Cárcel de Las Rosas pasó del hacinamiento a tener un excedente de plazas disponibles
Las autoridades del Ministerio del Interior anunciaron ayer el cierre de la cárcel de Las Rosas, en Maldonado, y la apertura de un nuevo centro penitenciario a su lado. Consultada por En Perspectiva, Gabriela Fulco, asesora de asuntos penitenciarios del ministro Eduardo Bonomi, señaló que Las Rosas "era una de las cárceles que en el pasado se destacaron por los mayores niveles de conflictividad, motines, hacinamiento y una situación indigna respecto de las personas privadas de libertad". Según señaló, en este momento el flamante establecimiento tiene capacidad para 544 plazas. Como en este momento hay 507 reclusos, eso "nos permite tener un excedente", agregó. Asimismo, explicó que se está "avanzando en el plan inicial para después progresar en otros dos pasos fundamentales": la clasificación de los internos entre procesados, penados, primarios y reincidentes, así como de acuerdo a los delitos cometidos y la "instalación de programas de tratamiento para atender esa privación de libertad". Con respecto al viejo edificio, manifestó que "la idea es aprovechar esa estructura para ampliar las posibilidades de instalación de programas educativos y laborales". En cuanto a la situación carcelaria a nivel nacional, dijo que la administración actual ha tenido "un ritmo permanente de relocalización y descongestionamiento en el sistema penitenciario", aunque reconoció que todavía "nos quedan como desafíos la cárcel de Comcar y la de Canelones".
(emitido a las 7.47 Hs.)
EMILIANO COTELO:
El Ministerio del Interior (MI) anunció ayer el cierre de la vieja cárcel de Las Rosas en Maldonado y la inauguración de un nuevo centro de reclusión lindero al establecimiento anterior.
El comunicado oficial señala que "la nueva realidad del establecimiento Las Rosas, que otrora destacaba por el hacinamiento y altos niveles de violencia, dan cuenta del proceso de reforma penitenciaria que se lleva adelante, augurando así el efectivo avance de la misión de prevención terciaria del delito".
En esta cárcel hay 507 internos que fueron clasificados en el nuevo centro entre penados y procesados, primarios y reincidentes, y agrupados también de acuerdo al tipo de delitos cometidos. De esta forma, dice el ministerio, "se siguen los lineamientos de las Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos".
Estamos en diálogo con Gabriela Fulco, perita psicóloga en Criminología, asesora en asuntos penitenciarios del ministro Eduardo Bonomi.
Nos interesa profundizar en esta noticia que es interesante, sobre todo teniendo en cuenta las carencias serias que arrastraba el sistema penitenciario de nuestro país y que dieron pie, por ejemplo, a aquel informe, a aquel diagnóstico tan lapidario del comisionado de Naciones Unidas para los Sistemas Carcelarios, Manfred Nowak. La cárcel de Las Rosas era una de las cuestionadas.
Cuéntenos a propósito de cómo es la nueva cárcel que ahora se abre.
GABRIELA FULCO:
La de Maldonado, como usted refería, es una de las cárceles que en el pasado se destacaron por los mayores niveles de conflictividad, motines, hacinamiento y una situación indigna respecto de las personas privadas de libertad.
Como recordarán, el año pasado inauguramos un módulo nuevo, que supuso ya un paso hacia el descongestionamiento y la mejora de las condiciones de privación de libertad de los que allí habitan. En este momento se ha terminado el módulo en espejo del anterior, lo que nos permite superar en número de plazas la cantidad de personas que hay, que, como usted mencionó, son 507 en este momento. Hemos llevado a 544 plazas la totalidad de la posibilidad de reclusión en ese centro, lo cual nos permite tener un excedente. Por eso, una vez entregada la llave de esta nueva construcción, quedó cerrado definitivamente el viejo establecimiento, como ocurrió cuando finalizó la construcción del nuevo módulo en el establecimiento de Libertad y se cerró lo que era conocido como el sector de "las latas".
EC - Entonces, por un lado, dice usted, en esta nueva cárcel el hacinamiento no existe, hay un margen de por lo menos 33 plazas.
GF - Exacto. Estamos avanzando en este plan inicial, porque obviamente para reorganizar el sistema es necesario disponer de los espacios para la ubicación de las personas, para después progresar en otros dos pasos fundamentales, la clasificación y la instalación de programas de tratamiento para atender esa privación de libertad.
EC - Puede sonar elemental, pero le pediría por lo menos dos palabras para explicar la importancia de la clasificación de los presos.
GF - La clasificación, como usted mencionaba, es algo que el sistema debe hacer, tiene la obligación por los compromisos internacionales que ha asumido y también porque una de las cuestiones primarias en la ley 14.470 es clasificar a las personas para poder separarlas entre penadas y procesadas. Los penados son aquellas personas que han recibido sentencia, que han sido encontradas culpables de la comisión de un delito y son los verdaderos inquilinos del sistema penitenciario, sobre los que hay que proyectar programas de rehabilitación o, como usted bien dijo, cumplir la misión que tiene el MI, en este caso de prevención terciaria o prevención de la reincidencia.
EC - Por otro lado están los procesados.
GF - Por otro lado están los procesados, que son aquellas personas que están imputadas de un delito pero sobre las que recae presunción de inocencia hasta que no se defina su situación. De ahí, las subcategorías son primarios y reincidentes, algo tan importante a los efectos de no mezclar, contaminar o llevar al dicho hoy día común de que las cárceles sirven como escuela del crimen. En esto es importante la separación de primarios y reincidentes y la asignación de programas diferenciados para cada uno de ellos.
Y así subsecuentemente con el resto de las categorías. Ya entramos en la agrupación en cada uno de estos sectores por delito. Se han separado algunas categorías delictivas, no todas, pero se está en proceso.
