Sobre las declaraciones de Jorge Fossati
(Mensaje enviado el viernes 17 de setiembre)
Como buen homofóbico, el Sr. Fossati seguramente esté rodeado de varias personas homosexuales entre sus familiares, amistades y aun incluso entre sus jugadores, y pierde a diario oportunidades de aprendizaje que luego lo llevan a formular declaraciones tan lamentables como las que fueran publicadas en el diario El País, el pasado martes 14 de setiembre. Seguramente él es de los tantos que se ha tragado la pastilla y se ha creído el verso aquel de que jugar al fútbol es sinónimo de hombría. Al igual que el de otras santas y prominentes figuras de los sectores más hipócritas y reproductores de ignorancia en nuestra sociedad, el discurso de Fossati parece llegar de la época de las cavernas. ¿Qué cree el entrenador que habría de hacer un jugador homosexual en una cancha?
El fútbol ya no es un campo exclusivo para los varones. Finalmente, también lo juegan oficialmente las mujeres. Y tampoco es un campo exclusivo a los varones heterosexuales. A nivel mundial, hay juegos olímpicos gay en donde el fútbol es una de las tantas disciplinas. Existe incluso una copa mundial de fútbol gay. Desafortunadamente, desde tiempos inmemoriales en nuestro país esta presencia se ha dado de forma diferente: desde el ocultamiento y la vergüenza. Como en tantas otras áreas en las que aún se rechaza más fervientemente a la homosexualidad, el fútbol siempre ha sido el refugio perfecto para homosexuales. Después de todo, parece que con agarrar unas buenas pelotas con cierta frecuencia y revolcarse en una cancha con otros varones alcanza para terminar con sospechas de homosexualidad. Si lo pensamos bien, suena muy raro. Pero por lo menos es mucho más simple y menos doloroso para aquellos "que no se desubican" y resguardan "ciertas normas" que casarse y formar una familia o dedicar su vida al celibato y a seguir a algún señor. ¡Con qué poco se engaña a algunas mentes retrógradas!
Por último, si son las manifestaciones de afecto entre varones lo que preocupa a Fossati, deberá tener en cuenta que hoy en día hasta los más machos del fútbol se dan piquitos en la cancha y hasta se tocan la colita. Llegará el día en que en Uruguay las personas homosexuales no deban esconderse para proteger sus trabajos. Mientras tanto, todos los varones homosexuales que hayan salido o hayan conocido a varones homosexuales del fútbol uruguayo, que levanten la mano. Acá está la mía.
Alejandro Chiesa Riverón