Entrevistas

Estudiantes uruguayos fueron premiados por crear una silla de ruedas que funciona a través de órdenes verbales

Estudiantes uruguayos fueron premiados por crear una silla de ruedas que funciona a través de órdenes verbales

Los estudiantes sanduceros Alfredo Causa, Richard Garré y Matías Galimberti viajaron en mayo a Estados Unidos para participar en la feria International Scientific and Engineering, una de las más importantes en ciencia e ingeniería juvenil, y obtuvieron el tercer puesto en su categoría. ¿Por qué? Juntos crearon una silla de ruedas que se mueve a partir de órdenes verbales. Combinando la electrónica y la informática, desde el Instituto Tecnológico Superior de Paysandú estos jóvenes llevaron a la práctica un proyecto innovador para ayudar a la gente discapacitada. Para conocer más sobre esta iniciativa, En Perspectiva entrevistó a uno de los creadores, Causa, y al profesor orientador del proyecto, Sergio Capillera.


(emitido a las 8.56 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Para una persona cuadripléjica, poder movilizarse de forma autónoma, sin depender de otro que la traslade, puede ser una gran ayuda.

Con ese objetivo trabajaron tres alumnos del Instituto Tecnológico Superior de Paysandú (ITSP) para crear una silla de ruedas que se desplaza a partir de órdenes que recibe por la voz, por medio de un micrófono y una computadora.

Este desarrollo tecnológico les mereció un reconocimiento internacional a sus creadores. Estamos hablando de Alfredo Causa, Richard Garré y Matías Galimberti, que el mes pasado viajaron a Estados Unidos para participar en la International Scientific and Engineering, una de las ferias internacionales más importantes en ciencia e ingeniería a nivel juvenil. ¿Y con qué se volvieron a Paysandú? Con un tercer puesto en su categoría. Es más, sus vecinos sanduceros los recibieron como héroes.

Nos interesa conocer más sobre esta silla, cómo fue la experiencia de viajar al exterior a presentarla, qué próximos pasos vienen en este proyecto.

Para eso vamos a dialogar con Alfredo Causa, uno de los estudiantes que confeccionaron este mecanismo... ¿Qué edad tienes?

ALFREDO CAUSA:
Tengo 21.

EC - ¿Dónde te hemos encontrado a esta hora?

AC - En Guichón, pasando un poco de frío, al lado de la estufita.

EC - Y preparándote ¿para qué?, ¿cuál es tu actividad un día como el de hoy miércoles?

AC - De tarde arrancaría a dar clases para segundo año de bachillerato informático.

EC - Ya estás dando clases ahora.

AC - Estoy dando clases. Aparte del recibimiento que tuvimos el sábado 2, me informaron que tenía horas de clase y arranqué esta semana.

EC - O sea que este año 2012 marca tu debut como docente.

AC - Sí, está marcando la iniciativa como docente.

EC - ¿Y como estudiante dónde estás?

AC - Como estudiante sigo en Paysandú haciendo la carrera de Ingeniería en electrónica.

EC - Que acabas de empezar.

AC - Acabo de empezar también.

EC - Y estamos también con Sergio Capillera, el profesor orientador de estos jóvenes en aquel proyecto.

SERGIO CAPILLERA:
También estoy en la Técnica de Guichón en este instante.
 
EC - Andan cerca. ¿Cuál es concretamente la materia de la cual usted es docente?
 
SC - En el ITSP, de donde Alfredo egresó junto con los demás chiquilines, estoy como docente del Taller de Informática en tercer año, el último año de los chiquilines, para egresar y ser bachilleres. El Taller de Mantenimiento Informático.
 
EC - Su actividad está pautada por la docencia, ¿se dedica 100%?
 
SC - Exacto, sí.
 
EC - Y supongo que últimamente orgulloso, ¿no?
 
SC - Sin duda, es algo impresionante, es muy, muy amplio todo lo que se puede llegar a alcanzar, más allá de lograr a su vez el incentivo a los chiquilines, trasmitirlo y ayudarlos en ese proyecto final de carrera, como comenzó inicialmente.
 
