Introducción al Análisis semiótico de la comunicación política
Análisis semiótico de la comunicación política. Con el semiólogo Fernando Andacht.
(emitido a las 10.44 hs.)
EMILIANO COTELO:
Hoy nos reencontramos con Fernando Andacht, volvemos a poner en el aire una especie de clásico de En Perspectiva: el análisis semiótico de la comunicación política.
Hace mucho tiempo que no te veía. ¿Cuántos años hace que estás en Canadá?
FERNANDO ANDACHT:
Estoy disfrutando del año sabático en el Uruguay porque cumplí siete años, desde el 2006, y, como dicen los textos religiosos, "al séptimo descansó".
EC - Eso te ha tenido más tiempo de lo habitual en Uruguay.
FA - Exacto. Además de mis incursiones más o menos regulares, por familia, amigos y vacaciones, esta vez me instalé y no pude resistir la tentación de que revisitáramos esa columna, que a mí por lo menos y creo que a los escuchas de En Perspectiva, tantas satisfacciones me dio. Entonces ¿por qué no volver a intentarlo?
EC - Esta columna la creamos en el año 1989, en ocasión de aquella campaña electoral, la primera después de la dictadura, la que marcaba el final del gobierno del doctor Julio María Sanguinetti. En aquella campaña los temas del marketing político, la comunicación política tuvieron un avance, fueron toda una novedad, dieron mucho que hablar, y con Fernando incorporamos esta como una de las lecturas, porque hubo otras y habrá otras esta vez también.
¿Qué es el análisis semiótico?
FA - Acostumbro a decir que la semiótica es la cenicienta de las disciplinas o ciencias, por una razón sencilla: no está incluida en el canon educacional, no es una materia, como matemática, geografía, que son tan complejas y abstractas y necesitan de un aprendizaje como la semiótica. Entonces requiere vencer esa especie de rechazo que todo lo nuevo, lo desconocido genera.
En vez de hacer una especie de concurso de cuál es la mejor campaña, el aviso más lindo –algo que podría ser propio de un estudio publicitario–, o estudiar a qué camada social va tal aviso, tal spot, la semiótica lisa y llanamente va a la cocina del significado. Eso que está tan cerca, es tan ubicuo, tan fuerte es su presencia en cada instante. Yo hablo del oxígeno semiótico, porque lo respiramos junto con los demás componentes químicos. Si le preguntan a un pez qué tal está dentro del agua, le costaría responder, porque siempre está ahí dentro, entonces no tiene mucha idea de qué es el afuera. Por eso cuesta sacarse de ese cotidiano tráfico de signos, de sentidos que se va generando en cada instante, como ahora mismo entre nosotros este diálogo, que reproduce un diálogo común en la calle o en la casa.
Eso implica un salto afuera de lo cotidiano y ponerse otra mirada. Eso, aunque tiene cierta dificultad, da una ventaja muy grande. Porque hay quienes dicen "ay, ya me tienen cansado las campañas, etcétera". Puede ser, pero podemos mirarlas como la comunicación en una fase muy especial: así como el Oscar es el cine en una fase muy particular, muy agitada, en que las personas mal o bien tienen su favorito, especulan, hasta hacen apuestas, les propongo pensar qué es esa comunicación electoral. Es la comunicación en un momento muy peculiar, es una agitación muy especial de ese discurso que tiene un lugar más bien recóndito en lo cotidiano –el parlamentario, el discurso del Poder Ejecutivo, etcétera–, que tiene sus facetas específicas. De pronto esa idea de que los candidatos, esos tipos de corbata en general, aunque hoy menos…
EC - Últimamente está mucho mejor visto no llevar corbata.
FA - ¡Ahí está, descorbatarse!
EC - … ponerse traje, sí, pero camisa sin corbata.
