Entrevistas

Ramón Méndez (MIEM): planta fotovoltaica de Salto es el puntapié inicial en la introducción de energía solar en Uruguay

Ramón Méndez (MIEM): planta fotovoltaica de Salto es el puntapié inicial en la introducción de energía solar en Uruguay

El viernes pasado se inauguró en Salto la primera planta productora de electricidad a base de energía solar, construida gracias a una donación del Gobierno de Japón. Para conocer más sobre esta novedad y sobre los planes del Gobierno en materia de energías renovables, En Perspectiva entrevistó a Ramón Méndez, director nacional de Energía en el Ministerio de Industria, Energía y Minería, quien puntualizó que esta "planta piloto" traerá consigo "el comienzo de una curva de aprendizaje" para la introducción de la energía solar. Adelantó que el Gobierno lanzará en breve una licitación para contratar empresas privadas que quieran proveer a la red nacional con energía solar fotovoltaica, la cual será, a su criterio, "la energía renovable del Uruguay del futuro". Aseguró, por otra parte, que el "desafío técnico" para los próximos años será "ir acompañando las diferentes fuentes energéticas", con la solar y la eólica como las principales, para "tener siempre satisfecha la demanda".


(emitido a las 8.40 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El sol es la estrella más cercana a nuestro planeta. Es la que da luz y calor a la Tierra y la que permite que haya vida en este rincón del universo. Pero además es, probablemente, la fuente de energía más limpia y más barata, capaz de producir un elemento hoy tan vital para la vida de la gente como la electricidad.

El viernes pasado quedó inaugurada en Salto la primera planta fotovoltaica del Uruguay. O, si lo prefieren, en términos más sencillos, la primera planta que produce electricidad utilizando como fuente de energía al sol.

Para conocer más detalles de esta obra y cómo se inscribe en la política energética que se está siguiendo en nuestro país, vamos a conversar con el doctor Ramón Méndez, director nacional de Energía en el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).

Creo que vale la pena que empecemos explicando lo básico: cómo trabaja una planta fotovoltaica.

RAMÓN MÉNDEZ:
Básicamente hay un par de formas de utilizar la energía del sol con fines útiles. Una son lo que llamamos los colectores solares, que simplemente utilizan la energía del sol para calentar agua, se colocan en los techos de las casas y con eso se reemplaza el uso del calefón. Pero en la energía fotovoltaica se trata de transformar directamente la energía del sol en electricidad y a partir de allí inyectarla en redes eléctricas y usarla para todos los fines para los que se utiliza la electricidad.

El principio de funcionamiento fue descubierto por Einstein en el año 1905; de hecho fue la razón por la cual a Einstein se le dio el Premio Nobel, no por la teoría de la relatividad, como se piensa muchas veces, sino por el descubrimiento del efecto fotovoltaico, que es lo que hace que cuando la luz llega a determinado tipo de sustancia se emitan electrones, que son los que se inyectan en la red eléctrica y producen lo que comúnmente llamamos la electricidad. Ese es el principio fundamental por el cual funciona esto.

EC - ¿Cómo está armada una planta de estas? ¿Cuáles son sus elementos básicos?

RM - Una planta fotovoltaica básicamente son los paneles o las celdas fotovoltaicas que en esencia son como unos vidrios negros un poquito anchos colocados arriba de unos paneles de aluminio que se colocan sobre tierra directamente, sobre el piso, y forman una estructura mirando el sol, a unos 45 grados, y ocupan una superficie que puede llegar a ser importante. Esta planta por ejemplo es una hectárea entera compuesta de estas celdas fotovoltaicas, estos vidrios negros montados arriba de estructuras de aluminio puestos en la tierra. A partir de allí salen cables, se genera corriente continua, que se transforma en corriente alterna y se inyecta en las redes eléctricas.

EC - Otra pregunta que puede parecer obvia, pero me parece que vale la pena hacer en el comienzo de la charla: ¿este tipo de planta solamente funciona cuando hay sol?

