Entrevistas

Walter Baethgen: "Es lógico esperar" que los temporales en Uruguay sean "más frecuentes y más dañinos" de lo que eran hace 50 o 60 años

Walter Baethgen: "Es lógico esperar" que los temporales en Uruguay sean "más frecuentes y más dañinos" de lo que eran hace 50 o 60 años

¿Qué está pasando con el clima en Uruguay? Últimamente, nuestro país se ha ido acostumbrando a las "alertas meteorológicas" por temporales que provocan daños materiales y la interrupción de diversos servicios. ¿Es esta una situación a la que tendremos que habituarnos? Para buscar la respuesta a estas preguntas, En Perspectiva entrevistó a Walter Baethgen, director del programa para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional de Investigación en Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia. Para Baethgen, si bien es posible que estos fenómenos no sean nuevos, el cambio climático hace que sea "lógico" esperar que sean "más frecuentes y más dañinos" de lo que eran hace 50 o 60 años, aunque agregó que "para poder asegurarlo con certeza precisaríamos cientos de años de observaciones" con las que Uruguay no cuenta. El experto señaló también que nuestro país tiene "muy buenos" investigadores en el área de las ciencias atmosféricas, pero que "hay un eslabón débil" en "la conexión de esa ciencia con la parte operativa". A su criterio, para poder afrontar eventos extremos, Uruguay debe "mejorar la parte científica, operacional y comunicacional de la información climática".


(emitido a las 8.59 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En la noche del 23 de agosto de 2005 un ciclón golpeó la costa sur del país, provocando la muerte a una decena de personas y numerosos daños materiales. La Dirección Nacional de Meteorología (DNM) no había avisado de esa posibilidad, que, en cambio, sí figuraba en los informes previos de la empresa Metsul, de Río Grande del Sur, en Brasil. Desde aquella fecha, los uruguayos nos hemos ido acostumbrando a prestarles mucha atención a los fenómenos climáticos severos que ocurren sobre nuestro territorio. Y esa preocupación se ha incrementado últimamente con la ocurrencia de varios temporales fuertes, en especial dos de los llamados "ciclones extratropicales" que aparecieron en menos de un mes.

Algunos creen que lo que está ocurriendo en Uruguay es consecuencia del cambio climático que está sufriendo el planeta, y por lo tanto hay que acostumbrarse a esta situación porque va a repetirse cada vez con más frecuencia en los próximos años. En cambio, otros entienden que lo ocurrido aquella vez en agosto de 2005 dejó demasiado sensibles a los uruguayos y que, en realidad, estos fenómenos que se han vivido en las últimas semanas siempre ocurrieron en nuestro país.

En definitiva, ¿qué está pasando? ¿Está cambiando el clima en Uruguay?
    
Vamos a conversar sobre esto con el ingeniero agrónomo uruguayo Walter Baethgen, que además tiene un máster y un doctorado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Virginia, y que hoy dirige el programa para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional de Investigación en Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.

Empecemos por lo más reciente: en poco más de un mes hemos tenido en Uruguay dos fenómenos meteorológicos muy complicados, con vientos inusualmente fuertes, de más de 120 kilómetros por hora, uno el 19 de setiembre y otro el martes de la semana pasada, 23 de octubre. Ayer mismo de mañana en el sur del país ocurrió otro, aunque los vientos más intensos en este caso no llegaron a los 80 kilómetros por hora. En primer lugar, ¿cómo hay que llamar a estos episodios? ¿Qué son?, ¿temporales, ciclones extratropicales?, ¿cuál es el término?

WALTER BAETHGEN:
Son eventos extremos, se pueden llamar ciclones extratropicales. Para la audiencia, y para mí que no soy un climatólogo, son eventos extremos, en este caso de vientos. Científicamente son ciclones extratropicales.

