de la cual además después se los devuelve?
JF - La idea no es pasar de un extremo a otro, sino abrir el abanico de opciones. El propio INAU tiene el programa Creciendo en Familia, que son casas mantenidas por el INAU a cargo de parejas de funcionarios que viven con sus hijos y con otros niños, y hay otros hogares del INAU también con esquemas muy abiertos. Esto tampoco va en contra de los hogares, abre el abanico porque el vínculo más personalizado es clave en el proceso de desarrollo de un niño. Es abrir experiencias, nos parece que es algo conflictivo para un niño pero no negativo, vivir distintas experiencias de familia es algo que le genera conflictos, trabajar sobre eso me parece que le va a abrir las posibilidades a futuro para poder optar mejor.
EC - Un par de preguntas que llegan de la audiencia. Dice Juan: "Me encantaría formar parte de esa experiencia, pero sé que no podría. Tengo dos hijas y son todo para mí, no soportaría tener además un niño en casa sabiendo que en cualquier momento no lo voy a tener más. Soy muy gurisero".
JF - Por eso aclaramos mucho el carácter de transitoriedad, para que quienes postulen sepan que eso es parte de lo positivo y de lo complejo de este programa, que de algún modo le estamos diciendo a la gente "queremos que te encariñes con estos niños, pero a su vez tenés que saber desde el principio que no se van a quedar a vivir contigo, sino que es un apoyo que precisan durante una etapa de la vida".
EC - La idea es que sea una especie de padrino, algo así.
JF - Quizás esa sea la referencia más cercana que uno podría ubicar.
EC - Hay otro planteo que conecta con el gigantesco problema de la adopción. Dice este oyente: "Soy padre adoptivo a través del INAU", y le agradece a Rosario por haber trasmitido tan claramente lo que es su preocupación. Cuenta: "Tuve una espera de cuatro años y 26 días para poder adoptar, y sin embargo siguen apareciendo estos programas cuando, como en su momento fui yo, hoy hay 450 parejas en lista de espera para adoptar".
JF - Seleccionadas hay cerca de 50, y en este momento tenemos cerca de 40 procesos judiciales esperando que se expidan los jueces respecto a la adoptabilidad. Estamos planteando algunos cambios a la ley para agilitar aún más estos procesos, esto es algo que estamos debatiendo. El año pasado la aplicación de la ley tuvo muy malos resultados, hubo solo 29 adopciones en el año 2010, y en lo que va de 2011 ya estamos arriba de 60, y hay unos 40 procesos más en trámite, por lo cual somos bastante más optimistas en este sentido, pero teniendo en cuenta siempre que desde el punto de vista legal la adopción aparece como la última posibilidad. Ante una situación de crisis familiar, el primer deber del Estado es tratar de apoyar a la familia, el segundo es buscarle un apoyo transitorio y el tercero, cuando se ve que no hay condiciones en la familia de origen para una buena crianza, ir hacia la adopción.
EC - A propósito del programa Familia Amiga hay otras preguntas. Por ejemplo, quieren saber si la familia amiga va a tener contacto con la familia original del niño, si se habilita eso.
JF - Se habilita en circunstancias diversas, según la situación de la familia de origen y del propio niño, pero forma parte de la disposición que tiene que tener la familia amiga tener algún tipo de contacto con la familia de origen, esto es parte de lo que trabajamos. Es algo que ya se viene haciendo, acá estamos amplificando mediante una campaña, pero en esto hay experiencia acumulada, no es algo totalmente novedoso. Por supuesto, hay muy buenos resultados y situaciones en que no ha funcionado. Somos bastante optimistas porque vemos que hay mucha gente que está dispuesta a dar una mano concreta a otros que lo precisan, y eso es lo que estamos tratando de canalizar con la campaña.
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EC - Siguen llegando preguntas. Leo quiere saber si se admite a personas solteras en el programa Familia Amiga.
JF - Sí, es posible. Todo es evaluable a partir del contacto que se inicie.
EC - ¿Cómo evalúan la respuesta que han tenido? ¿Cuántas familias se han inscrito hasta ahora?
JF - Más de 100 en dos semanas, la mayor parte de ellas de Montevideo, luego de Canelones y después dispersas por el resto del país.
EC - ¿Estas 100 familias van a ser efectivamente receptoras de niños?
JF - Están siendo convocadas a las reuniones para ir profundizando, y se está empezando el proceso de selección. Todavía no podemos decir que sean 100 seleccionadas, sino que son más de 100 interesadas en proceso de selección.
EC - ¿Cómo sigue esto? ¿Cuáles son las vías de inscripción, cómo se comunica quien tenga interés?
JF - Las dos vías más fáciles son llamar al 0800-5050, que es la Línea Azul de INAU, de ocho de la mañana a 20 horas, o por correo electrónico familiaamiga@inau.gub.uy.
EC - La cantidad de niños en principio destinatarios de este programa dijimos que eran 148 menores de dos años y 328 de entre tres y siete, o sea que estamos hablando de cerca de 500 niños. ¿Cuándo les parece que va a terminar cubriéndose a toda esa población?
JF - Entre esos 500 tenemos situaciones muy distintas, hay un número importante que está en trámite de adoptabilidad, otros que eventualmente viven con sus madres en refugios en forma transitoria por situaciones de violencia, otros con problemas de salud. La expectativa es tener familias que nos permitan cubrir al menos un 50% de esa población de aquí a marzo del año que viene.
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Transcripción: María Lila Ltaif