Las universidades más prestigiosas del mundo ofrecen cursos on-line gratuitos y abiertos.
2012: El año de los MOOC. / ¿Qué son los Cursos Online Abiertos y Masivos? - Informe de Valentina Rodríguez
¿Alguna vez imaginaron la posibilidad de asistir a un curso de la Universidad de Harvard o la de Stanford, pero sin tener que viajar y además absolutamente gratis?
Esa posibilidad es una realidad. Hoy son más de treinta las universidades de primer nivel de distintos países del mundo que ya ofrecen cursos online de forma gratuita.
Los cursos disponibles son cientos y sus duraciones varían entre un par de meses y un semestre.
¿Qué áreas abarcan? Ciencias naturales, ciencias sociales, ciencias biológicas, humanidades, informática, música y arte, entre otras.
Y para los alumnos, el único requisito es el dominio del idioma inglés y, en caso de que la temática requiera algún conocimiento previo, se lo aclara en la presentación que se cuelga en la web. No hay límite de edad: en caso de los menores sólo se exige una autorización de los padres.
Los orígenes de esta revolución
Este fenómeno relativamente nuevo y que algunos consideran una verdadera revolución, es el desarrollo más reciente de la educación a distancia. Se lo suele denominar con la sigla en inglés MOOC, que significa Massive Open Online Course, o sea: Cursos Online Abiertos y Masivos. Y viene siendo liderado por un grupo de plataformas, entre las cuales las más destacadas son Coursera, edX, Khan Academy, Udacity y Open Culture.
Ustedes ya escucharon sobre esta tendencia esta semana aquí EN PERSPECTIVA. Gonzalo Frasca, en su Columna Pixelada, se detuvo en la historia de Khan Academy, una de las pioneras en esta materia. Este sitio nació en 2006 cuando su creador, Salman Khan, empezó a grabar videos que colgaba en Youtube para resolver a distancia las dudas académicas de su sobrina. Esas presentaciones, muy atractivas y accesibles, tuvieron una muy buena repercusión y el canal acumuló miles de seguidores en poco tiempo. Por eso, en 2008 Khan Academy fue registrada como organización sin fines de lucro. Dos años más tarde el emprendimiento llamó la atención de Google y de Bill Gates, que decidieron invertir en él más de tres millones de dólares y crearon la primera plataforma gratuita de cursos online. Khan Academy es conocida en Uruguay a través del Plan Ceibal, que difunde varios de sus videos.
Otro ejemplo es Coursera, una de las plataformas más conocidas, que nació recién en enero de este año y sin embargo ya tiene 1.700.000 estudiantes anotados en los diferentes cursos. Para desarrollar y mantener sus servicios esta institución cuenta con dos decenas de empleados.
Una de sus fundadoras, Daphne Koller, hablaba así sobre su idea en una de las conferencias TED.
"Como muchos de ustedes yo soy una de las personas afortunadas que nació en una familia en la que al educación fue proveída y fuimos de las primeras generaciones de académicos con posgrados(...) Di por sentado que asistir a las mejores universidades te abre la puerta a un mundo de oportunidades, pero desafortunadamente la mayoría del mundo no es tan afortunada"
El boom de este sitio, Coursera, se dio en abril cuando sus creadores obtuvieron una inversión de capital privado por 16 millones de dólares y firmaron contratos con las universidades de Michigan, de Princeton y Pennsylvania, a partir de las cuales siguieron agregando otras.
Abril de este año marcó otro acontecimiento en este sector tan dinámico, porque en ese mes fue creada EdX, apadrinada por la Universidad de Harvard y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachussetts), que arrancó con mucha fuerza porque en siete meses ya acumula unos 400.000 alumnos on-line.
Anant Agarwal, presidente de edX le llama al 2012 "el año de quiebre" en esta tendencia de los MOOC y está muy divertido imaginando lo que puede traer esta avalancha en los próximos meses.
David Stavens, co-director de otro de estos sitios, Udacity, comenta que la fuerza de esta ola los tomó por sorpresa. Recuerda que hace un año su iniciativa era tan solo un proyecto en el que trabajaban él y sus dos socios en el living de la casa de uno de ellos. Hoy, en cambio, ya tienen 40 empleados a tiempo completo, luego del gran salto que en este caso fue un curso sobre "Introducción a la inteligencia artificial", en el que se anotaron 150.00 personas.
Para agregar otro ejemplo, nos detenemos un instante en Open Culture, que tiene su propia personalidad, y no sólo ofrece más de 500 cursos de universidades como Oxford, Stanford y Columbia sino que también brinda la opción de audio libros, e-books, clases de idiomas y también películas que abarcan desde los años 20 hasta la actualidad.
Cómo funciona el sistema
Para profundizar en el origen de estos cursos online abiertos y gratuitos, buscamos una voz uruguaya. Consultamos a Sylvia González, Licenciada en Sistemas, master en tecnologías de educación a distancia por la Universidad Politécnica de Madrid.