EC - ¿Qué va a pasar en cuanto a la actividad que podrán desarrollar los reclusos en esta nueva cárcel de Las Rosas?
GF - Ese es el paso siguiente y el gran desafío que tenemos también a nivel nacional, que es dotar de contenido a la privación de libertad. En ese sentido, si bien hoy en día hay algunas actividades que pueden ocupar a una parte de la población, hay que progresar para que esto sea una realidad en la totalidad de la población a nivel país. Los ejes que se han definido son: la educación, el trabajo fundamentalmente, la cultura, la recreación y todo lo que tenga que ver con los programas psi, que son aquellos programas que atienden determinadas problemáticas, como el tema de las adicciones, las personas con problemas de consumo de drogas, como otros trastornos o patologías que se puedan atender desde el punto de vista psicológico.
EC - ¿Qué infraestructura tiene esta cárcel a esos efectos?
GF - Los espacios están contemplados para cada una de las actividades. La cárcel dispone además de lo que ya traía y que seguramente se va a ampliar, que son comisiones extramuros, trabajos en chacra, en quinta, en obras; en este momento hay una cuadrilla trabajando en la remodelación de la Jefatura de Policía, y hay otros convenios que se han establecido por medio del Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados que van a permitir destinar mayor número de personas a trabajos extramuros. Eso además depende de la situación procesal de la persona y de las autorizaciones que otorguen los jueces respectivos de la causa.
EC - ¿Qué va a pasar con lo que era la cárcel de Las Rosas hasta ahora?
GF - Eso va a ser motivo de un estudio por parte del Departamento de Arquitectura. La idea es aprovechar esa estructura para ampliar las posibilidades de instalación de programas educativos y laborales.
EC - Usted mencionó y destacó que esta cárcel tiene hacinamiento cero, que sobra lugar. ¿Cómo se preservará esa situación, cómo se evitará que quede desbordada?
GF - En general, la población privada de libertad en el departamento de Maldonado ha oscilado en los últimos años en torno al número que tiene actualmente, un promedio de 500 personas con variaciones según la época del año, sube en el período de verano. Hasta ahora no hemos tenido otros picos de ingresos en ese departamento.
También hay una política de redistribución de las personas privadas de libertad. Esto también ha sido una recomendación del comisionado parlamentario, y es de lógica que las personas pasen su reclusión en el departamento donde tiene origen su causa. Esto facilita todo lo que tiene que ver con el proceso, con la defensa, con la concurrencia al juzgado, etcétera. Por lo tanto también es un proyecto reinstalar a cada uno de los procesados en el departamento de origen de la causa a nivel país, no solamente en esta cárcel.
EC - Los problemas en el sistema carcelario uruguayo son de distinto tipo. Tienen que ver con la infraestructura, con el estado de los edificios, con la posibilidad de desarrollar actividades por ejemplo trabajo de formación, con el hacinamiento. De todo eso hemos conversado. Pero hay otro problema en muchas de las cárceles uruguayas que es el déficit en la cantidad de funcionarios policiales, pocos funcionarios en comparación con la cantidad de reclusos. ¿De qué forma se ha cuidado eso en esta cárcel en especial?
GF - En esta cárcel en este momento el número es óptimo para atender la población que hay. De todas maneras, estamos progresando en el llamado a ingreso de nuevos operadores penitenciarios, lo cual fue habilitado por la Ley de Emergencia que votó 1.500 cargos, de los cuales hasta la fecha han ingresado un promedio de 450 operarios en la zona metropolitana. A medida que avanzan los trámites administrativos de ingreso y los cursos de capacitación, vamos a distribuirlos a nivel país en aquellas cárceles que tienen carencia de personal, para equilibrar con el número de personas privadas de libertad que cada una tiene.
EC - A propósito del informe del relator especial de Naciones Unidas, Manfred Nowak, de marzo de 2010, en estos dos años se han dado una serie de avances, usted mencionaba algunos de ellos. Por ejemplo, se cerró el llamado "módulo de las latas" en el penal de Libertad, también se cerró la cárcel de mujeres de Cabildo, y ahora se producen estos cambios, estas mejoras notorias en Las Rosas. ¿Cuáles son los próximos pasos?
GF - Usted mencionó algunos establecimientos que, como el de Maldonado, mostraban hacinamiento crítico y situaciones violatorias de los derechos humanos. Vamos a agregar a esa lista la inauguración de la cárcel de Rivera, que también tiene un sobrante importante de plazas en este momento, y que permitirá una redistribución en la zona norte del interior. Nos quedan como desafíos en este momento la cárcel de Comcar y la de Canelones, estamos trabajando en forma intensa en ellas. Se acaba de inaugurar también un módulo nuevo, el módulo 9, en el establecimiento del Comcar. Se cerró y se está reparando el módulo 3, que era uno de los que estaban en peores condiciones. Esto nos ha permitido hacer una relocalización interna de los reclusos y dar respiro a otros módulos que también están con su capacidad colmada y sobrepasada. Y no olvidemos que la cárcel de Punta de Rieles aún no ha sido habitada en su totalidad, estamos ocupándola a medida que la empresa constructora entrega las nuevas barracas; en este momento hay un ritmo de pasaje semanal los lunes y viernes de personas privadas de libertad de Comcar, aquellos que tienen calidad de penados, porque también tenemos que decir que por fin después de muchos años tenemos también una cárcel exclusivamente para albergar a personas que han sido penadas. Quiere decir que estamos con un ritmo permanente de relocalización y deshacinamiento, descongestionamiento en el sistema penitenciario.
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Transcripción: María Lila Ltaif