Entrevistas

Delincuencia provoca graves pérdidas por robo de cables

Presidente de UTE, Ricardo Scaglia: Uruguay exporta cobre, que no produce. Organizaciones pagan con drogas a adolescentes que dejan a poblaciones sin energía y sin teléfono para fundir y vender los cables robados, generando pérdidas ingentes y peligro para la población. Se propone contratar un servicio de vigilancia y efectuar un seguimiento de las empresas acopiadoras.

(Emitido a las 07.38)

EMILIANO COTELO:
El robo de líneas de alta tensión de UTE ha dejado un saldo de al menos tres adolescentes muertos en el último año, según una investigación del Servicio Informativo de El Espectador.

Los jóvenes son reclutados en barrios marginales a cambio de droga, generalmente pasta base, por organizaciones que funden el cobre y lo venden a muy buen precio. UTE pierde 100.000 pesos por día y ahora intenta coordinar con Antel un plan de vigilancia en la zona rural de Canelones.

Fue detectada una organización que se dedica al robo de cables de UTE y Antel que involucra a jóvenes inexperientes en materia de electricidad. Estos hechos se vienen dando principalmente en las zonas periféricas de Montevideo y en Canelones, donde en los últimos tres años han muerto cuatro jóvenes electrocutados al momento de robar los cables.

Para prevenir esta situación, de ha establecido un dispositivo de seguridad en colaboración de ambas Jefaturas de Policía.

Estos cables de alta tensión de UTE no son los tradicionales recubiertos de plástico, sino de cobre; éste es el que interesa a los delincuentes, ya que ese material es fundido y vendido a muy buen precio.

El subsecretario del Interior, Alejo Fernández Chávez dijo ayer Índice 810 que estas "empresas" contratan menores a los que les paga con droga, generalmente con pasta base y aclaró que varias personas integrantes de esa organización han sido detenidas y procesadas por estos delitos.

(Grabación)

ALEJO FERNÁNDEZ CHÁVEZ
Esto ha provocado, aparte del perjuicio económico tanto a UTE como Antel, una cantidad de pérdidas de vidas [de personas] que son neófitas en la materia y que desafortunadamente, en el momento en que están cometiendo el delito, el hurto de los cables, quedaron electrocutadas.

(Fin de la grabación) 

El subsecretario dijo que se llegó a esta conclusión cuando una madre fue a reconocer el cuerpo de su hijo que, dijo, había desaparecido luego de volverse adicto a la pasta base y estaba vendiendo su trabajo a cambio de la droga.

En 2001, en Montevideo se recibieron unas 675 denuncias, y a julio de 2002, ya se habían recibido unas 543. En este último año, se ha procesado con prisión al 50% de los involucrados en estos hechos, según el subsecretario del Interior.

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Estamos en comunicación con el presidente de UTE, Ricardo Scaglia. Todos habíamos escuchado hablar de los robos de cables, pero no sospechábamos que detrás de esa situación se encontrara una realidad tan trágica como la descripta.

RICARDO SCAGLIA:
Efectivamente, hace tiempo que venimos manifestado el problema del hurto, pero realmente la realidad golpea fuerte: hay jóvenes muertos... Ustedes hablaban de cables de alta tensión, pero a veces hurtan aluminio en las líneas de alta tensión, y el cobre en las líneas de distribución.

Y las muertes son horribles, porque lo que hacen -por ejemplo un muchacho de 19 años que murió no hace mucho- es lanzar una cadena que provoca el cortocircuito en una línea de alta tensión, y trepa a desconectar. Pero, como los sistemas de UTE están telecomandados, le dan energía por otro lado y reciben una descarga de 150.000 voltios. Imagínese que en nuestras casas es de 120 voltios... Es horrible.

EC - Pero ¿cómo es el procedimiento, cómo hace una persona para intentar este robo?

RS - Hay distintos procedimientos. En líneas de alta tensión, generan un cortocircuito de forma tal que no haya energía en esa línea, y en las líneas de distribución simplemente suben con elementos aislados (pinzas, guantes). Tienen los elementos, pero muchos de ellos no conocen [el procedimiento] y mueren o resultan quemados. Días pasados leía una nota del director del Centro Nacional de Quemados, que decía que hay una gran cantidad de jóvenes quemados, justamente por descargas eléctricas.

