Julio Guarteche: "El tema de seguridad debe ser una política de Estado y no una política partidaria"
El Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior presentó su último informe. Una de las preocupaciones de las autoridades es el aumento de la violencia en los delitos comunes. Para conocer las principales conclusiones que se desprenden del informe, En Perspectiva entrevistó al director nacional de la Policía, Julio Guarteche. El inspector aseguró que en el sistema político uruguayo "no hay gente que sepa de temas de seguridad, como tiene que haberlo en relación a la importancia del tema". A lo que se preguntó: "¿Cómo alguien se va a hacer cargo de un Gobierno si no sabe lo que está pasando?".
(emitido a las 8.48 hs.)
ROMINA ANDRIOLI:
El mapa de la delincuencia en Uruguay se ha ido modificando en los últimos años. De a poco nos hemos ido familiarizando con algunos términos que nos sonaban lejanos como los "ajustes de cuentas" o incluso los sicarios. Se trata de hechos vinculados a luchas entre bandas que cada vez son más comunes en nuestro país.
Pero las autoridades observaron en los últimos tiempos además un fenómeno preocupante: el uso cada vez mayor de la violencia en los delitos comunes. El propio jefe de Policía de Montevideo, Mario Layera, lo reconocía sin vueltas el pasado viernes en una rueda de prensa.
(Audio Mario Layera.)
"No podemos decir que estemos en una situación fácil. Estamos en una situación complicada, que tiene elementos de análisis en cuanto a inteligencia policial que me parece que debemos mantener reservados. Pero lo puntual es el incremento de la violencia el delito menor, que realmente nos está preocupando."
(Fin.)
RA - Con este panorama, el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior (MI) presentó ayer su último informe.
Para analizar los nuevos datos, vamos a conversar con el director nacional de la Policía, inspector principal retirado Julio Guarteche.
A modo de síntesis, ¿qué conclusiones generales se hacen en el MI con respecto a las cifras de delitos del período enero-julio que se presentaron ayer?
JULIO GUARTECHE:
Una de las cosas que queremos corroborar es que haya una reducción de las cifras negras. Es decir, que las personas realmente estén denunciando los delitos. Si en algo está interesada esta administración, es en que la realidad se vea reflejada en los números de denuncias. Porque de ese modo podemos georreferenciar el delito y por lo tanto combatirlo con una base de realidad diferente que si tenemos números que nos dan mucho mejor. Entonces la primera gran cosa es que creemos que eso está sucediendo, queremos corroborarlo también.
RA - ¿Cómo constatan ese dato? Porque quizás no se pueden enterar de los delitos que ocurren y que la gente no denuncia.
JG - Se hacen encuestas de victimización, de esa manera se puede determinar cuál es la cifra negra. Tenemos la expectativa de que esa cifra negra se haya reducido considerablemente y que la gente esté denunciando. Y le pedimos a la gente que denuncie las rapiñas, los hurtos, cualquier evento delictivo de que sea protagonista, porque eso nos permite planificar mejor la lucha contra el delito. Esa es la primera gran conclusión.
NICOLÁS BATALLA:
¿Está estimado cuánto representa esa cifra negra?
JG - Se habla del 20 o 30%. Pero, reitero, estamos interesados, a diferencia quizás de lo que ocurre en otros países donde cuanto menos denuncien, mejor. Acá cuanto más denuncien, mejor.
RA - Eso va atado a la estrategia de georreferenciación que están siguiendo. ¿Qué actitud toman a partir de contar con la información, teniendo en cuenta ese mapeo de la situación del delito?
JG - El despliegue del personal policial en la calle es diferente. Los patrulleros, el personal de civil, el personal que trabaja en forma disuasiva se despliega de forma diferente si tenemos una realidad distinta de acuerdo con la cantidad de denuncias que recibimos.
RA - Nos llamó la atención que el Observatorio presentara los datos incluyendo los de enero a julio, no del primer semestre. ¿Hay alguna particularidad en ese sentido? ¿Por qué se decidió ese período de tiempo y no el primer semestre, por ejemplo?
JG - Simplemente los datos se tenían. Siempre se espera un tiempo después de dar los datos, porque pueden modificarse. Por ejemplo, hay situaciones en que algunas personas resultan lesionadas y finalmente fallecen, entonces pasan a formar parte de la lista de homicidios. Con esa salvedad, que creo que Unicom (Unidad de Comunicación del MI) hizo para cada una de las emisoras y medios, como ya teníamos los datos de julio era bueno darlos.
