Dilemas por el Cabo
El encanto y la paz que un turista puede ir a buscar en los paradisíacos paisajes de Cabo Polonio, contrasta en buena medida con la historia de pujas y litigios que se han dado por la pertenencia de su suelo. Buena parte de la responsabilidad recae en el propio Estado que, en plena Segunda Guerra Mundial, inició la expropiación de esos terrenos para crear el Parque de Reserva Forestal de Cabo Polonio. Sin embargo, el proceso quedó inconcluso porque desde las arcas públicas nunca salió el dinero acordado como indemnización para los respectivos propietarios. El tiempo fue pasando y la gente comenzó a asentarse en el balneario. Algunos incluso, llegaron con permisos firmados por la Intendencia de Rocha con la autorización para instalarse allí. Con la creciente popularidad del lugar sobrevinieron los conflictos entre los usufructuarios de los terrenos y sus legítimos dueños; una puja que la integración de esta parte de la costa al Sistema Nacional de Áreas Protegidas puso en el compromiso de resolver. Años atrás, un grupo de veraneantes que tenía construcciones en la zona se organizó en una sociedad anónima de nombre GABASOL y compró a la sucesión Pertuzo, uno de los propietarios, parte de esas tierras sobre la playa Sur, con el objetivo de regularizar su situación. Sin embargo, acuerdos similares han fracasado con los pobladores de la otra playa, conocida como La Calavera, cuya propiedad pertenece, en parte, a la sucesión Tizné. Actualmente, la pelota está en la cancha de la Comisión Asesora Específica del Polonio, integrada, entre otros, por todos los actores públicos que tienen incidencia en el área más grupos de vecinos organizados del lugar. En Suena tremendo conversamos con Eduardo Tizné y el abogado de la sucesión, Holsen Nalbarte, una de las partes interesadas en este litigio.