Sin extremidades, hace surf, se casó y ayuda a los demás
Estas increíbles fotografías muestran al orador motivacional Nick Vujicic y su flamante esposa en la playa en Hawai, retozando como cualquier otra pareja en su luna de miel. Vujicic nació sin extremidades, una discapacidad que, a priori, significaba que tenía pocas esperanzas de vivir una vida normal.
Nick Vujicic nació en Melbourne, Australia en diciembre de 1982 con lo que se conoce como agenesia, un raro trastorno caracterizado por la ausencia de ambos brazos y piernas.
Vujicic, de 28 años, tiene sólo algo que parece un pequeño pie con dos dedos, saliendo de su muslo izquierdo. Con ellos aprendió a usar un aparato para sostener las cosas.
De niño padeció una gran depresión, pero ha medida que fue creciendo empezó a abrazar a su discapacidad y llegó a demostrar que él puede hacer todo lo que las personas con todas las capacidades puede hacer, incluyendo cepillarse los dientes o escribir. De hecho, es autor del best-seller "Una vida sin límites".
Su existencia no está limitada a lamentos, Vujicic pasa su tiempo libre haciendo surf, nadando, tocando instrumentos musicales hechos a su medida, predicando y ofreciendo "su mano" a los que todavía no alcanzan a aceptarse a sí mismos.
Vujicic comparte en su libro su historia de superación con la esperanza de que quienes lo lean encuentren en ella la inspiración suficiente para seguir su propio camino en la vida enfrentando los obstáculos que se les presenten.
Cuando Vujicic nació, sus padres se angustiaron pensando en que nunca podría vivir una vida normal o productiva.
"Mis padres son cristianos devotos, sin embargo, cuando nací sin brazos ni piernas y se preguntaron qué era lo que Dios había planeado al crearme," escribe.
Pero con el amor de su familia, su enorme determinación y una fe inquebrantable, Vujicic ha logrado convertir su discapacidad en "una bendición" que le permite llevar un mensaje de consuelo y esperanza alrededor del mundo.
"Hoy mi vida es mucho más grande de lo que pude haber imaginado," añade. El camino, sin embargo, no fue nada fácil.
Vujicic cuenta que al llegar la adolescencia y verse víctima de burlas y retos al parecer insuperables, cayó en una honda depresión.
"Me dolía el corazón, estaba deprimido y los pensamientos negativos me abrumaban; no le encontraba ningún sentido a mi existencia," recuerda. Cuando tenía 13 años, después de un día particularmente pesado en la escuela, Vujicic le dijo a su madre que estaba cansado de vivir sin extremidades. Ella compartió las lágrimas de su hijo y le aseguró que había un plan divino para él que algún día se le revelaría.
Poco a poco y mediante muchas preguntas y búsqueda de respuestas, el plan se fue fraguando. A pesar de su corta edad, Vujicic se convirtió en orador y evangelista, lo cual le brindó la oportunidad de compartir ampliamente su historia.
La reacción de su público lo ha llevado a comprender que su historia toca un lugar profundo en quienes lo escuchan. "Cuando termino los discursos, tanto jóvenes como gente mayor se forman para abrazarme y compartir sus sentimientos," afirma.
Si bien al principio la respuesta de su público le parecía abrumadora, con el tiempo comprendió que la gente reaccionaba así porque encontraban en su mensaje algo que no veían frecuentemente.
"Está bien que soy bastante guapo," bromea en su estilo característico, "pero la gente no se forma por horas para abrazarme sólo porque soy encantador".
"Sé que lo que en realidad los invita a acercarse es el hecho de que logro desatar por ahí un par de fuerzas que a muchos les hace falta en la vida: el amor incondicional y la autoaceptación", añade.
En su libro, Vujicic comparte las lecciones que ha aprendido, ya que según él, pueden beneficiar a cualquiera que haya experimentado duda u obstáculos, sin que sean tan grandes como los que él ha superado.
Entre ellas destaca el amarse lo suficiente para reírse de uno mismo y desarrollar actitudes saludables como el agradecimiento, la acción, la empatía y el perdón.
Aunque Vujicic comparte su fe a lo largo del libro, su historia inspiradora abarca mucho más que el mensaje evangelista que algunos pudieran encontrar en sus páginas.
La suya es una historia extraordinaria de valor que el autor pone al alcance de todos.