Este sirio de 43 años tiene a su esposa e hijos en Turquía y es el que se encuentra anímicamente más vulnerable.

Según informa El País, el refugiado, que en un primer momento no quería salir de la casa en la que vive con los demás exreclusos, comenzó a caminar con ayuda de muletas y este lunes fue en un auto conducido por un funcionario del Ministerio del Interior a hacer compras a un supermercado junto a otro de los refugiado (Abdel Hadi Faraj).

El encargado de Relaciones Internacionales del PIT-CNT, Fernando Gambera, dijo a El País que los seis refugiados se comunican regularmente con sus familiares pero que la prioridad está puesta en El Dhiab, porque es el único que tiene mujer e hijos que quieren volverse a ver con él.