La causa de las muertes fue por asfixia y estrés calórico, que en las zonas donde están ubicadas las granjas se ubicaron en casi 40 grados centígrados y una sensación térmica de 44 grados centígrados, informó El Observador.
Esto es una situación sin precedentes y va a determinar una baja de la oferta, lo que a posteriori puede derivar en un aumento de precios.

Heber Trenchi, asesor técnico de la Asociación de Productores Avícolas "Sur", explicó a El Espectador que "esto sucede todos los años cuando el calor alcanza con altísimas temperaturas. Lo mismo pasó el año pasado, tal vez fue peor en aquel año".

Según explicó el experto, el problema es que las aves por lo general tienen una temperatura de 41 grados, no tienen glándulas sudoríparas, y la forma de pérdida de calor del cuerpo es a través del jadeo. "Cuando se superan los 28 grados empiezan a verse afectados, y, por esta y otras razones, llega un momento en el cual son incapaces de bajar su temperatura temporal, hacen un estrés calórico y se mueren".

Una de las razones por las que sucede esto en Uruguay es que en muchos casos no existen las condiciones básicas para aclimatar a las aves. "¿Por qué se mueren de calor? En Arabia Saudita no se mueren y hace 40 grados todos los días. No estoy diciendo que aquí no haya gente que proporcione condiciones básicas, pero tecnológicamente todavía estamos un poco atrasados al respecto".

Consultado por cómo puede verse afectado el mercado, Trenchi dijo que no cree que esto "sea sostenido en el tiempo, esto va a ser puntual. Las olas de calor no matan a los animales que tienen una, dos o tres semanas, sino a aquellos que están con un peso elevado, cerca de la faena. No nos olvidemos que Uruguay consume en su mercado interno aves de muchos más peso que en otros países del mundo, y cuanto más peso más riesgo".