RM - Sí, solo funciona cuando hay sol. A diferencia de la otra forma de utilizar la energía del sol, los colectores solares, que incluso reciben la radiación solar indirecta, a través de las nubes, reflejándose a partir de otras fuentes secundarias, en la fotovoltaica cuando pasa un pedacito de nube por arriba de la punta de un panel se anula todo el panel, entonces se produce electricidad un número relativamente menor de horas. De hecho estimamos que esta planta que se inauguró el viernes en Salto va a estar generando electricidad entre el 15 y el 16, 17% de las horas de todo un año. Ya los primeros días de funcionamiento ha estado un poquito por arriba de las previsiones, pero de todas las horas del año estas plantas están generando electricidad más o menos la séptima parte.

EC - ¿Cómo se relacionan con las otras centrales de generación de energía eléctrica que tiene el sistema, las que pueden funcionar independientemente del sol?

RM - Justamente, todo eso es el desafío técnico. Estamos en lo que llamamos la "curva de aprendizaje" con relación a la incorporación de una nueva fuente de energía renovable. El desafío para el sistema es manejar fuentes que no son manejables, como sucede con la energía del viento, que cuando sopla hay electricidad. Lo mismo sucede con esto, cuando no pasa una nube por arriba de la central fotovoltaica se genera electricidad. El desafío de todo el sistema es ir acompañando las diferentes fuentes energéticas de forma de tener siempre satisfecha la demanda, que va cambiando a su vez instante por instante.

En nuestro sistema en particular, a partir de los años 2015, 2016, la forma que va a estar funcionando –que de acuerdo a nuestros modelos funciona perfectamente bien, al menos hasta el año 2030– va a ser la siguiente: la energía del sol y la energía del viento van a estar mandando; cuando hay sol y cuando hay viento, de ahí va a venir la electricidad; cuando empiezan a variar el sol o el viento se ponen en marcha las turbinas hidráulicas de las centrales hidráulicas que irán complementando las subidas y bajadas de viento y de sol. En caso de que no alcance el agua o no haya agua suficiente en las represas, va a estar el ciclo combinado funcionando a partir de gas natural, que va a cerrar toda la demanda y el seguimiento de la demanda. Ese es básicamente el funcionamiento que va a tener el sistema eléctrico en los próximos 15 años en nuestro país.

EC - Esta planta que costó 4 millones de dólares se construyó con una donación del Gobierno japonés, que puso en total 7 millones de dólares. ¿Cómo llegó a intervenir Japón en esta iniciativa?

RM - Esto forma parte de unas conversaciones que aunque parezca increíble iniciamos en el año 2008 en Viena, a raíz de otro tipo de conversaciones por otros temas completamente diferentes que tenían que ver con el Organismo Internacional de Energía Atómica. Allí, en un intercambio de varias ideas con el embajador de Japón en Viena, surgió esta posibilidad. Japón tenía interés en un fondo que ellos llaman de energía verde, surgió el interés de hacer con Uruguay un piloto de nuevas formas de energía, y surgió enseguida la idea de la fotovoltaica. Nosotros en el año 2008 ya estábamos previendo que había que comenzar de a poco el aprendizaje hacia esta forma de energía, y eso llevó a que finalmente se firmara este acuerdo en la visita del presidente Tabaré Vázquez a Japón en el año 2009. De allí vino esta donación de 7 millones de dólares en total, que permite no solo la instalación de esta planta, también una segunda planta que se empieza a construir ahora en el sur del país para comparar el sol del norte con el sol del sur, y también capacitar gente.

EC - Esos 4 millones de dólares no parecen ser mucho dinero si se trata de una central de producción de energía. ¿No pudo haber puesto ese dinero el Gobierno uruguayo antes, independientemente de una donación de Japón? ¿No lo pudo haber puesto UTE para empezar a recorrer este camino?

RM - Sí. Tenemos que entender cómo es el contexto. El contexto, naturalmente, es la política energética uruguaya acordada entre todos los partidos políticos y que apunta a los próximos 20 años del sistema energético del país. En ese contexto uno de los principios fundamentales pasa por la soberanía energética, es decir, la introducción de energéticos renovables, pero sin ningún tipo de subsidio. Nos basamos en una adecuada elección de cuál es la mejor tecnología en cada momento, más adaptada a nuestra realidad ambiental, a nuestros recursos naturales.

