Roberto Markarian: "Yo no voy a hacer una revolución, voy a transformar la Universidad"
La Universidad de la República tendrá nuevo rector: el doctor en Matemática Roberto Markarian fue electo en un acto el miércoles pasado en el que la Federación de Estudiantes Universitarios votó dividida. El rector electo asumirá este martes. En dialogo con En Perspectiva a propósito de esta nueva etapa que se viene, Markarian sostuvo que no hará una "revolución", pero sí "una transformación de la Universidad". "Hay que ir hacia un paradigma totalmente distinto. Eso es romper con el conservadurismo" reflexionó el profesor.
(emitido a las 8.49 hs.)
EMILIANO COTELO:
Parece que la Universidad de la República (Udelar) entra en una nueva etapa. Roberto Markarian va a asumir mañana como rector, luego de haber sido elegido por mayoría el miércoles pasado. Y lo hará en un contexto interno aparentemente complicado, porque su designación ocurrió gracias a una ruptura histórica en la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios), que por primera vez votó divida en estas instancias en la Asamblea General del Claustro.
En el discurso que dio luego de que se confirmara su triunfo, el propio Markarian admitió que su primera obligación como rector será "tratar de limar asperezas y curar heridas".
Para saber cómo lo hará y qué se puede esperar de su gestión, vamos a conversar con él. Está con nosotros el rector electo de la Udelar.
ROBERTO MARKARIAN:
Efectivamente soy electo, mañana tomaré posesión del cargo. Será a las 18.30 en el edificio central de la Universidad.
EC - Cuando digo "doctor Roberto Markarian", estoy hablando de un doctor en Matemática, profesor grado 5 en la Facultad de Ingeniería de la Udelar. Era allí que hasta ahora usted tenía concentrada la actividad académica.
RM - Sí, en estos últimos cuatro años solo ejercí el cargo de profesor, dando cursos de diverso nivel, participando en comisiones asesoras, tribunales, diversas cosas más. Integré la Asamblea General del Claustro e integro unas comisiones evaluadoras importantes del Espacio Interdisciplinario de la Universidad, pero desde el punto de vista del gobierno después del año 2010 no hice nada concreto. Por eso, la primera etapa (de mi gestión como rector) va a ser la de tomar conocimiento detallado de los problemas de la institución. Detallados quiere decir saber un pequeño lío que pasó aquí, el otro allá, una mala reelección aquí, etcétera, cosa que espero poder hacer rápidamente. Cosas en las que en el día a día no he estado y no me quise meter del todo en la campaña electoral, porque me parecía bueno que discutiéramos sobre ideas y no sobre problemitas.
EC - ¿Con esta última frase usted alude a que hizo una parte de la campaña electoral "a distancia"?
RM - Efectivamente, en marzo de este año había comprado pasajes para participar en el congreso de la Unión Matemática Internacional, que es el congreso más importante de mi disciplina, una reunión de unas 5.000 personas de todas las áreas, la historia, la filosofía, la matemática, las ramas más aplicadas, y en una asamblea de la Unión Matemática Internacional –que es el organismo que "gobierna" a la Unión Matemática–, a la cual fui representando a Uruguay. El pasaje era muy caro, y Álvaro Rico se prestó muy gentilmente a que los centros de discusión que teníamos los hiciéramos antes de mi fecha de salida, que fue el 6 de agosto, cosa que le agradezco enormemente. Al final resultó que alejarme un poco y llevar la marcha de la campaña por correo electrónico básicamente y algún contacto de otro tipo fue suficiente. Es cierto que me llevó cuatro o cinco horas de mi estadía en el Lejano Oriente por día hacer esto, pero quien sufrió fue quien me acompañaba.
EC - ¿Entonces usted evalúa como positivo no haber estado tan expuesto?
RM - No sé si "expuesto" es la palabra. Me parece que a veces mirar las cosas un poco de lejos viene bien, y cuando hay problemas circunstanciales, mejor aún. Mi balance actual –quizás antes de irme estaba con dolor y protestaban mis compañeros de campaña–, con un poco de alejamiento, como lo hacemos ahora, y habiendo ganado la elección, que también pesa, es que creo que fue positivo.
EC - Este fue su segundo intento por llegar al cargo de rector. Ya había sido candidato en 2006, cuando perdió frente a Rodrigo Arocena, que inició entonces su primer mandato. Cuatro años después, en las elecciones de 2010, decidió no presentarse. ¿Por qué recién ahora, en 2014, fue por la revancha?
RM - El período rectoral es corto, los énfasis del rectorado anterior se modificaron un poco en el segundo rectorado, y surgió una cosa que no se veía en el 2010, que es que había un sector importante tanto de docentes como de estudiantes que no concordaban con la aplicación de las políticas que se habían resuelto. Ellos me impulsaron en noviembre del año pasado, hablaron conmigo, me insistieron en que deberíamos reconsiderar eso. Alguien que respeto mucho me dijo "es más importante que te presentes ahora que que te hayas presentado en 2006". Y los planteos me convencieron, las observaciones que se hacían sobre la marcha de la gestión eran importantes.
