Entrevistas

Se agrava la situación de las cárceles

Abogado del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), Guillermo Paysée: Las condiciones de reclusión violan la Constitución y los tratados internacionales a los que Uruguay se obliga. Además de la superpoblación y la falta de actividades para la reinserción social, están gravemente deteriorados los edificios vetustos pero también los de reciente construcción.

(Emitido a las 08.37)

EMILIANO COTELO:
¿Cuál es el estado de las cárceles en nuestro país? ¿Cómo viven los reclusos? ¿Hay un nivel homogéneo en los diferentes recintos carcelarios? Todo un tema, que generalmente aparece fugazmente en primera plana -cada vez que hay un motín- pero que se apaga poco tiempo después.

Justamente, buscando dar respuesta a algunas de estas preguntas, el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) difundió en estos días un informe que da cuenta de la situación en la que se encuentran tres cárceles del país: "Las Rosas" en Maldonado, la Cárcel Departamental de Rocha y la Cárcel Central en Montevideo.

El informe surge de una serie de visitas que anualmente lleva a cabo Serpaj, que en este caso se realizaron el pasado mes de setiembre a esos tres establecimientos, y que incluyeron además entrevistas con sus autoridades y con los propios presos.

Les proponemos conocer en síntesis qué dicen estos informes. Comenzamos por la cárcel que está en mejores condiciones, la Cárcel Central, de Montevideo.

JOEL ROSENBERG:
Allí lo primero que destaca Serpaj como muy positivo es que, a diferencia de lo que ocurre en casi todas las demás cárceles del país, la superpoblación es prácticamente nula: actualmente hay allí en San José y Yi 114 reclusos, cuando se trata de un establecimiento pensado para alojar a 100 personas.

En cuanto a las celdas, el informe dice que la gran mayoría son muy pequeñas pero destaca que son individuales y que están en general en buenas condiciones. Cada celda tiene ventana, piso de vinilo, están pintadas, todas las camas tienen colchones y colchas, la mayoría de las celdas tiene radio o televisión e incluso videos juegos, obviamente propiedad de los internos.

EC - Por lo visto las condiciones de reclusión en Cárcel Central son bastante buenas, como nos imaginábamos.

JR - En esa parte de la cárcel sí. Sin embargo Serpaj hace algunas advertencias sobre otro sector usualmente llamado "la reja", ubicado en el subsuelo del edificio. Allí son alojados los procesados que serán derivados a otros establecimientos. "La reja" es en realidad es una celda grande, sin colchones y sin ningún elemento de aseo personal. Serpaj denuncia que ese lugar no respeta las normas mínimas de reclusión, sobre todo teniendo en cuenta que en algunas situaciones los detenidos permanecen hasta tres días allí.

EC - Eso en cuanto a las instalaciones de Cárcel Central. Veamos ahora la situación de los presos. ¿Qué comen, qué comodidades tienen? Sobre este tema se ha hablado mucho en los últimos tiempos...

JR - Sí, claro; hay muchos presos conocidos allí. En cuanto a la alimentación, el informe señala que los reclusos de Cárcel Central usualmente reciben viandas de sus familias o se cocinan ellos mismos.

En el aspecto sanitario se destaca las buenas condiciones del establecimiento que cuenta con una enfermería de primeros auxilios con dos médicos y cuatro enfermeros, uno de ellos disponible permanentemente. Los reclusos cuentan también con talleres de computación y con clases de química e inglés.

EC - Así está la Cárcel Central hoy. Aparentemente la evaluación es muy satisfactoria. ¿Hay espacio para alguna recomendación, según Serpaj?

JR - Sí; en resumen la evaluación es positiva, pero el informe incluye una recomendación respecto de "La Reja", pidiendo que se mejoren las condiciones de reclusión de quienes permanecen en ese lugar antes de su traslado a otro establecimiento. Pero no va más allá de eso.

