Karen y Diego: dos jóvenes y talentosos músicos uruguayos que buscan alcanzar sus sueños
El violinista, violista y director de orquesta Diego Naser, de 30 años, y la clarinetista Karen Martínez, de 20, fueron premiados con una beca otorgada por la Fundación José Garramón. Ellos son dos de los muchos jóvenes con talento para la música que hay en Uruguay. Con esta beca tienen la posibilidad desarrollar su potencial fuera del país. Naser ya ha estudiado en Austria y tiene una carrera destacada en Europa en general, y en Alemania en particular. Martínez se prepara para viajar a Francia en setiembre. En entrevista con En Perspectiva, Naser dijo que cuando fue al exterior por primera vez era para perfeccionarse "como solista y como músico de orquesta en lo violonístico", pero que después decidió quedarse porque en Alemania se desarrolló "como pedagogo, como docente", ganó audiciones y firmó contratos que lo comprometían con filarmónicas alemanas. Por su parte, Martínez contó que el dinero que recibe por la beca es suficiente para hacer el viaje a Francia y estudiar, pero ella pretende "completar un ciclo de estudio de un año". "Voy a poner mi plata también, todo lo que tengo ahora es para este viaje, quiero hacerlo, quiero quedarme y quiero estudiar. Pero siempre con eso de que voy a volver, no es quiero irme y no volver nunca más", aseguró.
(emitido a las 8.51 Hs.)
EMILIANO COTELO:
En Uruguay tenemos muchos jóvenes con talento para la música... y en particular para la música clásica. Por ejemplo, el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles del Uruguay ha detectado centenares de esas promesas, tanto en barrios de Montevideo como en ciudades del interior.
(Audio Orquesta Juvenil.)
EC - Pero ¿cómo hacen los más destacados para continuar desarrollando su potencial, sobre todo si deben seguir estudiando fuera del país pero no tienen recursos para ello?
En los últimos años se han ido sumando fundaciones y organizaciones que otorgan becas a estos vocacionales de la música uruguaya, dándoles ese empujón que les estaba haciendo falta para perfeccionar su técnica en instituciones y conservatorios de primer nivel. Y los resultados terminan siendo formidables.
Esta mañana, con Rosario, les proponemos conocer dos de esos casos:
Por un lado, el de Diego Naser, que tiene 30 años, es violinista, violista y ahora director de orquesta. En 2002 fue seleccionado por el Centro Cultural de Música, obtuvo una beca para estudiar en Viena, Austria, y desde hace siete años vive en Alemania.
Te encontramos en Hamburgo, ¿verdad?
DIEGO NASER:
Es un poco al norte de Hamburgo, a unos 50 kilómetros. Es una ciudad que se llama Itzehoe, de unos 50.000 habitantes, ciudad bastante grande para lo que son las ciudades aquí en Alemania.
EC - ¿Qué estabas haciendo cuando te llamamos?
DN - Estaba trabajando, escribiendo unos mails porque posiblemente dirija orquesta en Estados Unidos este año, y estaba trabajando un poquito en eso.
EC - ¿Ya has dirigido en Estados Unidos?
DN - Sí, dirigí el año pasado, en abril. Fui invitado por la Universidad de Harvard y por el Centro Rockefeller para Estudios Latinoamericanos, ahí hice un concierto con la Orquesta de Cámara Latina de Boston, que salió muy bien. Esa fue la primera vez que dirigí en Estados Unidos, y ahora estoy viendo cuándo voy este año otra vez, porque también me han invitado a dar conferencias sobre gestión cultural, ya que aquí en Alemania fundé mi propia orquesta, que se llama Störphonie. Es una orquesta juvenil de más o menos 60 integrantes, pero se ha convertido también en un programa, en un sistema como el sistema que mencionaron, que era la Orquesta José Artigas, en Uruguay, que ahora es la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional del Sodre. Aquí también tenemos un sistema con tres orquestas, una infantil, una de chicos un poquito más grandes y otra de jóvenes.
