Celsa Puente: Los liceos "tienen que volver a ser espacios de expresión del derecho a una educación de la que nos sintamos orgullosos"
A mediados de enero la profesora Celsa Puente asumió como la nueva directora general del Consejo de Educación Secundaria. Tiene un año de gestión en el que se propone reformular todo lo relacionado con el Departamento Docente (distribución de horas y cargos) y buscar el equilibrio justo en cada centro educativo. En Perspectiva conversó con la profesora acerca de las necesidades actuales de la educación. En el diálogo, Puente sostuvo "la educación pública tiene que revisarse a la luz de otras necesidades que están apareciendo". Sobre los liceos, sostuvo que "son espacios que tenemos que potenciar, tenemos que atender y a los que tenemos que acompañar". Además, dijo que "con lo que tenemos y en la situación en que estamos tenemos que lograr mejores resultados educativos"
(emitido a las 8.48 hs.)
EMILIANO COTELO:
Este lunes, cuando se inauguraba un nuevo año lectivo, el foco estuvo puesto una vez más en Secundaria, el sector de la educación pública que enfrenta la situación más compleja. Sin embargo, si se observa cómo se resolvieron algunas situaciones puntuales que hacían temer la postergación del inicio normal de las clases, puede pensarse que 2014 no será un año más.
Estas acciones, encabezadas por la nueva directora general de Secundaria, Celsa Puente, sumadas a la gira que ella realizó por todo el país luego de su asunción, llegando a centros que no habían recibido a un jerarca en décadas, permiten vislumbrar que, por lo menos, arribó con una voluntad clara de obtener resultados concretos.
Nos interesa conocerla, nos interesa saber cómo está encarando el desafío que asumió el 15 de enero pasado. Por eso recibimos esta mañana a la nueva directora general del Consejo de Educación Secundaria (CES), profesora Celsa Puente.
Usted apareció de golpe en la agenda informativa a fines del año pasado, principios de este, cuando el presidente José Mujica y el Codicen resolvieron renovar el cargo de director general de Secundaria por segunda vez en este período de gobierno. Le pidieron la renuncia a Juan Pedro Tinetto y la designaron a usted, que hasta ese momento se desempeñaba como inspectora de institutos y liceos, cargo en el que estaba desde 2012. ¿Tenía alguna idea de que podían ofrecerle este cargo?
CELSA PUENTE:
La verdad es que no. (Se ríe.) Fue algo que me sorprendió mucho y es una oportunidad que también agradezco, que me regala la vida, esta de poder estar hoy en este cargo en el que estoy pudiendo llevar adelante algunas ideas que he ido gestando a lo largo de mi historia como educadora. Cuando uno se va desempeñando como profesora, luego como adscrita, como directora de liceo, después concursé para la inspección… uno va albergando algunas ideas de cómo podrían ser las cosas.
Claro, hablar de la gestión de otro siempre es muy fácil, el asunto es estar puesto en esos zapatos. Y cuando me ofrecen esos zapatos, digo: es un momento muy especial del país, es un año diferente y quizás eso también lo hace más interesante. Yo tengo algo de desafiadora…
EC - Sí, ¡por lo visto!
CP - Sí, tengo…
EC - Porque cuando se puso a pensar en el ofrecimiento, me imagino: sabía muy bien que el debate sobre la crisis de la educación en el Uruguay tiene un centro puesto justo en educación secundaria pública; sabía muy bien que en los liceos efectivamente hay problemas serios, por ejemplo de repetición y de deserción, y sabía también que en principio solo tendría un año y poco en el cargo, justo además en el último año de esta administración, año electoral, no era lo mismo que asumir a principios del período. Pese a ese contexto, usted dijo "sí".
CP - Sí, porque yo también sabía –y cada día lo compruebo– que el Uruguay tiene un bagaje impresionante de docentes con un potencial increíble. Y también sabía que en Uruguay la mayor parte de los equipos directivos tienen ganas de hacer las cosas bien; nuestro país tiene una tradición de amor por lo público que hay que reeditar y que es necesario que de alguna manera empiece a tener una vigencia social en nuestros discursos y en nuestras narrativas.