EC - Ayer cuando aparecían una cantidad de mensajes de oyentes preocupados por lo que estaba ocurriendo con el viento sin advertencia previa de la DNM, vino un mensaje de un oyente llamado Alberto que decía: "Estimados, propongo usar el sentido común, tampoco dramaticemos por este viento, no da para tanto. Vivo frente al mar, hace unos años habríamos dicho ‘qué ventolina’, y nada más. ¿Ahora precisamos un informe meteorológico? Siempre intentamos tercerizar las responsabilidades".

¿Tú que dices? ¿Efectivamente siempre habían ocurrido y los uruguayos estamos ahora más sensibilizados, o se trata de situaciones nuevas?

WB - Para responder esa pregunta lo ideal sería tener datos del clima observados en los últimos 200 años. Y lamentablemente no tenemos, en Uruguay las observaciones más viejas tienen unos 100 años, más o menos, de historia. Las dos cosas son ciertas. Probablemente estos no sean fenómenos nuevos que nunca ocurrieron, el oyente Alberto tiene razón. Lo que sí está pasando y es lógico esperar por los problemas del cambio climático es que estos eventos extremos sean más frecuentes y más dañinos que lo que eran normalmente hace 50 o 60 años. Eso es lógico, no es un invento, eso tiene una base científica.

Yo tengo una manera de explicar esto en forma de caricatura. Imaginemos el mundo como un sistema cerrado con masas de agua que se evaporan en los océanos, se transforman en nubes, que son llevadas por el viento a los continentes, donde caen como agua de vuelta y terminan escurriéndose al océano cerrando el ciclo hidrológico. Si a ese ciclo hidrológico uno le agrega calor, es lógico esperar que se intensifique, que todo se haga más rápido, más intenso, y entonces que en lugares donde antes llovía una cierta cantidad de milímetros llueva mucho más y sean episodios mucho más intensos, grandes lluvias en pocos días, y en otros días llueva menos. Es lógico esperar que cuando uno le agrega calor a un ciclo hidrológico eso se intensifique. Y cuando eso se intensifica, también es lógico esperar eventos extremos, ya sea de grandes vientos, de grandes sequías, de grandes lluvias.

EC - Entonces estos eventos extremos o la frecuencia con que aparecen son consecuencia del cambio climático.

WB - Como te explicaba al principio, para poder asegurarlo con absoluta certeza precisaríamos cientos de años de observaciones, porque estas cosas pasan –o pasaban– cada relativamente muchos años, entonces para estar seguros de que realmente hay una tendencia se precisarían muchos años. Lo que sí está claro es que uno de los efectos esperados con el cambio climático que ya existe –porque el cambio climático no es un tema de futuro, el clima ya viene cambiando–, del calentamiento global, es que se intensifique el ciclo hidrológico y que haya eventos extremos más frecuentes. Entonces es posible que el aumento de la frecuencia de los eventos extremos esté relacionado con el cambio climático.

EC - Una pregunta que viene a continuación y que supongo que da para conversar toda la mañana es: tú dices que el cambio climático es un hecho, el calentamiento global es un hecho, pero ¿eso es consecuencia de la acción del hombre o es un cambio que tiene que ver con ciclos en la evolución del planeta Tierra, su atmósfera, etcétera?

WB - Es las dos cosas. A mí honestamente desde el punto de vista práctico me importa poco la discusión cuánto se debe a qué. Las dos cosas son ciertas, el clima en el planeta viene cambiando desde hace millones de años y cambia a distintas escalas, cambia a escala de siglos, cambia a escala de décadas, cambia de un año para el otro. Todo eso lo sabemos, hay cambios que son parte de la variabilidad natural del planeta. Pero también es cierto que en los últimos 200 años hemos mandado para la atmósfera una cantidad de gases con efecto invernadero que han cambiado su composición química y eso tiene un efecto en el calentamiento global. A mí más que el clima en sí me importa su impacto en la sociedad. Ponerme a discutir cuánto se debe a la acción del hombre y cuánto se debe a la variabilidad natural hoy me importa poco, lo que me importa es que la acción del hombre tiene que ver, y que reducir la emisión de gases con efecto invernadero tiene ventajas por todos lados. Por un lado porque tendría menos impacto en el clima y por otro lado porque tendríamos, por ejemplo, aire más limpio para respirar. Creo que eso incluso ha distraído a la comunidad internacional, el intentar separar cuánto se debe al hombre, cuánto se debe a la variabilidad natural. Las dos cosas son verdad y lo que sí podemos hacer es modificar lo que hacemos nosotros, lo otro no.