EC - Eso fue iniciativa tuya.
DN - Sí, esto fue una iniciativa mía, y se está convirtiendo lentamente en uno de los proyectos orquestales más grandes en el norte de Alemania, en la provincia de Steinburg, que queda al norte de Hamburgo.
EC - El uruguayito por lo visto llegó con mucho ímpetu a Alemania.
DN - Sí, están dándose las cosas bastante bien, por suerte estoy recibiendo reconocimiento en el exterior también. Este año posiblemente esté dando conferencias sobre este tema en la Universidad de Harvard otra vez y por primera vez en la Universidad de Michigan. Y dentro de cuatro o cinco semanas voy a Uruguay también, me invitaron por primera vez a dirigir la Orquesta Filarmónica de Montevideo.
EC - Queda claro que tenemos bastante para charlar contigo. Y esta era nada más que la introducción, simplemente el saludo.
Porque ahora quiero presentar el otro caso del que hablaba al principio, el de Karen Martínez. Karen es un poco más joven, tiene 20 años, es clarinetista, y en diciembre del año pasado fue premiada con una beca para estudiar en Niza, Francia. Karen está aquí en estudios.
No falta mucho para tu viaje.
KAREN MARTÍNEZ:
No, tenía pensado irme en setiembre, en setiembre arrancan las clases, la música y la vida en Europa. Y ya estamos en los preparativos, en los estudios, preparando todo lo que se pueda para mejorar e ir en las mejores condiciones posibles a Europa.
EC - Como dijimos, Karen es clarinetista, actualmente integra la Orquesta Juvenil José Artigas, y también forma parte de un dúo llamado A Veces Dúo, con el que interpreta música folclórica de Venezuela. Vamos a escuchar una muestra de ese sonido.
(Audio A Veces Dúo.)
EC - ¿De dónde viene esta inclinación? ¿Por qué un dúo en Uruguay sobre música venezolana?
KM - Yo desde los 12 años que estudio, con bastante frecuencia, cada dos o tres años, siempre tengo algún viaje a Venezuela por medio de la Fundación de Orquestas Infantiles y Juveniles del Uruguay. Es la orquesta quien me lleva a estudiar a Venezuela. Ahí conocí la gente, su cultura, su vida, que es bastante particular y diferente de la nuestra, y me interesó. Además de eso, conocí a un buen músico venezolano, que se llama Jesús González Brito, que llegó a mí de la nada, vimos que teníamos un vínculo muy fuerte en cuanto a la música y en cuanto a lo que nos gusta Venezuela. Es un cuatrista increíble, contrabajista, mandolinista, toca todos los instrumentos que le llegan a la mano, y dijimos ¿por qué no hacemos un dúo de música venezolana? A mí me encanta, él es venezolano, ¿qué mejor? Así empezamos, grabamos un disco. Ahora él está en Alemania casualmente, como Diego.
EC - Además formaste parte de otro grupo, Atípica Tango Band.
KM - También es un grupo de una reducción de la Orquesta José Artigas. Ese grupo arrancó hace ya varios años, por el 2006, hicimos bastantes giras por Europa, por España, Portugal, Suecia, y una gira nacional acá en Uruguay. Hoy ya no soy parte de esa agrupación, pero el tango es otra cosa que me apasiona.
EC - ¿Por qué elegiste el clarinete como instrumento? ¿Dónde empezó esa relación?
KM - Yo siempre cuento que el clarinete para mí era el único instrumento desconocido cuando tenía 10 años, cuando quería estudiar un instrumento. Me encantaba la música clásica, me encantaban los conciertos, me encantaba el piano, me encantaba todo y conocía todo.
EC - ¿Es de familia?
KM - No, en mi familia nadie es músico, no hay músicos, salvo mi hermana, que es más chica que yo y ahora viene más o menos inclinada como yo.
EC - Ahí fuiste tú que la conquistaste a ella.