Pensando en todo eso… No fue una decisión fácil, lo pensé mucho, primero a solas, después lo hablé con mi familia, que son mi soporte pero que quedaban tan expuestos como yo a esta decisión y la teníamos que tomar en forma colectiva, como un equipo que somos, y finalmente pensé: "Por algo pasa que me ofrecen esto". Y desde esa certeza y desde esa confianza en lo que a veces no se ve, que es ese trabajador docente que le extiende la mano a un joven vulnerable, que piensa con otros colegas cómo hacer las cosas mejor, que se siente desacreditado y triste, que siente que nunca hay una recompensa para su tarea porque los titulares solamente hablan de lo que no está bien y deshumanizan el trabajo de los docentes y de la educación, dije: bueno, es un año. Un año para algunos podrá ser poco tiempo, para mí es un año de oportunidades que tiene 365 opciones que voy a tratar de vivir con la plenitud más definitiva. Y espero que el cuerpo aguante. El alma tiene unas ganas bárbaras. (Se ríe.)
EC - En el acto en el que tomó posesión del cargo el presidente del Codicen (Consejo Directivo Central), Wilson Netto, dijo que la nueva directora tiene "personalidad, liderazgo e impronta" como para encarar con celeridad ciertas transformaciones. ¿Cómo le cayó esa descripción?
CP - Se la agradezco mucho a Netto, que ha sido muy generoso. Yo soy una enamorada de la educación y tengo una personalidad activa, en todos los órdenes de mi vida. Porque además lo que me enamora hace que ponga toda mi energía en eso. Los que han trabajado conmigo a lo largo de estos 30 años de educadora que llevo saben que siempre me ha convocado el trabajo compartido, y ese trabajo compartido solo puede concretarse en la práctica cuando uno pone fuerza, pone entusiasmo, tiene un objetivo, marca una ruta y se va abrazando con los otros para seguir adelante. Entonces me propuse esto de decir "hagamos una convocatoria". Le agradezco a Netto esos adjetivos y espero no defraudarlo.
EC - ¿Le solicitaron un rumbo especial en esa gestión que estaba empezando?
CP - No sé a qué se refiere exactamente con el rumbo especial. Lo que me plantearon desde el principio era la necesidad de tener un liderazgo convocante. Creo que lo que descubrieron en mí es que de verdad confío mucho en los docentes y que de verdad me da un dolor impresionante que todo el tiempo se les achaque todo y no se reconozca nada. De verdad creo que hay que cambiar las narrativas sobre la educación, de hecho ya existen proyectos, actividades cotidianas en los centros que son muy valorables. Ayer en el liceo 29, al que visitamos en el marco de esa visita que hicimos con todas las autoridades de ANEP (Administración Nacional de Educación Pública), algunos me decían: "¡Ay, ¿vas a ir al 29?! Es un edificio de 1910". Primero, me interesaba mostrar que aun un edificio de 1910, francamente inapropiado para albergar jóvenes en el día de hoy, está en condiciones muy dignas para ofrecer un escenario de trabajo educativo para el 2014. Pero además me interesaba mostrar el edificio simbólico que reside en ese edificio material.
EC - ¿Por qué "edificio simbólico"?
CP - Porque hay una propuesta pedagógica que se viene instalando desde que asumió un equipo directivo en marzo del año pasado, que moviliza también al colectivo docente que ya existía en esa institución y era muy valioso, y empiezan a generar acciones concretas en un proyecto del que los uruguayos deberemos sentirnos muy orgullosos. Y no es el único, tenemos liceos que tienen un funcionamiento espectacular, pero además que tienen sustancia de espesor educativo. Y eso tiene que verse.
EC - ¿A qué le llama "espesor educativo"?
CP - Hablo de hacer una propuesta concreta de acciones que está sostenida con un marco teórico fuerte en la que unas y otro se nutren. La teoría nos permite pensar en acciones concretas para hacer en la práctica, y la reflexión sobre la práctica nos permite enriquecer la teoría. A eso le llamo espesor, a ese juego en que uno y otro se van nutriendo. En mis recorridas por los liceos he quedado gratamente sorprendida con proyectos que se vienen desarrollando, con sensibilidades docentes que han creado respuestas para jóvenes que parecían perdidos y que ya no lo están. Cómo –aunque parezca un poco brusco el término– se "inventan" alternativas a una realidad que a veces parece fulminante. O a una realidad ante la cual algunos dicen "yo no puedo con esta historia, qué voy a hacer", y sin embargo hay un muy buen grupo de docentes que deciden que sí es posible abordar esa historia y que sí es posible hacer otras cosas.
EC - Hay todo un debate a propósito de cuánta autonomía darles a los liceos. ¿Cómo se planta frente a ese tema?
CP - La autonomía la goza el centro educativo que es capaz de demostrar que puede sostener un proyecto viable y rico. Me encantaría que algún día debatiéramos un poco más por la autonomía, porque me parece que hay algunas fantasías. Sinceramente, en el contexto de unos 300 liceos que tenemos en el país no todos están en la misma situación y algunos no están prontos. Pero la gran mayoría -o una buena parte- sí lo está. Y aquel director y aquel equipo docente que se decidan a llevar adelante un proyecto rico, que realmente impacte en la vida del centro, necesariamente van a gozar de autonomía. Yo también lo viví como directora. ¿Cuál es el lugar del equipo directivo ahí? Me parece –yo lo viví de ese modo– que es generar un equilibrio entre estar siempre comunicado con su inspección, con las autoridades, según cómo se dé el vínculo, sin separarse de la normativa básica, que es el encuadre que tenemos. Apostar a un desarrollo personal de la institución para dar una respuesta a esos jóvenes, a esos docentes, a esas familias. Ahí hay un margen de autonomía muy interesante para desarrollar. Claro, exige tiempo, mucho pienso, mucha dedicación en horas…
EC - ¿Y los profesores y los directores tienen tiempo asignado para utilizar a esos efectos?
CP - Los profesores y los directores tienen un riquísimo tiempo de coordinación. La coordinación ha sido una conquista que los docentes hemos hecho por años. Yo viví muchos tiempos en los que me cruzaba con los colegas en los cinco minutos de recreo. Después logramos tener la coordinación como un tiempo salarialmente compensado, que funciona en forma semanal y que es un espacio riquísimo para el intercambio. Algunas instituciones tienen el espacio y no lo aprovechan bien, entonces diría que esa conquista aún es un terreno por conquistar.
Otras (instituciones) tienen la conquista formal, tienen el tiempo y ya lo han conquistado, ya están trabajando en proyectos, ya se están entusiasmando y se están formando unos a otros. En el propio liceo 29, del que le hablaba recién, en el liceo 58, otro liceo que tiene un excelente proyecto, en el liceo 25. Mire que en este caso le estoy hablando de liceos que quedan sobre camino Maldonado, en zonas difíciles. Ahí hay proyectos por ejemplo de trabajo horizontal entre colegas en el que el saber de uno es trasmitido a los otros. Porque nosotros tenemos expertos en educación, y digo con especial énfasis la palabra porque siento hablar de expertos como si la educación no tuviera expertos. Tenemos expertos formados, con títulos de posgrado, con especificidades en su formación, y expertos prácticos, que aplican esa formación en la práctica y es un espacio de aprendizaje también.
EC - ¿En qué consiste el intercambio en ese ejemplo?
CP - En que aquel que está en mejores condiciones de formación en algún tema pueda ofrecer un taller o una charla a sus propios colegas, en hacer un ejercicio de trabajo horizontal en la formación. En partir de nuestros propios recursos, no mirar siempre hacia fuera, romper la maldición de Malinche, decir: "¡No!, nosotros mismos, en esta comunidad del liceo tal, tenemos un compañero que es experto en dificultades de aprendizaje. Hagamos un ateneo con el caso de Fulanito de Tal, o propongámosle a ese colega que nos dé más pistas sobre cómo trabajar con un joven con tales y cuales características". Eso, que en algunas instituciones se está haciendo, me interesaría muchísimo que se extendiera a la mayor parte de ellas y si fuera a todas, mejor. No quita que sigamos haciendo una oferta de formación en servicio como la venimos haciendo desde el Consejo de Formación en Educación u otras opciones, no son excluyentes. Pero las propias instituciones educativas deben ser formadoras de sus propios recursos.
***
EC - La profesora Celsa Puente ya ha dado algunas pistas, pero enseguida, en la segunda parte de la entrevista, vamos a detenernos específicamente en qué objetivos se ha trazado para este año y poco que tiene para desarrollar su gestión al frente del Consejo de Educación Secundaria.
***
EC - Nuestra invitada esta mañana en la entrevista central es la profesora Celsa Puente, que desde el pasado 15 de enero encabeza el Consejo de Educación Secundaria.
***
EC – En su cargo anterior era inspectora de institutos y liceos de secundaria, en el que se desempeñó entre 2012 y 2014. Antes había sido directora del liceo 30, en el Buceo, en Montevideo, durante 13 años, de 1999 a 2012. ¡Cuánto tiempo!
CP - Mucho tiempo.
EC - ¿Es común eso?
CP - No, creo que en Montevideo no es muy común. Para mí fue un tiempo de aprendizaje, de mucha alegría, de construcción de una comunidad educativa. Fue un tiempo de aprendizaje, de participación, con los padres, los jóvenes, los profesores, todos los miembros de la comunidad. Lo recuerdo con mucho cariño, agradezco que me haya ocurrido.
EC - Y es profesora de Literatura egresada del IPA.
CP - Sí, es verdad, egresé del IPA en el año 82.
EC - ¿Ejerce como profesora en algún momento?
CP - Ejercí como profesora, por supuesto, incluso ya siendo directora del liceo 30 trabajaba en colegios privados. Y mantuve esa condición dos o tres años, hasta el 2001, el 2002. Después tuve una experiencia privada también en una ONG donde aprendí mucho de la educación no formal, esto de poder habitar un espacio tan distinto de aquel al que venía acostumbrada. Después seguí con la dirección, y además hice una especialización en Educación en Derechos Humanos, entonces empecé a ser convocada para trabajar en seminarios con docentes por la propia ANEP –porque hay una Dirección de Derechos Humanos de cuyo staff docente formé y aún formo parte– y por organizaciones privadas que me llamaban para trabajar. También trabajé en el marco del Consejo de Formación en Educación, tanto en los seminarios de derechos humanos en el IPA como también en la formación de docentes en esa línea en el IPES (Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores), que es el instituto de formación de posgrado.
EC - Una pregunta que llega de la audiencia. Juan quiere saber: "¿Sus hijos fueron a liceo público?".
CP - Mis hijos fueron a liceo público. Tengo dos hijos, el mayor hizo primero y segundo en un privado en el que yo trabajaba, por un tema operativo, de tercero para adelante fue al liceo 53 y al IAVA. La menor es absolutamente hija de la educación pública desde que hizo el jardín de infantes, el 223 en la calle Asilo, después hizo la escuela 28, fue al liceo 53, fue al liceo 28 y ahora está al borde de egresar de la Facultad de Ciencias Sociales, está haciendo la tesis.
EC - Tiene por delante un año y poco para trabajar en la dirección del CES. En principio –vaya uno a saber, capaz que después le renuevan la confianza– tiene que manejarse con ese horizonte. ¿Qué pasos puede dar en la dirección de los cambios de fondo que requiere la educación secundaria pública?
CP - En este momento tengo dos tensiones. Tengo una situación que se genera en las oficinas centrales de Secundaria, donde hay que hacer una reformulación muy rápida y definitiva… no sé si definitiva, al menos intensa, sustancial, de todo lo que se refiere al Departamento Docente, porque eso está directamente ligado con una falencia fuerte que tenemos, que es la distribución de las horas docentes, la distribución de los cargos.
EC - ¡Eterno problema!
CP - Eterno problema. Tengo por un lado esa gran preocupación, en abril ya vamos a empezar a trabajar de cara al año que viene. Y tengo por otro lado la tensión y (la búsqueda del) necesario equilibrio de la atención a las unidades educativas que son los liceos. Mi eje está puesto en que con lo que tenemos y en la situación en que estamos tenemos que lograr mejores resultados educativos. Y me parece que eso se hace fortaleciendo y acompañando mucho a los liceos.
EC - Usted comenzó su gestión y lo primero que hizo fue una gira…
CP - Una gira.
EC - … una gira por el interior, una gira por Montevideo mismo…
CP - Sí, y sigo girando (se ríe), la semana pasada estuvimos en Juan Lacaze, de tarde en los dos liceos de La Paz, ayer hicimos la recorrida con ANEP y de tarde me fui a Canelones y estuve en el liceo de San Luis toda la tarde. Y el otro día recorrí el liceo Miranda, el 29, el 21… En cada ocasión que tengo voy a los liceos.
EC - ¿Por qué largó así? ¿Había algo simbólico en esos primeros pasos que daba?
CP - Los liceos son como mi espacio natural de vida. Yo entro a un liceo –por muy distinto que sea del liceo que yo dirigí, que fue donde pasé la mayor parte de mi vida o donde me desempeñé como docente– y ya reconozco dónde están los lugares. Incluso hasta tengo una percepción –parece un poco loco, pero es la verdad–, una sensación cuando ingreso al centro que me dice cosas de lo que allí ocurre. Además no tenemos que olvidar que los liceos son los espacios privilegiados para que lo educativo ocurra, son los espacios que tenemos que potenciar, los espacios que tenemos que atender y a los que tenemos que acompañar. Tienen que volver a ser espacios de expresión del derecho a una educación de la que los uruguayos nos sintamos orgullosos. Yo quisiera ver antes de envejecer definitivamente que el Uruguay se reencontró con aquel orgullo por la educación pública. Porque estoy absolutamente convencida de que por mucha democracia formal que haya desde el punto de vista organizacional y político, si no hay un buen reparto de los bienes culturales y si no somos capaces de trabajar en el proceso de humanización, no tenemos democracia real. Me parece que ahí se nos juega el gran partido.
Entonces, esas dos líneas que le planteo. Por un lado, en principio, los liceos son escenarios de expresión del derecho a la educación, y en segundo lugar hay un doble juego: por un lado todo lo que es el traspaso del legado cultural en términos de lo intergeneracional, y por otro lado todo lo que significa hacer más humanos a estos cachorros humanos que tenemos en los liceos que están aprendiendo a hacerse humanos, para muchos de los cuales los profesores son un complemento de su hogar, pero para muchos otros los profesores son los únicos adultos que dan otros mensajes y que muestran que hay otros modos de vivir. Esa parte me parece clave.
EC - Entonces en esto de cómo se planta, cuáles son sus objetivos, por dónde van a ir sus prioridades en este año y poco que tiene por delante, el liceo es fundamental.
CP - Es fundamental. Para las giras hicimos una preparación con el equipo de inspectores, tenemos una inspectora general de carrera, la profesora Margarita Romero, que lidera el equipo de inspectores tanto de institutos y liceos como de asignaturas. Y armamos una estrategia proponiendo algunas líneas de trabajo pedagógico, porque hay que reinstalar lo pedagógico como eje del debate.
EC - ¿Cómo que hay que reinstalar lo pedagógico?
CP - Claro, el debate educativo parece que ronda sobre el ladrillo, el banco… Y está bien, el espacio es estructurante, no niego que el espacio sea importante, de hecho me encargué especialmente de que los espacios fueran dignos. Pero no puede ser el único tema que se aborde. Usted y yo estamos teniendo una entrevista preciosa hoy en un espacio hermoso -se lo dije cuando entré-, en esta radio es muy agradable el espacio para estar, y seguro que eso forma parte de este buen diálogo que estamos teniendo. Pero usted y yo, que tenemos un interés de intercambio al que usted me cita y al que yo acudo con mucha alegría, hubiéramos podido tener esta entrevista también en un espacio más reducido o no tan bonito, si usted y yo tenemos la decisión de hacerlo. Entonces quisiera que se focalizara la atención y la energía en los jóvenes, porque el momento de nuestros jóvenes es ahora.
Nosotros tenemos que insistir en que cada uruguayo en su tiempo, en el momento en el que está planificado para la vida educativa, pueda cursar el año que le corresponde, pero sobre todo pueda desarrollarse en lo humano. Porque a veces nos olvidamos de que los humanos nacemos con un potencial genético que nos hace humanos, pero es la educación lo que nos termina haciendo humanos, la que se da en la familia y la que se da en las instituciones que habitamos, las educativas con preponderancia, y otras instituciones a las que a veces tenemos la suerte de asistir y que complementan.