La energía solar fotovoltaica es mucho más cara que las otras formas de energía. Sale el doble, tradicionalmente ha salido hasta cinco veces lo que salían el promedio de las energías. Basados en nuestro objetivo general de reducir costos y no de aumentarlos, habíamos introducido la eólica, que se ha transformado en la vedette, porque ha obtenido precios excepcionales que van a permitir reducir del orden del 30% el costo de generación eléctrica hacia los años 2015, 2016. Pero la energía solar fotovoltaica seguía muy cara, con un elemento adicional: que cada año los costos se reducen entre 20 y 30%. Entonces estimábamos que hacia los años 2016, 2017 los costos iban a ser suficientemente bajos como para, con las condiciones de sol de nuestro país, empezar a tener energía fotovoltaica a un costo competitivo para la economía nacional.

Por eso entendíamos que había que empezar el aprendizaje ahora, unos cinco o seis años antes. Y fue por eso que en ese momento, cuando estábamos pensando en instalar nuestra propia planta fotovoltaica e invertir los millones de dólares que hubiera que invertir para comenzar el aprendizaje, nos vino como anillo al dedo este ofrecimiento del Gobierno de Japón. Decidimos hacer la primera planta con gente que sabe hacer este tipo de plantas, que no solamente dona los equipos, que naturalmente son japoneses, sino que además nos va a permitir capacitar, hacer las primeras capacitaciones a nuestros técnicos con gente que realmente sabe hacer este tipo de cosas.

EC - Ahí están algunas de las explicaciones del alcance del acuerdo con Japón. ¿Tiene algún otro componente? Por ejemplo, ¿el Gobierno uruguayo se compromete a algo con Japón o con empresas japonesas que se dedican a estos sistemas de producción de energía?

RM - No. Primero, recordemos que en el mundo estamos en plena lucha contra el cambio climático, y de eso los principales responsables son los países que históricamente han hecho la mayor contribución de gases con efecto invernadero a la atmósfera, que son los países que técnicamente, de acuerdo al Protocolo de Kyoto, se llaman de Anexo 1, los países más desarrollados. Entonces muchos países desarrollados tienen dentro de sus objetivos fondos que permitan introducir energías renovables en el mundo. Por varias razones, una razón es que si ellos regalan, como en este caso, tecnología nacional, tienen la expectativa de que luego, cuando se produzcan compras de tecnología, se produzcan ese tipo de compras. Pero no hay ningún tipo de compromiso con el Gobierno de Japón.

De hecho, ya hemos iniciado el segundo paso de esta curva de aprendizaje, porque ya está pronto un decreto que ha sido firmado por un par de ministros, falta la firma del presidente solamente, con el cual lanzamos la primera contratación de energía fotovoltaica realizada e instalada por desarrolladores privados, de la forma tradicional que se ha hecho todo este proceso en los últimos cinco años de incorporación de energías renovables. Al igual que se hizo con la biomasa, con la energía eólica, va a haber una licitación de UTE en la cual quien ofrezca los mejores precios para la energía solar fotovoltaica va a obtener un contrato con UTE por 20, 25 años para venderle la energía fotovoltaica al precio que surja de un procedimiento competitivo. Este ya es un siguiente paso, en el que simplemente cada inversor compra los paneles solares donde le parezca conveniente, los instala, los opera y le vende la energía a UTE.

EC - Volviendo a esta primera planta que se inauguró el viernes, ¿por qué se eligió la zona de Salto Grande para implantarla?

RM - Por muchas razones. En primer lugar, porque el mapa solar del Uruguay muestra que el mejor punto de sol del Uruguay es el noroeste, Artigas y Salto, y luego va bajando en un degradé en dirección sureste. Es decir, el mejor punto es Artigas-Salto y el peor punto es Rocha, aproximadamente. No hay mucha diferencia entre Rocha y Artigas, pero el noroeste de nuestro país es el punto de más sol a lo largo del año. Entonces había que instalarlo cerca de Artigas, Salto, para hacer la primera experiencia.

En segundo lugar, se eligió el predio de la represa de Salto Grande, la planta está instalada a unos cientos de metros de la represa dentro del hermoso parque de la represa de Salto Grande.

EC - Sí, se ve apenas uno ingresa al parque, cuando uno toma en dirección al puente o en dirección al hotel Horacio Quiroga.

