Ruben Villaverde: Hay más de 100 mayores de edad en los centros de reclusión de menores
Dos reclusos mayores de edad fueron trasladados a un hogar del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa) para cumplir una pena por un delito que cometieron siendo menores. La particularidad de este caso es que ya cumplieron otra pena en el Comcar. Debido a lo llamativo de esta noticia, En Perspectiva entrevistó a Ruben Villaverde, presidente de la comisión delegada del Sirpa. El jerarca aseguró que un acontecimiento como este no "tiene nada de extraordinario" porque "el sistema ya tiene experiencia en trabajar con gente que ha superado los 18 años". Villaverde aclaró que actualmente hay más de 100 mayores de edad en los centros de menores.
(emitido a las 7.52 hs.)
EMILIANO COTELO:
Dos adultos condenados por rapiña y presos en el Comcar deberán cumplir, además, una pena por un homicidio que cometieron cuando eran menores de edad. A pesar de que ya son mayores, tendrán que hacerlo en un hogar del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa).
El diario El País informaba ayer de esta situación, un caso atípico. Se originó en enero de 2013, cuando en las inmediaciones del Club Cerro dos jóvenes, siendo todavía menores, mataron a otro porque les había robado prendas de vestir. El delito no fue esclarecido en ese momento. Más adelante, ya siendo mayores de edad, ambos delinquieron de nuevo, uno de ellos estuvo 18 meses en el Comcar, y cuando hacía diez días que se encontraba en libertad fue arrestado y derivado a un hogar del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), porque fue recién entonces que se comprobó su participación en aquel homicidio de enero de 2013. El otro, responsable de ese mismo asesinato, todavía debe terminar de purgar su pena en el Comcar, pero también terminará pasando al INAU.
Cuando se divulgó esta situación el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, planteó su disgusto y señaló que no puede pasar que mayores de edad convivan con menores en centros de reclusión, indicó que para estos casos deberían existir hogares intermedios.
De todos modos, la legislación dispone que pase lo que está pasando. Mientras tanto, ¿cómo se encara en el Sirpa este tipo de casos? Vamos a conversarlo con el presidente de la comisión delegada del Sirpa, Ruben Villaverde.
NICOLÁS BATALLA:
Primero una precisión del tipo formal, ¿cómo sigue el proceso ahora con estos dos jóvenes?
RUBÉN VILLAVERDE:
Para nosotros no tiene nada de extraordinario. Simplemente han sido derivados por la justicia para que cumplan una sentencia y por lo tanto la cumplirán, como el resto, con la diferencia que su punto de partida es desde la mayoría de edad. Pero la diferencia con otros muchachos puede llegar a ser de tan solo un año, porque si tú a los 17 años y 364 días de edad cometes un delito grave y ese mismo día te atrapa la Policía vas a ser juzgado como menor, te pueden llegar a imponer una pena máxima de cinco años, y hasta tus 22 años y 364 días hay que trabajar con las medidas socioeducativas de rigor. De algún modo el sistema ya tiene experiencia en trabajar con gente que ha superado los 18 años, aunque no es lo habitual. En todo caso lo que impacta un poco es que se viene de una experiencia no deseada de pasaje por cárcel de mayores.
NB – ¿Qué medidas se toman en este tipo de situaciones?
RV – Evidentemente estos muchachos no van a estar en contacto con los de 15 y 16 años.
EC – No van a estar en contacto con los de 15 y 16, ¿pero con los de 17 y 18?
RV – Con los de 17, 18 y 19 y sí, según el perfil que se defina.
EC – ¿No hay forma de aislarlos, de que los mayores de 18 estén en un lugar aparte?
RV – Yo ya me comí unas cuantas denuncias: si llegara a cometer el pecado del aislamiento seguramente habría otra denuncia más de las maldades [sic] que hago con estos individuos por tenerlos aislados.
EC – ¿Pero implicaría aislarlos, no hay otros casos? ¿Cuántos mayores de 18 hay hoy?
RV – Más de 100.
EC – Ah, más de 100.
RV – Claro, porque si tú a los 17 años y medio, que es una posibilidad, cometés una rapiña, vas a estar como mínimo un año o un año y medio en prisión, depende de la característica de esa rapiña. Si el delito es más grave te pueden llegar a dar tres o cuatro años.
Hace tres meses llegamos a un pico de cantidad de internos y teníamos en total 683 personas en privación de libertad, de las cuales algo más de 150 eran mayores de 18 años. En este momento no tengo a mano la cifra, pero los mayores de 18 que están con nosotros son algo más de 100.
La diferencia entre todos estos mayores de 18 y el caso que ha llamado la atención es que estas personas tienen un pasaje previo por el sistema de mayores y ahora vienen a cumplir la pena por un delito que cometieron cuando eran menores de edad. Eso es lo diferente. Ya en alguna instancia hemos atravesado por casos así.
