El Espectador en Tres Islas

Empezó reconstrucción de casas afectadas tras turbonada

Empezó reconstrucción de casas afectadas tras turbonada

Más de 35 obreros del Sunca y más de 15 municipales y voluntarios comenzaron este viernes la reconstrucción de algunas de las casas afectadas por la turbonada en Tres Islas. El 60% de las viviendas fueron castigadas por el viento. Satisfecha la demanda de ropa y alimentos, que donaron de todos los rincones del país, ahora se necesitan materiales para reconstruir las casas. El Espectador recorrió esta semana la zona afectada.

Tres Islas está ubicado a 70 kilómetros de la ciudad de Melo.  Es una pequeña localidad de no más de 240 habitantes. La mayoría trabaja en el campo y en el molino arrocero, que quedó muy afectado.

El trayecto que separa la ruta 7 del pueblo, es conocido como Camino Tres Islas. A 5 kilómetros antes de llegar se podía divisar la furia del viento que pasó por allí.

Columnas de alumbrado público caídas daban cuenta de los momentos vividos, más adelante se sumarían casas y comercios.

Montes enteros evidenciaban, antes de llegar al pueblo, el paso de la turbonada que el lunes pasado dejó más de la mitad de las casas destruidas,  sin agua, luz y comunicaciones.

Mariana Silva es la coordinadora del pueblo. Nos atendió bajo una toldería que instaló el Ejército donde cocinaban ensopado.

El Espectador recorrió el lugar el miércoles durante todo el día. En la escuela número 20, castigada por el viento también, dado que la ampliación que estaban haciendo se vino abajo y el techo voló, relató la situación vivida ese lunes.

Dijo que venía de su otro trabajo en auto y con su hija. El temporal las agarró en el camino. Cuando llegó, a los pocos minutos, no daba crédito de la situación vivida.

"Un momento complicado y lo pude sobrellevar. Cuando llegué al pueblo recién me di cuenta de la realidad porque me encontré con árboles caídos, casas destruidas. Ahí me di cuenta de lo que estábamos viviendo", expresó Mariana.

La reconstrucción del pueblo llevará varias semanas. Las cifras oficiales señalan que hay 11 casas destruidas,  13 no habitables y 19 con daños.Mariana comentó lo que se estaba haciendo ese día.

"Todo lo que se está haciendo es la limpieza. Está trabajando la intendencia", el Ejército, agregó.

En la escuela, que atiende a los niños en dos salones durante el año, se concentran las donaciones. El salón que quedó en pie alberga cientos de prendas y calzados.

El escuadrón de Santa Clara y el de Melo, del Ejército, preparan la comida, que suministra la Intendencia de Cerro Largo. Luego la reparten y además colaboran con la poda y las tareas de limpieza.

Eglis del Pino es la encargada de la policlínica en Tres Islas. Estaba en su casa cuando ocurrió la turbonada. Afirma que la misma duró unos 20 minutos aproximadamente. Para El Espectador, Del Pino describió los momentos que le tocó vivir

"Para afuera no miré nada. Un vidrio se quebró y parecía que tiraba todo el techo. Atinamos a agarrar una mesa. Fue desesperante el momento. Eran árboles y chapas volando por todos lados", expresó Eglis.

En una población cercana, a unos 5 o 6 kilómetros se encontraron chapas, pertenecientes a los techos de las casas de Tres Islas que la turbonada se llevó.

El Espectador pudo apreciar también las chapas arriba de los árboles, retorcidas en las columnas y alambrados, así como también esparcidas por todos lados.

Eglis contó que había árboles de vecinos que estaban a varias cuadras que terminaron en su casa.

Ella atiende en la policlínica del pueblo. Fue uno de los 2 lugares que milagrosamente no fue afectado por el viento, el otro fue la Iglesia.

Todos los días concurre un médico de la Intendencia de Cerro Largo para atender a la gente. El Hospital envió decenas de medicamentos.

La gente que se atiende viene mucho por situaciones de asma y sobre todo los niños, que quedaron con secuelas.

