Salomone: "Fue horrible lo que viví pero podía haber sido peor"
La médica Milvana Salomone, que estuvo secuestrada durante 29 días, relató a la jueza y la fiscal del caso cómo fueron los días que estuvo desaparecida. "Nunca recibí un tirón de pelos ni un golpe. Siempre me decían: 'tranquila, no te a va a pasar nada; no somos violadores'", relató Salomone ante la Justicia.
En el expediente, al que tuvo acceso El País, se detallan los momentos desde el secuestro hasta su liberación.
Según publica el mencionado matutino, dos personas la capturaron antes de entrar a su casa y la metieron dentro de una camioneta. "Hacía mucho calor. Y no bajaban los vidrios. Llegamos a un lugar. Ellos dos me bajaron. Nunca recibí un tirón de pelos ni un golpe. Siempre me decían: 'tranquila, no te a va a pasar nada; no somos violadores'", relató Milvana.
Al descender del vehículo le colocaron una remera negra en la cabeza, le ataron las manos y le taparon la boca. Salomone, en el expediente, recuerda un fuerte olor a portland. Con los ojos todavía vendados, la sentaron en una reposera mientras los dos hombres limpiaban el predio. "Creí que se me terminaba la vida", dijo la médica.
Además, dejó en claro que los secuestradores le dieron un buen trato. Le dejaban la luz prendida de noche, le prendían la radio, le ponían música y hasta le preparaban comidas elaboradas. Llegó a comer buenas carnes, ensaladas con aceite de oliva y palta. "Me daba la sensación que no estaba entre pichis. Fue horrible lo que viví pero podía haber sido peor. Nunca me gritaron, ni pegaron. Yo les dije que no me iba a escapar", confesó.
Durante sus días en cautiverio leyó 14 libros. La mayoría de los que recibía eran viejos. Ella había pedido novelas policiales y un día le bajaron "Memorias del Calabozo";, de Mauricio Rosencoff. "Les dije: éste (en referencia al libro), hoy no".
Los captores le daban un balde con agua caliente para higienizarse cada cuatro días y le cambiaban las sábanas.
Una de las tantas tardes pensó que los secuestradores se habían ido, ya que no sentía ningún ruido arriba. "Nunca se me ocurrió escaparme. Yo quería estar viva", relató Salomone en el Juzgado.
"Una vez les dije: ‘pidan algo o no salgo más de acá. Mi marido no tiene mucho, pero algo puede conseguir. No valgo mucho’" y explicó: "Yo hablé de pago. Eso fue al tercer o al cuarto día. Yo sabía que las primeras 48 horas se podía complicar, por eso me puse las pilas", indicó.
En referencia a su actitud con los secuestradores contó: "Siempre fui respetuosa, nunca lloré, nunca les discutí, agradecí la comida, felicité al cocinero".