EC - De algún modo aludió a la deserción y a la repetición. Enseguida vamos a enfocarnos específicamente en esos problemas.
***
EC - "Ojalá me hubiera dado cuenta de entrada de que tenía que poner a los que están ahora." La frase pertenece al presidente José Mujica, según dijo su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y se refiere a los que están ahora al frente de la educación pública, Wilson Netto y Javier Landoni en el Codicen y la profesora Celsa Puente en el Consejo de Educación Secundaria.
***
EC - La senadora Topolansky hoy, hablando en el diario El Observador, dice que la profesora Puente "removió una cierta apatía que había". ¿Conocía esas declaraciones, profesora Puente?
CP - No, no. Me imagino que son de hoy.
EC - Sí, están en El Observador.
CP - Las agradezco, no las conocía. (Se ríe.)
EC - Estamos hablando con quien dirige el CES desde el 15 de enero… Rara fecha para asumir, ¿no? Rara fecha para que se la nombre, fines de diciembre, principios de enero, tiempos que en la educación son más de descanso.
CP - Sí, son tiempos de receso en la educación. Fue un enero raro, de verdad (se ríe). De paso agradezco, porque muchos colegas en un tiempo que sé que es soñado –lo dije en el discurso de asunción– dejaron la reposera en la playa y se vinieron corriendo para acompañarme. Fue un momento muy lindo.
EC - Hay consenso en que el principal desafío para Secundaria es abatir la deserción y la repetición, especialmente en el ciclo básico.
CP - Totalmente.
EC - Números de no aprobación en ciclo básico: 32,3% en 2012, en Montevideo 40,8%, y en la capital (donde está la mayor cantidad de estudiantes) la problemática se vuelve aún más seria en los barrios de la periferia. ¿Cómo se propone trabajar en esos frentes?
CP - Ya tenemos armada una propuesta pedagógica que hemos trabajado con los directores, con los secretarios, con los profesores coordinadores pedagógicos, con los docentes. Son grandes líneas, en las que esperamos que ellos puedan instalarse para construir sus actividades en forma contextualizada y hacer sus propios planes de acción.
Somos muy conscientes de que lo primero que tenemos que hacer es retener. Pero también somos conscientes de que con la retención solamente no alcanza, tenemos que retener y proponer aprendizajes. Además hay una relación casi inseparable: en la medida en que los chiquilines se sientan entusiasmados no van a querer irse. Hay un juego que tenemos que instalar.
En nuestra propuesta queda muy claro que es necesario trabajar en forma interdisciplinaria, que los docentes deben hacer propuestas en forma colectiva que le den sentido a la oferta que van haciendo junto con los jóvenes. Que debe haber una atención personalizada casi de multigrado, porque uno en la misma clase tiene chiquilines en diferentes momentos de su desarrollo y con relación a la adquisición de aprendizajes, entonces tiene que tener una oferta que permita que el que está más avanzado siga y el que está menos pueda equilibrarse.
Todo esto lo digo rápidamente, pero es muy difícil de implementar. Porque esto es muy romántico, la diversidad, el multigrado… Yo soy la primera romántica enamorada de la diversidad, siempre digo: por suerte tenemos este problema…
EC - También le podrían decir que eso es casi elemental. ¿Por qué no se ha hecho? ¿Cuáles son las dificultades?
CP - Porque hay algo de la historia de los docentes que la audiencia tiene que considerar. Secundaria fue creada para formar a algunos para el acceso a la universidad. Secundaria tenía un fin elitista, propedéutico. Por suerte la sociedad uruguaya cambia y entiende que en aras de la defensa del derecho a la educación secundaria tiene que pasar a formar parte de esa formación básica que todo uruguayo debe tener. Pero esto debería estar acompañado por una formación de los docentes para poder estar prontos para recibir esa diversidad que llega a las aulas, que es hermosa pero difícil, y para generar estrategias metodológicas acordes con esto.