EC - Vamos de a poquito. Empecemos con Alfredo. Ustedes trabajaron en este proyecto, como decía el profesor Capillera, como culminación de la carrera de informática en el ITSP, que depende de UTU.
 
AC - Exactamente.
 
EC - Tengo entendido que decidieron volcarse a esta idea de una silla de ruedas que funcione mediante la voz porque conocen a una chica discapacitada a la que un sistema como este le resultaría muy conveniente. ¿Cómo fue eso?
 
AC - Como dijo Sergio, esto surge como proyecto de fin de carrera, para egresar. Habíamos tenido cinco proyectos antes sobre la mesa, pero ninguno fue aprobado por los docentes, porque los docentes ven si son viables o no y ninguno era viable, entonces un fin de semana vine acá a Guichón, no tenía muchas ganas de salir ni nada, y dialogando con mi viejo me preguntó qué me pasaba, le comenté la historia, estuvimos pensando juntos qué podía ser, no salía nada, y por allá a las tres de la mañana, un sábado a las tres de la mañana, estábamos mirando tele, y él entredormido se despierta así y me dice: "Vos que te gusta la electrónica, la informática, ¿por qué no buscan algo para mezclar las dos cosas y que ayude a la gente discapacitada?". Ahí me dio el ejemplo de María José [...], una chiquilina que iba desde su casa hasta el liceo, iba todo por la ruta más o menos dos kilómetros todos los días.
 
EC - ¿Qué discapacidad tiene ella?
 
AC - Ella es cuadripléjica a raíz de un accidente que tuvo. Hubo un tiempo en que dejó de estudiar, y ahora volvió a estudiar, estudió en el liceo, ahora está haciendo Bachillerato de Informática y este año por ejemplo es abanderada acá en la Escuela Técnica de Guichón.
 
EC - Qué maravilla.
 
AC - Vimos que en la mañana, por ejemplo una mañana temprano como hoy, que está nublado y medio feo, en la ruta hay mucha niebla, entonces la visibilidad es de menos de un kilómetro.
 
EC - ¿Cómo hace ese trayecto?
 
AC - En la silla de ella, una silla con joystick común.
 
EC - Una silla de ruedas operada por ella con un sistema de joystick.
 
AC - La idea original del proyecto había sido un auto controlado por voz. Se lo planteamos a los distintos docentes y nos dijeron que un auto iba a requerir mucha investigación y no se iba a poder hacer en un año. Entonces descartamos esa idea pero seguimos con la idea de algo controlado por la voz para ayudar a gente cuadripléjica. Y dijimos: ¿por qué no una silla, que se puede implementar dentro de una casa, en la calle, en la vereda, incluso en un evento? Por ejemplo nosotros estuvimos en la Semana de la Cerveza este año haciendo una campaña para juntar fondos y vimos que pasaba gente en silla pero siempre con algún familiar o alguien empujándola.
 
EC - Son personas con discapacidades que les impiden dominar la silla de ruedas.
 
AC - Incluso también se puede implementar para gente que ande en silla de ruedas y pueda mover las manos. Un compañero, Matías, anduvo un tiempo en silla de ruedas y nos explicó que si andás en una silla mecánica muchas veces se te acalambran los brazos. Entonces vimos que se puede implementar para cualquier discapacidad que requiera una silla, incluso para gente mayor que muchas veces por problemas de cadera o simplemente de reuma precisa andar en una silla.
 
EC - Hay dos problemas a resolver ahí, primero cómo giran las ruedas, es un problema que lo tenga que hacer el propio discapacitado, por más que tenga movilidad en los brazos se produce un cansancio, un desgaste.
 
AC - Un cansancio físico y un desgaste.
 
EC - Eso se soluciona con un motor. La pregunta siguiente es por qué pasar a un motor operado por voz y no con el joystick.
 
AC - Cuando surgió la idea nos enfocamos en la parte cuadripléjica. Y hay muchas personas que pueden hablar pero tienen poca movilidad en las extremidades.
 
EC - Tienen movilidad en las manos, por ejemplo, pero no la necesaria para operar un joystick.
 