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EC - Seguimos. La situación de las cárceles de Maldonado y Rocha es bien diferente de la de Cárcel Central.

JR - Sí; para decirlo gráficamente, la situación es exactamente la contraria. Quizás lo más práctico sea ir detallando la situación de las dos cárceles a la vez, pues tienen problemas serios bastante parecidos.

Lo primero a destacar es que las condiciones de hacinamiento en los dos establecimientos son calificadas como muy graves. Según el Informe de Serpaj, en la cárcel de Las Rosas, en Maldonado hay actualmente 337 personas en un lugar que está pensado para alojar a 170 personas; y en Rocha la situación es aún peor: en una cárcel pensada para 60 personas en este momento hay recluidas 165.

EC - En un caso la población duplica la capacidad y en el otro casi la triplica.

JR - Como es de imaginarse, esto genera problemas de todo tipo que, sumados a la falta de recursos necesarios para el mantenimiento de los edificios, determinan una situación crítica. Por ejemplo, en las celdas y pabellones deben instalarse tolderías con colchas y frazadas para que exista un mínimo de separación entre unos y otros.
Además muchas veces los reclusos deben dormir en el piso porque ni siquiera alcanzan los colchones.

Por otra parte, en cuanto a la cárcel de Maldonado, Serpaj denuncia las pésimas condiciones en que se encuentran los sectores masculinos de alojamiento, los pasillos y los baños. Se advierte un gran deterioro en el sistema de instalación eléctrica que lleva a que la iluminación en los sectores sea insuficiente y que la misma instalación, debido a sus deficiencias, resulte peligrosa.

En Maldonado, además, se agrega un problema puntual que genera inconvenientes graves de higiene, que es el pésimo estado en que se encuentran las cañerías internas del establecimiento. Esto determina dificultades en el acceso al agua potable, con restricciones en cuanto a los horarios en que los reclusos pueden acceder al servicio.

EC - Y en Rocha, ¿cuál es la situación en este sentido?

JR - En Rocha la situación es aún peor. El viejo edificio en el que se ubica la Cárcel Departamental tiene 130 años de antigüedad y está muy deteriorado, según el informe de Serpaj. Se señala además que el lugar es muy oscuro y que es notorio el mal olor debido al hacinamiento y la falta de aseo y de ventilación adecuada, que no existe.

EC - Estas cárceles, a diferencia de Cárcel Central, cuentan además con un pabellón para mujeres. ¿Cómo es la situación en esos pabellones?

JR - La situación no es mucho mejor. Si bien en el caso de Maldonado se destaca que las instalaciones están en mejores condiciones, Serpaj denuncia para ambos casos que, como en la mayoría de las cárceles en las que se encuentran personas de ambos sexos, las mujeres son las más relegadas en cuanto a sus derechos. Muchas veces tienen problemas para que se les concedan algunos espacios de patio para tomar aire y sol, reclamo que es especialmente sensible si se tiene en cuenta que allí también viven niños (los hijos de las mujeres están autorizados a permanecer con sus madres). Con el argumento de que, debido a la presencia de los hombres la Policía quiere evitar cualquier problema o desorden, les prohiben el acceso al patio.

EC - Un problema usual del que adolece el sistema carcelario de todo el país es la falta de actividades que ayuden a reinsertar a los reclusos en la sociedad. Estos dos casos de los que hablamos no son la excepción, por lo visto.

JR - No; no lo son, el ocio parece la norma. Tanto en Rocha como en Maldonado algunos reclusos, aquellos que tienen mejor conducta por ejemplo, tienen la posibilidad de trabajar en una huerta o en otros lugares como la cocina o la panadería. Sin embargo en ninguno de los dos casos existen talleres educativos o artesanales, ni maestro o profesor alguno.

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EC - Todo esto en lo que refiere a la fase de diagnóstico; pero para repasar qué tipo de recomendaciones plantea Serpaj en función de estas constataciones -especialmente para las cárceles de Maldonado y Rocha, las más problemáticas-, vamos a dialogar con el doctor Guillermo Paysée, abogado del Serpaj.

