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"Por más que declararon mi inocencia, no todo se cura"

A 18 meses de la primera denuncia por presuntamente haber abusado de alumnas, Javier Caballero, excatequista de los colegios Clara Jackson y Santo Domingo, quien fue recientemente declarado inocente por la Justicia, dialogó con El Espectador.



Hace casi 18 meses, Javier Caballero, catequista de los colegios Clara Jackson y Santo Domingo, empezó a vivir lo que él mismo denomina como una pesadilla.
 
El caso salió a la luz cuando el colegio Clara Jackson de Heber, recibió la denuncia de padres que observaron un cambio en la conducta de sus hijas. Las pequeñas relataron que el catequista las había "manoseado" en varias oportunidades.
 
Tras las denuncias presentadas por los padres, el colegio realizó la denuncia policial del hecho e informó a las autoridades de Primaria.
 
La seccional 12ª fue la encargada de realizar las investigaciones del caso y hacer las primeras pericias psicológicas a los niños.
 
Caballero fue detenido y ahí comenzó para él una película de horror y tristeza.
 
Trabajaba con niños hacía 16 años. En los colegios donde se desempeñaba el asombro fue total. A la perplejidad se sumó también el miedo.
 
El caso recayó en la jueza Graciela Eustachio, quien lo dejó en libertad e inició un presumario para investigarlo.
 
Se tomaron los testimonios, se sometió a niños a distintas pericias psicológicas al igual que al propio acusado.
 
Su defensa la ejerció la abogada Inés Mazziotti.
 
Mientras el proceso avanzaba, en ambos colegios, docentes y padres, divididos a favor y en contra, coincidían sin embargo en un denominador común. Las instituciones, sin Javier, habían dejado de ser lo mismo. Los niños preguntaban por él, considerado el alma mater de los colegios. Las interrogantes de los pequeños dejaban muchas veces sin respuesta a docentes y padres.
 
A 18 meses de iniciado el proceso, la Justicia falló.
 
Según la resolución judicial, "después de una muy prolongada indagatoria y el testimonio de otras menores que también habrían sido manoseadas, no se ha logrado reunir elementos suficientes de convicción para atribuir al indagado un supuesto delito de atentado violento al pudor".
 
De las declaraciones se infiere que era común que los niños "se sentaran en la falda del catequista, recibiendo caricias, abrazos y todo tipo de demostración de afecto".
 
En diálogo con El Espectrador, Caballero expresó lo difícil que fueron para él estos 18 meses.

"No fue nada fácil, no fue nada cómodo, no se lo deseo a nadie. Comenzó todo con una denuncia, que no fue nada grato. Después dejo el colegio Clara Jackson y ofrecí dejar el Santo Domingo. En éste me dijeron que confiaban en mi trabajo y en quién era y me dieron una licencia para que yo resolviera esto, incluso diciéndome que por la confianza que tenían en mí, mi futuro en el colegio no dependía del resultado de la acción judicial".

Luego, relata el catequista, la cosa fue agrandándose como si se tratara de una bola de nieve.

"Me llevaron tres días detenido, y más adelante se empieza a agrandar la cosa: primero era una denuncia, después fueron tres, y cuando llego al juzgado a declarar tengo seis denuncias en contra. Es muy difícil aceptar eso, porque creo que hice mi trabajo de la mejor manera, pero se ve que hay gente que no lo quiso entender así y comenzó el calvario".
 
Caballero explicó que las denuncias "reales" fueron cinco, porque una de las seis presentadas en la comisaría jamás fue ratificada en el juzgado.

En esos días el catequista soportó otro tipo de acusaciones de otra índole, como "violaciones, acoso sexual a compañeras de trabajo", hechos que nunca fueron formalmente denunciados.

Caballero trabajó 16 años en el colegio Clara Jackson y 11 en el Santo Domingo. "Los padres confiaban en mí por cómo trataba a los chiquilines.  Nunca tuve un problema, ni con los padres, ni con los niños, ni con las instituciones. Yo tengo mi idea de por dónde viene la cosa, y de eso me estaré encargando después. Pero es un baldazo de agua fría que no se lo deseo a nadie. A la gente que me denuncia la conozco y ellos me conocen a mí, no son familias nuevas en el colegio. Creo que acá hay una cuestión no de niños sino de adultos, hay algo más y el colegio (Clara Jackson) actuó como actuó porque se sintió presionado y porque tuvo miedo. Si algo más yo no lo sé".

Consultado si consideraba que hubo presión de los padres para que los niños declararan en contra tuyo, Caballero dijo que "viendo sus declaraciones, sí. Creo que hubo mala intención".
 
El catequista aseguró que no volverá a trabajar más con niños. "Ya no soy el mismo, no me siento con la capacidad de pararme frente a un grupo. Me voy a sentir observado, voy a poner incómodo a un montón de gente porque cargo con esto. Me pidieron que continúe y yo no puedo".

Consultado si piensa iniciar acciones legales por haber quedado en una situación de vulnerabilidad –principalmente por haber perdido sus dos trabajos-, Caballero dijo: "Lo estamos estudiando con la doctora Mazzioti. Estamos viendo todo eso. Algo va a haber, no sé qué. Hasta que no lo defina con la doctora no te puedo decir nada".

El daño, asegura, es irreparable. "En cualquier daño hay una parte que la llevás contigo. Más allá de que la Justicia vea mi inocencia en esto, hay otra parte que no se cura. Lo que bancaste, lo que sufriste, no se arregla con un papel judicial, que te repito, está buenísimo, me hizo muy bien escucharlo, pero eso no lo arregla. Tengo que asumir que eso pasó, que es parte de mi historia y adelante con eso".

Caballero agradeció al equipo directivo del colegio Santo Domingo "por el cuidado con el que manejó el tema", a todos los padres "que me acompañaron", y a la doctora Mazziotti.