Entrevistas

Gonzalo Aemilius (Liceo Jubilar): El valor de la educación es brindar la posibilidad de "volver a creer en uno mismo"

Gonzalo Aemilius (Liceo Jubilar): El valor de la educación es brindar la posibilidad de "volver a creer en uno mismo"

El Liceo Jubilar, una propuesta educativa privada de acceso gratuito, cumple 10 años con reformas en su infraestructura. El centro educativo ubicado en Casavalle alberga aproximadamente a cuatrocientos alumnos provenientes de la zona. Para conocer más sobre las reformas llevadas a cabo en un nuevo aniversario de la institución, En Perspectiva dialogó con el Padre Gonzalo Aemilius, director del liceo. Aemilius resaltó que "ampliar la casa significa darle posibilidades a los chico de nuestra zona, donde hace quince días la novedad eran autos incendiados". Si bien se gana en comodidad con esta reforma, no aumentarán los cupos de estudiantes dado que la filosofía educativa del centro implica la "personalización del vínculo, mantener una relación directa y fluida con cada chico y con cada familia", según dijo el director Aemilius, quien además agregó que "el liceo se vuelve de innovación, ya no toma como sujeto educativo al alumno, sino que también toma a su familia".


(emitido a las 7.50 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Vamos a destacar una buena noticia que tiene que ver con un barrio que en los últimos días fue motivo de preocupación.

Rosario, ¿dónde estás a esta hora?

ROSARIO CASTELLANOS:
Una vez más he llegado hasta el Liceo Jubilar, que lleva el nombre de Juan Pablo II. Este liceo es el primer centro educativo del país privado y gratuito a la vez, está ubicado en una zona de contexto crítico a la que tantas veces nos hemos referido desde la mala noticia, esta es la cuenca de Casavalle, que comprende los barrios Borro, Bonomi, Municipal, Ellauri, Gruta de Lourdes, Nuevo Colman, el Marconi que hace poco fuera uno de esos barrios que aparecen en policiales.

Hemos visitado más de una vez esta propuesta porque nos sorprende la condición en la que los alumnos son tratados. En este momento están entrando al liceo y son recibidos por el director, el Padre Gonzalo Aemilius, y el equipo, uno por uno les va dando la bienvenida. Los alumnos que llegan prolijamente vestidos con un uniforme mínimo, apenas una chaqueta azul con un pantalón gris o una pollera gris para las chicas, pero con prolijidad y decoro. Aquí hay una línea pedagógica en la cual se agrega a lo estrictamente curricular una serie de valores que tienen que ver con el respeto mutuo, con la solidaridad, es un instituto orientado desde la iglesia católica.

Esto surge como una exigencia de la comunidad alrededor de la Gruta de Lourdes que veía que los jóvenes en este lugar terminaban la escuela y les era muy difícil concurrir al liceo por una cantidad de problemas que tiene el barrio de seguridad, de lejanía de los liceos que proponían para este barrio. El índice de deserción era importante. (...) Esto surge a partir de que el arzobispo de Montevideo, el Monseñor Cotugno, recibiera esa preocupación y resolviera apoyar esta iniciativa. Hace diez años que el Liceo Jubilar tiene esta acción en el barrio, yo diría con un éxito absoluto. Aquí se dictan clases de primero, segundo y tercer año de liceo, el ciclo de bachillerato, en este momento atiende a 210 alumnos en estos cursos, pero hay 130 ex alumnos que concurren al resto del ciclo y a las universidades, se becan a estos alumnos y se les apoya en sus estudios desde el Jubilar.

EC – Esta descripción que estás haciendo es un buen resumen del Liceo Jubilar y quizás sirva para que los oyentes refresquen lo que ya les comentamos cuando En Perspectiva se instaló allí en un programa especial destinado a conocer en profundidad esa institución. Desde aquella vez que estuvimos hasta hoy han pasado cosas, el liceo se ha transformado, tú estás viendo novedades que yo todavía no conozco, ¿de qué se trata?

RC – El liceo funcionaba con tres aulas, un laboratorio, una sala de informática y una cocina comedor. Pero todos los espacios del liceo eran ocupados como salones de clase, hasta la cocina comedor. En este momento, el edificio se ha ampliado sumando tres aulas, una cocina comedor que está en construcción, que estará pronta para el año que viene cuando se inicien las clases y libera a su vez lo que hoy se utiliza como cocina comedor y se gana para aula. Esas son las novedades más importantes que se celebran como forma de festejar estos primeros diez años que se cumplen en el día de hoy.

Acaba de llegar el arzobispo para dar comienzo a una serie de celebraciones de esta novedad. Vale aclarar que este liceo no para nunca, acaban de contarme que ya están completas las inscripciones y que los que entran en primero el año que viene comienzan en el mes de diciembre para hacer una etapa preliminar en la cual se hace un estímulo a la lectura, a la comprensión lectora, así los comienzan a preparar de manera que estén en las mejores condiciones cuando comiencen sus cursos.

Gonzalo Aemilius está conmigo y nos va a contar qué significa una ampliación edilicia, ¿más alumnos, más comodidad? Padre Aemilius, ¿qué estamos celebrando hoy? aparte de una novedad arquitectónica.

GONZALO AEMILIUS:
Gracias por estar acá junto a nosotros. Estamos celebrando buenas noticias, porque ampliar la casa significa darle más posibilidades a los chicos de nuestra zona, donde hace quince días la novedad eran autos incendiados, malas noticias, hoy estamos compartiendo que en este mismo lugar se construyen muy buenas noticias de muchos sueños, de muchas esperanzas, y ampliar la casa significa ampliar la esperanza. Hoy es un día que celebramos como familia del jubilar y creo que de todo Casavalle, en este espacio alrededor de 400 alumnos entre liceo básico, ex alumnos y adultos forman parte de nuestra casa.

EC – ¿Con la ampliación del edificio crece la capacidad del liceo?

GA – Con la ampliación del edificio ganamos comodidad y generamos un nuevo espacio educativo.

EC – ¿Va a tener más alumnos?

GA – No, la cantidad de alumnos se mantiene. Nosotros damos clase en el hall de entrada, la sala de informática, la biblioteca. Con esta ampliación pretendemos tener salones adecuados para que todos los chicos puedan seguir aprendiendo y mejorando.

EC – Ustedes se han fijado una cantidad máxima para los alumnos por clase y para el conjunto del liceo.

GA – Nosotros ya llegamos a nuestro tope que son 400 alumnos en total.

EC – ¿Por qué 400?

GA – Porque creo que es muy importante la personalización del vínculo, mantener una relación directa y fluida con cada chico y con cada familia, y si aumentamos este número tenemos miedo de que eso se pierda. Como queremos construir sobre terreno seguro, porque la educación exige crear nuevos vínculos que posibiliten la transformación, es que apuntamos a este número y creer que podemos más es pecar de soberbia.

EC – Los oyentes pueden preguntarse cómo se financia el Liceo Jubilar.

GA – El liceo se financia completamente con el apoyo de privados. El acceso es público, el único requisito para participar del Jubilar es vivir en la zona, estar por debajo de la línea de pobreza y no haber repetido más de dos años. La forma de financiar el liceo es con el apoyo de padrinos que hacen posible, igual que la ampliación, que todo lo que tenemos sea en función de los chicos, todo es con padrinazgo.

EC – La contribución de los padrinos tiene distintas formas, puede ser dinero, donaciones de materiales, horas docentes, pero también hay invitaciones permanentes a participar de actividades. Hemos visto a lo largo del último año con las noticias que llegan desde el Liceo Jubilar como constantemente los chicos están yendo a diferentes lugares, o hay personalidades que van al Liceo Jubilar, eso es muy dinámico, ¿no?

