En su mensaje pascual, Monseñor Sturla se preguntó si habrían llegado a la cárcel muchos de los que están si la "asistencia espiritual"; la hubiesen recibido antes de terminar allí.

Sostuvo que "discutimos si está bien o no la regulación de la marihuana, nos quejamos de la sociedad consumista, nos horrorizamos por los casos de violencia doméstica o de prostitución infantil, pero estas situaciones se dan en el trasfondo de un gran vacío espiritual, o, como muchos llaman, de una pérdida de valores en nuestra sociedad";, aseguró.

Se preguntó si tenemos en cuenta la formación espiritual y si nos ocupamos realmente de ayudar a los más pequeños y los jóvenes a la hora de construir un sentido de vida.

Afirmó que "los seres humanos somos contradictorios y complejos, pero Dios es simple";.

Agregó que muchas veces los chicos están "cargados de actividades"; pero se preguntó también si entre esas múltiples cosas está su "formación religiosa";.

Dijo que "las familias católicas o de tradición cristiana, no pueden dejar para más adelante lo que es su primera responsabilidad, la que asumen el día del bautismo de sus hijos";.

Sturla encabezó este domingo de resurrección, el día más importante para la comunidad católica, la Misa de Pascuas en la Catedral Metropolitana.

Allí señaló que los cristianos deben "vencer los miedos"; ya que más allá del temor a la muerte personal, Dios es principalmente vida.

El arzobispo tambien hizo mención acerca de que es lo que brinda la iglesia al Uruguay y dijo que no son las obras de caridad ni los centros educativos, sino el rezo. "No es la caridad lo más importante que le da la iglesia a la comunidad, sino que lo más importante es que está de brazos abiertos para recibir a los espíritus que a ella quieren venir";.

Sturla también dijo que la iglesia debe volver a ser un punto de reunión para los uruguayos, ya que este encuentro con la religión trasciende nuestra vida terrena y lleva al encuentro con la inmortalidad.

 "Porque creemos en la victoria del amor sobre el odio es que creemos en la solidaridad uruguaya"; destacó en la catedral el arzobispo.

La misa fue acompañada por unas 300 personas que ocuparon no solamente el pasillo central de la basílica sino también sus dos alas laterales.