NB - Pasemos a hilar más fino en las cifras que se presentaron ayer. En el tema de rapiñas, aparentemente, en los datos generales, hubo un aumento con respecto a los primeros siete meses de 2013. El año pasado se habían dado 10.671 y este año se registraron 11. 613, esto es un aumento de casi 9%. ¿Cómo evalúan esa cifra?
JG - En los primeros meses se producen siempre cifras más altas que atribuimos a la cantidad de libertades que se dan y a la cantidad de gente que reincide inmediatamente después de que es puesta en libertad en el mes de diciembre.
RA - Eso se da por las fiestas.
JG - Sí. Eso sucede siempre. Después a partir de abril hay un descenso de las rapiñas, que obviamente no llega a cubrir todavía el aumento que hubo en los primeros meses.
NB - De todos modos, estas cifras se comparan con el mismo período del año anterior.
JG - Exactamente. Si bien es un método –quizás no sepamos de otro mejor–, no es la realidad. Porque cuando ocurre un evento delictivo concurren cuatro circunstancias diferentes: la policía, el escenario, la víctima y los victimarios. Los victimarios que estaban en la calle en julio del año pasado no son los mismos de ahora. Cuando se circunscribe el tema del delito a la actividad policial se olvidan los otros tres elementos que son fundamentales. El escenario no lo maneja la policía, si hay más luz, menos luz, si son callejuelas, si hay más tránsito, menos tránsito. Los victimarios, cuántos victimarios hay en la calle, cuántos fueron puestos en libertad en los últimos tiempos. Eso tampoco lo manejamos nosotros y es un factor que influye muchísimo. Y por supuesto la víctima, que con medidas personales de seguridad puede aportar lo suyo en un sentido o en otro. El análisis siempre es más complejo que el que se hace. Ojalá fuera simplemente un tema policial, es más complejo que eso.
RA - Usted dice que la víctima puede aportar lo suyo. ¿Qué recomendaciones se pueden dar para prevenir en este caso las rapiñas? ¿Qué elementos puede tener en cuenta la gente para evitar ser víctima de una rapiña?
JG - Hay horas, hay lugares donde uno nota que hay una mayor incidencia de rapiñas. Por ejemplo, notamos que debido al patrullaje mucho más intenso que existe hoy, que es disuasivo, los delincuentes delinquen más cerca de los lugares donde viven.
RA - Se aproximaron a sus propios barrios.
JG - Sí, se aproximaron a sus propios barrios, entonces en poquitas cuadras están otra vez en un lugar que les da determinada seguridad.
RA - Ahí se quiebra algo que estaba en la idea de todos: el delincuente no delinque en su barrio.
JG - Eso era antes, ahora sucede. No podemos hablar de todas las posibilidades que tienen las personas para autocuidarse, que son importantes, porque sería muy extenso y diferente según el delito. Podemos hablar de muchas cosas, las salidas de los bancos, las seguridades que damos con nuestras rutinas de traslado de dinero que se da muchas veces los lunes y siempre de la misma manera, siempre siguiendo el mismo trayecto. Todas esas cuestiones que dan certeza al delincuente son una vulnerabilidad para nosotros.
RA - ¿Cuál es la modalidad de rapiña más extendida?
JG - La rapiña al transeúnte.
RA - ¿Ha bajado la rapiña en comercios?
JG - No lo tengo claro.
RA - En esta oportunidad no presentaron los datos desagregados por tipo de rapiña.
JG - No, ese detalle no lo tengo, pero creemos que sí. Creemos que la rapiña grande, la rapiña organizada, es la que ha descendido más, y que se ha ido hacia situaciones en que para obtener una suma de dinero los rapiñeros tienen que hacer varias rapiñas pequeñas. Hemos visto en ese caso por ejemplo el hurto de vehículos y pequeños raides en que los individuos en un par de horas rapiñan en tres o cuatro seccionales diferentes.
NB - ¿A qué atribuyen ese cambio?
JG - Ese cambio se atribuye a la velocidad con que la policía está llegando a los lugares donde ocurren rapiñas ahora. Tenemos un sistema para medir exactamente el tiempo de respuesta y hemos notado que ha habido un decrecimiento de ese tiempo de respuesta. También lo han notado los delincuentes, lo cual tiene algunos efectos colaterales un poco peligrosos. Uno de ellos es que no están dispuestos a ningún tipo de resistencia de las personas, entonces les disparan. Por lo tanto seguimos insistiendo en que no tiene que haber ningún tipo de resistencia, que entreguen el dinero, porque están violentos, porque tienen miedo a que la policía llegue y los encuentre en el lugar. Cosa que ha sucedido en algunas circunstancias.
