Las otras crisis de la educación: infraestructura y formación
La discusión sobre educación está centrada sobre dos cosas: en llegar o no al 6% del Producto Bruto Interno (PBI) para la educación y en cuánto deberían cobrar los docentes uruguayos. Por el camino quedaron dos cuestiones críticas: la crisis de la formación docente y la necesidad de invertir en infraestructura.
Hoy en día, la infraestructura es uno de los grandes problemas de la educación uruguaya, y probablemente sea uno de los desafíos más grandes de este gobierno.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del 2011, arrojó cifras espeluznantes en cuanto a la infraestructura en América Latina. El 88% de las escuelas de la región no tienen laboratorios de ciencias, el 73% no tienen comedor, el 65% no cuentan con salas de informática, un 63% no tienen espacios de reuniones u oficinas para docentes y 40% no tiene biblioteca.
Pablo Martinis, director de la carrera de Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, afirmó que "Uruguay necesita una fuerte inversión en infraestructura en los 4000 centros que existen en el país". Agregó que nuestro país se enfrenta a dos desafíos: "A nivel de la enseñanza media se necesitan nuevos locales, porque hay matrículas muy abultadas, donde es difícil pensar en proyectos que abarquen a todos los estudiantes. Un segundo desafío es que el actual gobierno se está planteando la universalización de la matrícula: van a haber más estudiantes en el sistema, por lo tanto se debe preveer, tiene que ser parte de un proceso de planificación educativa".
Informe de Suena Tremendo
Tabaré Vázquez fue contundente en su primera cadena nacional: el objetivo del gobierno es que para el 2020 el 100% de los jóvenes de hasta 17 años esté en el sistema educativo y que el 75% termine el ciclo de enseñanza media.
Por otro lado, todos los expertos en educación están de acuerdo en que las clases superpobladas que tenemos no ayudan al aprendizaje de los estudiantes. Todavía no hay un plan concreto, pero los asesores del gobierno quieren ir hacia un sistema con clases más chicas y atención más individualizada. Para todo esto se necesita un shock de infraestructura.
Durante el gobierno de José Mujica se reconoció esta situación. La Ley de Presupuesto, en el Artículo 672, encuentra la creación del Fondo de Infraestructura Pública. Este fondo tenía como objetivo inyectarle más recursos a la ANEP para mejorar la infraestructura, a cambio de que rindieran cuentas sobre los fondos anualmente. En la Rendición de Cuentas podemos encontrar que ese año el fondo permitió la creación de 10 centros educativos, y decenas de obras de ampliación y mantenimiento.
Si bien no se cuentan con cifras exactas de lo que se va a invertir, desde el gobierno se habló de una inversión récord: ante las críticas de achiques y recortes, Tabaré Vázquez prometió 12 mil millones de dólares de inversión en infraestructura. Pero no sabemos cuánto de eso va a ir para la educación.
Este lunes, el presupuesto que elaboró el Poder Ejecutivo va a entrar al Parlamento. Ya es imposible influir en la propuesta de Presidencia, pero estamos a tiempo de pedirle a los parlamentarios que destinen más recursos a la infraestructura educativa.
Formación docente
En el 2012, el Consejo Directivo Central, el Codicen, le encargó a la consultora Cifra un estudio sobre la formación de los profesores uruguayos. El estudio de la consultora de Luis Eduardo González encontró que de 10 estudiantes que entraron en formación docente, cuatro se desvincularon de la docencia antes de terminar, otros cuatro ejercen como profesores sin título, uno obtuvo su título después de más de siete años, y solamente uno egresó en tiempo y forma.
Además, el estudio encontró que un tercio de los que empezaron el profesorado abandonó la carrera sin siquiera haber rendido un examen.
Los estudiantes del Instituto de Profesores Artigas, el IPA, el centro de formación docente más grande del país, son los que tienen mayor tasa de abandono y menor tasa de egreso. De 100 estudiantes que ingresaron en 2005, 61 se quedaron en la carrera luego de cursar el primer año, y de esos, solo 29 llegaron al cuarto año.
Entre los que se reciben, más de la mitad empezó con 18 años, mientras que entre los que abandonan, más de la mitad empezó a cursar con más de 23 años.
Estos datos pueden explicarse por la conformación del sistema. En 2008 se unificaron los programas de profesorado y magisterio: en su carrera, maestros y profesores comparten algunas asignaturas como Pedagogía, Psicología de la Educación, Sociología de la Educación, etcétera. Luego, hay asignaturas propias de cada profesión.
La mayoría de las asignaturas son obligatorias, presenciales y tienen previas. Estos planes de estudios son muy similares en su organización a los que tienen lugar en los liceos y los alumnos enfrentan los mismos problemas.
El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) estimó que cada año egresa un titulado por cada cinco docentes que ejercen sin título.
El déficit a cubrir es de 30% del total y va en aumento. Actualmente se necesitan 1000 egresos de maestros por año y 1000 de profesores para poder cubrir cargos vacantes. Sin embargo, en el 2012 egresaron 853 maestros y 760 profesores en todo el país. En Montevideo, donde más se necesita reponer, egresaron 190 maestros y 310 profesores.
Estamos ante una crisis por la falta de maestros y profesores que se materializa en clases superpobladas, falta de personal titulado, y el multiempleo. Pese a esto, según cifras del MEC, hay unos 10 mil interesados en la carrera docente. Si un tercio la terminara tendríamos tres mil docentes. El problema parecería ser la currícula de la carrera.
La Universidad de la Educación
En el período pasado se presentó una ley en el Parlamento para crear la Universidad de la Educación. La idea era ambiciosa: por un lado, se unificaría la enseñanza de la docencia, se le daría carácter universitario, que es algo que maestros y profesores vienen pidiendo hace tiempo, y habría una oportunidad para rever el plan de estudios.
Para alcanzar la mayoría especial, la bancada frenteamplista acudió a los colorados. Vamos Uruguay, en aquel entonces el sector más grande, liderado por Pedro Bordaberry, prestó sus votos. El sector liderado por José Amorín Batlle, por otra parte, no los dio, y no se llegó a los votos.
El acuerdo no se alcanzó porque se dio la discusión de si la Universidad de la Educación debería o no ser autónoma del gobierno central, como lo es la Universidad de la República.
Martinis afirmó que hoy en día el gobierno dejó claro que no buscará la creación de una Universidad de la Educación. Así que nos encontramos con dos posibles salidas de esta situación.
Por un lado, la bancada frenteamplista podría ponerse el proyecto al hombro de nuevo y buscar acuerdos nuevos. Los colorados están fragmentados y son menos, pero se podría buscar acuerdos con independientes a ver si se podrían alcanzar los votos.
Otra posibilidad es que las autoridades del sistema se den cuenta de la situación y propongan un cambio radical. El Consejo de Formación en Educación es el responsable de la formación docente, y es un consejo descentralizado donde hay estudiantes, maestros y profesores.
Ninguna de esas dos opciones parece probable. Sin embargo, Martinis explicó que lentamente las instituciones se están acercando más, y cabría la posibilidad de que en un futuro se flexibilice el sistema, con estudiantes de magisterio y profesado pudiendo cursar asignaturas en la Universidad de la República. "Con esto no solo lográs (un éxito) en términos de conocimientos, sino en términos culturales", consideró.