Ustedes sostienen que en estos establecimientos se está violando buena parte de las convenciones internacionales de derechos humanos. ¿Dónde ponen el acento a la hora de la denuncia?

GUILLERMO PAYSÉE:
Nosotros visitamos Las Rosas y la cárcel de Rocha. Esas cárceles, con diferencias en cuanto a su antigüedad -Las Rosas debe tener unos 30 años y la otra es de 1878-, están con un importante grado de deterioro. Cárceles relativamente nuevas, como Las Rosas y el Comcar, que tiene 20 años, están con un importante grado de deterioro, y cárceles centenarias, como pueden ser la de Rocha y la de San José, no sirven más para cumplir su cometido por la superpoblación, por la vejez de los establecimientos, etcétera. Quiere decir que ahí tenemos una cuestión común: las cárceles nuevas se han deteriorado rápidamente y las viejas ya no cumplen su cometido. Obviamente encontramos dos temas: va a haber que apostar a inversión en lo que se pueda para arreglar [los edificios] de modo que los presos estén en condiciones adecuadas, de acuerdo a la normativa vigente, que dispone la privación de libertad manteniendo toda una serie de derechos porque son habitantes del Estado uruguayo; lo dice la Constitución, lo dice el decreto-ley que reglamenta la reclusión y lo dicen los tratados internacionales ratificados por el país.

Un segundo tema importante es el hacinamiento, que es común a todo el sistema, con alguna excepción, como señalaban ustedes muy bien, que refleja el informe de Cárcel Central. Obviamente hay que tomar urgentes medidas legislativas para tratar de disminuir el número de habitantes que tienen las cárceles y generar que la privación de libertad sea el último recurso, no el primero, como ocurre hoy porque los jueces están limitados en su accionar por leyes que ha ido aprobando nuestro país sin contemplar las consecuencias que ello iba a generar en otro ámbito como el carcelario.

EC - Otro frente de problemas es la falta de actividades para los presos.

GP - Sí; hay falta de actividades, falta de alimentación. Todo eso pasa por dos temas, por la falta de inversión en un país empobrecido y porque dentro del Ministerio del Interior, en el que están ubicadas las cárceles desde hace 33 años, hubo otras prioridades, dejando todo el sistema carcelario en un segundo plano. Se han priorizado temas importantes, como dice el artículo 26 de la Constitución, la contención en cuanto a evitar fugas, etcétera, pero el resto del espíritu de la Constitución, todo eso en cuanto a no generar individuos marginados, hacinados, que se vayan deteriorando, sino a apostar a una vida digna para que cuando recuperen su libertad se reintegren a la sociedad, ha quedado en palabras. Por eso insistimos en que no se ha respetado la legalidad vigente, lo cual crea violaciones flagrantes a los derechos humanos de las personas que tienen que estar privadas de libertad.

EC - ¿Qué destino están teniendo los informes que Serpaj realiza tras la visita a las distintas cárceles?

GP - Hace muchos años que trabajamos con este sistema de monitoreo del sistema carcelario, de las condiciones de reclusión, de las condiciones de los edificios. Los hacemos llegar primero a las autoridades del Ministerio del Interior, para que a su vez los pongan en conocimiento de las respectivas jefaturas, y después nos parece bien hacerlos públicos y por eso los hacemos llegar a los medios de difusión de nuestro país para que se tome conciencia del tema y ver si podemos influir en algo para revertir la situación.

EC - ¿Cómo sigue ahora el trabajo?

GP - Con una visita este mes a la cárcel de Cabildo y en diciembre a la cárcel de Canelones, que también está en una situación bastante difícil, entre otras cosas por la superpoblación de la que hablábamos.

Lea los informes de las visitas al Penal de Libertad y al Complejo Carcelario Santiago Vázquez (Comcar)

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón