Uruguay encargado de mantener la paz y seguridad entre naciones

Este jueves se produjo la elección oficial de Uruguay como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), con 185 votos en 193 presentes en la Asamblea General.
Por Fabián Cambiaso
El mandato comenzará el 1° de enero y se extenderá hasta el 31 de diciembre de 2017.
También ingresaron, como representantes de sus respectivas regiones, Ucrania, Japón, Egipto y Senegal. Todos eran candidatos únicos y por eso terminaron logrando el mínimo de dos tercios de votos requeridos.
Será la segunda oportunidad que a Uruguay le toque ocupar un puesto que ya desempeñó entre 1965 y 1966, en un mundo completamente distinto. Y es un objetivo que Uruguay persigue desde 2008, cuando presentó formalmente su candidatura.
¿Qué es el Consejo de Seguridad de la ONU?
La Carta de Naciones Unidas dice que "es el organismo encargado de mantener la paz y la seguridad entre las naciones". A diferencia de otros órganos de ONU, que sólo puede realizar recomendaciones, el Consejo pueda tomar "resoluciones" y obligar a los países a cumplirlas.
Desde 1946 lo conforman 15 países. Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña son los "miembros permanentes" y con derecho a veto. Los diez restantes son "no permanentes" y son electos cada cinco años, integrando cada uno de ellos el Consejo por un lapso de dos años. Vale decir que cada resolución debe ser adoptada por un mínimo de nueve votos, aunque basta el veto de uno de los "cinco grandes" para que no prospere.
Una de las funciones más importantes – y también más polémicas –que tiene el Consejo es autorizar el uso de la fuerza contra un determinado país u organización que atente contra los principios del derecho internacional.
Uruguay ocupa un asiento en el Consejo de Seguridad de ONU (relacionesexteriores.uy)
La candidatura uruguaya se basó en la "consolidación de la paz y la seguridad internacional, la protección de la población civil en caso de conflictos, especialmente las mujeres y los niños, la defensa de los derechos humanos, desarme y no proliferación de armas, y la defensa del Derecho Internacional".
Uruguay puso además sobre la mesa ser el mayor contribuyente per cápita de efectivos a las misiones de mantenimiento de paz de Naciones Unidas, en las que participa activamente desde 1982 en lugares como el Sinaí, Angola, Camboya, Mozambique, el Congo y Haití.
La delegación en la sesión de ayer de la Asamblea General fue presidida por el subsecretario de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, que luego de la votación daba una rueda de prensa en Nueva York, en español y en inglés.
El vicecanciller clarificó cuál es la intención del país en esta nueva responsabilidad.
Conferencia de Prensa del Vicecanciller en Naciones Unidas (relacionesexteriores.uy)
El anuncio oficial en Montevideo lo hizo el propio canciller de la República. Pocas horas después de haber sido interpelado por la decisión del Gobierno de abandonar las negociaciones por el TISA, Rodolfo Nin Novoa aseguró que se estaba ante un día muy importante y emocionante para el país, al resaltar el trabajo realizado en los últimos siete años por parte de los funcionarios de Cancillería.
Para el canciller, la aprobación a la candidatura demuestra un gran reconocimiento al "Uruguay internacional".
El canciller señaló que Uruguay llegará al Consejo de Seguridad precedido por su "gran trayectoria histórica" en defensa del Derecho Internacional.
Admitió que lo que vendrá para el país a partir del primero de enero será el desafío de enfrentar una agenda "extensa y compleja".
Conferencia del Canciller Nin Novoa (relacionesexterioresuy)
Para Uruguay, la evaluación positiva primaria es que el país logrará una mayor visibilidad, que potenciará su proyecto de inserción internacional y reafirmará la presencia en el sistema de Naciones Unidas, llevando a un ámbito de primer nivel internacional sus intereses.
Pero el ingreso al Consejo de Seguridad también implicará la toma de eventuales decisiones que pueden comprometer la natural postura del país a nivel global, e incluso hay quienes señalan que serán más las pérdidas que las ganancias al ocupar un organismo de estas características.
Es que los desafíos son variados y complejos. El 1 de enero Uruguay no solo pasará a integrar el Consejo sino que también le tocará ocupar la presidencia rotativa. Y uno de los primeros temas que deberá considerar será, precisamente, la prórroga del mandato de la misión en Haití y la futura presencia del organismo en ese país.
Este es un tema que le generó múltiples problemas al Gobierno en los últimos años, ya que algunos sectores del Frente Amplio se oponen terminantemente a la presencia uruguaya en el país caribeño, a la que califican de "ocupación".
La decisión será adoptada en función de la capacidad general que pueda exhibir Haití para garantizar por sí mismo la seguridad y la estabilidad.
Según pudo saber El Espectador, la evaluación primaria es que, luego de doce años de presencia de la ONU, la situación no registra mayores avances y las tropas de Naciones Unidas deberían seguir. Por lo pronto, su continuidad está asegurada hasta 2017.
Por otra parte, deberá hacer frente a los temas que hoy dominan la agenda internacional: la crisis humanitaria en Siria, la amenaza del Estado Islámico y la nueva escalada de violencia entre Israel y el Estado Palestino.
Cancillería admite que para un país de las dimensiones de Uruguay resultara muy importante la participación en el consejo, ya que implica un "reforzamiento" del modelo de inserción internacional del país.
Según la visión oficial – señalada por representantes del Ministerio de Exteriores a El Espectador- se tendrá una "incidencia directa" en el manejo y la administración de los conflictos internacionales, ya sea por estar el país participando directamente o por existir potenciales intereses económicos o comerciales estratégicos";.
A nivel interno la intención del Gobierno, según Nin, es que estos dos años que se vienen representen una "oportunidad emblemática" para procurar un "amplio diálogo en el país", con el objetivo de obtener un "sólido respaldo" a la participación del país en el organismo.
En su intervención, Nin evitó referirse a quién era el designado para asumir la jefatura de la delegación en Naciones Unidas.
Uruguay ocupa un asiento en el Consejo de Seguridad de ONU
El canciller recién mencionó a Roselli al abrirse la ronda de preguntas de la conferencia
Roselli es hoy embajador ante Canadá, pero es un diplomático de carrera y hasta pocos años se había desempeñado incluso en la representación en Naciones Unidas.
Es que Koncke había encabezado en los últimos años las negociaciones en Nueva York y era visto como el candidato natural para ocupar ese puesto, pero en los últimos días fue removido de su cargo. Cancillería nunca explicó oficialmente las causas.
El miércoles en el Parlamento Nin admitió que se le había ofrecido el cargo al excanciller Enrique Iglesias, que declinó el ofrecimiento alegado motivos de edad y de salud.
Es usual que cuando un país como Uruguay es designado para ocupar un puesto de este tipo, más allá de la delegación designada sea el propio presidente que participe en algunas de las sesiones.
En ese sentido Nin ratificó que Tabaré Vázquez lo hará, e incluso abrió la posibilidad que representantes de la oposición o expresidentes sean invitados a participar.
Por lo pronto, la voluntad de Uruguay es de tratar de impulsar determinados temas en el Consejo. Según el plan oficial del Ministerio de Exteriores al que accedió El Espectador.
En primer lugar, "el tradicional compromiso con el mantenimiento y consolidación de la paz", reafirmando los principios de la Carta de San Francisco.
También hará foco en la importancia de la "inclusión" social y política para garantizar una estabilidad una gobernabilidad democrática, base fundamental para preservación y la consolidación de la paz.
Uruguay apelará a la "diplomacia preventiva", con alertas tempranas y respuestas rápidas a las eventuales crisis.
Conferencia de Prensa del Vicecanciller en Naciones Unidas
Otro aspecto prioritario radica en la protección de civiles en los conflictos armados.
Otros temas que figuran en la agenda uruguaya son la violencia contra niñas y mujeres, su empoderamiento político y económico y el avance en la defensa de la inclusión social de personas LGBTI.
A los efectos, Cancillería recibió sugerencias y apoyo por parte de distintas organizaciones civiles, entre las que se cuentan Amnesty international y Fesur.
También se propone discutir un tema muy polémico: la ampliación y eventual reforma del propio Consejo de Seguridad. Destaca en ese sentido la necesidad de avanzar en cuanto a "legitimidad, representatividad y eficiencia".
Se hace foco justamente en los cambios que ha tenido el mundo desde la fundación de ONU hace setenta años, período en que sus Estados miembro se cuadriplicaron.
Las alternativas que hay sobre la mesa son dos: ampliar el número de miembros permanentes del Consejo, y hacerlo con los miembros no permanentes permitiendo su reelección.
Más allá de las ventajas señaladas, los integrantes de Cancillería lo tienen claro: Uruguay estará involucrado en decisiones al más alto nivel político internacional. Ayer fueron bien claros en el diálogo con El Espectador: el país "está expuesto a recibir presiones de los principales actores involucrados para lograr un pronunciamiento favorable en el Consejo";.
Es que, si en 1965 había apenas 7 temas en agenda en el Consejo, hoy por hoy son más de 50.
Y más allá de la coherencia que Uruguay quiera mantener en su tradicional línea de política exterior, no sólo el mundo si no las propias Naciones Unidas y su concepto de intervención cambiaron.
En el Frente Amplio algunos sectores, como el Frente Líber Seregni o el MPP se hicieron eco ayer del resultado de la elección. En el oficialismo se destaca públicamente el significado que tendrá para el país un paso como este.
