Fundación de Cultura Universitaria propone alternativas al fotocopiado ilegal para facilitar el acceso a libros de texto
El cierre de los locales que vendían libros fotocopiados en las inmediaciones de la Facultad de Derecho de la Udelar puso en el tapete la delicada tensión entre derechos de autor y derechos de acceso a la formación. Marcelo Vigo, presidente de la Junta Directiva Honoraria de la Fundación de Cultura Universitaria (FCU), afirmó a En Perspectiva que el fotocopiado ilegal "termina redundando en el encarecimiento de los libros", ya que en la medida en que se editan menores cantidades por la proliferación de ejemplares fotocopiados "el costo por unidad aumenta". Entre las alternativas planteadas para superar esta situación, mencionó la posibilidad de que las fotocopiadoras paguen un canon mensual para realizar esa actividad legalmente. Para solucionar los problemas "inmediatos" de acceso a materiales para estudiantes de derecho, la FCU ofrecerá libros a costo a bibliotecas públicas y también evaluará editarlos en formato digital para que se vendan a un precio "similar o igual al de la fotocopia".
(emitido a las 8.59 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Después de dos años de investigaciones, la Justicia del Crimen Organizado procesó sin prisión ayer a 14 propietarios de locales por la venta sin permiso de copias de libros de texto universitarios. Y también, aparentemente, puso fin a una actividad notoriamente ilegal pero que estaba casi institucionalizada y se realizaba a la vista de todos.
El tema acaparó buena parte del debate público desde que en la mañana del lunes Interpol allanó la Galería Montecarlo, a pocos metros de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, y puso sobre el tapete la tensión muy delicada que existe entre los derechos de autor y los derechos de acceso a la educación y a la formación.
La actuación judicial se originó en una denuncia que hace dos años presentó la Fundación de Cultura Universitaria (FCU), la editorial responsable de muchos de los libros que eran fotocopiados ilegalmente. En un comunicado difundido ayer, esta institución sostuvo que la demanda no es contra los pequeños comerciantes, "sino contra verdaderas organizaciones empresariales que basan su actividad no solo en la evasión del pago de obligaciones fiscales, sino en el abuso de la actividad e inversión de autores y editores, a costos inexplicables que ameritarán seguramente otras indagatorias".
Está pendiente, desde que estos hechos aparecieron en la agenda, conversar con la FCU, y eso es lo que vamos a resolver ahora, vamos a conversar con el presidente de la Junta Directiva Honoraria, doctor Marcelo Vigo.
Yo estaba por decir en la introducción que para muchos, en este asunto que ha quedado en entredicho esta semana, la FCU es el "malo de la película", y casualmente lo que usted acaba de contarme confirma esa tendencia en la opinión pública. ¿Qué es lo que encontraron esta mañana?
MARCELO VIGO:
No sé si para la opinión pública en general, pero sí para algunos grupos que han tomado esto de mala manera y en forma un poco radical. Hoy en la mañana nos enteramos de que en las primeras horas del día tiraron una bomba incendiaria contra la puerta de nuestra sede en la Ciudad Vieja. Por suerte no hubo ningún daño, ya que un portero de otro edificio vio el incendio que se estaba provocando, logró apagarlo y posteriormente llamó a los bomberos. Por suerte no pasó a mayores.
EC - Ya volveremos sobre eso, pero no viene mal que comencemos ubicando antecedentes. ¿Qué es la FCU?
MV - La FCU tiene carácter jurídico de fundación, es una institución civil privada sin fines de lucro. Fue creada en el año 1968 por el Centro de Estudiantes de Derecho (CED). Históricamente el CED generó una oficina de apuntes a través de la cual se facilitaba el acceso a los materiales de estudio. Llegó un momento en que la oficina de apuntes tenía un volumen de trabajo demasiado grande, y además se avizoraban tiempos autoritarios en esa época, por lo cual se decidió, dado el volumen de trabajo y dados los riesgos que podían correr los gremios estudiantiles que después se verificaron con su cierre con el advenimiento de la dictadura, crear una fundación para proteger ese acervo literario que se estaba generando en el CED, que tenía como objetivo distribuir los materiales de estudio entre los estudiantes de la propia facultad. Es así que se decide en el 68 crear una fundación.