NB - Eso ustedes lo identifican como un efecto colateral de que la policía llegue más rápido. El delincuente cuando toma la decisión ya va más decidido a abrir fuego, por ejemplo.
JG - Así es.
NB - Recién escuchábamos unas declaraciones que hacía el viernes pasado el jefe de Policía de Montevideo, Mario Layera. Hablaba de un incremento de la violencia incluso en los delitos comunes, en los cotidianos. Eso tiene que ver con esto.
JG - Exactamente, es uno de los factores.
RA - ¿Hay alguna razón lógica para este nuevo fenómeno? ¿Cómo lo han analizado en Inteligencia Policial?
JG - Los delincuentes no quieren ir presos. Punto. Quieren obtener el resultado e irse rápidamente del lugar. Entonces no aceptan ningún tipo de resistencia, ningún tipo de dilación en el momento del hecho. Tratan de hacerlo en menos de cinco minutos, porque saben que esos son los tiempos más o menos en que estamos llegando –a veces llegamos en menos– a los lugares. Ahora tenemos cuatro veces más patrulleros que cuando teníamos el sistema de Radiopatrulla. El sistema de zonas nos permite tener un régimen de patrullaje totalmente diferente, con áreas específicas a cargo de oficiales, con varios patrulleros desplegados en cada una de esas áreas y con una capacidad de respuesta mayor.
RA - ¿Cuánto ha bajado la velocidad de respuesta?
JG - Estábamos en 15 minutos y bajamos a 5.
NB - Las explicaciones que usted daba recién de algún modo contradicen lo que en su momento expresó el subsecretario Jorge Vázquez cuando decía que si uno no está vinculado a la delincuencia o al narcotráfico, no tiene problemas familiares importantes, nadie lo va a matar. Después precisó el alcance de sus declaraciones, pero más o menos el concepto era ese. En definitiva, los ciudadanos pueden verse enfrentados a situaciones en que eso puede ocurrir.
JG - Creo que el subsecretario se refería a que no todos los homicidios están vinculados a eso. La mayoría de los homicidios están vinculados a situaciones entre personas que se conocen, la gran mayoría son situaciones entre personas que se conocen, aun los ajustes de cuentas. Él se refería a que son los menos los homicidios relacionados con personas que no te conocen y que por lo tanto si te abordan en una rapiña pueden matarte, pero tu conducta es muy importante a la hora de la decisión que toma el delincuente.
NB - Ya que estamos con el tema de los homicidios, como esta vez no hubo detalles y por lo tanto no está desagregada la información en cuanto a cuáles son las causas que desembocan después en un homicidio, o ustedes tienen esos datos y en realidad no fueron divulgados…
JG - No quedaron claros ahí. El más alto de todos es el ajuste de cuentas.
NB - ¿Se mantiene en el entorno del 30%, como se había manejado?
JG - Sí; el segundo son las disputas personales y el tercero las rapiñas.
RA - Sería conveniente repasar las cifras. Hasta el mes de julio hubo 151 fallecidos por homicidios, un número algo menor que el que se había registrado a esta altura de 2013, cuando se habían dado 162 homicidios. ¿Han observado algo especial al respecto que explique por qué se dio esa baja?
JG - Sabemos que el crecimiento se dio por los ajustes de cuentas. Dentro de los ajustes de cuentas también tenemos el trabajo de la gente que llamamos sicarios, que trabajan específicamente en esa área. Hemos hecho un esfuerzo de trabajo en ese aspecto, estamos haciendo un análisis permanente de los hechos de sangre que terminan con heridos o fallecidos. Tratamos de identificar los grupos y personas que están trabajando de esa manera. Trabajamos con una política de blancos, como hacíamos también en Drogas. Por ejemplo, en Drogas definíamos que no todos tenían la capacidad para ingresar drogas a Uruguay, entonces establecíamos un número determinado de personas que eran nuestros blancos específicos y trabajábamos sobre ellos, porque sabíamos que si teníamos éxito con ellos, si los enviábamos a la cárcel, realmente afectábamos el mercado.
Acá sucede lo mismo, tenemos pocos individuos que cometen muchos homicidios, trabajamos sobre ellos y tratamos de enviarlos a la cárcel. Creo que hemos tenido éxito en eso, estamos teniendo éxito en eso, puede ser que tenga que ver con esa disminución de los homicidios y con una disminución que esperamos para los próximos meses.