RM - Está a medio camino al Horacio Quiroga. Es imposible perderlo, porque es una hectárea entera llena de unos aparatos futuristas, que causan bastante impresión. Es un predio que está cuidado, que está al lado de la conexión con la red eléctrica. Hay otro tema que no me parecía menor: me parece muy simbólico instalar al lado de la energía renovable de Uruguay del pasado, que es la energía hidráulica, la que sin duda va a ser la energía renovable de Uruguay del futuro, la energía solar. Una al lado de la otra en ese hermoso contexto que también tiene que ver con todo esto, el parque que hay que cuidar y la naturaleza que hay que cuidar. Parecía un lugar absolutamente emblemático, más allá de todos los aspectos prácticos que hacían conveniente la instalación en ese punto.

EC - Leía en una crónica del diario El Pueblo de Salto un discurso que dio el presidente de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande en el acto del viernes, en el que anunció que la Regional Norte de la Universidad de la República (UdelaR) prevé instalar allí cerca, en el mismo predio, en ese enorme parque que pertenece a la represa, un instituto que formará a los futuros profesionales que se encarguen de la producción de energía fotovoltaica en el Uruguay. ¿Eso está confirmado? ¿Cómo es ese proyecto?

RM - Sí, la política energética busca que todo lo que sea transformación energética esté al servicio de la generación de capacidades a nivel nacional, de generación de puestos de trabajo, de transferencia de conocimientos. Entre otras cosas, hay un Fondo Sectorial de Energía que todos los años vuelca 2,5 millones de dólares a proyectos de innovación y de investigación en materia de transformación energética. Y dentro de ese contexto, tanto a la universidad como nosotros nos pareció que ese polo en el que se está transformando de a poco Salto en materia energética era el lugar ideal para instalar este laboratorio de investigación con relación a la energía solar.

En abril se abre la licitación para la construcción de la parte de edificios. Va a estar al lado de esta planta fotovoltaica, en el mismo parque. Un grupo de investigadores de primer nivel que hoy viven en Montevideo se van a instalar en Salto para desarrollar un grupo en torno a un tema central para todo esto: medir adecuadamente cuál es el recurso solar, qué cantidad de sol llega a nuestra tierra, a nuestro territorio. Eso es fundamental para diseñar bien las plantas futuras, para ir desarrollando conocimiento y aprendiendo cómo funcionan este tipo de plantas. Eso está confirmado en el marco de la Regional Norte de la deslocalización geográfica que está llevando adelante la UdelaR.

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EC - El viernes pasado se inauguró en el parque de la represa de Salto Grande una planta de producción de electricidad a partir de energía solar. Es la primera planta fotovoltaica de nuestro país, y su construcción fue posible gracias a una donación del Gobierno de Japón.

De esta novedad estamos conversando esta mañana con el doctor Ramón Méndez, director nacional de Energía en el MIEM.

Yo le hacía una serie de preguntas para situar esta inauguración en su contexto. Ahora le pido que vayamos a la planta en sí. Está compuesta por 2.240 paneles solares que captan la energía que irradia el sol y produce un máximo de 481,6 kilovatios pico de potencia. Hasta ahora hemos visto poco esa unidad en la información a propósito de centrales de generación. ¿Qué quiere decir "kilovatio pico"?

RM - Kilovatio pico quiere decir que es el máximo de sol, la máxima irradiación solar que puede llegar a la central, esa es la máxima potencia eléctrica que puede llegar a producir una central. Es un lenguaje que se usa en las plantas fotovoltaicas, el kilovatio pico, el pico máximo de producción. Lo curioso es que ya lo superamos, o sea que el nivel de eficiencia de los paneles, de la parte electrónica y el nivel de sol en nuestro país nos han permitido llegar este fin de semana a un pico cercano a los 500. Poquito más, no mucho más, pero un poquito más que el diseño.

EC - La energía que produce va directamente a la red; ¿no hay forma de almacenarla?

RM - No, lamentablemente por ahora no hemos encontrado la forma de almacenar la energía eléctrica. La única forma que se suele usar es una forma indirecta; por ejemplo, cuando hay excedente de energía eléctrica se bombea agua hacia arriba a una represa usando esa energía eléctrica para utilizarla luego en el momento en que se precise. Pero nosotros no precisamos hacer eso, como tenemos represas, lo que hacemos es guardar el agua de la represa mientras tenemos energía eólica o energía fotovoltaica y la utilizamos cuando cae el viento o cuando cae el sol.

