Entrevistas

Leonel Burone (Tacurú): Con respecto al barrio Marconi "la sociedad necesita chivos expiatorios donde depositar todo lo que es malo, violento e inseguro"

Leonel Burone (Tacurú): Con respecto al barrio Marconi "la sociedad necesita chivos expiatorios donde depositar todo lo que es malo, violento e inseguro"

En la tarde del domingo la Policía ingresó al barrio Marconi para intentar capturar a ocho sospechosos de rapiña. Vecinos respondieron con insultos y según la policía, con apedreadas y posteriormente balas. Este acontecimiento dejó como consecuencia un joven muerto y varios autos quemados. Para conocer más sobre la situación del barrio Marconi luego del incidente, En Perspectiva entrevistó al padre Leonel Burone, director del Movimiento Tacurú quien manifestó una sensación de "desconcierto y de dolor" ante la profundización de "la fragmentación" y la "estigmatización". También convocó a no hacer un "análisis simplista" para "una situación tan compleja" porque "son problemas sumamente intrincados que tienen que ver con modelos económicos y sociales", según aseguró. Asimismo, dijo que lo sucedido en el barrio "profundiza un estigma que también se mediatiza".


(emitido a las 7.42 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Es un tema dominante en la agenda informativa de esta mañana. Depende del diario que elijan el destaque que van a encontrar, la forma o el tamaño con que aparece en la portada.

El País lo pone como título principal: "El Marconi está bajo sitio y Policía prepara operativos", la foto que acompaña el título muestra cuatro vehículos calcinados.

El Observador lo pone como uno de los dos títulos principales con una imagen que exhibe dos autos, un sedan y una camioneta incendiados, "Si no quemamos autos no nos dan bola", es una frase entre comillas, "los vecinos de Marconi se sienten atacados por la Policía".

Un poco más chico es el espacio que le dedica La República en su página 1, en donde también se ven los autos quemados, en este caso el título es: "Un muerto y cinco autos quemados. Marconi sitiado".

En el caso de La Diaria no hay fotos, es un título, "Pasado pisado. Barrio que una campaña buscó desestigmatizar fue cercado tras rapiña y muerte de joven".

Ustedes conocen los hechos, ya los reseñamos más temprano, pero en síntesis "en la tarde del domingo la Policía entró al barrio en busca de unos rapiñeros, cuando apresaron a ocho sospechosos varios vecinos respondieron en principio con insultos y cascotes. Unos gurises del barrio le tiraron piedras al patrullero", relató Juan Carlos Silva, concejal vecinal del Municipio D, hablando con el diario El Observador. Agregó: "Parecían palestinos tirándoles piedras a un tanque israelí".

La versión de la Policía incluye disparos, según explicó el vocero de la Jefatura Pablo Ghan "primero fue una pedrea y luego llegaron los tiros, ante la agresión, ya sea sólo de piedras o también de balas, la Policía respondió con disparos y se retiró del barrio con los detenidos. En la calle quedó caído Álvaro Nicolás Sosa Gutiérrez, un joven de 25 años que según los vecinos no robaba ni estaba junto a los presuntos rapiñeros, murió más tarde en una policlínica. Los vecinos aseguran que un policía gatilló la bala que lo mató. La Policía no lo asegura ni lo descarta, el juez Nelson Dos Santos, a cargo de la causa, dijo que el caso es confuso. Otra fuente judicial señaló que de acuerdo a la declaración de los policías es probable que la bala haya salido de una de sus armas pero puede tratarse de legítima defensa. La prueba fundamental para resolver el caso es el cotejo de la bala con el arma de los sospechosos, anoche había nueve civiles detenidos y cinco policías emplazados. Cuando muchos vecinos se enteraron de que Sosa había muerto el Marconi ardió. Al principio incendiaron neumáticos, luego autos, y finalmente robaron taxis a los que también les prendieron fuego".

Ustedes escucharon el punto de vista de la Policía con las declaraciones que formuló ayer de tarde aquí en 810 Vivo en El Espectador. Nos interesa instalarnos en la zona pero con otro punto de vista, vamos a tomar contacto con el Movimiento Tacurú, una organización que trabaja con más de 500 jóvenes de la zona en proyectos destinados a la inserción social y laboral, una institución que cumplió 30 años hace muy poco. A fines del año pasado estuvimos en la casa Tacurú desarrollando en vivo nuestro programa, allí charlamos un rato con quien hoy lo dirige, el padre Leonel Burone, quien  está en línea en este momento.

¿Cuál es tu sensación después de estos hechos del domingo y de las medidas que se han tomado? Porque está vigente el operativo policial que ha cerrado el barrio Marconi.

LEONEL BURONE:
La sensación frente a un hecho de estos es de desconcierto y de dolor porque se profundiza más la fragmentación, la sensación de estigmatización, la división social, todavía hay que analizar el hecho en sí, pero es muy pronto ya que como tú lo decías hay versiones encontradas de qué fue lo que pasó. Nada justifica que estas cosas terminen en situaciones de violencia, pero más allá del caso en sí tenemos que preguntarnos por qué otra vez muere una persona, por qué entramos en escaladas de violencia, por qué seguimos alejándonos y seguimos informando de determinados lugares.

EC – ¿Y ustedes tienen una respuesta? Ustedes trabajan directamente con los jóvenes de esa zona, están en diálogo permanente con ellos.

LB – Exacto. El barrio Marconi y otros de la zona congregan a una gran cantidad de jóvenes, adultos y niños, en donde la gran mayoría es gente de trabajo, gente que quiere acceder a servicios y oportunidades para poder crecer y madurar. También tenemos ciudadanos que recurren a la violencia.

EC – ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Cuál es la explicación que ustedes logran desentrañar a partir de ese contacto directo con la gente?

LB – Debemos preguntarnos por qué y tratar de profundizar en el tema, tener una opinión sobre las situaciones que pasan pero no quedarnos ahí, sino analizar y profundizar en aquellos elementos que están detrás. Frente a un hecho de estos los medios de comunicación empiezan a informar y la gente que escucha empieza a recibir un determinado mensaje. Son problemas sumamente intrincados que tienen que ver con modelos económicos y sociales aplicados durante muchos años, son problemas que tienen que ver con el dolor de la gente, con personas que pueden ser víctimas y victimarios a la misma vez, y las formas de reaccionar no son para nada adecuadas.

Yo ayer estuve en la esquina de Saravia y Trápani, donde tenemos nuestra escuela de oficios, y uno veía a los vecinos mirando, veía la indignación de preguntarse por qué tenemos que llegar a esto, por qué tiene que morir un joven de 25 años que está en la calle. La invitación es a preguntarnos si no será apurado hacer análisis simplistas para una situación que es tan compleja. Sea del lado que sea no hay que justificar ni validar ningún tipo de violencia. Hay que analizar, pensar, dejarse conmover por ese tipo de situaciones, y poner el ojo y el corazón en el núcleo de la sociedad para preguntarnos por qué llegamos a estas cosas y cómo seguimos caminando en esta sociedad. Estas cosas profundizan la distancia, la división, la fragmentación.

EC – ¿Cómo ven ustedes la forma como la Policía está encarando los problemas de esa zona? Se están llevando adelante desde hace varios meses los operativos de saturación.

LB – Más allá de la comprensión de cada uno de los actores y de lo que se entiende que en determinada situación hay que hacer para defender o evitar males mayores, se  tienen que desarrollar estos operativos, así lo han explicado desde el Gobierno. Es una especie de mal menor para proteger y para evitar abusos.

Esto tiene una acción simbólica muy fuerte más allá del operativo, de cómo se mediatiza y se vive, porque no está bueno desembarcar en un barrio y pedirle los documentos a la gente, revisarla, alterar la intimidad, etcétera. Eso profundiza un estigma porque también se mediatiza. Creo que la sociedad necesita chivos expiatorios donde depositar todo lo que es malo, violento e inseguro. Actúan también intereses políticos. Ahí está el problema, entonces enfoquémoslo, porque todo se carga ahí y se comete una injusticia porque el barrio está sembrado de gente solidaria y gente trabajadora, con una capacidad de resistencia increíble, que también se ve afectada por estas situaciones de violencia.

El otro tema involucra los análisis simples o fáciles que me dan una respuesta inmediata y me dejan tranquilo, pero esto es demasiado complejo, y vivir ahí, compartir con los jóvenes, con la gente del barrio todos los días, te va demostrando que hay una capacidad en el corazón de las personas y de los jóvenes pero que tenemos que darle oportunidades para que puedan desarrollarlas, para que no sea tarde, para que la violencia no sea la salida inmediata que uno busca como respuesta, cuando entiendo que no se justifica pero de alguna manera hacen sentir la voz.

EC – Hay gente del barrio que saluda a los operativos de saturación porque se siente agobiada, se siente víctima de esa violencia latente, tú lo decías hace unos minutos, ¿entonces?