"La gente está un poco angustiada con problemas de asma al ponerse muy nerviosos han estado en crisis. Los niños están bastante nerviosos", aseguró Eglis.

El pueblo sigue sin luz. El miércoles, día en que el Espectador recorrió la zona, colocaron el agua.

Alba Ribas tiene 4 hijos, dos de ellos estaban con ella en ese momento. Le voló el techo del fondo de su casa. Atinó a esconder a sus hijos debajo de la mesa.

"Cuando vi que acá se hamacó y no pasó nada empecé a sentir viento del fondo y se me había volado el techo. Metí a los niños debajo de la mesa hasta que pasara. A mí me parecieron cinco horas, pero no sé cuánto pasó", afirmó Ribas.

Hace 12 años que vive en Tres Islas y Eglis más de 40. Ninguna vivió una situación similar.

Episodios como el de Alba Ribas fueron un denominador común. En una casa los padres pusieron a su hijo dentro de la heladera para evitar que cuando el viento se llevara el techo, su hijo sufriera consecuencias. Los tres sobrellevaron la situación.

Todos afirman que gracias a Dios no hubo que lamentar desgracias personales. El propio representante del Comité de Emergencia dijo a Espectador al día que se trató de un caso atípico, porque no hay lesionados de ningún tipo. Todos los vecinos con los que hablamos señalaron que de haber ocurrido el fenómeno en la noche, la situación posiblemente habría sido distinta.


Edén García vive en la zona hace muchos años. Tiene un comercio que empezó en los años 80 con el objetivo de hacer bailes, pero esa idea no prosperó y terminó poniendo una mesa de villar y una pequeña cantina.

García estaba llegando al pueblo en ese momento. Perdió todo, el viento arrancó totalmente el techo y varias paredes.

"Quedó solo las dos paredes del costado. Fue una desgracia con suerte. Me quedé sin trabajo no sé hasta cuándo", enfatizó García.

Lo único que el viento le dejó fueron 2 paredes, un poste central, del que cuelga un ventilador de techo. Mesas, sillas, parte de la estufa a leña, heladeras y demás, desaparecieron. Edén García comparó la situación vivida con otras.

"Yo veía los tornados en EEUU, que pasaban por televisión, pero es la primera vez que los veo en la zona. Mirá que desde el año 59 estoy en la zona", afirmó García.

Ramón Fernández estaba a 30 kilómetros de Tres Islas. Vio que se venía la tormenta, le dijo que la situación venía muy fea y le advirtió lo que podía pasar. También él vivió situaciones complejas.

"Empezó a voltear eucaliptos y me encerré. Venía un auto cerquita y lo retrocedió para atrás el viento. Venimos y ya abriendo cancha porque los árboles toditos en la calle", indicó Ramón.

La furia del viento dejó, además de cuantiosos daños, pérdidas de fuentes de trabajo, ya que muchos cumplían tareas en el molino arrocero que resultó afectado.

Por las calles el miércoles se podía transitar, la Intendencia puso maquinaria y personal a limpiar el pueblo. Este viernes llegaron materiales y comenzó la lenta recuperación.

Maira Nieto, directora Area Rural de la IMCL subrayó el trabajo del Ejército, el Sunca, así como también los funcionarios municipales. La jerarca afirmó que el Uruguay no está preparado para enfrentar este tipo de situaciones.

"Nuestro país no sufre frecuentemente estas cosas. No estamos preparados. Gracias a Dios no tuvimos víctimas. Un padre metió a los hijos adentro del freezer. Era para haber sido una tragedia bien grande", señaló Maira.

Más de 30 obreros del Sunca y unos 15 entre funcionarios municipales y voluntarios se hicieron presente este viernes para iniciar la reconstrucción.

El tiempo no se puede prever porque el día después del temporal llovió, lo que empeora siempre la situación. Los pronósticos no son buenos para la zona.

Ahora las donaciones de ropa y comida, que ya son suficientes, dan lugar a la de materiales para la reconstrucción de las casas afectadas.