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Abogada: "Acevedo mataba por piedad, el otro es un perverso"

Abogada: "Acevedo mataba por piedad, el otro es un perverso"

La abogada Ariel Acevedo, Inés Mazziotti, explicó a El Espectador los detalles del caso e hizo comentarios sobre las personalidades de los enfermeros procesados por homicidio.


Consultada sobre la forma en que se enteró del caso, la abogada contó:
 
"Estando en el juzgado, se me acerca Jorge, que es la pareja de Ariel, el que está preso. Me pregunta: ‘¿Qué haces acá? Detuvieron a Ariel porque salió de testigo por algo con la Española’. Entonces subo y pregunto ‘Che, ¿qué hay con La Española, con Ariel Acevedo? Ahí me cuentan que había enfermeros que mataban gente".
 
Acevedo atendía fuera de la Española a un matrimonio de ancianos que lo llevaban de viaje como compañía. Era bien querido y muy respetado como enfermero. Mazziotti confirmó la vinculación de Acevedo con la pareja de ancianos.
 
"Cuidaba un matrimonio de ancianos que tienen muchísimo dinero, que lo quieren mucho. No se cómo los conoció, pero se conoció el mundo con esas personas. Le pagaban terrible sueldo, tres veces más que en la Española", aclaró la atribulada defensora.
 
 Los detalles de las andanzas de los ejecutores van saliendo a la luz. A medida que se sabe más, más crece el estupor y la incredulidad.
 
"Inyectaba medicación y dejaba las dos ampollas de Apropina -que Apropina es para levantar el corazón no para tirarlo abajo-. Supongo que estarían indicados por el médico. Quedaban las dos ampollas vacías ahí. Esta mujer (la enfermera que los denunció anónimamente) empezó a sospechar, porque cada vez que él entraba, apagaba la luz y al rato decía que había alguien en paro’. Entonces iban todos y la persona que estaba en paro era aquella a la que él le había dejado las dos ampollas, entonces ahí venía el médico de guardia y trataba de reanimarlo", relató Mazziotti.
 
La investigación comenzó en el Maciel. En breve se iniciará una investigación en la Española.
 
"Hace un año se comenzó con una investigación. Se inició con una funcionaria del Maciel que siempre veía que Marcelo Pereira entraba al CTI diciendo que iba a hacer una recorrida y apagaba la luz, que siempre tenía que estar prendida para verlos y poderlos cuidar", relató Mazziotti.
 
Al parecer, el enfermero entraba sigilosamente en la habitación y a solas con su victima, les administraba la dosis letal de una "medicamento" que sus pacientes aceptaban sin preguntar ya que el enfermero es, dentro del equipo médico, quien más está en contacto con los enfermos.
 
Acevedo y Pereira usaban esa confianza natural para disimular sus planes  y procedimientos homicidas.
 
Marcelo Pereira trabajaba en El Maciel y en la Española y fue el autor del último homicidio. Esta última muerte fue la que  permitió a la policía detener a los dos enfermeros.
 
En tanto, Ariel Acevedo, de 46 años, trabajaba solamente en la Española
 
Los dos asesinos se conocían, sabían de las andanzas del otro. Según el ministro Bonomi "Competían en una carrera loca por la muerte"
 
 "Ambos sabían lo que hacían, cada uno en su lado. Porque fijate que las personas que murieron en el Maciel murieron medicadas. Las personas que murieron en La Española murieron con una inyección de aire, que era lo que les daba mi cliente, en una jeringa con 20 centímetros de aire que causaba una embolia pulmonar. La embolia pulmonar causa un paro, ahí se prende una luz y viene el medico. Si puede, lo saca del paro. Y si no, marchó", narró Mazziotti.
 
En las últimas horas trascendió que la  esposa de Pereira habría estado detenida y en primer momento incluso se manejaba la versión de  que había sido procesada. Pero, finalmente, el juez Vomero no la envió a prisión.  
 
Mazziotti fue enfática al recalcar que, "La esposa de Marcelo Pereira no tiene nada que ver, pero estuvo detenida porque le incautan en la casa medicación para matar gente. Matar gente mediante una eutanasia".
 
Según la abogada, Acevedo mataba por piedad:
 
"Mi cliente lo que dice es que no podía ver sufrir a la gente y que en algún momento, no sabe por qué, empezó a decidir hacer esto para no ver sufrir más a la gente. Que también, por otro lado, muchos familiares de pacientes internados en el CTI de La Española le pedían al médico que les hiciera una sedación para no verlos sufrir más. El médico accedía, y firmaban los familiares y el médico. Entonces yo me pregunto, ¿no es lo mismo? Porque la eutanasia no está permitida. ¿Por qué lo firma del medico tiene más valor que ellos lo hagan solos?" expresó Mazziotti.
 
Y con un dejo desaliento y haciendo un esfuerzo por separar los motivos de Acevedo de los de Pereira agregó:
 
"El otro es perverso. Yo no estoy defendiendo a mi amigo porque sea mi amigo, pero digo, las declaraciones de Marcelo Pereira dicen ‘estos viejos de mierda, que los baño y a las dos horas se cagan y se mean se tienen que morir de una vez. Están rompiendo mucho las pelotas’. ¡Si ves el expediente te vas a dar cuenta!
No tenían nada que ver. La idea de él (Pereira) era otra, era que le molestaban. La idea, o el sentimiento, o lo que quieran llamarle, de Ariel, era que no sufrieran más. Él en ningún momento se quejó de que los tenía que bañar, de que tenía que cuidarlos, ni nada de eso. Yo sé que el hecho es el mismo, lo que digo es que la cabeza y los afectos son distintos".
 
¿A cuántos mataron? No se sabe. En el juzgado, reconocieron varios en fotos que les mostraron.
 
"Ariel reconoció por fotos que le trajo la Española, 11 personas. El reconocimiento es a través de fotos de personas que eran socias, a todos los socios se les saca una foto al ingresar a la sociedad. Me dice yo así no los reconozco, porque cuando yo los veo es con cables e intubados", contó la abogada.
 
Finalmente, Mazziotti narró el momento en que le preguntó a su defendido por qué  había matado a tanta gente:
 
"Me dijo: ‘Inés, hace 20 años que trabajo en el CTI y vi morir a miles de personas, ¿qué me pasó?, no lo sé, creo que me creí Dios’".
 
"Entonces yo le contesté: ‘Pero perdóname ¿te crees Dios?’. Y me contesta: "No, no me creo Dios, pero ahora me doy cuenta que me equivoqué y actué como si fuera Dios. Yo no tenía derecho a tomar esas vidas, estoy arrepentido’".