También le prestamos mucha atención al tema de los heridos con armas de fuego. Para nosotros son homicidios fallidos, los investigamos como si fueran homicidios, tratamos de sacar la mayor cantidad de información posible de esas situaciones, porque de alguna manera eliminamos la posibilidad de que mañana haya un homicidio. Muchos homicidios se dan por miedo, los individuos antes de que el otro ataque atacan primero y después empieza toda una serie de venganzas, porque generalmente en los barrios donde se va un mayor nivel de homicidios los enfrentamientos son entre grupos familiares.
RA - Yo decía en el arranque que los uruguayos hasta hace algunos años no estábamos acostumbrados a hablar de "ajustes de cuentas" como fenómeno de la delincuencia de nuestro país. ¿Qué tipo de hechos están observando? ¿Se trata solo de casos vinculados al narcotráfico? ¿Cuál es el tipo de conducta de estos delincuentes?
JG - Los ajustes de cuentas siempre existieron, el tema es que a partir del narcotráfico hay una cantidad mayor. Se dan diferentes circunstancias por las cuales se producen ajustes de cuentas, aun el éxito en un procedimiento policial. Una operación antidrogas genera dudas, genera deudas, genera enfrentamientos, genera discusión, quién hizo mal las cosas, quién no las hizo mal. Antes probablemente terminaba en una pelea a trompadas, hoy no. Hoy dice: "Si Fulano de Tal está enojado conmigo, me va a matar; primero lo mato yo". Esas circunstancias se dan. Otra cosa que se da es que se vincula al narcotráfico una cantidad de individuos que estaban vinculados a otras áreas del delito, por ejemplo rapiñeros, estafadores, que no tienen códigos.
RA - ¿Por qué se ha dado ese cambio?
JG - Porque es más lucrativo el negocio. Van a la cárcel, los rapiñeros generalmente están mucho más tiempo, los perjuicios son mayores, las ganancias son menores. Salen con vínculos relacionados con el narcotráfico y se dedican al narcotráfico, pero sin seguir los códigos del narcotráfico, que son muy duros. Quizás si hay una actividad en que los valores o los principios tienen que estar bien establecidos, bien claramente practicados, es esa actividad. Y si uno se queda con dinero, se queda con mercadería, entra en el territorio de otro, todo eso ese tipo de situaciones genera problemáticas que terminan en enfrentamientos que son los ajustes de cuentas.
NB - ¿Y cómo se instala la cultura del ajuste de cuentas y del sicariato –que me imagino que están muy vinculados– en Uruguay?
JG - Para nosotros, a través de las cárceles. Ya en los primeros años de este siglo habíamos advertido de que una de las cuestiones negativas de los éxitos que teníamos entre los grupos organizados extranjeros era que iba a haber una convivencia con los ciudadanos uruguayos que estaban presos. Incluso en aquel momento pedimos que estuvieran alojados en lugares diferentes, porque iba a haber una transferencia de experiencia, de formas de dirimir conflictos, de contactos, de operaciones futuras. Todo un bagaje de conocimientos que iba a ser trasladado.
Y fue trasladado. No hubo ningún tipo de problema, jamás registramos ninguna queja de un delincuente extranjero de que los delincuentes uruguayos lo estuvieran tratando mal, por ejemplo. Creo que hubo una admiración y un aprendizaje de 24 horas de los delincuentes uruguayos con relación a los delincuentes extranjeros. Creemos que esa es una de las situaciones que se dieron.
La otra situación, que también está vinculada a las cárceles, es la cantidad de nacionales uruguayos presos en cárceles argentinas, por ejemplo, que fueron liberados por leyes argentinas y están en nuestro país.
NB - Ustedes han constatado que ha llegado un número importante de ellos a Uruguay.
JG - Sí, hace tres o cuatro años había 2.800 presos, ahora quedan 500 en las cárceles argentinas. El resto está acá.
NB - Y este nuevo sicario uruguayo ¿cómo opera?
JG - Generalmente son personas muy jóvenes, un poquito más de 18 años, a veces menos. Son individuos que no miden los riesgos, no miden los peligros, tienen fácil acceso a las armas y tienen una deshumanización muy importante. No tienen problema, no sienten nada cuando ejecutan a una persona. Son pocos los casos que tenemos, pero nos han cambiado los números de homicidios que se registraban habitualmente.
NB - ¿Se sabe cuánto se llega a pagar por un trabajo de ese tipo?