AC - Exactamente. Por ejemplo, había una señora en Paysandú, que fue la primera que se interesó en el proyecto en la feria departamental, que con el paso del tiempo va perdiendo movilidad en las manos.
 
EC - Ese es otro caso, el de las enfermedades degenerativas.
 
AC - Exactamente. Nos contaba que cuando iba por la calle muchas veces agarraba un pozo, la mano saltaba y le quedaba fuera del joystick, entonces la silla seguía andando pero ella no podía controlarla, y no tenía fuerza para volver la mano al joystick.

SC - Y algo a aclarar, he tenido oportunidad de tener como alumna a esa chiquilina María José [...], que hoy está cursando el último año para poder egresar, y ella trae todas las actividades, los deberes, un día después, porque tiene dificultades motrices hasta para usar la computadora. Con el joystick con que ella se maneja, como dice Alfredo, algún desnivel en el pavimento ya la complica, las reacciones no son las de una persona normal y manejar el joystick le resulta sumamente incómodo
 
EC - Profesor Capillera, ¿efectivamente un sistema de silla de ruedas operada con la voz no existe en el mundo?, ¿hicieron el chequeo? Se lo pregunto porque estuvimos viendo en internet y aparecen algunos proyectos parecidos. ¿Qué conclusiones sacaron?
 
SC - Sí, hay una investigación previa, los chiquilines buscan si existe algo parecido por el tema de las patentes, para ver qué existe. Se encontraron otros modelos o ideas, pero nunca se llegaron a ejecutar, a desarrollarse. Hay muchas ideas pero no hay nada funcionando actualmente. Encontramos un chiquilín de Costa Rica que tenía un prototipo pero nunca lo probó, nunca llegó a una silla real. Es un prototipo a escala muy pequeña, y no nos dijo si lo patentó. Fue el que sacó el segundo premio a nivel internacional. Es una silla de ruedas controlada por la mordedura, ni siquiera es por la voz. Esa es la información que tenemos hasta el momento. Si buscás en internet hay ideas, pero nunca fueron proyectadas, terminadas o finalizadas.
 
EC - Es muy interesante entonces que ustedes hayan descubierto ese nicho y hayan sido capaces de enfrentarlo y obtener una solución. Pero ¿cuáles fueron los primeros pasos?
 
AC - Primero que nada, como dijo Sergio, se hizo una investigación que duró cinco meses, de las ocho de la mañana a las ocho de la noche, y muchas veces pasábamos dos días sin dormir, se buscó si no había algún proyecto parecido o idéntico, si dentro de Uruguay no existía ninguno. Buscamos prácticamente en todas las páginas en Uruguay y no se encontró nada, entonces decidimos seguir adelante. Al principio no teníamos mucha idea de cómo hacer, contábamos con una silla mecánica que había sido donada por el Instituto de Rehabilitación de Paysandú, les comentamos sobre el proyecto y nos dieron una silla mecánica que estaba en desuso. La primera dificultad que tuvimos fue cómo pasar de esa silla mecánica a una silla eléctrica, que se pudiera mover con motor. Ese fue el primer paso, investigar cómo podíamos controlar una silla mecánica con motor.
 
Después fue la etapa de ver cómo controlar esos motores con la voz. Ahí tuvimos que ir con distintos profesores de la rama nuestra e incluso de otras ramas, por ejemplo de electrónica, porque somos egresados del Bachillerato Informático y no tenemos recursos suficientes en la parte electrónica. Se investigó cómo hacer eso, se terminó la investigación y en 12 días nos dedicamos a la construcción de la silla, ahí conseguimos materiales, reciclamos muchos materiales, por ejemplo el motor de dirección se sacó del chasis de un auto que estaba tirado en el taller del padre de Richard.
 
EC - Fueron reciclando materiales.
 
AC - Ahí va, exactamente, se trató de reciclar lo más que se pudo, por si en el día de mañana, por ejemplo, si se logra producir, viene una persona y me dice: "Mirá, yo tengo una silla y un motor; ¿se puede hacer algo con esto?". Y en parte para abaratar costos, porque si no, se nos iba con un costo elevado de materiales y no contamos con recursos suficientes para gastar tanto.
 