EC - En 2010, en cambio, ¿qué ocurrió? ¿Prefirió dejar que corriera la gestión Arocena, que arrancara un segundo período como rector?
RM - En particular yo mismo no tenía, no tengo, una vocación de ocupar cargos públicos; lo hago más bien porque creo que puedo ser útil. En el 2010 nadie planteó con insistencia la necesidad de cambiar al rector, cosa que en este caso tenía que suceder porque no hay segunda reelección. Pero además había planteos serios, había problemas de estilo, problemas de orientación, problemas de aplicación de las políticas. Y los planteos que me hicieron fueron serios, los medité, analicé las cosas que me presentaron. Las políticas que elaboramos en el 2007 con la inmensa colaboración de Mario Wschebor no fueron aplicadas tal cual habían sido resueltas, y ese es un gran convencimiento al que llegué. Sobre esto voy a hacer énfasis en el discurso que voy a dar mañana.
EC - La mención a Mario Wschebor me hace pensar en un antecedente importante. Usted ha sido un defensor e impulsor de lo que en su momento se llamó "el documento de los cuatro decanos", de comienzo de los años 90. Una iniciativa que removió la interna universitaria. Estaba firmado por Mario Wschebor, entonces decano de la Facultad de Ciencias; Eduardo Touyá, decano en aquella época de Medicina; Álvaro Díaz, decano de Agronomía, y Roberto Scarzi, decano de la Facultad de Veterinaria. El documento tenía como destinatario al entonces rector, Jorge Brovetto, alertaba contra el estancamiento que se percibía en la Udelar y proponía una serie de puntos de discusión que buscaban sacarla del "rezago en el tiempo".
Ese documento, de hace 22 años, ¿sigue siendo una referencia para usted?
RM - Primero debo aclarar que yo no acompañé ese documento en su momento. Lo digo porque creo que está habiendo una deformación –aceptable deformación, diría– en el sentido de que muchas de las ideas contenidas en el documento yo las apoyaba. Las apoyé en la campaña del 2006 y las tengo presente ahora, pero (cuando surgió) yo creía que la presentación del documento no era oportuna.
EC - Estamos hablando de 1992.
RM - No recuerdo exactamente, no revisé, no leí el documento en todo este período reciente. Creo necesario destacarlo, a pesar de que la elaboración del documento me acercó mucho en primer lugar a Mario Wschebor, que falleció hace unos años y fue mi gran promotor hasta de la campaña del 2006. Creo que si Mario no hubiera puesto sus manos atrás de mi espalda, yo no habría aceptado la candidatura; y de alguna manera siento sus manos atrás de mi espalda ahora. Sin embargo, abrí una gran amistad con Álvaro Díaz, que es una persona que está activa, vive y piensa, y con él sacamos un documento hace un par de años. Así que mi cercanía con el texto del documento es muy grande; pero la presentación en aquel momento la consideré totalmente inoportuna.
EC - ¿Qué ideas de aquel documento rescata hoy?
RM - Básicamente la necesidad de promover el sistema terciario con instituciones diversificadas, el país tiene que tener más instituciones. El hecho de que la Universidad no es monopólica no puede ser un discurso, tiene que ser una realidad. Y para que la Universidad no sea monopólica tiene que haber otras universidades. Es trivial eso, es casi un teorema, una afirmación que deriva una de la otra, es aristotélico.
Por otro lado, considero que la institución tiene que ser muy abierta y autocrítica. No digo que eso figurara como un principio, pero estaba detrás del pensamiento al menos de Álvaro Díaz y Mario Wschebor. Creo que la institución tiene que tener un énfasis muy particular en la calidad de lo que hace, el país tiene una institución superior y la Universidad en principio va a seguir siendo la institución superior, a pesar de que haya otras universidades, y esa preocupación está en el centro de mi mirada.
La afirmación tan criticada en estos tiempos de que yo quiero que los estudiantes estudien estaba en el centro de la filosofía de aquellos compañeros en el documento ese.
EC - ¿Por qué dice que esa es una "afirmación tan criticada"?
RM - Ah, porque se ha establecido la teoría de que es bueno que los estudiantes trabajen. Y yo digo que es bueno que toda persona trabaje, que toda persona hasta sepa labrar la tierra, sepa cocinar, para hablar de un ámbito más cercano a nosotros y capaz que los dos sabemos; yo sé, por lo menos...