GA – Es impresionante, no hay como la experiencia del testimonio y creemos que el vivenciar, el tocar, el palpar, determinadas realidades nos posibilita imaginarnos en esa situación y soñar con que es posible, por eso el valor de que vengan y de que vayamos también a diferentes situaciones. Por ejemplo, ayer uno de los chicos que juega al rugby en Los Teritos, en la sub 16, fue elegido como mejor jugador y ganaron en Argentina, o sea que no lo diferenciaron porque venía de acá o de allá, la única diferenciación fueron sus cualidades. Lo que hizo el liceo fue catapultarlo a esa realidad.

EC – Sí, y con un aspecto que puede sorprender a muchos que los niños de esa zona de Casavalle jueguen al rugby.

GA – Exacto.

EC – ¿Cómo se selecciona a los alumnos? Porque hay versiones distintas y mucha especulación sobre eso.

GA – La forma de ingresar al Jubilar es muy simple. Nosotros invitamos a todas las escuelas públicas de la zona a que envíen los alumnos, vienen todas las familias que desean preinscribirse, este año lo hicieron 310 chicos del barrio. Para participar hay que pertenecer a la cuenca Casavalle, hay que estar por debajo de la línea de pobreza y no haber repetido más de dos años, esto es que un chico de 15 años no esté sentado con uno de 12, porque creemos que están en momentos y situaciones de la vida diferentes. Eso se envía a una universidad y se hace un sorteo para darle mayor transparencia y credibilidad a nuestro proceso.

EC – Pero hay quienes critican al Jubilar diciendo que tiene buenos resultados en sus alumnos porque preseleccionó a los mejores.

GA – Eso lo puede venir a ver cualquiera. Hicimos un estudio para comparar qué pasa con el que ingresó al Jubilar con el que no ingresó y dio que el promedio de los alumnos que ingresaron es más descendido que el de los que quedaron por fuera.

EC – Rosario estaba hablando de lo que ha ocurrido desde que estuvimos allí con el programa hace unos meses y estaba a punto de mencionar algo que vale la pena resaltar, el liceo para padres, ¿cómo ha sido esa experiencia?

GA – Espectacular, es algo increíble, es una de las cosas que más me llena de emoción en mi vida. Poder brindar ese espacio donde padres e hijos estudian juntos me parece fantástico, y ahí es cuando yo creo que el liceo se vuelve de innovación, ya no toma como sujeto educativo al alumno, sino que también toma a su familia.

EC – Fueron los padres quienes pidieron que se produjera esa acción.

GA – Al ver que los chicos salían adelante se volvió como un círculo virtuoso que generó esta experiencia. El fin de año pasado tuvimos la primera fiesta de fin de año de adultos en donde mucha gente adulta lloraba y decía que habían vuelto a creer en ellos mismo. Personalmente me llena de emoción, porque es regalarles a más de cien personas la posibilidad de volver a creer en uno mismo, y eso es el valor de la educación.

EC – ¿En qué formas participan los padres? ¿Es obligación que lo haga?

GA – Sí, es una obligación.

EC – Incluso aquellos que no son alumnos, que no necesitan hacer el liceo para padres, ¿de qué manera están en el Jubilar?

GA – El liceo se sostiene a base de comisiones de limpieza, de cocina, de salidas, porque creemos que esta casa la mantenemos y la construimos entre todos, por lo tanto aspiramos a que todas las familias puedan ser parte de este proceso. Si uno mira la planilla de nuestro personal de cocina, hay una persona sola cocinando para 300 chicos, si no fuera por la colaboración directa de las familias el Liceo Jubilar sería imposible.

EC – ¿Qué viene ahora? Hoy inauguran la ampliación.

GA – Nuestro sueño es seguir mejorando la calidad de la propuesta, seguir afianzando el staff docente, ofrecerles mejores oportunidades de capacitación, y por otro lado hacer una cancha y vestuarios.

EC – Rosario, ¿algo para agregar?

RC – Me parece que faltó decir una sola cosa de la que acabo de enterarme: para demostrar que primero, segundo y tercer año son definitivos en la vida de cualquiera de estos muchachos, hay dos exalumnos que están a punto de obtener una beca para ir a Estados Unidos. Así que imaginen ustedes las posibilidades que va a significar para esos chicos en materia de igualdad de oportunidades y lucirse con un post grado en dicho país.

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