EC - Para redondear esta parte de la conversación, contanos cómo funciona el sistema, cómo es esto de que el motor y en definitiva las ruedas de la silla se accionan con comandos de voz.
 
AC - El funcionamiento es bastante simple. Tiene algunas órdenes, siete u ocho, "aventar" para ir hacia delante, "inversa" para ir hacia atrás, "diestra" a la derecha, "siniestra" a la izquierda, "suspenso" para parar, "comando luz" para prender las luces, "apagar" y "reiniciar" para el sistema, por si se tranca, en ese caso se reinicia el sistema, y "centro" para centrar las ruedas de dirección.
 
EC - O sea, no es que la persona le va hablando a la silla, sino que la persona utiliza siete u ocho palabras claves a partir de las cuales responde el motor y responden las ruedas.
 
AC - Exactamente. Se pensaron estas palabras en un principio por el tema de que si la persona va hablando con otra y de repente dice: "Sí, porque viste allá adelante...", se sustituyó "adelante" por "aventar" para evitar que la persona se olvide y al hablar con otra diga la palabra "adelante" y la silla responda.
 
EC - Te adelantaste a una pregunta que iba a hacerte, porque las palabras que funcionan como comandos seguramente al oyente le suenan raras. ¿Por qué "aventar"? Ahora tenemos la explicación.
 
AC - Es para evitar eso, o por ejemplo que venga otra persona, un niño, y diga "adelante" y la silla salga sola. Se pensó en ese contexto.
 
EC - Preguntan de la audiencia si utilizaron software de reconocimiento de voz estándar.
 
AC - Sí, tiene una parte de informática, el curso exigía que tuviéramos algo que se implementara para la informática, entonces creamos un programa que capta la voz, con otro programa hicimos el motor de voz y a su vez el programa que se encarga de enviar los pulsos eléctricos.
 
EC - ¿Cuánto tiempo les llevó tener la silla funcionando?
 
AC - Funcionando, desde que arrancamos, 12 días, 12, 15 días.
 
EC - No, pero desde que comenzó el proyecto en sí.
 
AC - El proyecto arrancó más o menos en esta fecha del año pasado y para setiembre lo teníamos terminado.
 
EC - Supongo que ese momento habrá sido de festejo.
 
AC - Fue un momento inolvidable. Siempre tuvimos una frase presente, un día que estábamos deprimidos porque no nos salían ideas, se arrimó un docente y nos dijo: "Cuando terminen la silla no van a sentir la sensación de que terminaron, sino la sensación de poder ayudar a otra persona que realmente lo necesita". Y la primera vez que se movió la silla no hubo palabras para explicar, porque habíamos estado días sin dormir, trabajando, metiendo horas, y no sabíamos... Porque antes funcionaba, no teníamos batería entonces enchufábamos la computadora a la corriente y la primera prueba fue con alargue. Y cuando funcionó la primera vez dijimos: "¡Guau!, ¿qué hicimos?".
 
***
 
EC - De la audiencia, dice Virginia de Minas: "Esta es la educación creativa que necesitamos. Felicitaciones".
 
***
 
EC - Profesor Capillera, una vez que estuvo pronta la silla, ¿cómo fue esa serie de saltos que terminó dando esta idea, primero a nivel nacional y después ya en el exterior?
 
SC - Hay una oportunidad en el centro educativo, también se puede participar en eventos, por ejemplo los clubes de ciencia, que ahora están por comenzar acá en Paysandú el 7 y 8 de setiembre, este proyecto fue el año pasado en esa fecha. Se les da la oportunidad a jóvenes o no jóvenes, porque no hay edades, y no es necesario estar estudiando, de participar en el Club de Ciencias. Ahí los chiquilines tuvieron la posibilidad de presentar, expresarse y demás, es una gran oportunidad que les sirve para recibir críticas constructivas para implementar en algún momento alguna mejora en el proyecto, para expresarse. Todo eso les sirve a los chiquilines porque justo a fin de año tienen un proyecto final que tienen que defender frente a un tribunal. En todos los cursos les damos la oportunidad a estos chiquilines de participar en esos eventos, como surgió con Richard Garré, Matías y Alfredo, de expresarse en esas presentaciones. Eso está abierto a todo el público y la gente tiene curiosidad frente a esas innovaciones o a esos proyectos.
 