EC - ...Yo no. Soy un desastre con el tema de la cocina...[risas]
RM - Entonces no puede ser que el centro de la preocupación universitaria sea que el universitario trabaje. Porque trabajar uno trabaja porque quiere, pero nosotros tenemos que saber y enseñar, y eso se hace enseñando y estudiando. Por tanto en nuestros estudiantes hay que promover que tengan condiciones para que estudien bastante, que dediquen gran parte de su vida de los 18 a los veintitantos años al estudio. Esa es mi experiencia personal y creo que institucionalmente es crucial que sea así.
EC - En la noche en que usted fue elegido hubo en la sala todo un intercambio de "coros", una intensa "actividad coral"… [Risas.] Pudo escucharse en particular una canción que entonaban los delegados de la FEUU que votaron por su candidatura, en la que se decía: "¡Markarian es rector, Markarian es rector, se terminó la reforma…!" –y dejo a un costado cómo terminaba porque no es lo fundamental–. Era una alusión a la llamada "segunda reforma", de la que Rodrigo Arocena aparece como abanderado. Parece que quienes entonaban ese cántico podrían ser catalogados como contrarreformistas. ¿Usted qué dice al respecto?
RM - Yo estoy en contra de esa consigna. Así, tal cual lo acabo de decir, no tengo dudas. Yo asumí el cargo sin compromisos y solo me comprometí con mi plataforma, que tengo acá delante. Eso es lo que voy a hacer. La expresión de "segunda reforma" llevó a sectarismos en la institución, la propia definición de "la segunda reforma" en mi opinión fue un error, se lo he dicho a todo el mundo, no tengo ningún empacho, a pesar de mi inmensa amistad con Rodrigo. El presentarse como continuador de una cosa que no se sabía ni cuál era llevó a encasillamientos excesivos y a gente que usaba una expresión sin saber muy bien qué quería decir. Y lo que quería decir era "apoyo a Arocena", y eso no puede ser. Segunda reforma era Arocena. Por tanto estoy en contra radicalmente de la consigna. Yo voy a ser un reformista, dije en tono de broma…
EC - Es más, usted dijo que va a hacer una "revolución". Cito la palabra textual que empleó en una entrevista el viernes en el diario El País.
RM - Exactamente. Le dije al periodista que lo estaba diciendo en broma y lo puso así. Se puede leer como broma en el texto, pero yo no voy a hacer una revolución tampoco. Voy a transformar la Universidad, esa fue la expresión que usamos con Mario hace un montón de años y que yo uso ahora. Transformar no quiere decir revolucionar, trastocar, hacer un terremoto. Yo no voy a hacer un terremoto.
EC - Pero dijo "ahora sí va a haber grandes modificaciones".
RM - Eso sí lo dije. Porque creo que mucho de lo que se ha hecho está sellado por un aroma de novedad y profundo continuismo. Y el aroma a mí no me va a importar; los cambios sí. Yo soy hombre llano, así como me están viendo, no ando poniéndoles pelos a las discusiones y a que la gente me diga "qué barbaridad que estás haciendo". Quiero que me digan las barbaridades que hago, los que me conocen saben que soy así.
Y las campañas que se han hecho sobre mi personalidad, sobre mi elitismo en particular han sido campañas basadas en el desconocimiento de mi persona. Esto lo digo muy fuerte, porque fue de las pocas cosas que me enojaron durante la campaña, me enojé cuando me dijeron eso. Yo que soy hijo de un almacenero pobre, que estafaba a los compradores por el kilo, etcétera, no puedo aceptar que se me diga que porque me dedico a la matemática difícil –que lo es– soy elitista. Si soy elitista es porque tengo presencia de elitista, porque tengo pensamiento elitista, y eso está lejos de mi personalidad. De mi personalidad y de la gente que me rodea y de cómo voy a actuar. Quiero que me digan todos lo que piensan de mí, y yo haré lo que quiera hacer, que personalidad débil no tengo tampoco, todo el mundo sabe. Pero elitismo no.
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EC - Roberto Markarian tiene 67 años, es doctor en Matemática por el Instituto de Matemática Pura y Aplicada de Brasil, profesor titular grado 5 del Instituto de Matemática y Estadísticas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
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EC - Veamos algunas de las propuestas que usted ha presentado. El documento se titulaba "La búsqueda de un nuevo equilibrio en la Universidad de la República". ¿De qué equilibrio habla?
RM - La institución es muy grande. Tiene un presupuesto comparable con el de la Intendencia de Montevideo, no importa cuál es el número pero se sabe lo que quiere decir. La institución forma filósofos, ingenieros, agrónomos, médicos… la vastedad de conocimientos que están incluidos genera naturalmente oposiciones y enfoques diversos. Porque está claro que un filósofo y un matemático vemos las cosas de maneras distintas, y un médico y un abogado también.