LB – Exacto, hay sectores que están desbordados, donde la violencia acaparó a la persona y al grupo. Nadie lo ve como algo bueno, creo que hay mucha gente que lo ve como algo necesario y como un mal menor. Nosotros conversamos mucho, sobre todo el año pasado cuando comenzaron los operativos de saturación, y había diferentes valoraciones, gente que estaba de acuerdo, gente que lo veía como un disparate, creo que en el fondo nadie cree que está bien y hay que hacerlo, pero hay gente que sufre las consecuencias y terminan siendo los más débiles y a quienes más hay que proteger.

EC – Tampoco puede ocurrir que haya un barrio donde la autoridad del Estado no exista o no pueda ejercerse, y eso en determinados momentos termina ocurriendo en esa zona.

LB – Hay momentos que han sido duros y el Estado y la Policía tienen que intervenir. Ahí estamos nuevamente en un escenario donde ocurren cosas no deseadas pero que resultan necesarias. Una cosa es el enfoque y el análisis de este hecho en particular, todos entendemos a cada uno de los actores sociales, tenemos que defender y proteger a la gente, a los más débiles. Pero pensando con mentalidad de futuro, con proyección, hay que animarse a soñar con políticas concretas que apunten a un futuro que pueda ser distinto. Y ahí están los actores del Estado, los medios de información que a veces buscan un lugar de donde informar, y ahí está la gente, estamos todos en la búsqueda de un encuentro.

EC – ¿Las políticas van por el tipo de acciones, de intervenciones que realiza el Movimiento Tacurú, por el lado de educar, formar, entretener, y al mismo tiempo encontrar oportunidades de trabajo?

LB – Todo eso y más. Dar oportunidades educativas, laborales, pero el punto de partida es reconocer que acá no hay objetos de beneficencia, hay sujetos de derecho, con muchas capacidades, con mucho para aprender, con mucho para que nosotros aprendamos de esta población, con muchos valores, a partir de eso hay que seguir compartiendo, encontrándonos, e instalando determinadas políticas que también ofrezcan oportunidades que la población no tiene y que contribuyan a mediano plazo en la formación de personas que no estén resentidas, que no se sientan amenazadas o violentadas por otros sectores de la sociedad.

EC – Hay varias instituciones privadas trabajando allí, en particular estamos hablando con el Movimiento Tacurú, pero la lista es larga, y hay también instituciones del Estado, hay planes del Ministerio de Desarrollo Social en ejecución.

LB – Exacto. Hay una red interesante que articula, que nuclea, y permite coordinar acciones y miradas.

EC – ¿Cómo se hace para que esas actividades se diferencien del asistencialismo?

LB – Pasa que se mide desde los números explícitos que responden a determinadas características, o sea se hace un análisis de cómo va el barrio y lo que se miden indicadores que tienen que ver con proyecciones de determinados sectores de la sociedad, y no se mide lo cualitativo que implica el crecimiento, la capacidad de desarrollo de la persona, el aporte, y sobre todo la autodeterminación. Entonces cuando se hacen estudios no miran lo cualitativo, miran sólo los indicadores de si tienen casa, si accede a determinadas cuestiones, que si bien es importante, pero tiene que estar comprendido todo lo contribuye al crecimiento, y hay cosas que son  intangibles, pero que son las que nos ayudan a crecer. Por eso tenemos que separarnos de políticas asistencialistas que ponen el foco en la necesidad, tenemos que poner el foco en la potencialidad de la persona y en la confianza en cada uno de poder desarrollar su capacidad humana y su capacidad de encontrarse con los demás.

EC – ¿Eso se está discutiendo con el Gobierno?

LB – Nosotros caminamos juntos con el Gobierno, más allá de colores partidarios, porque hace mucho tiempo que lo estamos haciendo desde determinados lugares. El tema es que en este momento el Gobierno toma a la sociedad, a la organización civil, como ejecutores de proyectos que vienen desde el Gobierno y ese es el reclamo que en distintos momentos hemos hecho y queremos seguir haciendo, un reclamo positivo que apunta a profundizar. Nosotros estamos en el barrio, las organizaciones de la sociedad civil estamos con los vecinos compartiendo el día a día, también reclamamos pero no por protagonistas sino porque creemos que es la forma de mejorar y profundizar la propuesta en compartir los diseños de las políticas sociales y no quedarnos en la ejecución de las mismas.

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Foto: Archivo