JG - No, no lo tenemos claro. En algunos lugares quizás es simplemente una cuestión de lealtad hacia un superior en una banda, y en algunos casos cobrarán. No lo sabemos específicamente.
NB - ¿El ministerio tiene identificadas a algunas de esas bandas que trabajan de esa manera?
JG - Sí, tenemos un trabajo de inteligencia importante, creo que es el trabajo más importante que tenemos para hacer, que es conocer, saber y, si podemos, anticiparnos a cada una de las actividades.
RA - ¿Podemos hablar de que hay una "guerra civil" entre bandas? ¿Son enfrentamientos entre bandas?
JG - No, hay conflictos de bajo nivel entre bandas dos por tres por alguna circunstancia especial. Eso se da y uno nota de repente en algún barrio o en alguna jurisdicción de alguna seccional un crecimiento desmedido de homicidios durante un período prolongado o corto, pero no es una cuestión generalizada. En el Cerro, en Casabó, en jurisdicción de la 17, de la 18, podemos ver ese tipo de fenómenos.
RA - A principios de año se dieron algunos casos de ataques a comisarías. ¿Pueden vincularse a esta guerra de bandas? ¿Se han repetido este tipo de hechos?
JG - No quedó muy claro eso de los ataques a comisarías, fue una cuestión que nos quedó en la duda. Sí estamos preparados para que ese tipo de circunstancias no ocurran. Es obvio que la instalación de algunas comisarías en algunos lugares molestó la tranquilidad de los narcotraficantes que de alguna manera tenían el área asegurada, y siempre estamos preparados para recibir algún tipo de respuesta. No dejamos ninguna duda de que si recibimos cualquier tipo de ataque personal o hacia una de nuestras instalaciones vamos a dar la respuesta adecuada.
***
RA - Ayer el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior presentó los nuevos datos sobre delitos cometidos entre enero y julio de este año.
Comentábamos algunas cifras. Por ejemplo, en las rapiñas se observa un incremento de casi 9% respecto a igual período del año pasado. En el caso de los hurtos el incremento fue de solo 2%. Y en los homicidios hubo una baja, hubo 151 fallecidos cuando en igual período del año pasado había habido 162.
Comentábamos la incidencia de los ajustes de cuentas en los homicidios y esta nueva modalidad de delito –quizás ya no tan nueva–, esta especie de guerra entre bandas o este tipo de crímenes vinculados al narcotráfico. ¿Hay alguna contingencia para este tipo de delitos o es algo que llegó para quedarse?
JG - No sé decirle si llegó para quedarse, estamos trabajando para minimizarlo lo más posible. Se ha formado un departamento de inteligencia en la Jefatura de Montevideo que tiene específicamente la tarea de trabajar sobre todos estos problemas más complejos que se han dado especialmente en el área metropolitana. Estamos poniendo mucho énfasis en recoger información y transformarla en inteligencia de manera de tener, al momento en que ocurre un evento, una idea ya clara de quién puede ser, de qué grupo provino la agresión, centrar nuestra investigación rápidamente y tratar de solucionar el caso lo más rápidamente posible.
NB - ¿Cómo se hace eso? ¿Con infiltraciones?
JG - Eso se hace de muchas maneras. Con fuentes y otras formas que no voy a revelar. Se hace de muchas maneras, tenemos muchas formas de acceder a la información lo más rápido posible.
Otra de las cosas en que estamos poniendo énfasis es la creación de un departamento que tratará los homicidios cuya aclaración no haya sido posible. Cada año nos quedan una cantidad de homicidios. En el informe se habla de 51% de homicidios aclarados…
NB - En los datos de ahora aparece que 51% de los homicidios denunciados han sido aclarados, el 49% todavía no. Y puede sorprender, si uno toma informes de años anteriores, que las cifras de homicidios sin aclarar eran bastante menores, 43% el año pasado, en 2012 31% y en 2011 28%. O sea que en tres años prácticamente se duplicó la cifra de homicidios sin aclarar.
JG - Sí, está relacionado con el tema de los ajustes de cuentas.
NB - Los ajustes de cuentas son más complicados de aclarar.
JG - Mucho más complicados, porque no hay muchas posibilidades de que la gente nos dé información que se transforme en prueba. Generalmente, en el 90% de los casos tenemos la certeza de quiénes fueron los autores, el tema es conseguir los elementos de prueba. Por ejemplo, testimonio para eso no es posible conseguir.
NB - ¿Es difícil conseguir testimonios porque no está muy desarrollado el sistema de protección de testigos?