EC - Enseguida vamos a ese ángulo, pero para terminar esta parte de la conversación y quizás ampliando algo que ya señalaste, ¿qué debemos esperar? Veía la semana pasada unas declaraciones del prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, que señalaba: "Los uruguayos tenemos que empezar a acostumbrarnos a este tipo de situaciones que se van a dar en el futuro con una periodicidad mayor de la que hemos conocido". Hasta ahí coincide contigo.

WB - Sí.

EC - Y, según el semanario Búsqueda en su última edición, el gobierno maneja "estudios científicos de especialistas norteamericanos en los que se advierte que a partir de 2015 este tipo de episodios de ciclones extratropicales –similares al ocurrido el 23 de agosto de 2005 o incluso peores– ocurrirán un mínimo de dos o tres veces por año". ¿Ustedes tienen este tipo de datos?

WB - No sé bien a qué se refiere Búsqueda, pero me parece un poco peligroso. En principio, para ser completamente honesto, me parece un disparate intentar predecir lo que va a pasar a partir de 2015. Lo que de repente pasa es que hay un estudio científico que dice: en promedio a partir de 2015 la frecuencia de estos eventos va a ser de tres veces por año. Eso es distinto de decir que va a pasar tres veces por año. Quiere decir que si ahora pasa una vez cada dos años, en los próximos 50 años la frecuencia va a aumentar a un promedio de tres veces por año. Parece una sutileza de lenguaje, pero es completamente distinto de decir que en el 2015, en el 2016, en el 2017 va a haber tres tormentas como la que vivimos la semana pasada. Hay que tener mucho cuidado –de hecho ese es otro tema interesante para conversar contigo– en cómo se toma un resultado científico y se comunica a la audiencia o al público en general.

Creo que en Uruguay hay dos temas interesantes: uno es la necesidad de mejorar la parte científica, operacional y comunicacional de la información climática, y el otro es, en general, no solo para el clima, lo bueno que sería tener una prensa escrita, televisiva que tuviera una sección bien preparada para traducir ciencia en información de interés público. No es un problema de Uruguay solo, yo conozco muy pocos países donde eso existe. Pero ese ejemplo que tú pusiste es muy bueno, porque no sé qué trabajo están refiriendo, pero no me extrañaría que fuera eso, que el análisis estadístico diga "la media va a cambiar a tres veces por año" y alguien entienda que en el 2015 va a haber tres tormentas, que es completamente diferente.

***

EC - Romina, ¿qué dicen los oyentes? ¿Algún mensaje para plantearle a nuestro entrevistado?

ROMINA ANDRIOLI:
Alberto de Barrancas pregunta: "¿El agujero de la capa de ozono en nuestro hemisferio influye en ese aumento de la temperatura que lleva a más evaporación y más lluvias?".

WB - Yo no soy la persona indicada para contestar eso, pero no, hay factores mucho más importantes que lo que llamamos comúnmente el "agujero en la capa de ozono". El agujero en la capa de ozono tiene otros efectos importantes para la sociedad, porque la atmósfera filtra menos rayos ultravioletas y eso es un problema para la piel, pero está menos relacionado con el calentamiento global que las emisiones de otros gases con efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano, los óxidos de nitrógeno, etcétera.