EC - Pero ¿cómo llegaron después a participar en la feria de ciencia juvenil en Estados Unidos?
 
SC - A nivel departamental tuvieron una primera mención especial que los llevó a participar con el Club de Ciencias a nivel nacional, en una instancia que se realizó en Salto del 21 al 23 de octubre del año pasado. Ahí participaron cantidad de jóvenes, tuvieron el primer premio, la mención especial, y ahí llegó la oportunidad, se les obsequió la participación en Pittsburg para representar a Uruguay del 13 al 18 de mayo de este año.
 
EC - No estaban todos los gastos pagos en esa invitación.
 
SC - Claro, el premio abarcaba a dos integrantes y al orientador, o sea que de nuestro equipo quedaba uno de los chiquilines sin cubrir. Es más, debo decir que dos proyectos del ITSP obtuvieron la invitación para ir a Pittsburg, no solo el de la silla de ruedas, hubo otros chiquilines que hicieron un programa para niños preescolares que les mejoraba la motricidad y la caligrafía mediante una pantalla táctil. Ese proyecto se llamaba "Aprestamiento digital", y también participó. Del Instituto de Paysandú participaron dos proyectos, la Silla de ruedas controlada por la voz y Aprestamiento digital.
 
EC – Y ahí entra en juego la comunidad. ¿Cuánta gente los apoyó contribuyendo con dinero para enfrentar los gastos?
 
SC - Se usaron los medios de comunicación, colaboró un montón de gente, impresionante, la gente de Paysandú, ayudaba también gente de forma anónima, teníamos un número de cuenta en Abitab; la gente del Centro Comercial de Paysandú también colaboró distribuyendo urnas e información sobre cuál era el motivo para reunir ese dinero. Mucha gente, no quiero dar nombres porque corremos después el riesgo de olvidarnos y quedar mal. Hay un montón de gente, es impresionante la cantidad tanto de empresas privadas como de instituciones que de una forma u otra colaboraron para reunir ese dinero.
 
EC - Alfredo, ¿cómo fue la participación en la International Scientific Engineering, esta feria a la que viajaron, una de las más importantes en ciencia e ingeniería a nivel juvenil? Intervienen cerca de 1.500 equipos, más de 50 delegaciones de diferentes lugares del mundo. ¿Qué les implicó a ustedes, qué disfrutaron, qué sufrieron allí?
 
AC - Ni bien salimos de Paysandú ya tuvimos una alegría, porque la gente que nos fue a despedir en la terminal de Paysandú era bastante, familiares, amigos y conocidos, yo incluso comparaba con la despedida del año pasado y había más gente, no sé si era porque éramos dos proyectos de acá de Paysandú. Y cuando llegamos a Montevideo nos juntamos con el grupo de Maldonado, porque Uruguay estuvo representado por tres proyectos. Después nos conocimos bien con el otro grupo, empezamos la etapa como delegación uruguaya, como las selecciones de fútbol que tienen una instancia para conocerse entre ellos, nos estuvimos conociendo, hablando sobre los proyectos, comentábamos que habíamos tenido la oportunidad en Salto de conocer los proyectos, y ahí nos adentramos más en los distintos proyectos. Y cuando subimos al avión ya ahí fue una experiencia inolvidable, porque ninguno había subido a un avión.
 
EC - Ya ese era un triunfo.
 
AC - Ya eso, y cuando pasamos el andén del aeropuerto al avión ahí dijimos: "Ya está, cumplimos con la meta, cumplimos con el sueño", porque una de las metas que siempre tuvimos era llegar a representar a Uruguay con un proyecto, y dejarlo bien representado.
 
EC - ¿Cuántos días estuvieron en Pittsburg?
 
AC - En Pittsburg estuvimos del 12 al 18 de mayo, una semana.
 
EC - ¿Qué implicó para ustedes esa estadía?
 
AC - Ni bien llegamos fue un mundo totalmente distinto del que estamos acostumbrados a ver. La organización de la feria era impresionante, por ejemplo si te pasabas medio milímetro en la medida del stand –porque te daban ciertas medidas– ya te podían descalificar por el tema de organización, de reglamento.