JG - Es muy difícil y muy costoso desarrollar un sistema de protección de testigos en un país tan pequeño como Uruguay. En Drogas manejábamos eso y la única posibilidad que veíamos era hacer un acuerdo con otro país que estuviera interesado en esa operación específica, en que se llevara a la persona a otro país. Porque es muy difícil darle protección a un individuo que haya testificado y que puede ser amenazado.
NB - ¿Cómo va a operar la unidad especial en la que están trabajando?
JG - Está operando ya, nos falta conformar el edificio y hacer las modificaciones edilicias. Ahí estamos trabajando con especialistas, con policías que ya tienen mucha experiencia con relación al tema homicidios. También asesorados por una persona que tiene capacidad para leer la gestualidad de la persona que está siendo interrogada, indagada. Ya hubo éxitos con esta persona, no siendo parte de nuestros cuadros tuvo una participación activa en la aclaración del triple homicidio de Malvín Norte. Y este grupo ya trabajó y tuvo un primer éxito en el homicidio del joven del Cerro al que le prendieron fuego al auto y él estaba vivo, sobrevivió a las quemaduras pero después falleció. Ese homicidio, que fue aclarado hace pocos días, fue aclarado por el trabajo de este grupo de investigadores.
NB - ¿Cómo funcionan esas técnicas?
JG - Queremos tener cámaras Gesell para poder grabar en audio y en video cada una de las declaraciones que se tomen a las personas que sean indagadas. Se analizan los gestos, los microgestos, se junta todo eso con toda la información que recoge la Policía Científica, que trabaja también muy mancomunadamente en este caso. Y después está todo el aporte del trabajo de campo de los investigadores que consiguen fuentes y tienen mucha experiencia en el trabajo de homicidios de muchos años.
NB - ¿Y eso luego es tomado por el Poder Judicial como prueba para incriminar a alguien?
JG - No, ayuda o contribuye a alcanzar la prueba. Hay jueces que no tienen problema en utilizarlo, está siendo utilizado en una serie de investigaciones en las que estamos inmersos.
RA - ¿Nos pusimos a tiro en eso como país, respecto a las posibilidades, los recursos de investigación?
JG - Sí, claro.
RA - Porque usted cuenta esto y a la gente la remite a las series de investigación de casos policiales que solemos ver. ¿Cuánto nos falta avanzar?
JG - Tenemos capacidades muy buenas desde el punto de vista del personal y desde el punto de vista técnico. Quizás uno de los déficits cuando empezó esta administración era el trabajo en equipo, que justamente es a lo que apostamos. Porque finalmente queremos que este departamento no dependa de la Jefatura de Montevideo sino de la Dirección de la Policía Científica, para que pueda trabajar sobre todos los homicidios que puedan darse en todo el país. Creemos que debe estar en la Policía Científica, y eso tiene un parecido obvio con lo que ustedes ven en la televisión.
RA - Otro dato que se desprende del informe es que en los homicidios aclarados se da un 12% de participación de menores. ¿Qué debe decirnos esta cifra? En principio no se la compara con registros anteriores. Se lo pregunto porque el tema menores está muy…
JG - … minimizado.
RA - ¿Minimizado? ¿Por qué lo dice?
JG - Porque creemos que hay muchos menores delinquiendo en la calle a partir de los cambios legislativos que permiten que el menor esté por lo menos un año preso en los centros de reclusión, y también porque las fugas, que eran habituales, se terminaron.
RA - Ah, ahora entiendo. Usted dice que se ha reducido la participación de menores.
JG - Exactamente.
RA - Le preguntaba pensando en la importancia que tiene el tema menores, con lo que hay de por medio, la consulta a propósito de la baja de la edad de imputabilidad y el tema sensible que implican para la población los delitos cometidos por menores. Usted dice que se viene registrando una baja en la participación de menores.
JG - Es verdad, así es.
NB - Hablábamos de los dispositivos y de las tecnologías que la policía piensa incorporar. El otro tema tiene que ver con el armamento con que cuenta la policía, porque ustedes han señalado en varias oportunidades que los delincuentes cada vez se arman más, incluso con armas de guerra. ¿Cómo es esa situación? ¿Cómo está la policía en comparación con los criminales que debe enfrentar?