Por eso yo hablo tanto de dos acompañamientos. Hablo de un acompañamiento académico que tiene que ver con la formación en servicio y la relación de los aprendizajes en los que se va sumergiendo el docente en términos de la propia asignatura que dicta y de las que están próximas, y en términos de lo metodológico-didáctico. Y también hablo del acompañamiento emocional, porque los profesores están muy exigidos atendiendo grupos de jóvenes que vienen con biografías diversas, con historias y bagajes culturales muy distintos, con familias que dan mensajes muy distintos y que no tienen la misma valoración de la educación.
Sería bueno que los ciudadanos comunes hicieran la experiencia de ser profesores por un día, más de uno no resistiría (se ríe), se lo puedo asegurar. Porque es difícil estar allí. Es hermoso para los que amamos la educación, pero es difícil. Hay que acompañar mucho a nuestros profesores para que no se caiga en el facilismo de "bueno, trabajo solo con estos que son los que me siguen y los otros que se las arreglen". Porque los otros que se las arreglan se terminan yendo, porque si a uno lo meten cuatro horas y le hablan siempre en chino, si uno no entiende nada de lo que le están hablando, hay un momento en que se quiere ir.
EC - Vi que ustedes están pensando en algunas instituciones, las de contexto más crítico, las que tienen números más complicados, implementar por ejemplo un seguimiento más riguroso…
CP - … más próximo.
EC - … de los alumnos con algunas fechas en el año que son como de corte para la evaluación. ¿Cómo es eso?
CP - Hay tres momentos en el año, que pensamos que son mayo, julio y octubre –porque además hay una coincidencia con los resultados que se van expresando en las calificaciones–, que nos podrían dar pistas de cómo vienen desarrollándose las cosas en las instituciones.
Además de eso, los inspectores –en el caso de los de asignaturas ya estamos sacando un llamado a aspiraciones en este mes, porque estamos con pocos– han seleccionado los liceos más vulnerables o aquellos que parecería que necesitan ser sostenidos con mayor energía, y allí vamos a hacer una atención un poco más próxima, un poco más acotada, más constante en el tiempo. Que no significa desatender a los otros, ahí hay un equilibrio que vamos a tener que ir llevando adelante. Tenemos que ser prácticos: esto es lo que tenemos y con esto tenemos que sacar los mejores resultados, no podemos sentarnos a llorar porque tenemos pocos inspectores. Tenemos que ver cómo logramos tener más, pero con los que tenemos, hay que armar una estrategia de acompañamiento a las instituciones que sea muy próxima y muy orientadora.
EC - Las cifras de repetición y deserción son alarmantes, pero incluso en ese contexto los sindicatos de profesores denuncian que los inspectores presionan a los docentes para que se afloje la exigencia…
CP - ¡Lo que sería entonces, ¿no?! (Se ríe.)
EC - Por eso, ¿qué está ocurriendo? ¿Eso es real?
CP - No, no, no. De mi parte, puedo decirle como profesora de toda la vida que yo jamás he recibido una presión ni jamás he hecho una presión ni he participado o he vivido una experiencia de ese tipo. Y además, de verdad, lo pregunto desde el punto de vista práctico: entonces realmente estamos liquidados, porque si ya tenemos cifras bastante insatisfactorias, que nos preocupan mucho…
EC - Hay quienes dicen que sí, que el panorama es más crítico de lo que las autoridades reconocen.
CP - ¡Bueh…! Yo, la verdad, no lo comparto. Esto me despierta la tentación de decir: salgamos a mirar a todos los que son hijos de la educación pública y que sí han logrado tener buenos desempeños. Y no voy a referirme solamente a la formación terciaria o a la formación universitaria, buenos desempeños en ese ciudadano común que a veces no hace una carrera terciaria pero tiene una buena inserción laboral, forma una linda familia, tiene una vida. Muchos son hijos de la educación pública. Entonces la educación pública no es una educación que tenga un nivel de fracaso definitivo, es una educación que tiene que revisarse a la luz de otras necesidades que están apareciendo. En eso no nos negamos a poner pienso y discutir y reformular, pero no creo en esos discursos tan fatalistas.