EC - Esa fundación es la que permanece hasta ahora.
MV - Permanece hasta hoy en día.
EC - Después de lograr sobrevivir en especial al período de la dictadura, que no fue nada sencillo.
MV - Exactamente.
EC - ¿Cómo se designan las autoridades de la FCU?
MV - Las autoridades de la FCU están compuestas por cuatro integrantes de una Junta Directiva que es honoraria y son elegidas en elecciones del CED, que es quien designa a las autoridades. En elecciones gremiales del CED se vota quiénes integrarán luego la Junta Directiva, luego el CED comunica a la FCU el resultado de las elecciones oficialmente por medio de su Comisión Electoral, y las autoridades electas ingresan a la Junta Directiva y las antiguas cesan.
EC - ¿Cuántas personas trabajan en la FCU?
MV - Actualmente tenemos 21 personas trabajando. En una época logramos tener 40, 45 personas trabajando, pero hoy son 20.
EC - ¿Por qué cambió la cantidad de empleados?
MV - Los problemas económicos han hecho que la plantilla deba reducirse a la mitad. De hecho además en los últimos tres, cuatro años hemos tenido que mandar sistemáticamente personal al seguro de paro. La cantidad de funcionarios que hoy tenemos es aproximadamente la mitad del que teníamos hace 10, 12 años.
EC - ¿Por ahí se puede rastrear el motivo de la denuncia penal que presentaron en su momento?
MV - El tema es que la reproducción ilegal es un perjuicio bastante grande y notorio.
EC - Vamos a los hechos. Estas actuaciones judiciales y policiales que la gente conoció esta semana arrancan en una denuncia que ustedes presentaron en el año 2011. ¿Por qué dieron aquel paso?
MV - Tiene antecedentes, en el 2001 se había hecho otra denuncia, que terminó de manera muy similar a lo de hoy, en el 2002, con un operativo de la misma magnitud y con el procesamiento de varias personas, muchas de las cuales incluso siguen hoy allí. El tiempo pasó y 10 años después el problema se agravó aún más, estos emprendimientos crecieron en magnitud, de hecho si uno iba a la galería hace unos 10 años veía que de los comercios instalados la mitad serían fotocopiadoras, hoy solo tres locales o dos no estaban destinados al fotocopiado. La magnitud fue creciendo a lo largo de estos 10 años.
EC - También fue creciendo el porte de cada una de esas empresas.
MV - Exacto, porque muchas después de aquel procesamiento de 2002 siguieron la actividad y crecieron en magnitud. Para que se hagan una idea, las fotocopiadoras que se incautaron van entre los 15.000 y los 30.000 dólares de costo, según el modelo y las prestaciones, y se incautaron casi 70. Muchas eran alquiladas, pero no todas; estamos hablando de miles de dólares en máquinas de propiedad de estos comerciantes. Nosotros lo ponemos en la declaración, no se trata de pequeños quioscos familiares para el sustento de una familia; todo lo contrario, son grandes organizaciones que manejan miles de dólares mensuales, y a veces semanales.
EC - ¿Qué delitos están en juego? ¿Por qué ustedes accionaron de esta manera?
MV - Hay varias puntas. Por un lado tenemos el tema de los derechos de autor, ahí claramente hay un delito, fotocopiar libros es un delito. La denuncia en particular contra estos comercios de la galería apunta a grandes empresas organizadas que la justicia penal sigue estudiando hoy en día. En segundo lugar tenemos el tema del fotocopiado ilegal de libros, que, aunque parezca una incongruencia, termina redundando en el encarecimiento del acceso a los libros.
EC - ¿Cómo es esto?
MV - Para que se haga una idea: a Facultad de Derecho ingresan aproximadamente unos 3.000 estudiantes; los tirajes que solemos hacer andan en el entorno de los 300, 200, 400. Muchas veces la segunda edición de los libros no se puede hacer porque a la semana de que sale el libro, incluso antes, el mismo día, ya está fotocopiándose, y a veces ni siquiera se logra agotar la primera edición. Entonces el costo que implica no vender esos libros se debe repartir entre los demás.
A su vez, como cualquier impresión, en la medida en que se editan menores cantidades, el costo por unidad aumenta. Nosotros hacíamos esa cuenta, a modo de ejemplo poníamos en la declaración el cálculo de lo que cuesta imprimir 200 libros y 1.000, y el costo es un tercio de diferencia, si yo saco 200 ejemplares de un libro y se venden a 300, si saco 1.000 ejemplares el mismo ejemplar se puede vender a 100. Porque como somos una fundación sin fines de lucro y no se reparten utilidades, todo lo que se recauda se destina al año siguiente a la publicación de libros. Entonces en la medida en que se amplía la cantidad de ejemplares que se editan es posible bajar costos, porque en la Fundación la ganancia no es lo que interesa, sino todo lo contrario, lo que interesa es poder editar para que el costo sea más accesible, hay una directa relación entre el costo y el tiraje.
EC - Ayer entrevistamos aquí en En Perspectiva a una vocera del Movimiento Derecho a la Cultura, movimiento que se generó hace unos meses y que trabaja en lo que ellos definen como una "agenda positiva para reformar los derechos de autor hacia fórmulas más justas que contemplen un acceso más democrático a la cultura". En un comunicado que este movimiento había emitido se señalaba: "Lo más llamativo es que la denuncia proviene de la Fundación de Cultura Universitaria, editorial cuya misión declarada es difundir las ciencias jurídicas y sociales y la cultura en general mediante publicaciones u otro medio adecuado a tal finalidad, tendiendo en especial al abaratamiento del material bibliográfico de uso estudiantil. Sin embargo, los precios de su catálogo no se condicen con este objetivo, llegando a ofrecer libros impresos por hasta 2.500 pesos, y libros digitales, cuyo costo de reproducción se reduce a cero, por hasta 1.200 pesos. Así, la Fundación de Cultura Universitaria ocupa una posición dominante en la edición de libros que son indispensables para los estudiantes universitarios y debido a su política de precios fomenta que los estudiantes recurran a las fotocopias para poder estudiar".
Plantean la otra visión, la diametralmente opuesta.
MV - Sí, pero hay algún error ahí. Primero, ningún libro digital llega a ese monto, 1.200 pesos; de hecho tenemos muy pocos libros digitales en venta, pero no a ese costo, el costo de los libros digitales es mucho menor que el del libro editado en papel, justamente porque se saca el costo del papel. Después podemos hablar del tema de los libros digitales, que nos interesa mucho.
EC - Usted decía recién: "los costos, los precios de nuestros libros son relativamente altos porque el mercado es chico, y en buena medida el mercado es chico por el fenómeno tan fuerte que se ha ido dando de las fotocopias". Este movimiento dice lo contrario, que ustedes, por el precio que les ponen a los libros, terminan incentivando el negocio de la fotocopia.
MV - Hay libros que salen 2.000 pesos por su volumen, porque son libros bastante grandes, el volumen del libro directamente condiciona el precio. Pero la mayoría de los libros destinados a estudiantes tienen montos mucho menores. Además hay que tener en cuenta que los precios de venta de los libros no son los precios de venta para los estudiantes, los estudiantes [de la Facultad de Derecho] tienen un descuento de 45% en la compra de los libros.
EC - ¿Todos lo saben?
MV - Sí, porque lo usan y mucho. Si vemos que un libro en la vidriera de Fundación sale 800 pesos, al estudiante le queda en el entorno de los 420, 440 pesos; si sale 500 le va a quedar en 270. Ese es más o menos el promedio del costo de los libros, en el entorno de los 500 pesos. Claro, hay algunos, por ejemplo los anuarios, que suelen ser libros bastante extensos, de cientos de páginas, que son costosos. Los códigos son libros costosos, y en ese sentido hemos lanzado una línea de códigos para estudiantes. Incluso se ha dado que se fotocopiaban algunos códigos cuyo precio de fotocopia era mayor que el precio de venta en versión estudiantil.
EC - ¿Los estudiantes saben de la existencia de esa versión estudiantil? ¿Saben de esa relación de precios que usted está mencionando?
MV - Utilizamos todos los medios de información que tenemos disponibles para hacer el lanzamiento de las ofertas que tenemos, porque nos interesa que se enteren.