FA - Pero aun los más osados, a que no se animan, así, si les dicen en frío: "¿Sabés con quién vas a codearte mañana? Con Shakira". Mirando la tanda vi que hay muchas Shakira, de yogur, de productos cosméticos, y ahí va a estar, promiscuamente, al lado de un señor que promete un país mejor, más seguridad, más educación. Conviven en un ecosistema ajeno por completo al "discurso político".
La semiótica trataría de darnos unos lentes como esos 3D que te tenés que poner para ver el efecto. El desafío que les proponemos es ponerse unos lentes de los signos del sentido, que está tan presente que no se ve, que es invisible a los ojos como decía el famoso autor francés, lo importante sería invisible. La semiótica devela, trata de entrar a la cocina del sentido, en este caso de la comunicación política.
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EC - Vamos a los hechos. Sin que esto implique adentrarnos en un análisis riguroso, simplemente para entrar en materia.
FA - Tres botones de muestra.
(Audio campaña Vamos Uruguay.)
"Vamos. ¡Vamos, Uruguay! Este año va a ser un gran año, vos y yo vamos a trabajar juntos para mejorar el país, porque este país es un gran país.
Voz varón joven: Yo estoy para trabajar por un nuevo camino.
Voz mujer: Yo estoy, porque quiero un futuro mejor para cada niño.
Voz hombre: Yo estoy porque quiero volver a vivir en paz.
Voz mujer joven: Yo estoy porque quiero que mi país sea el mejor lugar para vivir."
(Fin.)
EC - Es la campaña de Vamos Uruguay, un spot de televisión que se ha visto en las últimas semanas, el "Yo estoy", los voluntarios.
FA - Eso mismo. Los signos son eso que nos permite entendernos y pensarnos, y ni que hablar tratar de entender al otro –y digo "tratar" porque el malentendido acompaña como su sombra todo lo que queremos decir, expresar a alguien–. La semiótica plantea que si no entendemos la comunicación política como en un continuo, no separada brutalmente –"a ver qué es ese discurso electoral"– con la comunicación cotidiana, la banal, la de todos los días, sería imposible persuadir a nadie, que es el fin de toda campaña electoral: convencer a los famosos o míticos indecisos. En la interna es un poco distinto, pero también va por ahí.
Un famoso filósofo del lenguaje, un semiótico, que tiene un libro clásico que se llama "Cómo hacer cosas con las palabras", de comienzos de los 60, se refiere a unos verbos muy raros, a unos símbolos muy raros, como por ejemplo "yo te bautizo Pedro". Ahí el decir cambia algo en el mundo. A diferencia de lo que hacés tú cuando das la temperatura, que no la estás creando, simplemente la estás reportando. La temperatura estaría igual aunque no digas nada, si te olvidás igual va a haber sol o va a llover. En cambio, cuando yo digo "los declaro marido y mujer" hago algo en el mundo.
¿Cómo resumiría este filósofo llamado Austin esta primera campaña del precandidato colorado Pedro Bordaberry? "Cómo decir algo con cosas." Él apuesta a algo muy curioso dentro de la semiótica: un signo que es el signo que va pegado a las cosas, como la humedad, que ves la pared y decís "está entrando por algo". Se llama el signo indicial. Con esas pintadas, con esa limpieza, ese orden y pintura, orden y progreso…
EC - También se ha llamado "recuperar muros", volver a pintar de blanco o de gris, quitar las leyendas políticas.
FA - Exacto. ¿No parecería más el discurso de un intendente? ¿O quizás de alguien que fue ministro de Turismo? Es decir, algo que apuesta a lo fáctico y devalúa las palabras. Miren los avisos de vuelta. ¿Qué pasa si lo vemos como quien visita una ruina, un monumento, un museo y descubre cosas? Eso es lo que permiten la pintura, el cine, la literatura: redescubrir la vida común con ojos diferentes.
¿Qué es lo primero que impacta? El candidato no habla, en un caso levanta a upa a un niño –o una niña, no se ve bien, porque tiene la gorrita del grupo y la camiseta– para que ayude a pintar ese puente de las Américas, a blanquearlo. Ahí estaría la apuesta semiótica de esta campaña en época de internas: cómo decir algo con cosas, con pintura blanca.