KM - Claro, pero a mí nadie me inculcó nada sobre música. Yo amaba la música, y en lugar de pedir juguetes para Navidad, pedía pianos o cosas así. Y conocía mucho, pero no conocía el clarinete, y cuando me dieron la lista de instrumentos en la orquesta para que eligiera cuál quería estudiar, dije ¿clarinete?, ¿qué es esto?
EC - Entonces está de por medio tu vinculación con las Orquestas Infantiles y Juveniles.
KM - En el 2001 hubo un llamado a todas las escuelas de las zonas Cordón, Centro, Ciudad Vieja, con la iniciativa de armar una orquesta infantil. Yo en ese momento tenía nueve años, y como me gustaba tanto la música dije "quiero anotarme, quiero formar parte de una orquesta sinfónica". Me anoté y por curiosidad elegí clarinete, porque era el único instrumento que no conocía y me daba curiosidad saber qué era y cómo era. Cuando lo escuché me enamoré, dije "esto es lo que quiero tocar".
***
EC - Tanto en el caso de Diego como en el de Karen, los fondos para financiar sus becas de estudios en el exterior provienen de la Fundación José Garramón.
Rosario, empecemos por explicar brevemente qué es la Fundación Garramón.
ROSARIO CASTELLANOS:
La iniciativa surgió a partir de la iniciativa de un matrimonio que perdió un hijo adolescente, que se llamaba José Garramón, y entendieron que la mejor forma de recordar a este hijo era ayudar a otros jóvenes en dos líneas bien diferentes. Una de ellas tiene que ver con esto de fomentar el talento, ayudar a gente que demuestre su talento o determinadas habilidades y necesite un empujoncito económico para completar su formación fuera del país. Ahí surgen las becas para estos muchachos. Y si bien la fundación tiene un año de formalmente constituida, es una historia que tiene como 10 años, ya son varios los becados, además de Diego y Karen, que disfrutaron esa posibilidad.
El otro rubro tiene que ver con un tema bastante diferente pero que también involucra a jóvenes, que es el apoyo al proyecto Renacer, por medio del Centro Diurno José Garramón, que está dedicado a la rehabilitación de jóvenes con problemas de drogodependencia.
EC - En diciembre del año pasado, la Fundación José Garramón te otorgó, Karen, el primer premio en el primer concurso organizado oficialmente para becas de estudios musicales. El jurado que te eligió estuvo presidido por Federico García Vigil e integrado por Álvaro Méndez (coordinador general de la Orquesta Filarmónica de Montevideo), la profesora Elvira Casanova (primer oboe de la Orquesta Sinfónica del Sodre y de la Orquesta Filarmónica de Montevideo), Vera Heller (presidenta del Centro Cultural de Música) y Diego Naser. El premio consiste en una beca de estudios musicales de valor equivalente a 8000 dólares para usar este año.
¿Cómo te resultó esa competencia?
KM - Personalmente, complicada. Para mí, porque es un desafío que uno se plantea no para decir "quiero ganar y ser la mejor", fue un objetivo que me puse para superarme a mí, y parece que resultó bastante bien. Te podrás imaginar que hubo dos etapas en ese concurso, una eliminatoria y la final.
EC - ¿Cuántos competían?
KM - Éramos cinco músicos.
EC - ¿Te tenías fe?
KM - Me tenía fe porque sabía lo que iba a ser, pero a la vez los otros músicos también eran muy buenos, cuando los vi dije "la quedé".
EC - Diego, ya que integraste el jurado, pero con una experiencia muy reciente de haber estado en estos miedos y ansiedades de los 20 años, ¿qué impresión sacaste, cómo calificarías a Karen? ¿Dónde están sus virtudes?