EC - Es interesante lo que usted dice, porque ayer cuando discutíamos el tema en La Tertulia uno de los integrantes de la mesa, Fernando Scrigna, abogado, que era muy elogioso con la labor y con la historia de la FCU, en determinado momento dijo: "Pero también tengo alguna observación que hacer: a FCU tal vez se le ha ido la mano con la calidad de sus libros y por lo tanto con los precios". ¿No sería lógico que existieran ediciones económicas de los libros de estudio?
MV - Tenemos definida una lista de libros que llamamos Biblioteca Básica Estudiantil cuyo precio para el estudiante nunca va a ser superior a un peso la página; si un libro de texto tiene 300 páginas al estudiante le sale en el entorno de los 300 pesos, si tiene 200 páginas le saldrá unos 200 pesos, etcétera. Esos libros siempre le quedan al estudiante en el entorno de un peso la página, nunca más de eso. Los libros para otros sectores, por ejemplo para los profesionales, no tienen ese descuento, y luego tenemos libros destinados solo a profesionales, que no entran.
EC - Entonces ¿cuántos son los libros que efectivamente aparecen en formato libro estudiantil? ¿Todos los que se precisan para estudiar?
MV - Sí, tenemos todos; es decir, no tenemos el 100% de la oferta en plaza, pero sí los libros que nos llegan de los autores. El autor cuando trae el libro es el que define: "Quiero hacer un libro destinado a estudiantes, para el curso", esos son los libros que están destinados a estudiantes.
EC - Usted dice que no tiene sentido ir a comprar la fotocopia, ¿estamos hablando de precios parecidos entre el libro de FCU versión estudiantil y el libro fotocopiado que se vende enfrente?
MV - No; en la fotocopiadora usted puede imprimir dos páginas por faz, el formato libro sale un peso la página pero es una sola página, en el formato fotocopia entran dos páginas en una sola faz, eso abarata mucho el costo. Pero ya le digo, los libros destinados a estudiantes tienen ese tope de un peso por página; los libros que no están destinados a estudiantes tienen otros precios de mercado, y son justamente los que subvencionan a este tipo de libros.
EC - Ayer en el comunicado que emitieron ustedes dicen que "estas empresas manejan costos inexplicables que ameritarán seguramente otras indagatorias". ¿A qué aluden?
MV - Antes de hacer la denuncia estuvimos evaluando la posibilidad de instalar una fotocopiadora en forma legal, pagando derechos de autor y con todas las habilitaciones correspondientes, pero haciendo el cálculo de costos no nos daban los números para competir, el precio al que se vendían las fotocopias era muy inferior al precio que nosotros podíamos ofrecer.
EC - ¿Ustedes sugieren que de por medio hay ahí otros delitos?
MV - O alguna cuenta económica que nosotros no entendimos desde el punto de vista comercial. La denuncia está hecha, ahora el juzgado ha seguido investigando.
EC - Se lo pregunto porque se ha hablado de lavado de activos, incluso en el juzgado se ha señalado que esa es una investigación que se sigue, ¿entonces?
MV - Sí, el juzgado sigue investigando por ese tema. Nosotros no podemos dar certeza de que eso sea así, lo real es que era un negocio muy grande, eran empresarios que tenían unas condiciones económicas muy buenas, cuando generalmente el negocio de las fotocopias no da como para enriquecerse. Si a eso le sumamos los precios que tenían para competir, hay muchas cosas que no cierran.
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EC - De la audiencia han venido una cantidad de mensajes ayer y hoy a propósito de este tema. Por ejemplo, Gabriel puntualiza que ese descuento que FCU ofrece en sus libros a los estudiantes no es para todos, que hay que ser socio del CED y estar al día con la cuota.
MV - Exacto, sí, hay que ser socio del CED, que es con quien nosotros tenemos relación. No es una cuota alta, no sé qué precio tiene ahora el CED, pero hay que ser socio, porque es la relación directa que nosotros tenemos con los estudiantes.
EC - ¿Cuáles pueden ser las soluciones para este brete? Porque ahora los estudiantes de la facultad están muy preocupados: ¿cómo van a hacer para estudiar en la medida en que les desapareció una fuente en la que obtenían sus textos a un precio razonable? Lo vemos enseguida.