EC - Desde el punto de vista del aprendizaje en lo científico-tecnológico, ¿qué les dejó todo ese tiempo que pasaron en la feria?
 
AC - El aprendizaje, un mensaje claro, resaltado en carteles en la feria que decían: "Mentes brillantes inspiradas son el futuro del mundo". Y ahí había chiquilines de 14 a 17 años, había un proyecto que asombraba, por ejemplo había un chiquilín de 15 años, que fue el ganador de la feria, que hizo un proyecto para detectar y prevenir el cáncer de próstata 100 veces más efectivo que el que se usa ahora. El chiquilín tenía 15 años, son mentes que decís guau, a mí a esa edad no se me hubiera ocurrido esto.
 
EC - Supongo que por otro lado tuvieron que defender y explicar el proyecto que llevaban.
 
AC - Exactamente. Por tema de edades, el expositor del proyecto nuestro fue Richard. En la instancia de Uruguay siempre poníamos dos, porque acá no se toman muy en cuenta las edades, pero cuando pasás a esa feria el reglamento exige que sea menor de 21 años, y el único menor de 21 años en el proyecto nuestro era Richard. Si sabés inglés no precisás un traductor, la gente de Chile o de Barcelona sabían inglés y explicaron el proyecto, pero si no sabés el idioma tenés un traductor. Pero a veces no lo tenés, o sea que tenés que tratar de aprender por lo menos un poco de inglés, que fue lo que hizo Richard, un mes antes estuvo yendo a clases intensivas de inglés para por lo menos entender algo.
 
EC - ¿Ustedes esperaban tener un premio como el que les tocó, un tercer premio en la categoría?
 
AC - Ese premio la verdad que no. Pero una vez hablando con Sergio acá en Paysandú antes de ir, me dijo: "Mirá que yo tengo un presentimiento de que algo vamos a traer". Y le digo: "Bueno, aunque sea para un reconocimiento nos tenemos fe", por lo menos para un reconocimiento yo me tenía fe. Y el día miércoles quedó Richard nomás en la feria con los jurados, la feria se cerró para el público, incluso para los acompañantes, incluso Sergio que era el orientador tuvo que salir. Richard estuvo todo el día en la feria exponiendo el proyecto ante los distintos jurados, nos tocaron siete jurados, y en la tarde llegó al hotel, le preguntamos qué había sucedido, cómo había estado, y nos dijo: "La  verdad es que estuvo genial", y nos mostró cuatro reconocimientos, nos dijo: "Mirá, recibí cuatro reconocimientos", de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, de la Naval de Estados Unidos, del Instituto de Ingenieros de Electrónica y Electricidad y de Incoset, una empresa electrónica. Con esos reconocimientos dijimos: "Ya está, ya llegamos al objetivo", no pedíamos más nada. Habíamos quedado más que contentos, pero incluso le dije a Sergio: "Vos sabés que tengo el presentimiento de que algo más puede ser", por lo menos un cuarto puesto podía ser. Eso fue el miércoles. El jueves fue la entrega de premios especiales de las empresas, de los cuales Uruguay no recibió ninguno, porque más que nada son premios para estudiantes de Estados Unidos, por ejemplo la empresa te contrata o te da financiamiento para producir el proyecto, pero casi siempre va a proyectos enfocados en Estados Unidos; creo que hubo dos o tres fuera de Estados Unidos, uno para Suecia y uno para Brasil.
 
EC - ¿Y el de ustedes cuándo apareció?
 
AC - El viernes, que fue la ceremonia de clausura de toda la feria. La verdad es que yo no tenía mucha fe para sacar un tercero ni segundo puesto. Y cuando llegó la categoría nuestra en el tercer puesto y dijeron "Paysandú", ahí empezamos con Matías y el Richard a mirarnos entre nosotros, habíamos quedado en shock, congelados, ni cuenta de filmar nos dimos, yo tenía las dos cámaras en la mano y no filmamos. Dijeron "Uruguay" y no sabíamos ni para dónde agarrar, y cuando dijeron el nombre de él creo que éramos tres y atrás Sergio gritando, y calculo que eran los tres millones de Uruguay.
 