DN - Lo que noté de Karen fue, primero, que tenía un sonido muy bonito, muy lindo, muy lleno, muy fácil de escuchar. Digo fácil de escuchar porque muchas veces los instrumentos de viento tienen una coloratura en el sonido, la persona los toca un poquito estridente, sobre todo el clarinete es un instrumento bastante peligroso, pero Karen resolvió todos los problemas técnicos y todas las cosas de interpretación muy, muy bien, fue un placer escucharla. Técnicamente me gustó bastante; obviamente hay cosas para mejorar, y justamente por eso esta beca de la familia de la Fundación José Garramón le viene como anillo al dedo para ir a Europa y mejorar todos esos detalles, porque realmente fueron detalles solamente. Fue muy ameno de escuchar, muy musical, es una persona que puede trasmitir sensaciones con la música.
EC - Rosario, tú querías agregar algo.
RC - Claro, porque además el desafío no era menor, se le pedía que ejecutara una obra del período clásico, otra del período romántico y otra contemporánea, había que lucirse en distintas áreas.
KM - Antes que nada, Diego, muchísimas gracias, me llena de alegría escuchar todas estas palabras tuyas.
EC - Se ruborizó.
KM - Sí.
DN - Fue un placer para mí.
KM - Muchas gracias. Y por otro lado, para mí también abarcar música contemporánea, música clásica, música romántica no es ir, agarrar el clarinete y tocar, mover los dedos. Es meterse en el estilo, intentar interpretar y darle un sentido, dentro del estilo pero con el toque personal de uno. Eso también fue algo para trabajar mucho. En las instancias del concurso te puedo decir que pasé nervios, estuve contenta, me reí, temblé, todo, pero fue una experiencia muy linda para mí, primero por haber estado en un concurso a nivel nacional, que nunca había estado.
EC - Tu elección ahora para continuar los estudios es el Conservatorio Nacional de Niza. ¿Por qué allí, por qué en Francia?
KM - En Francia está concentrado el estudio de todo, pero el clarinete en Francia está más elevado en cuanto a nivel y en cuanto a todo, música, todo. Entonces dije: si me tengo que ir a Europa, el lugar sería Francia. La elección fue libre para mí, me dijeron: a cualquier lado de Europa, adonde vos quieras. Dije: pah, tengo tantos lugares... Y al final elegí Francia.
EC - ¿El dinero que recibes de la fundación es suficiente para cubrir los gastos de todos los estudios?
KM - Es suficiente para ir, estar meses estudiando, cubre todo.
EC - Vas a tener que poner algo de tu parte.
KM - Yo puedo ir con esa plata, ir, estar, estudiar y volver. Pero yo quiero completar un ciclo de estudio allá de un año, voy a poner mi plata también, todo lo que tengo ahora es para este viaje, quiero hacerlo, quiero quedarme y quiero estudiar. Pero siempre con eso de que voy a volver, no es quiero irme y no volver nunca más; quiero ir, estudiar, volver, volver a Francia, seguir estudiando, volver al Uruguay. Esa es mi idea.
(Audio.)
EC - Volvemos con Diego, que sigue en el teléfono en Alemania, y con la grabación que estamos escuchando.
¿Qué es lo que estamos escuchando?
DN - Es el adagio de Samuel Barder, que estuve dirigiendo. Esa es la grabación en el Centro Rockefeller, en Cambridge, cerca de la ciudad de Boston, en las afueras de Massachussets.
EC - Volvamos al arranque de esta etapa de tu vida. En el año 2002 el Centro Cultural de Música te seleccionó para otorgarte otra de estas becas, quizás de las primeras que financiaba la Fundación Garramón, y que te permitió iniciar tus estudios de violín en Viena, Austria.
¿Tu idea original era perfeccionarte en violín, o ya pensabas desarrollar una carrera como instrumentista y luego como director de orquesta?