La institución tiene casi 100.000 estudiantes, casi 20.000 funcionarios sumando docentes y no docentes, es una gran institución. Por lo tanto que existan contradicciones en su seno es natural, nadie puede creerse que una cosa de ese tamaño va a ser todos somos amigos, todos somos lindos, todos vamos bien. Así que la institución funciona en equilibrio, porque si no tuviera equilibrio todas esas contradicciones generarían continuas rencillas y eso no pasa. Avanza bien, tiene buenas autoridades, la gente es seria, casi no hay corrupción, la gente cumple con sus tareas.
Yo tengo críticas inmensas sobre la forma de administración, etcétera, pero eso no quiere decir que todo lo que dije antes no sea cierto. Lo que digo es que estamos en equilibrio, hay que pasar a un nuevo equilibrio. No digo que estemos en desequilibrio, como fue interpretado alguna vez. Por eso hablo de "un nuevo equilibrio", creo que le embocamos con la palabra que usamos.
Los cambios importantes que vamos a proponer están en la plataforma. Diría que hay dos ritmos distintos. El ritmo más importante es posterior al mes de julio del año que viene, y tiene que ver en particular con una buena discusión sobre la ley que nos regula.
La ley que nos regula no hay que tomarla como un problema jurídico exclusivamente. Hay que tomarla como un problema de discusión de las condiciones en que se elaboró, el formato de la democracia universitaria y de la estructura universitaria y cómo hacemos para cambiarla.
EC - La Ley Orgánica de la Universidad es del año 58.
RM - Pero sus principios básicos son muy anteriores. La ley está basada en una resolución del año 35 en el fondo, y los principios básicos que la regulan son de mediados del siglo pasado. Y eso no tengo que dar muchas explicaciones, porque cualquiera sabe más que yo, que soy un poco atrasado para usar las nuevas tecnologías, sabe que todo ha cambiado radicalmente. Muy en particular, que las formas como la gente crea opinión ha cambiado radicalmente.
EC - ¿Y eso qué implica en cuanto a que la ley orgánica esté obsoleta? ¿En qué sentido?
RM - Por ejemplo, la integración del Consejo Directivo Central (CDC) con una estructura de representación de cada uno de los servicios es prácticamente imposible ahora. Porque los servicios, por suerte, se van multiplicando, van creciendo. Eran 10, en la ley decía que los que estaban en el CDC eran los que habían sido votados por ley. Se crearon seis, se crearon dos centros en el interior, ya votados, esas instituciones tienen que tener representación no en un CDC sino en una dirección universitaria, que son cosas distintas.
EC - ¿Cuál es el matiz?
RM - El matiz es que el CDC es el directorio del ente autónomo Udelar que yo voy a presidir a partir de mañana. Ese directorio es igual que el directorio de UTE o de Antel o de Ancap o de ANEP. Es el directorio responsable de operar los 400 millones de dólares del presupuesto.
EC - Ese es el presupuesto anual de la Udelar.
RM - Sumando presupuesto estatal y presupuesto extrapresupuestal, lo que se recibe por acciones de otro tipo o convenios que se hacen con instituciones nacionales e internacionales. Entra mucho dinero para la investigación, en la salud, por ejemplo, que se conoce poco.
Entonces pensar que un directorio puede tener 30 o 40 miembros es estar fuera de la Tierra. Son cosas demasiado comunes. Estas cosas las aprendí de mi madre, que no será muy culta, pero en sentido común pasaba. ¿Cómo puede tener un directorio de ente autónomo 40 o 30 personas? Ya son 20 y son un montón, en mi opinión. Así que, que hay que ir a otra estructura no me cabe duda. Hay que eliminar la discusión que se dio sobre si tenía que tener 17, 19 o 21, que trancó la discusión, hay que ir hacia un paradigma totalmente distinto. Eso es romper con el conservadurismo.
EC - Ese es un ejemplo de las reformas que usted va a impulsar. Iba a mencionar otras.
RM - Esas son las posteriores. Yo no querría que la Universidad se embarcara de inmediato en discutir esta ley orgánica. Digo que hay que empezar a estudiar esto, hay que llamar a los politólogos, a los sociólogos, a los teóricos de la información, porque la ciencia de la información casi no existía hace 60 años y ahora ocupa un lugar central, cualquiera sabe. Tú en particular que dirigís un programa fundamental en el país. Por lo tanto hay que llamar a esa gente para ver qué cambió, qué es lo que hay que hacer.
Vuelvo a las reformas que son más inmediatas. Hay que elaborar el presupuesto para presentarlo en julio del año que viene. Coincidió que la elección de rector es prácticamente simultánea con la de presidente, la diferencia es de dos meses, tres. Por lo tanto el gobierno nacional va a cambiar en paralelo con el cambio en el gobierno universitario –eso no sucedió las veces anteriores– y la institución va a tener que elaborar un presupuesto con la incertidumbre hasta de a quién se lo tenemos que presentar. Pero cuando lo presentemos vamos a saber a quién y hay que hacerlo sin pensar mucho en cuál es la nueva autoridad.