EC - Otro ejemplo para esta primera incursión rápida.
(Audio Wilson Ferreira Aldunate.)
"¡Nosotros somos de verdad una opción de gobierno! ¡Nosotros no solamente somos una opción de gobierno, sino que tenemos más que el derecho, el deber de llegar al gobierno, porque sin un gobierno nacionalista este país no tiene salida!
(Cántico.)
Voz: El sábado 15 de marzo a las 17 horas, te esperamos en la explanada de la Intendencia…".
(Fin.)
EC - Era el spot de la candidatura de Jorge Larrañaga anunciando el acto que efectivamente tuvo lugar este sábado, el lanzamiento de su campaña en la explanada.
FA - Ahí está. Pero vamos más allá, eso es lo coyuntural puro, típico de lo político, que se mueve rápido, porque va cambiando, tiene que responderle al rival, al ataque, etcétera, la interpelación. Vamos a algo mucho más interesante, más de fondo: no podría haber dos avisos más distintos que el que escuchamos y comenté, que intenté analizar recién, de Pedro Bordaberry con Vamos Uruguay, y el de Larrañaga en su fase lanzamiento. Es un ejemplo perfecto del símbolo: él no se pone el poncho blanco de Saravia, se pone el poncho blanco de Wilson Ferreira, de su discurso, de su nombre, al traer eso que primero nos da un sobresalto, "¿de quién es este aviso?", porque es el famoso discurso en la explanada, el primer discurso…
EC - El del día de la liberación de Wilson, en 1984.
FA - Ahí está, y su muerte fue recordada hace poco. ¿Qué es el símbolo para la semiótica? Es ni más ni menos que el nombre bajo el cual vivimos, el cual nos auspicia. Esa idea de auspicio simbólico es muy interesante, es como presentarse. Larrañaga se lanza como parte de una tradición. Lo más distinto posible de la otra campaña que dice "hagamos algo y no digamos nada", esta dice "yo me llamo ‘descendiente de’, soy de los que siguen la línea de aquel caudillo por excelencia, Wilson Ferreira Aldunate", y qué mejor modo que traer la palabra de él. Fijate cómo acá hay una celebración de esa palabra carismática, emocionada… nada menos, todo lo que pasó, volvió del exilio, lo llevan preso…
¿Te acordás de cómo la dictadura hablaba de Wilson y de otros? "Los innombrables." Era de una torpeza ciclópea, pero al mismo tiempo de una lucidez semiótica mínima, se daban cuenta de que nombrar al enemigo es de algún modo traerlo cerca. Entonces no resolvieron nada mejor, o peor, que llamarlos "los innombrables", a Wilson Ferreira y otros que estaban en el exilio.
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EC - Nos hemos ido ambientando, queda claro por dónde vamos a trabajar con Fernando Andacht en las próximas semanas. El ciclo lo vamos a ir construyendo sobre la marcha, va a tener un tono durante la campaña hacia las internas y va a ser diferente después rumbo a las elecciones nacionales, va a ser una vez por semana o dos, va a tener en cuenta lo particular de un año como el 2014, que es muy distinto de 1989, por ejemplo, en cuanto a las tecnologías de la comunicación.
FA - Eso conversábamos en los bastidores: qué diferencia con el 89, cuando me compré mi primera computadora, trabajaba en Equipos Consultores, con César Aguiar y Luis Eduardo González. Obviamente era una preweb, pretodo, y ahora cómo evitar los tuits, el Facebook, la página del candidato, las respuestas a los videos del candidato desde el llano, la horizontalidad brutal que hay hoy frente a la verticalidad extrema del 89. Son 25 años pero muchos más años si se piensa en el ecosistema de comunicación.
EC - Es un desafío divertido.
FA - Creo que sí.
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Transcripción: María Lila Ltaif