EC - Y después cuando llegaron a Paysandú tuvieron otro de esos recibimientos multitudinarios.
 
AC - Cuando llegamos a Montevideo logré hablar por teléfono, hablé con mi viejo y me dice: "Mirá que creo que va a haber una caravana en Paysandú en el trébol", y le digo: "Ah, ta, buenazo". El único que sabía era yo, entonces dije: no se lo digo a nadie, que sea una sorpresa para todos. Después en el viaje, cuando veníamos en el ómnibus, empezaron a caer mensajes: "¿Demoran en llegar? Miren que hay una caravana esperándolos". Y ahí arriba del ómnibus ya estábamos ansiosos por llegar y bajar, y cuando bajamos fue como si fuera la Selección Uruguaya.
 
EC - Profesor Capillera, ¿cómo sigue ahora la historia? Porque lo que ustedes han preparado es un prototipo, ¿qué posibilidades hay de volverlo una aplicación que pueda producirse industrialmente y comercializarse?
 
SC - Más allá de que ellos van a seguir, se ha conversado con los chiquilines de seguir mejorando la silla, hay un montón de cositas para ir arreglando, se está buscando gente que pueda colaborar en invertir y así darles una oportunidad a estos chiquilines de que hoy o mañana esa silla pueda funcionar a nivel comercial. Hay un montón de cositas que a medida que se estudien se van a ir incorporando, por ejemplo el tema de la estética, reducir un poco el peso, agregarle otros factores, porque hasta el momento lo último que se le agregó fue un panel solar y un sistema GPS para que si esa persona tiene que salir de la casa la familia sepa dónde está ubicada.
 
EC - ¿Están coordinando el futuro de esta silla de ruedas operada con voz por ejemplo con instituciones como Teletón?
 
SC - No, todavía no hemos tenido la oportunidad de conversar frente a eso, pero se están buscando las posibilidades de reunirnos y con empresas que tengan interés en apoyar a estos chiquilines que sin duda van a seguir. Pero no hemos tenido todavía contacto oficialmente con ellos, hasta el momento no.
 
EC - ¿Qué piensan? ¿Cuál es el trabajo que les queda por delante en conjunto? ¿Esa silla es el arranque de una empresa? ¿Han pensado en eso?
 
AC - Sí, por el lado nuestro desde un principio la idea era que si lográbamos hacer el prototipo en el día de mañana poner una empresa propia con el grupo, con todo el equipo, incluso con Sergio, que es el adulto a cargo como quien dice, y producir tanto el producto silla, un producto finalizado que sea 100% fiable, y alguna otra invención que ayude a mejorar la calidad de vida de algunas personas.
 
EC - Tengo una cantidad de mensajes de felicitaciones que les llegan de la audiencia. Por ejemplo, Alberto dice: "A mí me gustaría no solo felicitar a los chicos, sobre todo felicitar con mayúscula al profesor que generó estos chicos que pudieron crear. Eso nos debe llenar de orgullo a todos los uruguayos, para mí están casi a nivel de la Selección, y que me disculpe el Maestro Tabárez".
 
AC - Muchas gracias.
 
SC - Muchas gracias.
 
EC - Más adelante va a ser interesante que nos pongan al tanto de las etapas que vienen.

SC - Quiero agregar algo. Más allá de decir que los chiquilines han estado trabajando en esto en forma continua, algo también a destacar es el dinero, el dinero es aportado por los mismos chiquilines, docentes, familiares. La idea es sí seguir con eso teniendo un respaldo, un apoyo con respecto a los recursos y los gastos que se generan, sin duda que eso sale.
 
AC - Si me permitís, un agradecimiento a todas las personas tanto de Paysandú como del resto del Uruguay, incluso hubo gente de Argentina que en la Semana de la Cerveza se arrimó y nos apoyó. Un fuerte abrazo y un agradecimiento a todas las personas que nos han apoyado con este proyecto.
 
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Transcripción: María Lila Ltaif


Foto: blogs.paysandu.com