El presupuesto tiene que modificar algunos énfasis. Nos dieron mucho dinero para construcciones y para el interior, y han quedado sin cubrir algunas necesidades de la estructura básica de la institución. Hay que analizar con cuidado eso y no generar más rispideces de las que ya pueda haber.
En segundo lugar, hay que fomentar más profundamente la coordinación del sistema educativo. Ese es un tema que es poco entendido tanto a nivel político como a nivel educativo.
EC - ¿A qué llama "coordinación del sistema educativo"?
RM - A que las instituciones tienen que ser autónomas del poder político, pero no pueden ser tan autónomas entre ellas.
EC - Se refiere a las instituciones educativas públicas en ese caso.
RM - Efectivamente, de lo otro podemos hablar un poco, pero ahora me preocupan las públicas. El país va a tener dos universidades –tiene dos universidades, porque la UTEC ya fue creada– y va a tener quizás una tercera institución del mismo nivel en la educación, no sé qué pasará en las discusiones que vengan…
EC - Se está votando en estos días en el Parlamento, vamos a ver si sale.
RM - Ahí está. Así que va a haber tres instituciones, por lo menos. Y la UTU, que da cursos terciarios también y lo hace muy bien. El presidente de la República ha puesto un énfasis en eso, en lo cual no ha tenido suerte, pero yo coincido con el enfoque de José Mujica en ese plano. Por lo tanto hay tres o cuatro instituciones preocupadas por el mismo objeto, que son estudiantes de 18 años que han terminado secundaria. Y es imposible que eso funcione bien si no coordinan muy fuertemente. Por eso no podemos andar compitiendo para ver si sacamos a este o a aquel. Creo que en este país, por suerte, para hacer eso bien se hacen leyes, tiene que haber una ley de coordinación como pide la Constitución de la República. Ese es un segundo énfasis importante, yo no voy a decir "esto va a ser esto", tengo que llamar a gente que colabore.
Y hay un tercer aspecto que tiene que ver con la planificación universitaria. La institución tiene un departamento, una división importante, hay gente de confianza que tiene la camiseta puesta para hacer las cosas bien, pero tenemos que tener un aparato que planifique.
EC - ¿No tiene la Universidad un aparato que planifique?
RM - No tiene una división…
EC - ¿Cómo se entiende esto?
RM - Hay una Dirección Nacional de Presupuesto y Planeamiento que básicamente se dedica al presupuesto. Pero para lo que se llama planificación universitaria, un lugar donde se piense el futuro de la institución a mediano y largo plazo, no hay. Me parece un gran error, lo planteé hace ocho años en la campaña anterior. Lamentablemente ese énfasis no aparecía tanto en quienes ganaron, pero creo que tenemos que hacer eso. No digo que sea una estructura autónoma, dentro de la Universidad no hay nada autónomo, pero tiene que trabajar con prescindencia de lo que opina la autoridad del día. Tiene que ser jerárquicamente buena, tiene que tener gente que conozca los problemas, tiene que coordinar con los departamentos de evaluación educativa que tiene el país, que ya ha creado para las otras ramas de la enseñanza.
Ese es un tema en el que hay que poner cabeza, en el que he hecho énfasis y me comprometo a discutirlo no digo que mañana, porque mañana me tengo que enterar de lo que mañana aparezca, pero antes de marzo vamos a hacer un gran coloquio, que querría comparar con los que convocó Maggiolo con el sello de Darcy Ribeiro. Un coloquio con gente importante del país, con gente contradictoria importante del país y con gente del exterior para discutir bien esos problemas.
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EC - En esta elección de rector, uno de los puntos de la discordia entre continuismo y cambio estaba en la atención y el desarrollo de la Udelar en el interior. Usted ha reconocido que lo que se ha hecho para llevar a la Udelar fuera de Montevideo durante la administración Arocena es importante. Pero en sus propuestas también plantea que en la elaboración del presupuesto quinquenal hay que "dar prioridad a aquellas áreas que han quedado en desventaja en estos últimos cuatro años en que la administración de Arocena invirtió en el interior".
Acá hay toda una serie de especulaciones a propósito de lo que piensa hacer con lo que ya se resolvió, con lo que ya se está ejecutando, por ejemplo con los Centros Universitarios Regionales.
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EC - ¿Va a desarticular algunos de estos Centros Universitarios Regionales?
RM - Prefiero contestar primero rotundamente y después ver los detalles: el que piense que Markarian es un cerrador de cosas no me conoce. Markarian es un constructor de cosas, en su vida ha sido eso, le pegaron palos si se levantó y se levantó e hizo mejores cosas que las que había hecho cuando le pegaron palos. Y ahora va a hacer lo mismo, vamos a continuar trabajando para que la Universidad profundice su trabajo universitario en el interior del país. No vamos a cerrar nada sin previa evaluación, vamos a discutir con todo el mundo para que nos diga "yo trabajo bien, mirá que tenemos que continuar". Esa va a ser la tesitura de la administración. No va a ser mi decisión, porque va a ser el CDC el que resuelva las cosas, pero mi posición es esa.