Mire entonces lo que nos pasa: muertes, quemaduras -la vida humana, lo más importante- y después clientes que quedan de 24 a 48 horas sin energía eléctrica, con las pérdidas económicas que eso representa: hay tambos, pequeñas empresas, heladerías... a las cuales UTE no puede responder porque es un hecho de fuerza mayor; nosotros nos autopenalizamos [si no cumplimos el servicio] pero en este caso es ajeno a UTE. Y después también las pérdidas para la empresa que, como lo decía, es del orden de los 100 mil pesos diarios, es decir 100 mil dólares mensuales. Eso es lo que está generando perjuicios a todos.

EC - ¿De qué tipo de cables hablamos? ¿En qué tipo de instalaciones se producen estos fenómenos? Por mencionar un ejemplo: tenemos en nuestras cabezas las gigantescas torres que traen los cables de alta tensión del interior hacia Montevideo. ¿Es en esas instalaciones?

RS - Los cables de aluminio de las torres y cable de cobre de las líneas de distribución. Los robos que se han dado en torres de alta tensión de 30 y de 150 kilovatios han sido pocos, y donde más se dan es en las líneas de distribución, que son las que uno ve pasar por las puertas de nuestras casas.

EC - Sobre todo en las líneas de distribución.

RS - En las líneas de distribución tenemos hurtos del orden de los 15 kilómetros por mes. Llegó a 18 kilómetros mensuales, cuando el escribano Stirling era ministro del Interior, recuerdo, se armó un grupo de seguimiento con la Policía, bajó a un kilómetro mensual, y ahora creció nuevamente. El otro día, recorriendo Canelones, vi estragos, realmente: se ve a los funcionarios trabajando por kilómetros en zonas rurales de Toledo, Las Piedras, La Paz...

Se nos ocurría que, si tenemos ahí un costo de 100 mil dólares mensuales, proponerle al Ministerio del Interior (me reuní anoche con el ministro Daniel Borrelli y el subsecretario Fernández Chávez) que las mismas empresas afectadas contratemos vigilancia. El Directorio de UTE ya lo aprobó y vamos a proponérselo también a Antel: contratar cinco autos particulares con un servicio de vigilancia policial 222 para hacer una prueba piloto en las zonas aledañas a Montevideo y Canelones, de forma de tener cinco autos aquí y cinco en Canelones que pueden tener un costo de 15.000 dólares mensuales, y probar qué resultado nos da en 30 días. Creo que nos va a dar muy buen resultado, le va a dar buen resultado a la gente porque los policías van a estar permanentemente circulando en autos particulares, las 24 horas del día, de forma de tratar de parar este fenómeno que crece cada día.

Y, como ustedes decían, estos pobres muchachos que estarían cambiando sus servicios por pasta base están dejando sus vidas pero no son ellos los que comercian el cobre: hay organizaciones atrás. Creo que, yendo a esas empresas que compran cobre, conjuntamente con la Dirección General Impositiva... Hablamos ayer con el director general, Eduardo Zaidensztat, y nos planteaba coordinar no sólo por el robo de cables sino también por el robo de energía, y les vamos a dar toda la lista de empresas que hemos detectado que nos están robando energía, que seguramente también estén defraudando impuestos, de forma de procurar terminar con este flagelo.

JOEL ROSENBERG:
Respecto al robo de cables, desde el año pasado se dio la tendencia de los ladrones a retirarse hacia Canelones. ¿Sigue eso?

RS - Sí, porque en Montevideo se hizo un seguimiento fuerte y se corrieron a Canelones. La tendencia sigue hacia Canelones y se está agravando.

JR - Es más difícil vigilar ahí, más allá de los cinco autos; la zona es muy abierta.

RS - Pero si hay cinco u otro autos que hoy la Policía no tiene, y no le podemos exigir porque no tiene medios, y los ponemos a circular... Si UTE pone cinco autos particulares y cinco Antel, más algunos en Montevideo, creo que va a servir. Hagamos una prueba, y si se precisan 10 irán 10, porque imagínese que, con lo que nos cuesta a nosotros y a la gente tener 24 o 48 sin luz... Yo hablaba con los vecinos de la zona y están desesperados, porque la gente no está acostumbrada hoy día a estar dos días sin energía eléctrica.

