Entrevistas

Cámara de la Construcción: Luego de un 2012 con cifras récord, "la industria entró en una suerte de meseta"

Cámara de la Construcción: Luego de un 2012 con cifras récord, "la industria entró en una suerte de meseta"

Desde este jueves y hasta el próximo martes se lleva a cabo la Feria de la Construcción 2013 en el predio de la Rural del Prado. Este evento reúne profesionales, técnicos y estudiantes y a las empresas más relevantes del sector, tanto de Uruguay como de la región. En dicho evento se hacen balances, se repasa la actualidad de esa industria y las expectativas. Para conocer más sobre la realida del sector, En Perspectiva dialogó con Ignacio Otegui, presidente de la Cámara de la Construcción, quien recordó que en 2012 el sector llegó a casi 10% de participación en el PIB. También destacó que para el primer semestre de 2013 se aprobaron más de 1.400 millones de dólares de inversiones, "todos los que están aprobados, más lo que vienen en el segundo semestre, nos indican por dónde se desarrolla el país en los próximos años" aseguró Otegui. Asimismo, destacó que se está entrando en una etapa de "meseta" en esa industria, "con esto queremos expresar que no esperamos cambios relevantes a la baja y ni tampoco al alza", dijo.


(emitido a las 7:48 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Este fin de semana se llevará a cabo la Feria de la Construcción 2013, que desde ayer y hasta el 22 de octubre se desarrolla en el predio de exposiciones de la Rural del Prado. Es la séptima edición de este evento que reúne a profesionales, técnicos y estudiantes y a las empresas más relevantes del sector, tanto de Uruguay como de la región. Esta feria es propicia para que se hagan balances, se repase cuál es la actualidad de esa industria y cuáles son las perspectivas. En ese sentido, llama la atención algunos números como los que planteó el presidente de la Cámara de la Construcción, Ignacio Otegui. Dice que la industria de la construcción registró el año pasado un récord, tanto en inversión como en mano de obra ocupada. Y agregó que este año se perfila para ser el segundo año más importante en la historia de la industria de la construcción uruguaya.

¿Así que estamos en los picos de lo que la construcción en Uruguay ha alcanzado?

IGNACIO OTEGUI:
Si bien este año no ha culminado, todavía faltan datos del último trimestre, el comportamiento de los primeros nueve meses lo estarían ubicando en el segundo mejor año desde que hay estadísticas, porque uno supone que en un pasado lejano pueden haber ocurrido cosas de las que vemos los resultados, pero no están registrados de una forma en que pueda ser evaluado desde el punto de vista estadístico. Sin duda este va a ser un año bueno.

EC – ¿Este año y el anterior son superiores a algunos otros boom que hemos tenido, por ejemplo desde los años 80 en adelante?

IO – Sin duda. Dicho de otra forma: tenemos mejores tecnologías, diversos procedimientos y formas de construcción, mucho mejor equipamiento -basta con ver las obras en cualquier punto del país, el equipamiento es mucho mejor del que había hace 25 años- y mucho más personal. Tenemos mucha más generación y participación en el Producto Interno Bruto (PIB), la industria nunca había llegado a casi diez por ciento de participación como lo hizo el año pasado en un PIB importante, que el país tampoco había registrado antecedentes.

En mi opinión, acá lo que ha ocurrido es un cambio profundo en la realidad del país, en eso que se llama matriz productiva. Hoy tenemos un país diferente, con áreas desarrolladas que no existían, probablemente las más notorias son las vinculadas a la política maderera, o deforestación en su origen, hoy estamos viendo resultados. Lo mismo ocurre con la agricultura, con la generación de energía, con el turismo, con la logística, y otros. Todos esos motores empiezan a demandar al resto de la industria.

EC – ¿Usted podría citar algún ejemplo para que el oyente se ubique?

IO – Todos esos que le nombré, para empezar, necesitan la concurrencia de la construcción. Cuando usted va a forestar, necesita hacer caminos para introducirse dentro de los grandes predios en los cuales se foresta, pero después necesita las plantas de celulosa, las plantas de acopio. Lo mismo ocurre con la agricultura: si hay un millón de hectáreas plantadas en Uruguay que no existían, los silos y la logística para almacenaje, disecado, distribución y eventualmente exportación de esos granos los hace la construcción. Después, cada negocio sigue en sí mismo haciendo lo que el inversor tiene planificado. Un dato: en el primer semestre de 2013 la Comap, la comisión que evalúa y autoriza amparada en la ley de inversiones los proyectos que se ponen a consideración, aprobó más de 1.400 millones de dólares de inversiones nuevas. Eso no incluye la vivienda de interés social, las grandes obras, ni la obra pública, son inversiones privadas que se someten al análisis y el estudio, y se solicita la exoneración impositiva de esos proyectos. Hay un cambio al interior de lo autorizado, pero dentro de la información que la Comap exige está la de cuál es la parte de obra civil de cada uno de esos proyectos. En el primer semestre se aprobaron 690 millones de dólares de obra civil. Esto nos indica que para el año próximo no necesariamente se hará todo, pero en el primer semestre ya tenemos claro que hay una demanda importante sobre la construcción que está focalizada por lo menos en siete rubros, que se los nombré todos, me faltó probablemente el industrial.

EC – Es interesante lo que dijo a propósito del crecimiento del agro y su impacto en la construcción. Se lo señalo porque ayer entrevistábamos en la Tertulia Agropecuaria al historiador Gerardo Caetano, y aparecía la referencia a la revolución silenciosa que se ha dado en el agro uruguayo en los últimos diez años, que no siempre el habitante montevideano tiene claro. Y resulta que esa revolución silenciosa impacta por ejemplo, como usted lo está diciendo ahora, en la construcción, algo que tal vez no se piensa.

IO – La visión histórica de la mayor parte de la población es un poco por donde circula. La construcción está asociada a las obras de edificios de la rambla de Montevideo, a la zona costera en Punta del Este o en Colonia, eso es razonable, porque es lo que la gente ve. Nosotros tenemos un termómetro que nos dice por dónde va el desarrollo del país, lo rico de esta información es que nos está diciendo por dónde prevén los inversores que van a desarrollarse los sectores, o su posibilidad de negocio. Todos los que están aprobados, más lo que vienen en el segundo semestre, nos indican por dónde se desarrolla el país en los próximos años, porque son inversiones que una vez hechas empiezan a dar un resultado determinado en cada uno de sus sectores.

Con referencia a cómo se transformó el país, sin duda es una revolución silenciosa, pero es de una enorme profundidad, con un impacto positivo, virtuoso en toda la economía. Y quien no preste atención a que hay que cuidarlo y que se siga desarrollando, no entiende cuáles son los equilibrios económicos, sociales, de ocupación y desarrollo futuro de este país. Somos 3.300.000 habitantes, y en definitiva los uruguayos vamos a tener bajo nivel de desocupación, trabajo, vamos a mejorar la calidad de vida, en la medida en que lo que el Uruguay produce se pueda colocar en el exterior. Hay sectores que dependen del mercado interno, pero esto no es suficiente para que todos los uruguayos vivan bien. Si no se que Uruguay no se puede despegar del mundo, al contrario, tiene que estar lo mejor ligado posible y ser competitivo, Uruguay no tendrá un destino feliz, estará siempre en un círculo vicioso.

EC – Usted mencionaba la participación que la construcción alcanzó el año pasado en el conjunto del PIB, casi 10%, un guarismo histórico en un producto que, a su vez, fue de niveles también históricos. ¿Qué pasa en materia de empleo?, ¿cuántas personas están ocupadas hoy en la construcción?

IO – Nosotros hoy tenemos dentro de las obras 69.900 trabajadores según el último registro. Es un número muy elevado, nosotros pensamos que íbamos a estar un poco por debajo; el pico máximo del año pasado fue 73.000. Ni el de este año ni el del año pasado tiene antecedentes como pico histórico en ningún otro año sobre el cual tenemos relevamiento. Ese es un dato importante para nosotros. El año que viene vamos a estar por debajo del año anterior, es probable que cuando podamos medir completo los dos años -en los primeros meses del año que viene- la industria vaya a tener una diferencia de entre tres y cinco mil puestos de trabajo directo. Con los impactos de puestos de trabajo indirecto -todos sabemos que la industria moviliza más allá de lo que está visible en cada una de las obras-, también será un año de menor incidencia que va a tener un comportamiento menor al año pasado. Eso no es dramático, entramos a una etapa de meseta.

EC – ¿Cómo son las perspectivas? La distribución interna de este rubro construcción está teniendo sus cambios. Por ejemplo, si nos concentramos en el sector vivienda, es notorio que está produciéndose un reacomodo. Tengo unos números que da el diario El Observador, que indica que a partir del impulso a la vivienda de interés social, la construcción en la franja costera de Montevideo se redujo a la mitad durante el año 2012 y creció el protagonismo de zonas ubicadas más al centro y norte de la capital. Acá tenemos un movimiento, pero por otro lado están las grandes obras, ejemplo la construcción de la planta de celulosa de Montes del Plata que se va acercando a su final. Con todos estos ajustes, ¿cómo será el 2014?

IO – Todavía nos faltan algunos datos, pero nuestra evaluación primaria indica que la industria entró en una suerte de meseta, con esto queremos expresar que no esperamos cambios relevantes a la baja y ni tampoco al alza. La industria podrá tener un poco más o un poco menos de actividad, ahí dependerá de cuántos proyectos se concreten, tanto en el sector privado como en el público.

No tenemos dudas de que hay un cambio central en el negocio inmobiliario, en su ubicación geográfica y en la generación de un tipo de producto diferente. Era esperable. Uno de nuestros asesores desde hace muchos años, que nos hace informes semestrales muy buenos, el señor Julio Villamide, nos entregó el último informe el 30 de junio, que indica cómo está mutando el negocio inmobiliario en Montevideo. Estamos con un convenio para hacer un seguimiento del negocio inmobiliario y del stock inmobiliario en Maldonado, para nosotros es relevante que sepamos qué pasa allí, Montevideo sí lo tenemos claro pero Maldonado no está relevado. Es importante porque creció mucho, Punta del Este también, y el 50% de los ingresos de este país de turismo viene de esa zona, entonces es bueno saber cómo se está movilizando el negocio inmobiliario. Sobre todo después, con un registro histórico que nos permita comparar y ver qué pasa para adelante, porque ayuda muchas veces entender los ciclos y definir cuál es el comportamiento a futuro.

Nosotros esperamos un buen 2014, este dato de la Comap del primer semestre es para nosotros relevante, esos 690 millones de dólares equivalen a cinco mil viviendas de interés social. O sea, el impacto que va a tener la industria en su demanda de los proyectos aprobados vinculados a diversas áreas, que nada tienen que ver con la obra pública ni con la vivienda, representa cinco mil viviendas de interés social. Cuando se cierre el circuito de todo el año podremos decir "se aprobaron tantos proyectos, suponemos que se va a hacer tal porcentaje de ellos y en tales plazos", porque después hay que acomodarlo, no todos demoran un año, unos demoran tres meses, otros nueve y otros 18, entonces hay que acomodar el impacto. Uno ahí tiene información suficiente para saber hacia dónde va el sector inmobiliario; el 45% de la demanda, que es nueva, que son todos estos desarrollos o transformaciones productivas que nosotros definimos como virtuosas y que ojalá sigan; y por dónde va la obra pública, que es el tercer actor que tiene esta industria. Si usted logra focalizar información veraz y confiable de esos tres sectores, tiene una idea más o menos clara de lo que puede ocurrir el año que viene.

EC – El tema da para bastante más, pero me gustaría preguntarle cómo está evolucionando la relación entre las empresas, la patronal, la gremial y el sindicato, el SUNCA (Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos). Da la impresión que se estableció un vínculo que funciona bien, en el acto de apertura de esta Feria de la Construcción estaba presente el sindicato, ¿no?

IO – Si, la construcción tiene desde vieja data un relacionamiento articulado y adecuado. Los fondos sociales tienen 24, 25 años, esto no es cosa nueva, y en general en todos los eventos que están vinculados a la construcción están todos los actores: los empresarios y los trabajadores, esto es una realidad que viene de hace muchos años. Eso que para nosotros es valioso, no nos impide hacer algunas afirmaciones: nosotros tenemos como país y como industria un desafío en la capacitación de los recursos humanos, en la innovación, en la investigación y en la productividad. Si no logramos como industria y como país poner un énfasis fuerte en esos segmentos, más allá de otros, lo que le va a ocurrir a nuestro país es que va a tener cada vez menores posibilidades de desarrollo.  (...) Nosotros no tenemos dudas de que ese es el desafío inmediato para empresarios y trabajadores, y todo lo vinculado a lo que recién mencionaba: la cátedra, las universidades públicas, las privadas, o sea, de alguna forma tenemos que apostar a esas cosas en forma rápida. Porque esta situación general que nos ha permitido crecer como país no necesariamente se va a mantener con esta fortaleza, la impresión que todos tenemos es que esa fortaleza puede empezar a ceder. No esperamos cambios catastróficos, pero puede empezar a ceder, y una sociedad pequeña tiene que apostar a generar nuevas capacidades dentro de ella y estas son las centrales. Eso no nos exonera ni nos impide tener momentos de dificultad. Nosotros hoy estamos en una negociación colectiva compleja, y con absoluta claridad y sencillez vamos a buscar un acuerdo y apostamos a tener un acuerdo sin dañar las posibilidades de competencia y competitividad de nuestro sector. Los salarios de nuestros trabajadores no son de los más bajos, probablemente sean de la media para arriba, no estamos planteando rebajas salariales, lo que no podemos es seguir incorporando costos sin contrapartidas. Esa es una definición que para nosotros es clara y nos puede poner en una situación de dificultad en el relacionamiento. Y en la industria muchos de los actores que hoy estamos, entre ellos yo, tenemos un recuerdo muy claro de la huelga del año 93, 83 días de huelga. No la buscamos, pero nosotros no rehuimos ninguna situación, vamos a hacer la apuesta como siempre a la sensatez para no dañar, porque en definitiva después nadie saca beneficios, lo único que se sacan son daños.

Foto: Archivo

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