EC - ¿Entiende que se desequilibró la Udelar con estos planes que se ejecutaron en ese sentido en estos años?
RM - No, desequilibrar no, porque lo del interior había que hacerlo.
EC - ¿Entonces?
RM - Sucede que como el gobierno nacional, el Parlamento, nos dio todo lo que pedíamos para el interior –y yo creo que el presupuesto que se pidió en el 2010 era un presupuesto bien hecho–, hay partes enteras de la planificación global que quedaron sin satisfacer. Se pidió para el Hospital de Clínicas, se pidió para mejorar la Facultad de Psicología –por decir una cualquiera–, y esa plata no vino.
EC - Vino sí la dirigida al interior.
RM - Al interior y a las construcciones, son los dos sectores. El interior creo que sacó el 98% de lo que pedimos, y las construcciones el 70%, por decir algo grande. Eso está basado en algunas prioridades del gobierno que tenían que ver con aumentar la parte de inversiones en el Presupuesto Nacional, y el pedido universitario en ese caso coincidía con lo que el gobierno quería hacer. Cosa que me parece muy correcta, no la estoy criticando.
Por otro lado hay una novedad no menor, y es que el país creó una Universidad Tecnológica (UTEC) cuya finalidad es desarrollarse en el interior. Eso es imposible de ignorar, creerse que la Universidad es la única responsable del crecimiento de la enseñanza terciaria en el interior es un error garrafal.
EC - Cuando se pusieron en marcha esos planes en la administración Arocena la UTEC no existía todavía.
RM - De acuerdo, pero yo empiezo el rectorado mañana y mañana existe la UTEC y por suerte creo que tenemos muy buenas relaciones con sus autoridades. Por tanto estoy hablando del futuro, no del pasado, el futuro tiene que tener en cuenta esto muy fuertemente. Si pudiéramos –porque no se puede legalmente– presentar un presupuesto conjunto con la UTEC yo lo promovería. Esto puede generarme críticas, pero es así. Nosotros no podemos concebir la educación superior en la República Oriental del Uruguay pensando solo en la Udelar. Lo dice el mañana rector de la Udelar.
EC - De la audiencia le preguntan: "¿Y las universidades privadas?". Porque se entiende el énfasis que usted pone en que la Udelar no puede actuar sola, no puede actuar descoordinada de las otras instituciones de educación terciaria públicas, pero ¿cómo concibe el vínculo con las privadas?
RM - Las instituciones privadas, tal como la Udelar, son muy distintas, hay diferencias entre ellas y en su interior. Lo que sea trabajo de calidad tiene que ser hecho conjuntamente. (Mi opinión aquí no obedece a la financiación.) Yo podré tener mi posición sobre la importancia que tiene la educación pública en la conformación de un pensamiento autónomo progresista, la tengo, la he escrito, la he dicho, es mi vida. Sin embargo soy reconocedor del conocimiento creado en cualquier ámbito de cualquier lado, respeto el conocimiento hecho en casa.
EC - Pregunta Eli de la audiencia: "Si las universidades privadas están reconocidas, ¿por qué un estudiante no puede pasar de una privada a la pública, por ejemplo si no puede seguir pagando la cuota, que es algo que puede ocurrir?".
RM - Poder, puede. Mi alejamiento del día a día no me permite decir "lea el artículo tanto de la ordenanza tanto", pero hay ordenanzas universitarias que establecen el tránsito de una para la otra. La persona esa me puede mandar una pregunta al Rectorado que le contestaré con la ordenanza que corresponde.
EC - Mencionó al pasar el Hospital de Clínicas cuando hablaba del presupuesto. Ese es un punto importante en el programa que presentó en esta campaña electoral. ¿Qué cambios puede haber durante su mandato con respecto a esta institución, que está en serios problemas?
RM - El hospital tiene que mejorar, primera cosa, dado cómo está hecha la pregunta. El hospital tiene que ser integrado plenamente al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), cosa que no sucede. Cuando le hablaba de las protestas que recibí, una parte era del cuerpo director, que no se sintió apoyado suficientemente en este reclamo. Y yo le prometí, porque saqué un documento expreso –lo puede buscar en la página de internet, que está por cerrar– hablando de estos problemas, que la discusión con el ministerio y con ASSE en lo inmediato para tratar estos temas va a estar entre mis prioridades. Lamento no estar ahora en la inauguración de un gran servicio oftalmológico en el Hospital de Clínicas; como no soy el rector, tampoco tengo por qué estar en ningún lado, preferí venir a explicar qué es lo que quiero hacer.