JR - Usted decía que los que suben a los cables son el hilo más débil para cortar, pero que hay organizaciones detrás, que son las que finalmente venden el cobre para la exportación.

RS - No me cabe duda. Hay que buscar quiénes son los que están fundiendo y vendiendo el cobre.

JR - Pero hace dos años que los buscan. ¿No los encuentran?

RS - Nosotros vamos a colaborar contratando, diría, una policía privada. Para todos, pero de interés de UTE. Creo que de esta forma vamos a colaborar como empresa de energía eléctrica, y el trabajo será de la Policía y la Justicia tendrá que juzgar. Creo que...

EC - Pero usted señalaba que Uruguay exporta cobre, aunque no lo produce.

RS - Por supuesto.

EC - ¿Y no se puede detectar quién realiza esa exportación?

RS - Pienso que, si se ajusta todo, sí. Nosotros no somos productores de cobre, y este país exporta cobre.

JR - Aunque hay empresas que lo reciclan de los desechos, aunque no da tanta cantidad.

RS - Esto, en el mercado interno, no queda. Incluso al aluminio también lo funden y supongo que también lo deben vender. A lo que tenemos que llegar es a esas empresas. Creo que colaborando todos... La misma UTE: nosotros rematamos cable en desuso; veamos a quién se le vende, informemos a la DGI "Vendimos tantos kilogramos de cobre a la empresa Fulanita de Tal", y vayamos a ver a esa empresa. Creo que si se hace un seguimiento serio por la Policía y los organismos de contralor, con los datos que les podemos proporcionar, podemos llegar al origen del ilícito.

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EC - Una última pregunta, que incluso plantea un oyente: el apagón que sufrió Montevideo el lunes de la semana pasada ¿fue consecuencia de un intento de robo de este tipo?

RS - Ese apagón se debió a un chico de 11 años (que vive en un asentamiento creo que Tres Ombúes, no lo recuerdo bien ahora), que hizo una especie de boleadora con un cable de teléfono, y la tiró a la línea de alta tensión de 150 mil voltios, y provocó un gran cortocircuito.

La descarga lo llegó a quemar aunque no lo afectó directamente porque, se imagina, cuando hay una descarga a tierra de una línea de ese porte, son 87.000 voltios que caen, es tremendo. Uno leía en el diario, como dos cosas independientes, en un lado la noticia del apagón y otro lado un niño internado por quemaduras.

EC - Pero ¿participaba de un...?

RS - Jugando, jugando.

EC - No era un intento de robo.

RS - No; jugando. Pero vea el problema: este asentamiento se ha instalado debajo de la línea de alta tensión, en terrenos donde no puede existir ningún tipo de construcciones. Y en esto va la denuncia para las intendencias y para el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial. Es gravísimo: pedimos una filmación de toda esa zona y los asentamientos están debajo de las líneas de alta tensión, con un peligro enorme. Imagínese que, así como tuvimos un tornado hace poco que tiró líneas, si cae una en esas viviendas precarias, de chapa... hace estragos porque es una descarga enorme. Y están esas viviendas ahí con un altísimo riesgo de vida.

UTE no puede entrar allí y sacar a esas personas, que además no tienen adonde ir, pero que están arriesgando sus vidas porque han rellenado los terrenos (incluso con basura) y han construido encima, acercándose a las líneas. Llegué a ver que hay un señor que coloca allí un par de camionetas, como si fuera una cochera. Imagínese el riesgo que se está corriendo. Porque otra de las cosas que no mencioné es que también roban transformadores rurales porque tienen cobre, y también los cables a tierra que son de cobre. Por lo tanto las torres [no están aisladas], quedan energizadas; les están sacando hasta la protección.

Es muy preocupante: el robo de los cables, la gente que está viviendo donde no puede hacerlo porque en esos terrenos existe una servidumbre de UTE que no permite asentamientos, y el robo de energía que dejamos para otro día porque también es complicado.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón