Entrevistas

Movimiento Derecho a la Cultura reclama por excepciones en ley de derechos de autor que "aseguren el derecho a estudiar"

Movimiento Derecho a la Cultura reclama por excepciones en ley de derechos de autor que "aseguren el derecho a estudiar"

Unos 15 locales de fotocopiado ubicados en las inmediaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República fueron allanados ayer a raíz de una denuncia de 2011 de Fundación de Cultura Universitaria por venta sin autorización de libros de texto fotocopiados. Mariana Fossatti, vocera del Movimiento Derecho a la Cultura, dijo a En Perspectiva que sería conveniente incorporar en la legislación sobre derechos de autor "buenas excepciones para usos educativos" que faciliten el acceso a materiales de estudio que muchas veces se hacen prohibitivos por "políticas de precio de las editoriales". Señaló que, en caso de no hacerlo, los locales de fotocopiado seguirán proliferando porque "están cubriendo una demanda insatisfecha de acceso al material educativo". "Con hacer cumplir la ley a rajatabla vamos a tapar el sol con un dedo", expresó, destacando que los principales afectados por las medidas son los estudiantes, "el eslabón más débil de toda esta cadena editorial".


(emitido a las 7.50 Hs.)

EMILIANO COTELO:
"Fotocopias: desmontan locales y hay desconcierto estudiantil, la Justicia toma declaración a propietarios de 15 comercios."

Ese es el título en El País. En el caso de La Diaria, igual que en El País aparece una gran foto a propósito del operativo de ayer, y el título es: "Bochados por copiar. Interpol requisó 70 fotocopiadoras debido a una denuncia de la Fundación de Cultura Universitaria.". También ese tema lleva la foto principal en la tapa de El Observador, se ven fotocopiadoras prontas para ser requisadas y el título es: "Fotocopias y lavado de dinero. La justicia investiga un posible caso de lavado de activos detrás del fotocopiado de libros universitarios. Hay 12 detenidos.". En La República también el tema está en tapa aunque no es el central; a diferencia de los otros tres diarios, este es un título secundario: "Detienen a 12 personas y requisan 79 computadoras por fotocopiado ilegal de libros.".

La jueza de Crimen Organizado Adriana de los Santos va a definir hoy si procesa o no a las 12 personas que permanecen arrestadas desde ayer por su implicación en la venta sin autorización de libros de texto universitarios fotocopiados. Unos 15 locales de fotocopiado ubicados en las inmediaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República fueron allanados ayer a raíz de una denuncia que es vieja en realidad, de 2011, y que fuera presentada por la Fudación de Cultura Universitaria, que edita este tipo de publicaciones y entendía que estaba siendo perjudicada.

A propósito del tema hemos escuchado ya algunas voces, teníamos el punto de vista de la Cámara Uruguaya del Libro a través de su presidenta, Alicia Guglielmo, que ayer habló en 810 Vivo Tarde. La prensa esta mañana abunda en otros enfoques, por ejemplo de expertos en derecho o de los propios estudiantes, de algunos docentes también.

Esta madrugada nos encontramos con un correo electrónico en el que se pronuncia a propósito de esta situación el Movimiento Derecho a la Cultura. Luego de reseñar los hechos conocidos en el día de ayer, el comunicado señala que este movimiento está convencido de que "es hora de detener esta absurda batalla contra la circulación de la cultura. La actuación policial, que incluyó el arresto de decenas de personas y la incautación de fotocopias y fotocopiadoras, implica una utilización excesiva y desproporcionada de los recursos estatales y tiene como resultado directo la criminalización de una actividad socializante y necesaria para nuestros estudiantes.

Como parte de nuestra agenda positiva, proponemos que existan excepciones sólidas para usos educativos en la ley de derechos de autor. Además
–dicen– es necesario promover decididas políticas de acceso a los materiales de estudio para que su costo no recaiga sobre el sector más débil de la cadena editorial, o sea, los propios estudiantes".

Una de las voceras de este movimiento, Mariana Fossatti, está en línea telefónica con nosotros.

Una primera aclaración, vamos a ubicar quiénes son ustedes. ¿Qué es este Movimiento Derecho a la Cultura?

MARIANA FOSSATTI:
Somos un grupo de ciudadanos, en este momento somos unas 30 personas que en su momento nos habíamos reunido e impulsado la resistencia frente a lo que fue una propuesta de un artículo en la Rendición de Cuentas que iba a extender el plazo de los derechos de autor. Nosotros, que somos gente sensibilizada que estábamos en distintas instituciones trabajando con el tema de acceso a la cultura, nos reunimos a raíz de aquel episodio, nos contactamos rápidamente con otras instituciones y organizaciones, incluida la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) en su momento, que también adhirió a esa protesta por aquel artículo. Después de eso dijimos: "Bueno, no vamos a nuclearnos solo para oponernos a algo", que además ya había sido retirado de la Rendición de Cuentas, y decidimos continuar con una agenda positiva para reformar los derechos de autor en nuestro país hacia algunas cosas más justas que nosotros consideramos que tendría que incorporar nuestra legislación. Como es por ejemplo lo que mencionaste recién: buenas excepciones para usos educativos.

EC – Después hablamos de las propuestas. Concretamente, con respecto al operativo del día de ayer, ¿cuál es el análisis que ustedes hacen?

MF – Mucha gente decía que lo que hacen estos negocios es lucrar con materiales que tienen propiedad intelectual, etcétera, y nosotros decimos: ojo, porque en realidad todas las actividades de copia que se hacen, sean con o sin fines de lucro, sacar una fotocopia o bajarnos un documento en pdf de internet, están penalizadas por esta ley que tenemos actualmente.

EC – Lo que tú señalás es que cualquier clase de fotocopia de libros, ya sea parcial o total, en principio está penalizada.

MF – Sí.

EC – De todos modos parecería, por lo que se informa a propósito de estas casas que fueron allanadas ayer, que ahí la cosa llegó a un extremo, porque tenían en stock libros enteros fotocopiados y ya enrulados para entregárselos a quienes vinieran a comprarlos. Tenían otros libros archivados en pdf, habían hecho las copias correspondientes y se estaba esperando el momento que viniera el cliente para en ese momento imprimir. Estamos hablando de libros completos y por cantidades.

MF – Sí, no me cabe duda, yo también hasta hace no muchos años fui estudiante universitaria y por supuesto adquirí repartidos y libros enteros, creo que es algo muy generalizado como forma de acceso al material educativo. Si bien nosotros no estamos diciendo que no es ilegal lo que se hacía en la galería, no es diferente en este momento hacer una copia de un repartido pequeño, la ley no contempla esa diferencia, y no tenemos en este momento una posibilidad de realmente distinguir si es con o sin fines de lucro...

EC – Bueno, está claro que esto era con fines de lucro.

MF – En este caso claramente sí, pero...

EC – Quiero decir, si un estudiante toma un libro y saca fotocopia de un capítulo ahí no hay en principio un lucro, resuelve su situación, su urgencia, tiene dónde preparar tal materia o tal examen. En cambio acá hay empresas que hacen toda esta tarea, incluyendo hasta la preparación del libro, y después lo comercializan. Tienen locales, gastos, presupuesto, es otra historia.

MF – Sí, claro. Nosotros lo que decimos es que consideremos también que este tipo de actividades está cubriendo una demanda que está insatisfecha de acceso al material educativo. Hoy en día estamos cerrando estas fotocopiadoras y sabemos que a la vuelta hay otras, que no va a tardar demasiado en recuperarse este mercado. ¿Y ¿por qué es eso? porque hay realmente una demanda insatisfecha de este tipo de material. Eso se ve reflejado en lo que han sido los comentarios de la gente en Twitter. Mucha gente incluso lo asumió como "bueno, qué vamos a hacer, fotocopiar es delito", "Tengo fotocopias en mi casa, ¿qué hago?". Todo porque es una actividad social absolutamente generalizada acceder al libro mediante la fotocopia y esto tiene que ver con una política de precio de las editoriales que hace bastante difícil para la mayoría de los estudiantes poder acceder a los materiales que necesitan.

EC – Sobre el tema de los precios, Alicia Guglielmo desde la Cámara Uruguaya del Libro explicaba lo siguiente: Uruguay es un mercado chico y por lo tanto los costos fijos de la edición de un libro terminan siendo iguales que los de otro país, lo que pasa es que la diferencia es que un libro en Uruguay tira 1.000 ejemplares y en Argentina tira 35.000. Eso después se refleja necesariamente en el precio de venta del libro que en Uruguay tiende a ser relativamente más caro por ese motivo. Por otro lado decía: también es más caro, es más chico el tiraje que se vende oficialmente porque hay fotocopias y aquí estamos entonces en un círculo vicioso. ¿Qué dicen ustedes sobre esos argumentos?

MF – Nosotros consideramos que hay que encontrar alguna solución para facilitar el acceso a los materiales de estudio. Acá estamos hablando de una cosa en la que a Uruguay se le va la vida que es precisamente la educación. Por más consideraciones económicas que se hagan en cuanto al negocio del libro y el mercado tenemos que encontrar una solución que satisfaga a todo el mundo, que permita, como fue el origen de la Fundación de Cultura Universitaria, poner a disposición de los estudiantes materiales que sean más baratos de producir, de adquirir y que satisfagan esa demanda insatisfecha.

EC – A ver, si entiendo bien lo que ustedes dicen es cambiemos la ley, la normativa.

MF – Sí.

EC – Ayer Alicia Guglielmo decía: podremos discutir mucho a propósito de la ley que establece hoy estos límites que a mucha gente le resultan inaceptables, pero está vigente y si está vigente tiene que cumplirse.

MF – Sí, pero me parece que este es un buen momento para plantearnos si tiene sentido, si no será necesario un cambio. No estamos diciendo que detengan todos los operativos, me parece que no es eso lo que está pidiendo la sociedad en este momento, sino que antes de generar todo esto pensemos en una solución. Esta puede pasar, por una parte, por las modificaciones que hay para hacer en esta ley. Muchos países tienen excepciones para los estudiantes, nosotros deberíamos tenerlas, bien serias y bien profundas, como para asegurar el derecho a estudiar, y además pensar formas para que los materiales sean accesibles. No es que no existan, existen, la fotocopiadora del centro de estudiantes de derecho tiene un sistema muy interesante en el que se hacen ediciones económicas de muchas ediciones. Pero evidentemente no es suficiente, no cubre todas las demandas y las necesidades de los estudiantes. No nos queda otra que asumir esa responsabilidad como sociedad de pensar cómo hacemos. Con policía, con detenciones, con hacer cumplir la ley a rajatabla vamos a tapar el sol con un dedo.

EC – Romina, tú ibas por ese lado con tu pregunta.

ROMINA ANDRIOLI:
Sí, usted planteaba al pasar las experiencias que han recogido en otros países, ¿cómo se maneja en otros lados este tema de las fotocopias para los estudiantes?

MF – En los distintos países hay diferentes tipos de legislaciones. En los países anglosajones normalmente eso se cubre con lo que se llama "uso justo", que es que hay determinados usos de los materiales restringidos por derechos de autor que dicen que si ese uso no generaba un perjuicio económico, no compite contra los que están ofreciendo este producto en el mercado, puede considerarse que no necesita autorizaciones y se puede hacer. En otras legislaciones se hace una descripción más detallada y concreta de qué se puede y no se puede hacer. Se dice que por ejemplo para estudiar se puede fotocopiar determinado porcentaje razonable de materiales de estudio. Nosotros entendemos, y hay propuestas en ese sentido no solo acá sino también en otros lados, que para el uso educativo no pensemos tanto en excepciones sino también en generar alguna regla que signifique que el derecho a estudiar, de acceder a los materiales de estudio, tiene que ser prioritario y es importante que esté contemplado con excepciones realmente importantes que garanticen que las personas no van a tener problemas y dudas al acceder a los materiales de estudio.

EC – Da para 20 preguntas esto, pero en este momento se me ocurre preguntarte sobre esta idea que tú dices que existe en otros países. ¿Qué pasa cuando estamos hablando de fotocopias con destino al estudio pero de libros de texto, o sea, libros que fueron escritos y publicados específicamente para eso, para el estudio, que no tienen otros usos posibles? Si se autoriza la fotocopia, por ejemplo, ¿cómo quedan contemplados los derechos de autor? ¿Para qué alguien va a escribir un libro de texto si después no va a tener ingreso por ellos?

MF – En primer lugar, en la realidad de nuestro país es muy habitual –y eso lo pueden preguntar tal vez mejor entre estudiantes y docentes de derecho– que los mismos docentes que son los que escriben los libros lleven el libro a fotocopiar a los kioscos de fotocopiadoras de alrededor, que se lo den a los alumnos o incluso que los suban en pdf en el Eva, el Entorno Virtual de Aprendizaje. No estoy diciendo que eso lo hagan todos los docentes, pero hay una gran parte de ellos que lo hace.

EC – Pero bueno, son docentes muy desprendidos, muy solidarios, ¿no pretenden ganar o no pretenden tener una retribución por el trabajo que hicieron?

MF – Es que también si le preguntamos a los autores no hay demasiados libros que den una retribución muy importante a los docentes, que muchas veces priorizan su carrera como docentes dentro de la Universidad, de profesionales, y como docentes para ellos su rol es ayudar a los estudiantes a estudiar. No lo digo yo, se le puede preguntar a varios docentes que hacen eso, dejan sus libros para fotocopiar. Yo estudié en Facultad de Ciencias Sociales y también rea habitual esa práctica de que esas cosas estuvieran disponibles.

Por otro lado, como decía recién, pensemos en otro modelos, tal vez pueda ser razonable alguna tarifa, algún canon, en la fotocopiadora, pero tiene que ser algo aplicado con total transparencia y que ese dinero que se recoja por licencias para fotocopiar realmente llegue directamente a los autores de una forma transparente que además haga que siga siendo razonable la posibilidad de fotocopiar. Sin afectar el acceso de los estudiantes a una fotocopia accesible.

EC – Voy a un último apunte. Vuelvo a la entrevista con Alicia Guglielmo y ella citaba un ejemplo de algo que está funcionando en Uruguay que es el Plan Ceibal. El Plan Ceibal ha hecho convenios con editoriales que publican libros de texto por los cuales los alumnos de escuelas y liceos pueden acceder en sus ceibalitas a los libros que precisan de forma gratuita. Pero hubo un convenio de por medio donde las editoriales, los autores, recibieron un pago del Plan Ceibal.

MF – Sí, eso es algo completamente razonable, en la Universidad también hay un portal para acceso a revistas científicas que se llama Timbó. El asunto es que esto en un contexto universitario no necesariamente agota todos los requerimientos de acceso a bibliografía que se puede tener, muchas veces también están los libros extranjeros que no están disponibles. Hay un montón de cosas que siguen limitando. Tarde o temprano el estudiante va a caer en la fotocopia porque son muchos los libros que se necesitan. Tal vez en primaria se indica determinado libro en particular, en la Universidad para hacer una tesis, una monografía, uno va y tiene que investigar, buscar libros, muchas veces están en la biblioteca, otras no. La actividad estudiantil, sobre todo universitaria, es bastante más compleja y si bien hay por ejemplo el acceso al portal Timbó no agota las posibilidades. Por eso lo que yo digo es que sigamos pensando formas razonables de acceso de los estudiantes a los materiales, que entre otras cosas pasa por poder fotocopiar tranquilamente y tal vez buscar una solución para la retribución a los autores, pero que sea absolutamente transparente y que no termine interfiriendo, como decíamos en nuestro comunicado, en el eslabón más débil de toda esta cadena editorial que es el bolsillo del estudiante.

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