Entrevistas

Los CTI del Pereira Rossell reducirán el número de camas disponibles por falta de personal

Los CTI del Pereira Rossell reducirán el número de camas disponibles por falta de personal

En total serán diez las camas que quedarán bloqueadas ya que no existe el personal suficiente para atender a todos los niños. Diariamente hay entre diez y quince recién nacidos y entre cinco y diez niños de hasta 15 años en un CTI privado por falta de personal en Salud Pública. En diálogo con En Perspectiva, el presidente de la Sociedad Uruguaya de Neonatólogos y Pediatras Intensivistas, Wilson Guillén, dijo que "el problema fundamental está en los recursos humanos en enfermería y a nivel médico". Además recalcó que esta problemática se viene constatando hace 20 años debido a que "hay pocos profesionales que hacen esta especialidad (...) y es cada vez mayor la brecha salarial entre el sector público y el privado", por lo tanto, se da una migración de profesionales de la salud del sector público al privado.


(emitido a las 7.48 Hs.)

EMILIANO COTELO:
La jefatura del CTI del Hospital Pereira Rossell resolvió ayer que reducirá el número de camas, adaptándolo a los recursos humanos disponibles, porque se quiere garantizar una mejor atención a los niños internados.

"Tiene que haber un médico cada cuatro pacientes de CTI y uno cada seis de los servicios de atención intermedios", dicen los neonatólogos, "y eso hoy no se está cumpliendo, por eso apoyamos la medida".

Vamos a conversar con uno de los profesionales que ha manejado este tema en la prensa en los últimos días, el doctor Wilson Guillén, presidente de la Sociedad Uruguaya de Neonatólogos y Pediatras Intensivistas.

Ustedes ya habían hecho una advertencia a propósito de esta situación la semana pasada, ¿verdad?

WILSON GUILLÉN:
Sí. La semana pasada hicimos una carta denuncia a la opinión pública en la que advertíamos sobre esta situación. La hicimos en este momento por dos motivos: primero, porque se habían cumplido los plazos en el que esperábamos una respuesta por parte de ASSE. Nosotros tuvimos una reunión con Beatriz Silva el 11 de junio, en la que planteamos esta situación junto con una serie de medidas que considerábamos urgentes para poder evitar las dificultades que estamos teniendo. No obtuvimos respuesta. Le avisamos a ASSE que íbamos a sacar esta denuncia a la opinión pública, y así lo hicimos.

Y en segundo lugar, lo hicimos en esta época del año, cuando está empezando el invierno de manera muy cruda y con muchos cuadros de infección respiratoria, porque este pico estacional empieza en junio y termina a mediados de setiembre, entonces queremos advertir con tiempo para ver si se pueden tomar los recaudos necesarios y evitar esta situación.

EC – La advertencia fue formulada por ustedes los pediatras, pero también por los funcionarios del Pereira Rossell, ¿de qué estamos hablando? ¿Cuál es el inconveniente? ¿Por qué este déficit de personal?

WG – Existe un déficit de personal que se basa en las diferencias salariales que existen entre el sector público y el privado. El problema fundamental está en los recursos humanos en enfermería y a nivel médico.

Sucede que la gente ingresa a trabajar en la salud pública se capacita, adquiere experiencia y una vez que lo hace es absorbida por el sector privado, que también tiene una alta demanda de profesionales, tanto a nivel de enfermería como médicos, y además paga salarios mucho mayores. A esto hay que sumarle las dificultades de trabajo por convenios no cumplidos por parte de ASSE con los funcionarios que trabajan en esta dependencia; sumado a las dificultades de infraestructura edilicia, y en el Pereira Rossell se atiende el mayor caudal de pacientes de la población más carenciada del país, y es donde la gente vive situaciones de mayor estrés laboral. Si las diferencias salariales son importantes, la gente se va para el sector privado.

EC – El problema no es nuevo, ¿desde cuándo se arrastra?

WG – Este mismo problema empezó a verse dentro de la medicina intensiva infantil, tanto pediátrica como neonatal, alrededor del año 1992.

EC – Veinte años atrás.

WG – Fue cuando surgieron los cargos con incentivos económicos en los cuidados intensivos, tanto pediátricos como neonatales, que permitió una mejora salarial importante en la parte de enfermería y de médicos. Con esto ASSE pudo establecer un mayor número de camas y mejor atención, y se disminuyeron las derivaciones hacia los CTI privados.

Hoy, veinte años después, estamos viviendo la misma situación por varios motivos: uno de ellos es que hay pocos profesionales que hacen esta especialidad. Y en segundo lugar, porque es cada vez mayor la brecha salarial entre el sector público y el privado con la consiguiente migración que recién nombrábamos.

EC – ¿Los problemas son sólo de déficit de personal? Usted mencionó al pasar también carencias o déficit en materia de infraestructura, ¿cuánto pesa esto último?

WG – Se suma a todas las causas que hacen difícil trabajar en la salud pública. Nosotros lo poníamos en la carta en la que denunciamos. Hasta hace poco tiempo los médicos del CTI del Pereira Rossell tenían que dormir en un área nueva, que en realidad se había construido para aumentar la capacidad y atender a los niños en óptimas condiciones, y esa área estaba ocupada por los médicos porque los dormitorios médicos se llovían. Eso ya se arregló.