EC - Otros oyentes consultan por otros factores: "¿El cambio urbano y demográfico, la mayor tendencia a vivir en las ciudades, la creación de algunas ciudades enormes puede tener impacto, puede tener incidencia en estas transformaciones?". Y otro habla de la existencia de más vehículos, cemento, lagos artificiales.

WB - Sí, todas las actividades que resulten de manera directa o indirecta en más emisiones de gases que tienen este efecto invernadero contribuyen al calentamiento global. Pero es muy difícil decir "como ahora hay más ciudades, hay más emisiones", eso no es necesariamente cierto, incluso hay muchos estudios económicos que muestran que energéticamente es más eficiente que la gente viva concentrada en lugares que desparramada por un territorio. Pero en general, más que pensar en forma tan generalizada, lo que importa es que cualquier actividad que aumente las emisiones de gases que tienen efecto invernadero va a resultar en una mayor contribución al calentamiento global.

***

EC - Parece claro que Uruguay no está bien preparado para enfrentar estas contingencias que están empezando a tomar forma. La DNM tiene recursos humanos y materiales escasos, sus pronósticos no terminan de ser confiables, y si bien después del temporal de agosto de 2005 incorporó un sistema de advertencias de color rojo, naranja o amarillo, según la gravedad del fenómeno que se aproxima, no existe paralelamente un sistema de recomendaciones a la población sobre qué hacer en cada uno de esos casos y, sobre todo, no hay un protocolo uniforme sobre qué tipo de medidas tomar, por ejemplo, suspensión de las clases, cierre de oficinas públicas y empresas privadas, clausura del transporte público, etcétera. Por citar un caso, el martes de la semana pasada se suspendieron las clases en la enseñanza pública, pero cada instituto privado adoptó sus propias resoluciones; por ejemplo, las oficinas públicas quedaron autorizadas a resolver cada una por su lado, y no se impartió ninguna instrucción al sector privado. Eso no tiene sentido, porque si la jornada era peligrosa, era peligrosa para todos. ¿Cómo ves este aspecto?

WB - Empiezo por lo último que mencionaste que son los protocolos. Aunque te parezca mentira, ese problema existe en la mayor parte del mundo, hay unos pocos países desarrollados que yo conozco que tienen protocolos muy bien establecidos. Para darte una idea, nosotros estamos trabajando en la zona del Caribe, donde los huracanes son realmente un problema, con la Federación de la Cruz Roja para eso, y ellos están, aunque no lo puedas creer, relativamente perdidos, las preguntas que tienen son: ¿qué hacemos cuando tenemos una alerta naranja de huracán?, ¿qué hacemos cuando tenemos una alerta amarilla?, ¿a qué medidas concretas lo asociamos? O sea que el hecho de que aquí no haya protocolos lamentablemente no es poco común, lo que no quiere decir que no los precisemos. Creo que es fundamental que haya protocolos que se vayan actualizando, mejorando por prueba y error, pero es importante tener protocolos bien definidos.

EC - Pero aun sin protocolos, ¿es lógico que se establezcan criterios distintos, que cada uno resuelva por su cuenta, que se imparta una orden para determinado sector y a los otros se los deje en libertad?

WB - No, en principio eso no parece tener sentido. Vamos a tomar la posición optimista, de repente lo que pasa es que diferentes sectores tienen claro cuáles son los riesgos y son diferentes de los de otros sectores. Creo que lo que pasa en realidad es que al no haber protocolos ni guías claras cada uno termina haciendo lo que le parece mejor, y eso es peligroso. En general, la otra parte que tú decías en cuanto a la DNM, yo trabajo en toda América Latina y el Caribe, pero nuestro instituto trabaja también en África, en Asia, en el Pacífico, etcétera, y te diría que los casos exitosos en los cuales la información climática –en este caso– termina afectando bien las actividades socioeconómicas son aquellos en que hay una cadena de transferencia de conocimientos que es sólida, fuerte. Primero, hay una comunidad científica fuerte que está trabajando en los temas que son importantes para el país, por ejemplo el tema del clima para Uruguay. Después esa comunidad científica está comunicada con gente que está más interesada en la parte operacional, por ejemplo en los servicios meteorológicos, la DNM, y a su vez están muy bien conectados con usuarios finales, sea del sector agropecuario, de la prensa, del sector salud pública, etcétera. O sea que hay una cadena, un flujo de información, de conocimientos que tiene que estar muy bien aceitadita.