Y tampoco creo en algo que me parece que es importante dejar claro: nosotros no estamos en una batalla, acá no somos los inspectores contra los sindicatos, los docentes agremiados contra los no agremiados, los directores contra el resto del mundo. Acá somos todos educadores. Algunos han elegido la organización sindical, muy valiosa, que yo respeto mucho como forma de habitar el mundo, y otros no la han elegido. Algunos han elegido continuar su carrera docente formándose en su asignatura y muchas veces tienen como perspectiva dar clases en la universidad o en los centros de formación, y otros han elegido la carrera de la gestión, como los directores y los inspectores. Pero no hay batallas posibles, somos todos docentes.
EC - Justamente, ¿cómo se plantea la relación con los sindicatos, un aspecto delicado, crítico en los últimos tiempos en el funcionamiento de los organismos de la enseñanza?
CP - Me lo planteo como un intercambio que me interesa, ellos se constituyen en una voz muy importante, reflejan un colectivo que adhiere a ellos. De hecho tuve dos bipartitas formales, hacemos una por mes, ya ocurrieron la de febrero y la de marzo, y a su vez en mis recorridas he tenido un intercambio con cada núcleo sindical en cada departamento que me ha pedido. En este caso fue en Salto, cuando fui me lo solicitaron y con mucho gusto se lo di, y en Libertad cuando hicimos la sala docente de San José. Y habrá tantos como se necesiten. He recibido en mi despacho al grupo sindical de Maldonado también. Estoy abierta a recibirlos a todos, dentro de las posibilidades de una agenda que es un tsunami, pero estoy encantada de recibirlos a todos. Mi intención es que siempre fluya el diálogo y podamos intercambiar y sostener como buenos docentes que todos somos la prioridad de que todos tenemos que trabajar para que el funcionamiento de los centros educativos sea óptimo y podamos enorgullecernos de formar parte de las comunidades en las que nos desempeñamos.
EC - ¿Cómo entiende el límite entre diálogo y cogobierno?
CP - El formato no es el de cogobierno, yo no consulto las decisiones con el sindicato. El CES, que está integrado por los otros dos consejeros, Daniel Guasco y Ema Zaffaroni (uno de ellos, Daniel Guasco, elegido por el colectivo docente), y por mí que soy la directora general, trabaja los temas, vamos discutiendo, llegamos a algunas conclusiones y tomamos las decisiones. No convocamos al gremio ni a ninguna otra persona para tomar las decisiones. Que no significa que no escuchemos sus voces.
Ahora se me ocurre hablar de la ATD (Asamblea Técnico-Docente), está previsto en la ley de educación que consultemos a las ATD, y les mandamos documentación. Ahora es probable que vaya un documento sobre educación media básica que una comisión elaboró el año pasado. Con muchísimo gusto, pero además en cumplimiento de la norma –esto ya no es un tema de bondades–, recibimos esos insumos y los consideramos a la hora de la decisión. Pero la decisión es del CES en vínculo directo con sus jerarcas, que en nuestro caso es el Codicen, y es con quienes definimos la ruta a transitar en los próximos tiempos.
EC - ¿El episodio este del comienzo de las clases, la discusión sobre cuántos institutos estaban realmente en condiciones edilicias para dar clases, esta pulseada que se dio entre las autoridades y los sindicatos, es un ejemplo de cómo van a manejar ese vínculo?
CP - Es un buen ejemplo, porque tuvimos un buen nivel de intercambio, ellos nos plantearon algunas cuestiones y nosotros las fuimos respondiendo. Y fuimos demostrando, en el caso de los edificios se hizo una recorrida –a la que estuvo invitada la prensa y estuvo ADES Montevideo–, con el consejero Landoni, abrimos los centros educativos que estaban cuestionados el día sábado. Cuando hablábamos de que estamos seguros de que hay condiciones mínimas de aceptabilidad, con toda la variedad de la que ya hablé, es porque estamos seguros y recorrimos. No vamos a exponer a los jóvenes y a los docentes a una situación inadecuada. Vamos a tratar de tomar todas las decisiones, porque somos docentes y habitamos los espacios educativos vamos a tratar de tomar todas las decisiones más atinadas posibles para que todo funcione del mejor modo.
***
Transcripción: María Lila Ltaif