JG - Estamos bien de armamento, puede darse un caso puntual en que haya un mano a mano y casualmente el delincuente esté mejor armado que el policía en ese momento. Pero la policía dispone de armas, ahora incluso está en marcha una compra de 4.500 pistolas marca Glock, que son las que estamos utilizando, de manera de ir cambiando el parque de revólveres por pistolas Glock, de manera de armar mejor a los policías. Ha habido una compra importante de armas largas y estamos en condiciones de tener un enfrentamiento sin ningún problema. Ya digo, puede darse el caso puntual de que se encuentre un policía con dos delincuentes, eso puede darse porque en la calle andamos y esas cosas pueden pasar.
NB - ¿Cómo se explica ese hecho de que los delincuentes estén cada vez más armados?
JG - Se da una cierta carrera armamentista entre los delincuentes por las razones que le expresé. Por miedo, porque si el otro tiene un revólver yo quiero tener una pistola, si el otro tiene una pistola quiero tener un subfusil… Tratar de armarse. Hemos encontrado armas importantes en manos de los delincuentes. Pero generalmente las utilizan en enfrentamientos entre ellos, eso sí lo hemos visto.
NB - De todos modos, está todo el capítulo de cómo consiguen esas armas ingresar al país.
JG - De muchas maneras. La principal de ellas son los robos que se producen en las fincas de los vecinos. Pero también hemos visto armas que han sido ingresadas ilegalmente al país a través del contrabando, y también armas robadas a los policías o a integrantes de las Fuerzas Armadas.
RA - ¿Qué herramientas le faltan a la policía para mejorar su trabajo en líneas generales? ¿Qué queda pendiente?
JG - Hubo un avance muy importante en tecnología, pero todavía estamos en medio de un proceso. Por ejemplo, cuando uno analiza las rapiñas en la seccional 1.ª ve que no tiene nada que ver lo que pasa en el resto. Ha habido un decrecimiento increíble en la seccional 1.ª, y tuvo que ver con la videovigilancia y el trabajo en conjunto con las patrullas que están en el campo.
RA - Estamos hablando de toda la zona de Ciudad Vieja.
JG - Sí, que se está extendiendo hacia otras áreas. Hay todo un aspecto de tecnología que está bueno que se desarrolle de aquí en más, y ese es el propósito de las autoridades. Pero yo creo que cualquier política criminal tiene que tener los tres poderes alineados, el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.
NB - ¿A qué se refiere?
JG - Tenemos que tener las leyes que tenemos que tener, y tiene que haber la aplicación de las leyes que tiene que haber.
NB - ¿Cuál está reclamando concretamente?
JG - Una de las que reclamo con más ahínco es la ley de tráfico de armas. Si estamos teniendo homicidios, si los homicidios se cometen con armas de fuego, si a veces detenemos delincuentes con armas de fuego y tienen que ser puestos en libertad porque no tenemos una ley que nos ampare, es una desventaja importante.
RA - ¿Y en materia judicial?
JG - En materia judicial todas las quejas que tengo para hacer se las hago a la Suprema Corte de Justicia y no las hago públicas. Yo mismo di la orden en la policía de que ese tipo de reclamos no se hiciera públicamente, cuando tengo algo que reclamar lo hago ante la Suprema Corte de Justicia, y lo hago.
RA - Un oyente pregunta: "¿Es lógico tanto esfuerzo en los ajustes de cuentas en desmedro de los otros delitos que afectan a los ciudadanos honestos?". Se refiere a los esfuerzos en aclarar los ajustes de cuentas.
JG - Primero, para nosotros ha quedado claro que las personas que participan en ajustes de cuentas pueden llegar a matar a un ciudadano, no tienen ningún problema. Por lo tanto bien vale la pena hacer el esfuerzo. Quizás el oyente lo diga por el lado de aclarar el delito. Para nosotros todas las vidas son válidas, y hay que sacar a ese individuo de la calle como sea, tenemos que buscar la manera de sacar a ese individuo de la calle.
Ese informe que ustedes tienen ahí no hace justicia a todo el trabajo que ha hecho la policía. La policía ha procesado a más de 6.000 personas en lo que va del año, no sé si está registrado eso en el informe, pero por otras causas, por otros delitos, la policía ha procesado más de 6.000 personas, y procesa cada año más de 11.000. Más todo el trabajo que no se ve que la policía hace en beneficio de los ciudadanos y que nadie tiene en cuenta porque se exalta demasiado cuando un policía comete un error. Y creo que está bien, porque todos los ciudadanos tienen expectativas muy elevadas con respecto al policía, esperan mucho del policía, le han dado armas al policía para que pueda defenderlos. Por lo tanto tienen que tener una expectativa mayor. Pero no se reconocen en la misma proporción las cosas que un individuo hace todos los días. Porque estamos viviendo una inseguridad, sí, pero la seguridad que vivimos es gracias al trabajo que la policía hace todos los días. Eso es una cuestión de la cual habría que hablar un día en extenso.