DN - Para nada. Pensaba desarrollar la parte violinística, me fui de Uruguay ya habiendo sido miembro estable de la Orquesta del Sodre y becario en la Orquesta Filarmónica. Me fui a perfeccionar eso, a perfeccionarme como solista y como músico de orquesta en lo violonístico. A la viola la descubrí aquí en Europa gracias a la Universidad de Grats, donde estudié. Vivía en Viena y estudiaba en la Universidad de Grats, que es la segunda ciudad más importante en Austria y tiene una cátedra de violín muy, muy buena, pero nos obligaban a todos los alumnos a tener un semestre mínimo y a mí dos semestres de viola. Como mi profesora me tenía mucho cariño y me había apadrinado en parte, me hizo una recomendación a la dirección de la universidad y me prestaron una viola, un instrumento del siglo XVIII, por dos semestres, porque sabían que no tenía los medios para comprarme una viola y poder estudiar esos semestres obligatorios. Y me enamoré tocando la Suite para chelo de Johan Sebastian Bach transcrita para viola. Y ahí me quedó la viola.
EC - Los planes se fueron armando sobre la marcha y terminaron siendo bastante más ambiciosos de lo previsto inicialmente. ¿Cómo fue? ¿Por qué terminaste quedándote?
DN - Terminé quedándome porque vine a Alemania, me desarrollé aquí como pedagogo, como docente, en un instituto de música bastante importante que se llama Espacio Cultural, o Patio Cultural en español, que es la escuela de música de esta ciudad. Después gané dos audiciones, tuve contratos largos en años con la orquesta filarmónica de la ciudad de Kiel, la ópera estatal. Entré en la orquesta de la Radio de Hamburgo, que es una de las cinco mejores de Alemania; es muy importante a nivel mundial, la dirigen Kristof Esenbach, Tochnani, tiene muchos directores y solistas invitados. Me fui quedando, y después toqué en la orquesta de la Camerata de Hamburgo. Así fui conociendo mucha gente, y en un momento decidí crear una orquesta con el alumnado de la escuela de música donde trabajo hasta la fecha. Empezó como un octeto, era un cuarteto de cuerdas compuesto por dos violines, una viola y un chelo, pero cada una de esas voces duplicada, por eso digo un octeto. Fue bastante gente al primer concierto, tuvo mucho éxito el proyecto, y muchos de los otros chicos mostraron interés en integrar el conjunto. Y rápidamente, no hacía ni seis meses que había formado el octeto, terminó siendo una orquesta de unas 30 personas. Y hoy en día tenemos tres orquestas con más de 120 integrantes.
RC - Tú nos estás contando una serie de circunstancias u oportunidades que se te fueron dando. Pero detrás de ellas hay un proyecto, seguramente saliste en busca de oportunidades para quedarte en Europa, un proyecto de vida que te apartaba del país y te instaló desde hace 10 años en Alemania o en Europa en general. ¿Cómo resolviste eso, trasladarte, emigrar?
DN - No lo resolví, fue una cosa que se fue dando.
RC - Y hoy estás totalmente resuelto, estás totalmente ambientado fuera del país.
DN - Sí y no, en 2011 volví por primera vez a trabajar en Uruguay, trabajé frente a la Orquesta José Artigas, dirigí ahí una sinfonía muy bonita con ellos, una orquesta divina, un proyecto genial, que les hace muy bien al país y a todo el ambiente musical, cultural, a todos los jóvenes. Me llenó de orgullo tener un proyecto así en nuestro país, y este año voy a ir otra vez. Lo que quiero decir con esto es que ahora estoy teniendo una estadía en ambos países bastante importante.
EC - Vas y venís.
DN - En cinco semanas voy a dirigir la Filarmónica y vuelvo en octubre a trabajar con la Orquesta José Artigas. Estoy tratando de no quedarme simplemente en Europa, sino también trasladar todo lo que el país me dio a través de la Fundación Garramón y del Centro Cultural de Música, y lo que aprendí fuera, nuevamente al Uruguay en todo lo que puedo.
EC - Karen, ¿qué te parece el rumbo que han tomado la vida y la carrera de Diego?