NB – Justamente: ¿qué tan excepcional es este tipo de situación?
RV – Hace unos cinco o seis meses llegó un muchacho que tenía, si no me equivoco, 21 años y había tenido un pasaje un poco más largo por el Comcar. Lo que tenía era un saldo de fuga de dos o tres veces, y como no había cumplido con sus medidas socio educativas siendo menor porque se fugó, la justicia le impuso que cumpliera esos meses que le faltaban. En ese caso el individuo estaba bastante incómodo en compañía de gente notoriamente más joven que él, pero no llegamos a tener problemas importantes. No es lo más aconsejable.
En este caso hace unos días que este muchacho está con nosotros, hasta ahora no hemos tenido dificultades, se están haciendo todas las evaluaciones a efectos de ver cuál es la derivación más oportuna.
NB – ¿Qué tipo de distorsiones generan estos jóvenes en los centros? Porque ayer El País daba cuenta de que precisamente estos jóvenes, que ya cumplieron 18 años pero se mantienen recluidos cumpliendo penas por delitos que cometieron siendo menores, protagonizan buena parte de los problemas que se registran en los centros. ¿Esto es así?
RV – No necesariamente, lo que puede suceder es que alguien que pasaba desapercibido en el sistema de mayores, porque allí era muy joven y no podía ejercer ningún tipo de liderazgo, haya adquirido algunos hábitos no deseables que, al tener que cumplir lo que le queda de pena con el sistema de menores, aparezca como un referente por la simple razón de la edad y pretenda convertirse en un líder negativo. Podría llegar a pasar algo de ese tipo a partir de que otros muchachos que están en privación de libertad lo observen como un referente porque ya tiene el bautismo de haber estado en cárcel de mayores.
Él está siendo objeto de un estudio profundo que se realiza por aproximadamente un mes en el centro nuevo que tenemos en Bulevar Artigas y General Flores, y luego se trata de hacer la derivación más adecuada a los efectos de que su trayectoria en la institución tenga la utilidad que se prevé que debe tener. En el caso de tener potencialidades negativas trataremos de que las mismas queden limitadas en función del tipo de derivación que se realizó y el proyecto de trabajo que se realiza con él. Hasta ahora no hemos tenido ninguna manifestación de que se nos vaya a transformar en un líder negativo.
NB – Ayer parte de la discusión tal como había sido planteada, incluso por parte del ministro Bonomi, refería a la necesidad de un hogar intermedio para jóvenes que cometieran delitos siendo menores y cumplieran la mayoría de edad durante el cumplimiento de la pena, para evitar que interactúen con los más chicos.
RV – Por eso mismo, en su momento el propio Ministerio del Interior nos derivó la cárcel de La Tablada, que está siendo objeto de una intervención profunda a efectos de que todos los mayores de 18 se concentren en un espacio físico.
NB – ¿En qué está ese proyecto ahora?
RV – Ese proyecto tuvo algunas alteraciones en el cronograma de trabajo porque hubo búsqueda de desaparecidos.
La búsqueda fue en el antiguo patio central de los celdarios, no se encontró lo que se esperaba y la Secretaría de Derechos Humanos dijo que podíamos continuar adelante con la obra. Pero antes de empezarla estábamos recorriendo el lugar con un grupo de funcionarios veteranos que habían trabajado en La Tablada en los 90, cuando eso era del Iname, y me manifestaron que había una parte por la que se accedía a un sótano y que en realidad no habían hecho la búsqueda en el lugar que debió hacerse. Me contacté con (el secretario de Derechos Humanos) Javier Miranda y están en el proceso de análisis y revisión de ese espacio físico.
Hemos tenido alguna demora, pero lo lógico sería que en los primeros meses del próximo año podamos tener La Tablada, a donde van a ser derivados todos los mayores de 18 años.
NB – ¿Mientras tanto cómo se está distribuyendo este centenar de jóvenes mayores de 18?
RV – Normalmente en los centros de mayor seguridad. Muchos de los que tienen más de 18 años han tenido sentencias largas que coinciden con los delitos de mayor gravedad y eso nos habla de un cierto tipo de perfil. Hay dos centros en Colonia Berro que tienen mayor seguridad y hay otros dos en Montevideo que cumplen con las mismas características.
Estamos terminando de hacer los ajustes finales al sistema electrónico que se está impulsando en el centro nuevo de General Flores y Bulevar, antes de fin de mes esperamos tener la mitad del ex Cuartel 9 entregado y unos 15 días después la otra mitad. Ahí ya en los hechos vamos a ir haciendo una redistribución en la que los mayores de 18 años con delitos graves van a estar separados del resto.
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