"Tengo una hija de casi siete meses. Y elijo y exijo amamantarla"
Pido que se me otorgue el medio horario por lactancia para hacerlo al menos durante su primer año de vida. Sin que mi hija deba tener alguna enfermedad grave que lo justifique, como estipula el departamento de certificaciones médicas de Educación Secundaria, mi lugar de trabajo, para otorgar el medio horario a las madres de bebés de más de 8 meses. Simplemente porque es nuestro derecho.
Porque somos mamíferos. Porque así debe ser. Porque es deseable y conveniente que podamos continuar con la lactancia mientras yo tenga leche y mientras ambas deseemos hacerlo. Porque es lo mejor para la salud física de mi hija y para la salud emocional de ambas. Porque es disfrutable y porque ambas lo merecemos. Y necesitamos ese tiempo de no trabajo, porque amamantar es otro trabajo, que requiere horas y una gran dedicación. Porque la lactancia implica situaciones que quien no la vive o vivió generalmente no tiene en cuenta, como el hacer las compras y elaborar los alimentos que debemos consumir para tener leche, o cuidar el consumo de la cantidad de líquido que necesitamos para mantenerla. Porque la teta no es una canilla que se abre y se cierra cuando nosotras lo decidimos, ni nuestros hijos máquinas que se pueden programar para que mamen a la hora que nosotras "necesitamos" que lo hagan para poder llegar a tiempo a nuestros trabajos. Porque la producción de leche se afecta por nuestro estrés laboral. Porque en la mayoría de los ámbitos laborales, incluso aquellos donde la población es mayormente femenina, como las escuelas primarias, los espacios no están pensados para que podamos extraernos leche en condiciones adecuadas de higiene y privacidad. Porque a veces tampoco nuestros compañeros de trabajo o jefes tampoco están preparados para respetar el tiempo que requerimos para esa tarea, y nos interrumpen o reclaman nuestra presencia. Porque muchas veces el medio horario no implica la aparición de un suplente, el reparto de tareas con otro compañero o la reducción de nuestras responsabilidades, es decir: continuamos teniendo las mismas obligaciones para cumplirlas en la mitad del tiempo habitual. Porque alquilar una extractora de leche cuesta más de 700 pesos por mes, dinero que podemos no tener disponible. Porque es hipócrita y esquizofrénico que por un lado se nos diga que debemos amamantar a nuestros hijos hasta los dos años de vida, que se hagan campañas a favor de la lactancia materna, que las instituciones de salud nos hablen de buenas prácticas de alimentación y al mismo tiempo no se implementen a nivel de prácticas habituales en las maternidades (donde hemos mejorado pero todavía hay mucho para corregir) y de legislación laboral, las medidas necesarias, imprescindibles para garantizar que podamos hacerlo luego. Porque el estado debe garantizar la equidad en el derecho a la lactancia, pues hoy no existe una legislación única, que nos garantice a todas los mismos derechos en lo que a la lactancia refiere, y entonces tenemos mujeres con diferentes derechos según trabajen en el ámbito privado o público, y dentro de este último, según en qué dependencia lo hagan.
Falta mucho por hacer, y no es tan difícil pensar soluciones; se trata de pensar y sentir con cabeza y corazón más humanos.
Marcela