Entonces, la prioridad de apoyar a las autoridades, de discutir con el ministerio fuertemente si hubiera que hacerlo, mostrando que el hospital es efectivamente un gran servidor, me parece fundamental. Y simultáneamente exigirle al hospital que mejore, que sea limpio, que los funcionarios trabajen regularmente y que no haya problemas de no atención de situaciones de urgencia. Yo no sé los detalles tampoco, pero lo que oigo me lleva a decir que el hospital tiene que funcionar como lo que es. No es la Facultad de Odontología, no es la Facultad de Ingeniería, es un hospital, y un hospital tiene que tener criterios de gobierno y de conducción distintos de los de los demás servicios universitarios en lo que tiene que ver con lo asistencial. En lo que tiene que ver con lo académico tiene que ser igual, pero en lo asistencial tiene que ser distinto. Veremos cómo hacemos esto bien.
EC - Es muy grande el Hospital de Clínicas, por lo tanto las necesidades de dinero que están en juego son también enormes. Entonces, más allá de esas ideas que usted expone, la pregunta siguiente es cómo, de dónde salen esos fondos.
RM - La plena integración del hospital al SNIS tiene que implicar que reciba las financiaciones que reciben todas las partes del sistema (ASSE por la parte pública y las mutualistas, que es el nombre tradicional que tienen en Uruguay ciertos prestadores de salud privados). El hospital va a tener que recibir dinero a esa escala de acuerdo a los servicios que brinde y a la calidad de los servicios que brinde. Va a promover la mejora de la calidad. Eso lo he charlado, no hay ninguna propuesta específica, hay un gran equipo trabajando en eso dentro del hospital, y yo espero apurar para que eso salga. Es gente con la que he discutido en la campaña, y yo diría que nos hemos convencido mutuamente de que hay que hacerlo así. He ganado su apoyo –debo decirlo también– en virtud de mi compromiso de hacer eso. Espero no frustrarlos.
EC - En cuanto a la dedicación de los estudiantes, usted reclama "alta dedicación". Por lo tanto se propone generar un entorno que favorezca a los estudiantes que trabajan, fortaleciendo el sistema de becas, gestionando medidas que permitan reducir la jornada laboral de esos alumnos. ¿Cuál es el razonamiento exactamente?
RM - El razonamiento es que la institución está asociada al crecimiento de la nación. La institución es la responsable de la formación de las carreras profesionales más importantes del país y de investigar para enseñar bien. Eso lo dice la ley, esa es la obligación primera. No puede ser que la gente se olvide, en el traqueteo de las discusiones del día a día, de que existimos por eso. Y por hacer eso bien, porque no puede ser que sea eso y hacerlo de cualquier manera.
Hacer eso bien es que los profesores sepamos las disciplinas y enseñemos bien. Hacer eso bien quiere decir que la administración es buena. Y hacer eso bien es que los estudiantes estudien lo más que puedan. Esas afirmaciones son para mí de sentido común.
Por tanto, favorecer que el estudiante estudie bien tiene que estar como primera prioridad de la institución. Tal cual le dije las otras dos, esta en tercer lugar, o en primero, el orden es lo de menos. Por lo tanto la primera preocupación de la institución en términos de los estudiantes es favorecer que estudien lo más posible. Los planes de estudio se hacen pensando que la persona le dedica 40 horas por semana al estudio. Eso no es mentira, la gente lo olvida.
EC - La realidad indica otra cosa.
RM - La realidad es la realidad, pero el plan de estudio, para que el estudiante lo haga en cinco años –si es una carrera de cinco años–, requiere dedicarle 40 horas al estudio durante cinco años. Por lo tanto no puede ser que se favorezca que le dedique 20, porque si se le dedica 20 la carrera dura 10 años, no cinco, en escala lineal.
EC - Ese es un problema para el estudiante, pero es un problema para la institución también.
RM - ¡Y para el país! Porque si el país quiere tener egresados de primera tiene que tener estudiantes de primera. ¿Cómo se hacen egresados de primera con estudiantes de segunda? Los buenos técnicos, que por suerte son muchos en el país, han sido los buenos estudiantes de la Universidad, no los malos estudiantes; algún caso excepcional hay. Yo fui un mal estudiante de ingeniería, para decirlo.
EC - Hoy está para las confesiones.
RM - [Risas.] Y fui un excelente estudiante de matemática, cosa que defiendo. He dicho y repito: yo aprendí la matemática que sé cuando tenía entre 18 y 21 años, tal cual. Después dejé florecer la cabeza y me dediqué al caos. Esa experiencia tan personal mía…
EC - El caos es el asunto que usted investiga, aclaremos.