EC - Mientras una planta fotovoltaica está produciendo electricidad porque hay sol, esa electricidad se utiliza totalmente.

RM - Sí, totalmente, no hay forma de almacenarla ni de rechazarla, cuando se genera se utiliza.

EC - En la inauguración se explicó que lo producido por esta planta puede alimentar con electricidad a unos 200 hogares. No parece mucho, ¿no?

RM - No, pero recordemos que esta es una planta piloto, es el comienzo de una curva de aprendizaje para la futura introducción de energía solar fotovoltaica en nuestro país. La transformación energética para el corto plazo –en los próximos 15 años del país, tal vez el mediano plazo– pasa fundamentalmente por la fortísima introducción de energía eólica –en este momento están siendo instalados en nuestro país 500 molinos de viento, en total 1.000 megavatios– y por la planta regasificadora que va a permitir complementar, como explicamos hace un ratito, cuando no haya viento ni agua, con energía térmica a partir de gas.

Esto es el aprendizaje para lo que va a venir más adelante. En este momento no estamos pensando –como decía, por el tema de los costos– en instalar ya masivamente cientos de megavatios en nuestro territorio a partir de energía solar fotovoltaica.

EC - ¿Qué es lo que se pretende investigar? ¿Qué información se busca obtener con esta planta?

RM - En primer lugar, capacitar gente, saber cómo funciona esto, cómo se repara, qué dificultades puede haber a lo largo de los años o los meses de funcionamiento. Eso en primer lugar, lo más importante es capacitar gente para operar este tipo de plantas.

En segundo lugar, una cosa que hablábamos hace unos minutos, cómo impacta la entrada y salida permanente de electricidad en la red eléctrica debido a que cada vez que pasa una nube cae, está subiendo y bajando permanentemente la cantidad de electricidad que coloca una planta de este tipo en la red. Cómo responde el resto de la red, cómo responde el resto de la generación, cómo responde el despacho eléctrico ante estas variaciones. Este es uno de los elementos más importantes que queremos investigar con esta primera planta instalada.

EC - Romina, ¿preguntas de los oyentes?

ROMINA ANDRIOLI:
Gastón de Punta Carretas dice: "¿Qué contaminación produce la fabricación de los paneles fotovoltaicos? De eso no se habla".

EC - Es una pregunta que aparece a raíz de la definición de una planta como esta en la categoría de "energías renovables", "energías limpias", "la energía más limpia". Muchos dicen: "Sí, será limpia la producción, pero ¿qué pasa con la previa, con el proceso por el cual se construyen los elementos de esa planta?".

RM - Con la previa y con la disposición final, que a veces es mucho más complicada todavía que el proceso de construcción en sí de la planta. Efectivamente, las llamadas "energías limpias" son mucho más limpias que otras, pero limpio, limpio, limpio, el agua nada más, y mientras no la usemos mucho. Toda participación del hombre en la naturaleza genera un impacto, eso está absolutamente fuera de discusión. También está fuera de discusión que los impactos que generan algunas formas de energía son varias veces, hasta miles de veces, menores que los de otras formas de energía.

Las plantas fotovoltaicas en particular no generan un impacto importante en el momento de la construcción en sí, los cuestionamientos han apuntado a la disposición final. Es decir, a qué se hace con esos paneles una vez que terminan la vida útil, que dejan de ser tan eficientes como para seguir utilizándolos. Ahí hay algunas alternativas, se muelen, se transforman para hacer cemento, porque tienen mucho silicio, hay diferentes alternativas.

Pero quiero dejar tranquilo al oyente: toda cosa que haga el hombre tiene un impacto sobre la naturaleza, pero el impacto de este tipo de plantas es miles de veces inferior al impacto de cualquier tipo de planta térmica, a petróleo, a gas, carbono, lo que sea.

EC - ¿Otras consultas de la audiencia?

RA - Alberto plantea: "Vivo en el campo sin energía eléctrica. Estoy a 2.700 metros de la línea de UTE y me cuesta unos 10.000 dólares llevarla a la casa. ¿Por qué UTE no financia ya la alternativa de paneles y molinos?".