En Uruguay tenemos un problema serio y que personalmente creo que es triste, y es que por un lado tenemos una cosa que es muy buena, que hay grupos de investigadores, científicos, trabajando en temas relacionados con el clima que son muy buenos a nivel internacional, la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Ciencias tiene gente que es muy buena de verdad en el tema ciencias atmosféricas, pero después en la conexión de esa ciencia con la parte operativa, que es lo que hacen los servicios meteorológicos, fallamos, hay un eslabón débil. Y es débil por distintas cosas, una de las debilidades es que hasta ahora no teníamos una Licenciatura en Meteorología, este va a ser el primer año que Uruguay va a tener un grupo de licenciados en Meteorología recibidos en Uruguay, en un esfuerzo buenísimo la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Ciencias crearon una Licenciatura en Meteorología. Por otra parte, un buen sistema meteorológico, un buen servicio meteorológico requiere, además de gente bien formada, buenas redes de observación. Para muchas de estas cosas de que estamos hablando de repente es más importante tener una muy buena red de monitoreo que tener una excelente capacidad de pronóstico. Las dos cosas son importantes, pero lo que es seguro es que si no hay una muy buena red de monitoreo estamos muy limitados.

EC - Hablando de lo que hay que hacer, en estos días se informó que Uruguay inició un proyecto financiado por el Banco Mundial (BM) denominado Programa de Desarrollo y Adaptación al Cambio Climático. Tú estás involucrado en ese trabajo.

WB - Sí, es un programa del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y el grupo nuestro está desarrollando dentro de ese proyecto un Sistema Nacional de Información Agropecuaria, que entre otras cosas está tratando de mejorar este tipo de cosas, alertas tempranas, asociación de información climática con decisiones, con acciones concretas. Es verdad, eso está empezando y es una cosa que me tiene muy entusiasmado, porque si este proyecto termina siendo exitoso, que yo creo que va a ser, puede llegar a ser un ejemplo para el resto del mundo en desarrollo.

EC - ¿Podríamos saltar de un déficit enorme a ser ejemplo?

WB - Aunque te parezca mentira, sí. En este sentido, en el sentido de que hoy cuando la gente habla de adaptación al cambio climático generalmente los países han intentado hacerlo tratando de imaginarse cómo va a ser el clima en el 2050, en el 2080, una cosa que es casi de ciencia ficción. Este proyecto que se llama de Adaptación al Cambio Climático está fundamentalmente focalizado en el clima de hoy. Lo que decías en el bloque anterior, una de las cosas que se esperan con el cambio climático es el aumento de los eventos extremos, entonces estamos preocupados por adaptarnos al clima del futuro, pero la primera pregunta es: ¿estamos bien adaptados al clima de hoy? Toda esta entrevista está indicando que no. Entonces antes de preocuparnos por adaptarnos al clima del futuro, ¿por qué no tratamos de adaptarnos al clima de hoy? Si lo hacemos, vamos a tener sistemas de producción agropecuaria menos vulnerables a lo que pueda traer el clima del futuro del que hoy tenemos poca idea.

EC - ¿En general en qué consiste este Programa de Desarrollo y Adaptación al Cambio Climático?