NB - Ya que estamos en época de campaña electoral, y teniendo en cuenta que usted es un funcionario de carrera, ¿ve que hay espacio para que se consigan acuerdos que vayan más allá de lo partidario para conseguir logros de mediano y largo plazo en algunos temas sensibles que hacen a la seguridad?
JG - No me imagino que no haya espacios, que alguien crea que no haya espacios. Hace rato que el tema de seguridad debió ser una política de Estado y no una política partidaria. Nosotros impulsamos, la policía impulsó reuniones, que fueron autorizadas y en las que estuvo presente el ministro del Interior, a las que invitamos a cada una de las colectividades políticas, porque tiene que haber una percepción compartida de las amenazas. ¿Cómo alguien se hace cargo de un gobierno si no sabe lo que realmente está pasando? Porque lo que nosotros decimos públicamente es una parte de lo que está pasando. Entonces hubo reuniones con legisladores de varios partidos para decirles: está pasando esto, esta es la realidad con la cual nos estamos enfrentando. Algunos no fueron, otros mandaron una parte de la representación, no todos están enterados.
RA - ¿Percibe que no hay madurez en el tema político?
JG - Creo que no hay gente que sepa de temas de seguridad en el sistema político como tiene que haber con relación a la importancia que tiene el tema. Si mañana tuviéramos problemas económicos como tuvimos en otra época necesitaríamos economistas. Necesitamos especialistas en seguridad que vengan y discutan al mismo nivel las cosas. Porque a veces es muy difícil cuando uno tiene que dar una explicación contra un eslogan. Yo he escuchado muchas veces "la policía está pintada". Tengo que estar dos horas explicando todo el trabajo que estamos haciendo para decir que la policía no está pintada. A la gente le entra mucho ese comentario. Porque yo tengo que explicar todo lo que hacemos, todas las cosas que hemos hecho. Incluso ahora, hemos reducido esta conversación a los robos, las rapiñas y los homicidios. ¿Y todo lo demás que hacemos? Hacemos muchísimo más que eso. Y la gente disfruta de mucho de lo que disfruta por lo que nosotros hacemos, sin embargo no se nota.
RA - Cuéntenos, nos queda tiempo todavía.
JG - Por ejemplo, ¿cuántas cosas no suceden por el patrullaje preventivo y disuasivo que hemos impuesto? No sabemos, no lo podemos medir. Entonces es muy injusto. Primero, hay cantidad de cosas que hacemos que no se pueden medir, y hay cantidad de cosas que hacemos y sabemos que no podemos decir. Entonces la defensa nuestra es muy limitada.
NB - El patrullaje disuasivo, que es una estrategia que ustedes han impulsado y profundizado en el último tiempo, es una política que creen que ha dado resultado.
JG - Creemos que ha dado resultado y creemos que todavía estamos en un proceso en el que se puede mejorar mucho ese punto. Por ejemplo, un punto en el que estamos poniendo mucho énfasis es eliminar las llamadas basura. Son cientos de miles por mes.
RA - Las del 911.
JG - Sí. Cientos de miles, cuando las que corresponden son el 5%. Hay un problema de gente que llama por hacer bromas, para distraer a la policía, y otros porque no son conscientes de la importancia del servicio, que ocupan las líneas con llamadas que no son o que no corresponden a ese tipo de servicio. De ahí para adelante tenemos mucho para hacer para mejorar ese servicio todavía más de lo que lo hemos hecho. Y no es un servicio para reprimir el delito, la gente cree que es para que lleguemos corriendo y nos agarremos a balazos con los delincuentes. La clave principal de ese servicio es disuadir el delito, que el delito no ocurra. Para nosotros la mejor rapiña es la que no pasó, la que no se concretó. Porque después que pasó, el efecto que tiene, no sobre los bienes, sino el impacto emocional que tiene sobre el individuo es terrible. Entonces cuando hablamos de cifras, de números, está todo bárbaro, es lo que sirve para medir, pero no nos olvidamos de que detrás de cada uno de esos hechos hay un ser humano que sufrió, y los familiares que también sufrieron. Todos, una rapiña, un hurto, le entran a la casa, uno queda totalmente shockeado, impactado. Y a veces mide y mira lo que la policía hace por ese evento que le pasó, cuando en realidad no es un tema únicamente policial. Ojalá lo fuera, porque sería de mucho más fácil resolución.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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