RM - En primer lugar, existe todo un plan con el objetivo de llegar lo más cercano posible al 100% de electrificación de nuestro país en los próximos años. Recordemos que Uruguay es el país de América Latina con mayor porcentaje de electrificación, casi de 99%. Pero a ese 1%, como el oyente, que no tiene, le importan tres pitos que Uruguay sea el país con mayor porcentaje de electrificación, como es razonable.

Hay varias alternativas, una de ellas efectivamente es hacer el tendido tradicional de cable; en ese caso UTE paga la mitad. Y ahora se ha lanzado todo un plan junto con la OPP [Oficina de Planeamiento y Presupuesto] y la Dirección de Energía para tratar de ir más allá y financiar incluso ese 50% restante. Pero en paralelo también estamos desarrollando unos pilotos para hacer lo que se llama la generación en isla, es decir, generar sin estar conectado a la red eléctrica, en mi establecimiento, en mi casa, en mi lugar, en un pueblito, de manera independiente de la red eléctrica, en general con una combinación de paneles fotovoltaicos y molinos de viento, de forma de ser 100% renovable. Tiene la ventaja de ser más barata, pero tiene la desventaja de que depende solamente de mí, no tengo el mantenimiento que me ofrece la UTE cuando estoy conectado a una red eléctrica.

En general, excepto que uno esté a varias decenas de kilómetros, es más barato hacer el tendido de red eléctrica que hacer una instalación en isla con molinos y paneles fotovoltaicos. Si al oyente le costaba unos 10.000 dólares hacer ese trayecto, recordemos que UTE paga la mitad, y para la otra mitad tiene una financiación muy favorable en el Banco República. Si fuera a instalar paneles fotovoltaicos o molinos de viento, estaríamos hablando de un monto bastante superior a esos 10.000 dólares.

EC - Usted mencionó que el Gobierno uruguayo planea ahora un llamado a empresas que quieran proveer a la red eléctrica nacional con energía de origen solar fotovoltaica. Para eso se va a emitir un decreto que autoriza a UTE a contratar a privados 200 megavatios de energía originados en plantas de diferentes tamaños. ¿Podemos avanzar un poco más en los detalles de este camino?

RM - Como decíamos hace un rato, la energía solar fotovoltaica es la más cara de las tradicionales; hay otras que están en proceso de más devaluación como la energía unimotriz de las olas o mareomotriz de las mareas u otras formas de generación. De las tradicionales, la fotovoltaica es la más cara, pero al mismo tiempo están reduciendo los costos de manera muy importante.

Lo que queremos hacer con este primer llamado, a partir de este decreto, es de alguna forma descubrir las cartas. Si hacemos un llamado para privados que vengan a instalar una planta fotovoltaica en el país, ¿a qué precio podrían llegar a venderle hoy la energía a UTE en las condiciones de sol de Uruguay? Como esperamos que ese precio tal vez esté por encima de los costos del sistema, o sea que encarezca un poquito el sistema –costo que estamos dispuestos a asumir cuando se está haciendo alguna prueba–, dispusimos límites muy pequeños, definimos que tienen que ser plantas en una categoría de hasta 1 megavatio y en otra de hasta 5 megavatios. Es decir, plantas pequeñas para ver cómo responde el mercado, si hay interés en invertir en Uruguay en energía fotovoltaica, para ver cómo se hacen los pliegos, porque ahí uno se equivoca, se equivoca el Estado, se equivocan los privados cuando se presentan.

Es la misma curva de aprendizaje que hicimos con la eólica, con la que arrancamos por allá por los años 2007, 2008, con licitaciones pequeñas por cantidades pequeñas, con las cuales tanto nosotros como los inversores aprendimos cómo presentar, cómo armar mejor esos procesos competitivos. Así llegamos, tres años después, a los precios fabulosos del año 2011 que permitieron toda la introducción eólica. En este caso vamos a hacer lo mismo, vamos a empezar por hacer llamados para plantas chiquitas, de 1 a 5 megavatios, para ver de esa forma cómo responde el mercado.