WB - La mayor parte de los esfuerzos –no recuerdo las cifras ahora, pero son unos 50 millones de dólares del BM, y también participa en la parte que te voy a comentar el Banco Interamericano de Desarrollo– son obras o inversiones de productores medianos y chicos para intentar solucionar el tema principal que tiene la producción agropecuaria en Uruguay que es el agua, el déficit de agua, y también para mejorar una bendición que tiene el Uruguay que es el campo natural, con su biodiversidad, con su capacidad de flexibilizarse, de adaptarse a la variabilidad climática, etcétera. La enorme mayoría de los fondos están destinados a obras o acciones de intervención en campos de productores.

Este componente nuestro de desarrollo del Sistema Nacional de Información Agropecuaria es un componente menor, pero muy innovador, eso es lo que creo que puede llegar a ser un ejemplo. Es decir, estamos pensando en la adaptación al cambio climático futuro pero empezando por mejorar la adaptación a lo de hoy. Y aunque eso de repente a ti y a la audiencia les pueda parecer de Perogrullo, en el mundo la enorme mayoría de los esfuerzos para mejorar la adaptación al cambio climático seguían estando focalizados en tratar de adivinar cómo va a ser el clima en el 2080. Es una cosa muy difícil decirle a un tomador de decisiones "imaginate el año 2080 y tomá decisiones hoy para ese año". Es toda una revolución. Una de mis preocupaciones durante los cinco años que va a durar este proyecto es: ¿tenemos una red de observación meteorológica suficientemente fuerte para hacer estos trabajos, o habrá que fortalecerla? Esa cadena de información que yo te comentaba, la comunidad científica, la parte operacional, la parte de comunicación, ¿cómo podemos hacer para mejorar tanto cada uno de los eslabones como la conexión entre ellos? Hay toda una serie de desafíos que para mí son interesantes, pero son desafíos.

EC - ¿Forma parte de estos proyectos el anuncio que hizo el doctor Cánepa la semana pasada en cuanto a que para el mes de febrero Uruguay va a tener un protocolo de actuación ante los distintos tipos de alertas meteorológicas?

WB - No, al menos que yo sepa no. Como te digo, en este proyecto nuestro grupo está trabajando en una parte que es más científica y tecnológica, en este desarrollo del Sistema Nacional de Información. Los protocolos son fundamentales, posiblemente Cánepa estuviera hablando en general, no solo para el sector agropecuario.

EC - Sí, no solo para el agro.

WB - Nosotros estamos trabajando en este caso, en este proyecto, en el sector agropecuario.

EC - Hemos avanzado bastante en algunas de las preguntas y las dudas que los oyentes tenían en estos días. ¿Te parece que valga la pena agregar algo?

WB - Sí, aprovecho tu espacio, porque es uno de los espacios que yo más respeto en cuanto a prensa, a comunicación en general, y te dejo planteado a ti un desafío. Como te decía al principio, hay una cosa que podemos mejorar mucho que es esa traducción de ciencia en resultados para la audiencia en general. Y una de las actividades que tenía ganas de proponer dentro de este proyecto nuevo son talleres para la prensa. Tú sabés que yo trabajo en Columbia, y no te imaginás el placer que es conversar con la gente del The New York Times que se dedica a la sección de ciencia, y la única cosa que pasa es que existe una audiencia que se fue acostumbrando a recibir ese tipo de noticias. Tengo claro que no es fácil, pero pasaron dos cosas: una, el reportero, el periodista se fue formando en cómo traducir esto que a veces parece jeroglífico que es como hablan los científicos en cosas que sean interesantes para el público en general y que sean educativas, y eso fue generando una audiencia que hizo que tenga sentido tener una sección en el The New York Times para hablar de ciencia en lenguaje común.

Me encantaría que eso empezara a pasar en Uruguay también, para que no haya disparates, porque no voy a entrar en detalles, pero una vez que estos temas se vuelven populares, como por ejemplo cuando vienen estas tormentas y todo el mundo está empezando a preocuparse, ahí empiezan a aparecer cosas que son realmente disparates.

EC - Está buena la sugerencia, la seguimos conversando, si te parece.

WB - Encantado.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

Foto: archivo