"La educación a distancia surge en el mundo empresarial, la aplicación de tecnologías para abaratar los costos de capacitación que tenían los recursos humanos de las empresas para actualizar. Luego el mundo académico toma las mismas tecnologías, las aprovecha, y se genera un fenómeno nuevo que es el be learning, el aprendizaje mixto entre parte de presencialidad y parte fuera del horario y la academia. Se empieza a utilizar a nivel de postgrado. Antes era una relación de 80-20, 80 de presencialidad y 20% de virtualidad. Ahora casi se invertido a 100% de virtualidad y las más comunes son 80 de virtualidad y 20 de presencialidad".
González agregó que todas estas propuestas procuran generar un ecosistema entre los creadores de contenidos digitales y los consumidores de los mismos. Los portales compiten en base a la diversidad de oferta de cursos de grado, postgrado y maestrías, así como también con los "sellos" de las organizaciones académicas que los respaldan.
Además destacó la importancia de la figura del docente, pese a que estos sistemas operan en la virtualidad:
"Lo que es siempre necesario y continúa siendo vigente es la presencia de un tutor aunque esté en formato virtual, la necesidad de un mediador, un maestro, un profesor dependiendo del contenido y el formato del aprendizaje. La tecnología lo permite y la adopción de esa tecnología cuanto más nativo digital sea, más fácil es la incorporación a ese mundo"
Si bien González entiende que estamos en una etapa de transición, cree que se trata de una tendencia en vías de consolidación por varias razones. Por un lado entra en juego la variable económica, ya que no hay gastos de desplazamiento ni estadía. Por otro, es una ventaja clarísima que la persona pueda colocar su tiempo dedicado al estudio en el momento del día o de la semana que le resulte más conveniente, según los horarios de su trabajo y de sus otros compromisos. Y, por citar un tercer factor, el curso corre a la velocidad que el alumno quiera o pueda llevar, permitiéndole todas las repeticiones y espacios de reflexión que considere necesarios.
Visto a nivel global, es natural que este tipo de cursos vaya creciendo porque va de la mano con las nuevas formas de relacionamiento y comportamiento que se han ido afianzado en el mundo: el "desdibujamiento" de las fronteras y la posibilidad que Internet habilita de acercarnos a lugares físicamente lejanos, la familiaridad con el uso de las redes sociales y la búsqueda de una educación cada vez más personalizada e individualizada.
Para ser aceptado en estos sitios de cursos online hay que crearse una cuenta en la página de la plataforma que uno elija; en algunos casos también se puede ingresar a partir de las redes sociales, Facebook, Twitter o Linked In. Después de dar ese paso, se selecciona el curso (o los cursos, ya que es posible anotarse a varios al mismo tiempo), y la persona queda inscripta para cuando ese curso comience.
Augusto Varela, un joven uruguayo de 16 años, se anotó en el mes de setiembre en un curso de Introducción a la Programación de la Universidad de Stanford y otro de Introducción a la Programación Interactiva en la Universidad de Rice. Él nos contó cómo es la modalidad de estos cursos:
"Publican cada semana unas lecturas en video de 10, 15 minutos para ver cada semana y después te colocan uno o dos ejercicios semanal, y cada dos semanas te ponen como un ejercicio con todo lo que diste. Te mandan deberes, tienen exámenes y algunos te dan créditos o un certificado de que lo completaste"
Estas páginas se caracterizan por una gran interactividad, ofrecen videos, presentaciones, gráficas, pdfs y dibujos. Incluso en algunas, el profesor dicta la clase como si se tratase de una teleconferencia. Además, según destacaba Augusto, lo alumnos tienen espacios a su disposición para evacuar dudas y hacer recomendaciones
"Si tenés dudas hay generalmente en todos los cursos un foro donde varios alumnos pueden colocar sus dudas, preguntar, ayudarse entre sí y los profesores también están ahí para ayudar. Las buenas respuestas reciben votos para arriba para que se vean enseguida, y como es tanta gente recibís una respuesta en 10, 5 minutos"
Una vez finalizado el curso, en algunos casos se le otorga al estudiante un certificado de la universidad correspondiente tal como si hubiese tomado las clases de forma presencial. Para ello la persona necesita alcanzar un determinado puntaje. A veces también se le pueden dar créditos académicos.
¿Y el negocio?
Muchos pueden preguntarse cómo se entiende que sean gratuitos y abiertos estos cursos ofrecidos por universidades prestigiosas de varios países del mundo.
Por ahora, esta actividad no se está enfocando como un negocio. Predomina el interés social de ampliar el acceso a la educación y a la cultura, cruzando las fronteras y con el único límite del acceso a una conexión de internet. Además, existe también un enfoque experimental, ya que estas plataformas constituyen un gigantesco banco de prueba que permite analizar cómo funcionan estos sistemas pedagógicos y cuáles son sus resultados, de modo de perfeccionar estas herramientas con vistas al futuro.
En cuanto a los ingresos, además de los aportes realizados por sus fundadores e inversores, algunos de estos sitios aceptan publicidad, así que obtienen por ese lado una forma de facturación. Y a futuro no se descarta la posibilidad de que comiencen a cobrar una cuota por los diplomas.
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Artículos relacionados:
"The year of the MOOC", The New York Times