Pero en paralelo con esto, algunos inversores –ha habido más de 70– de primera línea a nivel mundial que han participado en los dataroom internacionales que hemos hecho para mostrar esta idea nos dijeron que en este momento en el mundo hay un excedente de paneles fotovoltaicos. Esto es debido a que en Europa, como consecuencia de la crisis, han caído los subsidios que se han dado tradicionalmente a las energías renovables, por lo tanto se podría llegar a conseguir algunos paneles por debajo de costo, y si la escala es importante podríamos llegar a precios competitivos con los costos de la energía en Uruguay hoy. O sea, podríamos adelantarnos a lo que pensamos que podría ocurrir hacia los años 2016, 2017.

Por eso pusimos una tercera categoría en la cual decimos: para plantas de entre 30 y 50 megavatios (plantas grandes), el precio al que UTE está dispuesto a comprar energía es este (91,5 dólares, que es un precio de conveniencia para la UTE); si alguien está interesado en vender energía a este precio, adelante, UTE firma un contrato y le compra energía a ese precio durante 25 años. Ahí descubriremos si efectivamente es así, si efectivamente hay interesados, inversores que pueden llegar a alcanzar este precio, claramente conveniente para el país, o si no es tan favorable la coyuntura internacional como podíamos pensar y tenemos que esperar un par de añitos más para empezar a meter energía fotovoltaica de mayor porte esperando que sigan reduciendo los costos. Este es más o menos el mecanismo.

EC - Un globo sonda, digamos.

RM - Exactamente, un globo sonda, que forma parte de este aprendizaje. Es decir, no precisamos la energía solar fotovoltaica para los próximos 15 años del país, pero si llega otra fuente que diversifica más la matriz y por lo tanto la robustece más, bienvenida sea, y si el precio es conveniente, bienvenida sea.

EC - Veía declaraciones de Jenny Chase, un analista de Bloomberg New Energy Finance, que publicó ayer El País, que decía que el precio que va a ofrecer el Gobierno de Uruguay será probablemente el más bajo del mundo, por lo que estima que sea insuficiente para captar el interés de los desarrolladores privados. "Ese nivel de compensación es muy optimista", decía este experto. ¿Cómo se relaciona con lo que usted venía comentando recién?

RM - Coincido absolutamente con el análisis. Esto surgió de una entrevista que me hizo Bloomberg a mí hace un mes, más o menos, y en la misma entrevista consultaron a este experto, que dijo lo que yo pienso: si obtuviéramos este precio, sería el precio más bajo de la historia para la energía fotovoltaica. Hay algunos inversores que nos dicen que por la coyuntura favorable tanto de Uruguay como del mundo podría ser un buen momento.

Capaz que hay que entender por qué es una coyuntura favorable de Uruguay, no solamente del mundo. La energía solar fotovoltaica en definitiva es un negocio meramente financiero: el combustible es gratis, es el sol, la operación y mantenimiento de la planta es muy bajita, se mantiene con muy poquito dinero y se opera con muy poquito dinero, entonces el costo de la energía básicamente es el costo de repagar la inversión inicial que se hizo. Y al repagar la inversión lo fundamental es cuál es la tasa de retorno del negocio, cuál es la tasa de riesgo, cuál es el costo al cual se consigue el dinero.

Un país como Uruguay es un país confiable para realizar inversiones en un contexto en que los mercados están buscando nuevos lugares donde instalarse, en particular en América Latina. Y dentro de ese contexto particular, Uruguay tiene una política energética de largo plazo, clara, transparente, definida, que cada vez más está siendo puesta como el ejemplo a nivel mundial por el Banco Mundial, por la Agencia Internacional de Energías Renovables y por diversos organismos. Entonces existe un enorme interés en invertir en Uruguay y por lo tanto una predisposición a aceptar tasas de retorno relativamente bajas, a asumir tasas de riesgo muy bajas. Por eso algunos analistas señalan que Uruguay posiblemente obtenga costos de energía solar fotovoltaica muy bajos, por todo el contexto que se ha logrado definir alrededor de esta introducción.

Si lo vamos a lograr o no, no lo sabemos. Y tampoco nos preocupa, en el sentido de que si no los obtenemos ahora capaz que los tenemos dentro de dos años cuando los costos sigan reduciéndose. Y como de todas formas hoy no precisamos la energía solar fotovoltaica, porque tenemos otras opciones para el desarrollo para los próximos 10, 15 años del país, no sería ninguna catástrofe si no se presenta nadie a este procedimiento. Simplemente esperaremos un poco más.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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Fotos: Presidencia