RM - Sí, que la audiencia sepa que no es que yo esté promoviendo el caos. Pero insistir en eso, que los que quieran trabajar tengan condiciones para hacerlo, tengo la mejor experiencia de una facultad grande. En mi curso, el que di en el semestre pasado, se dieron cinco cursos teóricos por semana, dos de mañana, dos al mediodía y uno de noche. Eso hay que defenderlo, tiene que haber posibilidades, que quien quiera hacer otra cosa, quien quiera tener vida familiar, quien quiera dedicarse a jugar al rugby, lo haga. Eso es distinto de que nosotros como institución no promovamos muy fuertemente tener buenos estudiantes.
EC - De vuelta: se precisa plata para las becas y se precisa voluntad política si se busca implementar esas leyes que favorezcan las condiciones de trabajo de los estudiantes.
RM - Es totalmente así, y puede que haya una cuota de esperanza difícil de satisfacer en lo que acabo de decir, lo acepto plenamente. A la vez creo que los diversos candidatos, los que oigo y con los que me entrevistaré en las próximas semanas, ya lo empecé a planificar, comprenden que hacer avanzar el país significa lograr que más estudiantes estudien propiamente y que eso necesita una gran política de becas.
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EC - Su elección, el miércoles, pudo darse porque los delegados de la FEUU votaron divididos. (De no haber ocurrido eso se habría tenido que ir a una nueva votación más adelante.) Y esa fractura hizo que aquella sesión de la Asamblea General del Claustro derivara en un clima de tensión y enfrentamiento muy duro. La FEUU salió herida, malherida, de ese episodio. ¿Entiende que ese ambiente puede perjudicar su gestión?
RM - El ambiente perjudica el comienzo de mi gestión, sobre eso no tengo dudas. Uno no puede tapar el sol con un rasero, es la pura verdad; ojalá todo hubiera sido una votación tranquilita. Y salieron 55 a 41, importa decir el número, porque hubo griterío, etcétera, pero la votación es esta, no le deja dudas a nadie de que el resultado es limpio y categórico.
EC - ¿Cómo se entiende que se haya llegado a ese clima de confrontación, a esas agresiones verbales? ¿Había una relación directa entre lo que se estaba jugando desde el punto de vista de las propuestas de los candidatos y la forma como llegó a plasmarse ese enfrentamiento?
RM - Me veo obligado a explicar un poquito sobre el organismo que elige. El organismo que elige tiene siete miembros elegidos independientemente por los servicios universitarios. Hay tres docentes de la Facultad de Derecho, dos estudiantes de la Facultad de Derecho y dos egresados de la Facultad de Derecho. Esas siete personas han sido elegidas cada una de ellas en un padrón formado por los docentes de la Facultad de Derecho, por los estudiantes y por los egresados. Estos son todos independientes, la Universidad no tiene padrón único. Es fundamental entender esta cuestión, porque el votado obedece a sus votantes, y sus votantes son los egresados de Derecho, no son los egresados de la Udelar en su conjunto.
EC - Usted está poniendo el ejemplo de una facultad.
RM - Así es en todas, o sea que los 105 miembros del Consejo obedecen a sus votantes. Y mal podría alguien defender en un sistema democrático representativo –que yo no apoyo en pleno, pero lo respeto– que el votante, el que va a votar en la Asamblea General del Claustro, no responda a sus votantes, porque eso sería casi defender la antidemocracia.
Sentado esto, creo que es muy positivo que el movimiento estudiantil tenga unidad en su representación, eso le ha dado fortaleza. Pero las fortalezas no se ganan declarando, se hacen. Y yo creo que la historia gremial y social del país han llevado a un debilitamiento gremial que todo el mundo reconoce. No he escuchado a nadie que diga "los gremios ahora son muchísimo más fuertes que en el año 58". Quien quiera decírmelo, otra vez, que me escriba (roma@fing.edu.uy) y será respondido, por favor.
Por lo tanto, si alguien acepta ese debilitamiento tiene que aceptar que las cosas cambien. ¿Alguien se cree que la primera guerra mundial no habría empezado si no hubieran matado al archiduque en Sarajevo? ¿Quién va a decir que no habría empezado la primera guerra mundial? Los cambios se dan. Y se dan de una manera u otra y yo quedé entreverado en ese cambio. Pero estoy, lamento que haya pasado así, lo lamento muy profundamente, no me meteré en nada de lo que pase en la interna estudiantil.
A la vez creo que quiero que haya objetividad en cómo se plantean las cosas, que la gente entienda estos problemas. Yo he escrito textualmente –estoy leyendo mi plataforma– "búsqueda del libre funcionamiento gremial". Voy a respetar todo lo que hagan los gremios. A la vez, me entrevistaré hoy de noche, inmediatamente después de haber asumido, con la delegación estudiantil en el CDC para conversar con ellos cómo hacemos para que el CDC, que yo presido, funcione bien, con los estudiantes aportando fuertemente a la institución, porque eso es lo que más quiero.
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Transcripción: María Lila Ltaif