Siguen habiendo problemas de calefacción, pérdida de agua, el vestuario de enfermería está en pésimas condiciones y en el área de recién nacidos hay que tener cuidado donde se pone la incubadora, porque hay sectores del techo que se descascaran y hay resto de techos sobre las incubadoras.

A su vez, hay convenios no cumplidos en cuanto a aumentos que debían haberse otorgado hace dos años a coordinadores y jefes de servicio en el que venimos negociando en forma mensual con ASSE. Nosotros recibimos una respuesta el fin de semana pasado en la que nos vuelven a prometer cosas, pero no se termina de concretar dichos convenios.

EC – Según lo que se ha estado informando en la prensa en estos días, estas dificultades de los CTI del Pereira Rossell no son las únicas, hay problemas similares ocurriendo en otros hospitales públicos en sus CTI. Estamos hablando siempre de esa diferencia salarial sector público-sector privado, ¿cómo se ataca?

WG – Yo creo que todas las partes implicadas en la salud pública de este país, y fundamentalmente en el área de la medicina intensiva, deben sentarse a conversar. Cuando digo todas las partes implicadas me refiero a ASSE, al Ministerio de Salud Pública, a direcciones de los hospitales, a Junasa, a la Facultad de Medicina, a las sociedades gremiales y científicas. Tenemos que sentarnos en torno a una mesa a analizar cuál es la situación actual de la pediatría intensiva en este país, qué tipo de salud pública queremos y cuáles son las propuestas. Nosotros estamos hablando y denunciando la situación que conocemos a fondo, la de la pediatría intensiva y neonatal. Pero en la medicina intensiva de adultos ocurren situaciones similares.

Nosotros, como sociedad científica y gremial, elaboramos un documento donde analizamos la situación de la pediatría intensiva y neonatal, hacemos un diagnóstico de situación y proponemos algunas soluciones. Es un documento provisorio para discutir, que ya lo entregamos en mano a las autoridades de ASSE. Creemos que si no se atacan los problemas de fondo, esto se va a seguir repitiendo.

EC – ¿Qué implica atacar el problema de fondo? ¿Establecer que la retribución sea igual en el sector público que en el privado?

WG – Aspiramos, al igual que el Sindicato Médico del Uruguay, a un laudo único nacional para Montevideo y para interior.

Además hay que prevenir el plan invierno antes de que comience. No puede ser que todos los inviernos estemos con las mismas dificultades para la cobertura de las camas. Este es un mal evitable, simplemente hay que prever las cosas con tiempo. No puede ser que cada invierno haya niños esperando horas en las puertas de los hospitales públicos por una cama de CTI y que terminen siendo derivados a CTI privados, lo que significa una erogación multimillonaria que pagamos todos. En el año 2010 se pagaron 800.000 dólares por estadía de niños en CTI privados durante el período del invierno. No tengo la cifra exacta del 2011, pero fue similar o mayor.

Por el momento, vamos por el mismo camino. Todos los días hay entre diez y quince recién nacidos que ocupan una cama en CTI privados en Montevideo, que deberían estar en la salud pública. Hay entre cinco y diez niños entre un mes y quince años que también están pagando CTI privados, cuando tenemos camas vacías que no las podemos cubrir por falta de personal. Es un problema serio que hay que tomar con responsabilidad, con premura y anticipación.

EC – Sí, es muy del Uruguay que ocurran este tipo de cosas, cuando se sabe con anticipación que se pudo haber organizado de otra forma. Está el caso de los problemas edilicios en la enseñanza.

WG – Es otro ejemplo similar.

EC – Para terminar, iba a preguntarle a propósito de la decisión que tomó la jefatura del CTI del Hospital Pereira Rossell de reducir el número de camas adaptándolo a los recursos humanos disponibles, ¿no es una decisión gremial?

WG – No, no es una decisión gremial, es una decisión que tomaron las jefaturas de ambos servicios. Recordemos que en el Pereira Rossell hay dos CTI de niños, un CTI neonatal que atiende a los niños recién nacidos hasta el mes de vida, y un CTI que atiende a los niños mayores de un mes hasta los quince años. La jefatura de recién nacidos tuvo que disminuir las cantidad de 15 camas a diez, en cuidado intermedio de 27 a 22, o sea que un total de diez camas van a quedar bloqueadas, no se van a recibir niños porque no existe el personal suficiente para atenderlos.

EC – ¿Y qué va a pasar con esos niños?

WG – Serán derivados al sector privado. En el sector de niños grandes, que tiene 20 camas, se tomó la medida paliativa de recibir hasta diez niños que requieran cuidados intensivos; las otras diez camas serán ocupadas con niños que requieran un cuidado que nosotros califiquemos como intermedio, porque si recibiéramos más de diez niños graves, no podríamos tener el equipo suficiente para atenderlos.

EC – ¿Serán derivados al sector privado los que no puedan ser atendidos allí?

WG – Sí. Si esto no se puede solucionar de forma inmediata, tiene que existir la previsión antes de que empiece el invierno. Tiene que existir coordinación entre el sector público y el privado para que el sector público disponga de camas en el sector privado, cosa que a veces tampoco ocurre porque los CTI en esta época del año se saturan, y entonces tenemos niños que pasan cuatro, cinco, seis horas asistidos en puerta, en condiciones que no son las adecuadas, ya que esos niños deberían estar en un CTI.

***