KM - Cada vez que Diego habla de esto me imagino a mí misma, porque es lo que en cierta forma quiero que me pase. Quiero ir, quiero tomar los rumbos que se me den allá, y sobre todo, como dice Diego, tratar de retribuir siempre al país lo que el país me ha dado a mí. Me veo identificada. Aunque todavía no empecé y no arranqué todavía ese camino, es lo que siempre quise, es un sueño personal que tengo desde los 12 años, quiero esto con todo mi corazón, pero los recursos económicos que tengo no son suficientes para poder tomar este camino sola.
RC - De cualquier modo, esto significa una experiencia de desarraigo, que seguramente es la primera vez en tu vida, ¿no te da un cierto...?
KM - No, no me da cierto nada, porque es lo que siempre quise, y ahora estoy más contenta que nunca por el apoyo y el empujón que me dio la fundación.
RC - ¿Qué opina la familia?
KM - La familia, contenta. Muy contenta porque ellos más que nadie saben que es lo que yo quiero.
EC - Diego, mencionabas recién que ahora nomás vuelves a Uruguay a dirigir la Filarmónica de Montevideo, que tengo entendido es uno de tus grandes sueños.
DN - Sí, sí, es uno de mis grandes deseos, desde hace años ya.
EC - ¿Por qué?
DN - Primero, porque es una orquesta que me encanta, como también la orquesta del Sodre; porque es dirigir en mi país una de las dos orquestas profesionales, de las orquestas grandes, y es plantar otra vez un pie en mi patria. Siento que la estoy representando afuera y trato de dejar a mi país lo mejor parado posible en el ámbito de las cosas que hago. También quiero estar en Uruguay, mostrar lo que salí a aprender, y si es de ayuda para tener éxito afuera y volver al país y trabajar con la gente del país, si eso aporta algo para que gente como Karen también tenga la posibilidad, gracias a mecenas, de gente interesada en esto que quiere ver resultados a nivel cultural, que quiere ver resultados a nivel musical y a nivel de desarrollo social, es poner un granito de arena más en ese trabajo arduo que entre otros está haciendo el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles conducido por Ariel Britos y ahora por las autoridades del Sodre.
EC - Cuando estés por acá vas a volver a encontrarse con Karen. ¿Van a planificar algo? Cuando tú estés en Francia, Karen, ¿vas a esperar el apoyo de Diego desde Alemania? ¿Qué van a coordinar?
KM - No me puse a pensar en eso todavía, pero es un contacto que tengo, que existe. Es otro ejemplo de personas como yo impulsadas por una fundación, tenemos eso en común. El contacto tiene que seguir estando. Imagino que podemos encontrarnos alguna vez.
EC - ¿Terminarás dirigiéndola allá, Diego?
DN - Posiblemente venga aquí a tocar con mi orquesta, tengo un proyecto muy, muy importante para este año, al cual también puedo invitarte a participar, porque a partir de octubre voy a haber fundado mi propia academia de música con un socio del Centro Cultural Albert Schweitzer, un médico alemán del siglo pasado instalado en Gabón que fue Premio Nobel. Una institución importante. Y aparentemente vamos a tener reconocimiento universitario aquí, así que seguramente vas a poder participar en algún curso magistral aquí con los profesores que vamos a tener.
RC - Si vieras la cara de Karen en este momento, le has abierto un panorama por demás prometedor.
EC - Karen, te enteraste ahora, fue una primicia.
DN - Me alegro, Karen. Fuerza, y pensá que es importante estudiar fuerte, Europa tiene muchas cosas bonitas para ver, abrir los ojos, no solo disfrutar de la música sino de todo lo otro, la arquitectura, los museos, porque es muy importante para un artista mezclarse con otros géneros del arte para entender el arte.
EC - Dale, Karen, largá lo que te produjo el comentario.
KM - Primero, que me entero acá en este momento de esto que está diciendo Diego. Muchísimas gracias, Diego, porque para mí además de un placer es un honor y una alegría enorme participar en tus proyectos y todo lo que tengas. Para mí es todo, una alegría inmensa y una oportunidad muy grande. Muchas gracias.
***
Transcripción: María Lila Ltaif
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