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Proxenetismo a la uruguaya

Proxenetismo a la uruguaya

Conversamos con la sexóloga y trabajadora sexual Karina Núñez, sobre el perfil de los proxenetas en Uruguay y sobre las conclusiones de su investigación en nueve departamentos sobre el tema.

"La realidad del proxeneta uruguayo tiene dos extremos: el proxeneta tranquilo, que es pareja sexual de la trabajadora, y aquella persona que vive del dinero de varias mujeres, pero no tiene un vínculo afectivo con ellas. Les llamamos "mantenidos" a aquellas parejas sexuales, y proxenetas a quienes perciben un rédito económico total o parcial", explicó Núñez.

Otra de las diferencias entre el "mantenido" y el proxeneta es la violencia en la relación. "El proxeneta tiene a las mujeres como objetos", agregó.

El proxenetismo está muy extendido. "Debido a la mercantilización de la persona, podés encontrar proxenetas en todos los ámbitos. El llegar a ser proxenetas es un trabajo de tiempo. Son criados por las mujeres de mayor edad en las wiskerías y por lo general son hijos de otros proxenetas", aseveró la trabajadora.

En cuanto al término conocido como "ablande", sostuvo que "es el procedimiento que utilizan los proxenetas de la vieja escuela, que captan a niñas y adolescentes, a través de la violencia física y psicológica, que genera un vínculo amoroso, al punto que la víctina prefiere morir por él".

En lo relativo a la normativa vigente, Núñez afirmó que "la ley de trabajo sexual trata blandamente sobre el cuidado, desde el 2002, hemos visto controles directo sobre las trabajadoras, pero en cuanto al proxenetismo se actúa en situaciones extremas, cuando la mujer está en un estado denigrante".

Por último de las 313 trabajadoras censadas, "el 72% eran hijas y nietas de trabajadoras sexuales. El Ministerio de Salud Pública tiene 6800 trabajadoras inscriptas y nosotros tenemos un estimativo de 17.000 personas que están en situación de explotación, prostitución y en ejercicio del trabajo sexual".