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EC - Continuamos en entrevista en En Perspectiva con el doctor Marcelo Vigo, presidente de la Junta Directiva Honoraria de la Fundación de Cultura Universitaria.
Doctor Vigo, usted es abogado.
MV - Sí.
EC - ¿Qué utilizó para estudiar? ¿Originales o fotocopias?
MV - ¿Pero qué sucede ahí? Hay una contradicción...
EC - No me contestó la pregunta.
MV - No, pero hay una contradicción.
EC - ¿Usó fotocopias?
MV - Usé fotocopias y usé también libros. Pero ¿qué sucede?, el tema no es que un estudiante compre fotocopias o no, porque entonces podemos hablar de cómo era el sistema con una persona jurídica anterior que se llamaba autor y que habilitaba el uso de fotocopias de forma legal. El tema es cuando se transforma en una organización criminal de magnitudes millonarias, como decía hoy. Ahí está el problema, esa es la dimensión.
EC - Lo curioso es lo institucionalizado que estaba esto. Leía en la crónica de El País de ayer: "En el día a día, los locales de fotocopias eran la fuente directa de abastecimiento de los materiales de estudio para los alumnos. Los propios profesores dejaban ahí los libros o los capítulos que había que estudiar y avisaban a los alumnos que pasaran a pedir una copia". ¿Cómo se entiende que los propios profesores promovieran la actividad de estas empresas de fotocopias?
MV - En facultad históricamente se usó mucho la fotocopia, uno habitualmente cuando tenía clases, al menos en mi época, tenía los repartidos, las carpetas de los docentes, en una fotocopiadora o en la fotocopiadora del CED, que era lo más habitual, y uno allí sacaba repartidos.
EC - ¿Eso no era delito?
MV - No era habitual ir a buscar libros enteros.
EC - ¿El problema es el libro entero, realmente?
MV - El problema es todo.
EC - Porque el artículo 46 de la ley 17616 es el que pena con tres meses a tres años de penitenciaría "al que edite, venda, reproduzca o hiciere reproducir por cualquier medio o instrumento, total o parcialmente, con ánimo de lucro o de causar un perjuicio injustificado, una obra inédita o publicada".
MV - El tema es todo, porque el delito se configura cuando se fotocopia todo o parte del libro. Pero la cuestión es cuando cobra dimensiones gigantescas y cuando además sabemos que detrás de esto no hay familias trabajadoras a cargo de los negocios, más allá de los trabajadores que eran estudiantes de Derecho, etcétera. Eran grandes empresas que se encargaban de este negocio. Y además se puede canalizar a través de la vía institucional. Cuando se había hecho aquel procedimiento en el 2002...
EC - Pero la pregunta era cómo es que los profesores mismos hacían andar este sistema promoviéndolo, dejando los libros allí para que se fotocopiaran.
MV - Hay una cultura institucionalizada de que sea todo a través de fotocopias. Pasaría por ahí. Que va más allá incluso del costo de los libros, que incide, sí, es real.
EC - ¿Cuál es esa cultura? No entiendo, ¿por qué la fotocopia?
MV - El hábito hace el monje, lo habitual se transformó en lo común, y era lo más normal, la carpeta y el pequeño repartido de cinco páginas después se fue transformando hasta fotocopiar los manuales enteros de las materias.
EC - ¿No existe, por ejemplo, la práctica del libro que se alquila, que en otros países se da?
MV - No. Y tampoco existe aquella vieja idea de ir armando la propia biblioteca, la biblioteca para trabajar cuando uno se reciba y tener los libros en su estudio o en su casa. Esa idea del armado de la biblioteca personal ha desaparecido.
EC - Se nos va terminando el tiempo y tenemos que avanzar un poco. La magnitud que adquirió el problema todavía me deja lleno de perplejidades, pero vayamos a pensar en el futuro. Ustedes tienen que haber analizado todo esto en distintas ocasiones, ¿por dónde pasa la solución?
MV - Hay varias posibles soluciones. En el 2002, cuando se hizo este procedimiento, se había generado una persona jurídica que se llamaba "autor", a través de la cual se les ofrecía a las fotocopiadoras el pago de un canon mensual y ellas podían fotocopiar legalmente, con las autorizaciones de los autores podían fotocopiar las obras. Eso lamentablemente no funcionó, por propio desinterés de las fotocopiadoras, que siguieron haciendo su trabajo sin pagar ese canon mensual. Es decir, posibilidades para que el sistema de fotocopiado fuera legalizado había.
EC - ¿Es lo que se llama el derecho reprográfico?
MV - Exacto, el derecho reprográfico, que es reproducir mediante la fotocopia. El tema son los derechos de autor. Pero también tenemos que tener en cuenta la tarea de las editoriales, no es solamente poner el libro a la venta, hay que recibir la obra, hay que hacer un trabajo de edición, hay que enviarlo, imprimirlo y después hacer toda la tarea de distribución. Esa es la tarea que hace la editorial.
EC - Acá están defendiéndose entonces dos derechos. Eso tiene que quedar claro, no es solamente el derecho del autor, sino también el derecho de la empresa editorial, sea una empresa con fines de lucro o no, pero que fue la que sacó el libro a la calle. Entonces el derecho reprográfico, esa formulita de que haya un plus en las fotocopias, ¿a quién iba?
MV - Iba por concepto de derechos de autor.
EC - La editorial como tal no recibía nada.
MV - No, pero por lo menos lográbamos que las fotocopiadoras aportaran algo.
EC - ¿Esa es una fórmula que se puede pensar en establecer por vía legal?
MV - Es una fórmula en la que se puede pensar, pero hay muchas otras alternativas. Tenemos el ejemplo del portal Timbó, el Estado en los últimos años ha hecho un trabajo muy importante en cuanto al acceso a plataformas que habilitan el uso de materiales educativos en forma gratuita. El portal Timbó, el portal Ceibal, la propia Universidad a través de la plataforma EVA [Entorno Virtual de Aprendizaje] está empezando a desarrollar eso.
EC - Son instituciones, en este caso del Estado, que adquieren los derechos de determinado libro y los colocan de manera accesible, de manera gratuita, a los estudiantes, en internet.
MV - Sí, o estos mismos portales generan los materiales o los docentes y se utilizan allí. Además también tenemos la posibilidad del libro digital, que abarata mucho el costo. El tema es que el costo de generar una plataforma en la cual se pueda utilizar el libro digital es bastante grande y hoy en día no lo podemos asumir. Hoy tenemos la tecnología como para ofrecer libros digitales, pero no tenemos el lugar donde venderlos, porque la plataforma con todas las condiciones de seguridad que exige y para ofrecer un servicio bueno tiene un costo elevado.
EC - Pero estamos hablando de una inversión inicial, la inversión inicial que implicaría montar ese sitio con todos esos requerimientos técnicos para poder ofrecer los libros en formato digital.
MV - Exacto, comprar los programas para utilizarla, etcétera, que son bastante caros. Ahí también tendríamos una veta para el acceso. Después tenemos toda la parte de las bibliotecas públicas, en el comunicado de ayer ofrecimos a cualquier institución pública y en particular a las bibliotecas los libros que tenemos al precio de costo, para que no les signifique un costo elevado. Para que las bibliotecas públicas, sean del ministerio, de la Intendencia, que están dispuestas a adquirir ejemplares de libros técnicos que son bastante utilizados puedan adquirirlos a un costo reducido, al precio de costo.
EC - ¿La otra fórmula que yo manejé, la de un sistema de alquiler de libros para que el estudiante tenga el libro efectivamente pero lo tenga durante el año que lo precisa y después lo devuelva?
MV - Tenemos un sistema de becas, el Servicio de Asistencia Bibliográfica, que tiene muchos años, en el cual se hace un seguimiento de la escolaridad del estudiante y se le ofrecen los libros que precisa ese año. Al finalizar el año, cuando el estudiante termina de dar todas las materias, devuelve los libros y se queda con los códigos. Esos libros que devuelven los donamos a la biblioteca de facultad, no nos los quedamos, al año siguiente se dan nuevos libros. No ha tenido mucha repercusión esto de las becas y ha venido sistemáticamente bajando el número de estudiantes que las solicitan.
EC - ¿Le falta marketing, en todo caso, a esa herramienta?
MV - Puede faltarle marketing, o también hay falta de interés, pero seguramente haya un problema de marketing allí. El estudiante no se queda con los libros, cuando termina debe devolverlos, tal vez ese sea un factor que puede influir. Y para acceder a la beca hay que mantener una escolaridad, no perder muchos exámenes, mantener un promedio de notas, que tampoco es muy exigente, pero hay algunos requisitos académicos para eso.
EC - Usted ha manejado distintas líneas, distintas acciones, distintas medidas que se podrían tomar, algunas propias, que dependen de ustedes mismos nada más. ¿Hay que revisar la ley de derechos de autor?
MV - Lo que hay que revisar es el acceso a los materiales académicos. El trabajo de la editorial es editar y difundir la obra de los autores, hoy las editoriales estamos sufriendo dos grandes problemas a nivel internacional: la reproducción mediante fotocopias y las grandes editoriales multinacionales que están comprando sistemáticamente las editoriales nacionales a lo largo y ancho del globo. Es un problema para América, para España y para varios países. Las editoriales multinacionales compran el acervo bibliográfico y las editoriales enteras, entonces las editoriales nacionales han ido perdiendo bastante espacio. Si a eso le sumamos la reproducción mediante fotocopias en forma ilegal, se pone en jaque el trabajo de la edición nacional.
¿Por qué es importante mantener editoriales nacionales que sean independientes? Porque la forma en que el país se asegura su soberanía académica y la posibilidad de defender la libertad académica, la libertad de opinión, la libertad de expresión, es mediante ediciones nacionales sin ningún tipo de condicionamiento de grandes empresas multinacionales. Por tanto las ediciones, sean técnicas o sean libros literarios de editoriales nacionales y además independientes, es fundamental.
EC - ¿Eso cómo se logra? Mi pregunta era si había que hacer modificaciones de tipo legal en Uruguay.
MV - Hoy las editoriales no cuentan con apoyo de subvenciones, no hay subvención del Estado; tampoco se está planteando que el Estado lo haga, pero debería comprar más libros para las bibliotecas. En la región los países cercanos tienen destinados montos importantes para la compra de libros por las bibliotecas, eso mueve el mercado editorial.
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EC - ¿Faltaba algo?
MV - Sí, también queremos plantear una forma de solucionar, porque en muchas de las cosas que se han dicho estamos de acuerdo y las promocionamos, creo que el tema central es el acceso a la cultura y el derecho que todos tenemos de acceder a la cultura. El trabajo de fotocopia se puede hacer de forma legal, hay que viabilizar ese tipo de trabajo.
En segundo lugar, fortalecer las plataformas digitales de acceso libre y gratuito, donde los estudiantes no tengan que pagar absolutamente nada por acceder a un material educativo, eso para nosotros es muy importante y lo apoyamos. Favorecer la expansión del libro digital, que también va a favorecer la reducción muy importante de los costos, y favorecer también la red de bibliotecas públicas. Eso va a generar un mejor acceso a los libros.
Por lo pronto, para ir solucionando estos problemas más inmediatos que tenemos, hemos hecho dos propuestas: ofrecer los libros al costo a las bibliotecas públicas y a las instituciones que tengan bibliotecas públicas, y por otro lado, para estos períodos de exámenes que vienen, estamos pensando en ofrecer los libros en un formato digitalizado a un precio muy reducido, similar o igual al de la fotocopia, ya que los estudiantes no van a tener la posibilidad de ir a fotocopiar el libro enfrente, que tengan la posibilidad de acceder al mismo precio o similar a los libros mediante un CD, que puedan comprar dos, tres, los libros que quieran a un precio similar al de la fotocopia.
EC - ¿Cuándo estaría instrumentado eso?
MV - Hay que grabar los libros, pero no debería demorar mucho. Contamos con una cantidad de personal bastante limitada. Pensamos que esas son acciones que podemos tomar en forma inmediata para salvar el problema urgente generado. Y después seguir trabajando en el programa a largo plazo.
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Transcripción: María Lila Ltaif