Estimado Emiliano Cotelo:

Soy asidua escucha de en Perspectiva, y el jueves pasado estuve escuchando la tertulia referente a las medidas que propone el gobierno.

Soy una ciudadana común preocupada por la situación del país, pero en todas las discusiones que he escuchado veo que no ven o no quieren ver la causa de los mismos.

Nadie, no he escuchado a nadie que se preguntara porqué en las clases sociales de donde provienen esos chicos, las madres tienen
7 u 8 hijos y en la clase media sólo tienen 1 o 2 en promedio, porque son concientes que no los pueden atender.

De modo que para mi una de las posibles soluciones serían, modestamente hablando y desde mi perspectiva, una paternidad responsable y que iniciaran algo que sería lento pero seguro. UNA ESCUELA PARA PADRES OBLIGATORIA para niños en edad preescolar, en primaria y en secundaria.

Esas clases se darían el sábado o domingo por un asistente social o alguien similar que les enseñara los valores de la familia, amor, respeto dedicación y todo lo que pueda contribuir para enseñar a la convivencia. En contrapartida si llegaran a faltar se les retendría la asignación familiar o cualquier dinero que reciban del estado.

Por otro lado pienso que se debería volver a los comedores del INDA para proveer alimentos y si pienso que se les debería cobrar una suma irrisoria, porque todo lo regalado no es apreciado en su justa medida sino que piensan que tienen el derecho.
 
También veo que se destinan millones de pesos en educación, etc, etc sin ver que haciendo un relevamiento de los asentamientos se podría construir un gimnasio que fuera también obligatorio para preescolares, primaria y secundaria. Mientras están en la escuela, y también en el gimnasio son horas menos que están en la calle.

Es mi convencimiento que solo trasmitiendo valores familiares, aunque reconozco que es un camino difícil y que no trae votos a los partidos en la única forma que se pueda empezar, aunque lentamente a revertir esta situación.

Es indudable también reconocer que también hay padres que tienen sus apremios, que todos tuvimos e igualmente les trasmiten valores.

Atte

Ana Carbó.