Pero la presencia de Uruguay en el Consejo de Seguridad generó distintas visiones en la coalición de izquierdas y según pudo saber El Espectador ha sido motivo de largas discusiones desde hace tiempo.
Estas diferentes visiones responden, términos generales, a las distintas líneas que ha tenido Cancillería en los respectivos gobiernos del Frente Amplio.
Si bien declinaron expresarse públicamente para no ir "en contra de la sintonía" expresada hoy en el Palacio Santos, algunos sectores ven más perjuicios que ventajas.
Un ex alto funcionario de Exteriores vinculado a una anterior gestión explicó las dudas que genera el tema, sobre todo a la hora en que Uruguay deba decidir sobre una eventual sanción o intervención sobre otro país.
El cuestionamiento es simple: el modelo de ONU cambió. Si en 1965 las resoluciones de intervención – por ejemplo en República Dominicana o en Cachemira – implicaban un cese al fuego y el despliegue de una misión de observación, hoy implican a menudo misiones militares, tareas de seguridad, el reintegro de los combatientes a la vida civil o incluso la administración directa del país en cuestión.
Menciona que esta situación comprometerá la tradicional postura de no intervención de arreglo pacífico de diferencias que embandera a Uruguay.
En diálogo con El Espectador explicó que la elección de Uruguay tiene "dos caras": Es que, por un lado, es una oportunidad innegable para reafirmar el alineamiento del país con sistema multilateral, que le ha significado ganar un gran respeto a nivel internacional.
Pone como ejemplo las "graves violaciones" a las decisiones del Consejo de Seguridad ocurridas en los últimos años, como la intervención unilateral de Estados Unidos y Francia para derrocar al régimen de Muammar el Ghadaffi en Libia.
Sostiene que Uruguay quedará de esta forma permanentemente expuesto a las decisiones que tomen las grandes potencias, entre las cuales "deberá hacer equilibrio".
Dijo incluso "no saber hasta qué punto y en un momento internacional tan complicado" le convienen a Uruguay "exponerse" de esta manera. "Pero el país ya está jugado".
Entre los grandes riesgos, se advierte sobre el "equilibrio" que Uruguay deberá tener entre las posturas que puedan tener Estados Unidos – la principal potencia mundial – y China, que es el principal cliente de productos nacionales.
Se preguntan qué hará el país en el caso si le toca acompañar con el voto a uno y oponerse al otro. "Uruguay quedará irremediablemente expuesto, como país pequeño, en medio del juego de las grandes potencias, a sus presiones y a eventuales represalias".
El riesgo está dado, apunta, en que Uruguay, como país que no está alineado a ninguna visión geopolítica en particular, se vea en la necesidad de condenar una postura de alguna de las grandes potencias.
Didier Opertti fue canciller entre 1998 y 2005, durante los últimos gobiernos del Partido Colorado y es otro de los referentes a nivel local sobre temas internacionales.
Consultado por El Espectador, consideró en primer lugar que la incorporación de Uruguay al Consejo de Seguridad es un acto de política exterior de la mayor trascendencia.
Opertti trascendencia
El excanciller abordó sobre cuál será el papel concreto de Uruguay como miembro no permanente del Consejo de Seguridad.
Opertti Consejo
Para Opertti el desafío será conformar un equipo técnico capacitado y destinado en exclusividad a la tarea, ya que la elección de Uruguay supone ventajas pero también desafíos.
Opertti desafío
Justamente Ucrania será otro de los nuevos miembros no permanentes, lo que supone un choque más que cierto en el CS con Rusia. Ambos países están enfrentados luego de la anexión de Crimea y los enfrentamientos en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk.
Más allá de las presiones que pueda tener que soportar el país, Opertti dijo que Uruguay no comprometerá eventualmente su histórico principio de no intervención.
Lo que para el excanciller colorado sí podría estar en juego sería la eventual opinión de Uruguay en algunos temas fundamentales, como una posible declaración o decisión en torno al conflicto palestino – israelí.
Recordó hace 50 años, el representante uruguayo fue el primero que incorporó el principio de No Intervención, que luego pasó a formar parte de la propia Carta de Naciones Unidas.
El excanciller nacionalista destacó la importancia de forma parte del Consejo de Seguridad, que de todas formas queda diluida por poder de veto de los "cinco grandes".
Abreu desafíos
Más allá del peso de las grandes potencias, Abreu llamó la atención sobre otro tipo de presiones que podría tener que soportar Uruguay.
Por lo pronto, Uruguay deberá reforzar en forma urgente su representación en Nueva York. En 1965, el país se bastaba con el embajador y su secretaria para mantener los asuntos del Consejo de Seguridad.
Hoy la realidad es distinta y Uruguay, sin duda, deberá ingeniárselas para estar a la altura de las grandes potencias. Delegaciones como la de Estados Unidos o Rusia tienen hoy más de 100 integrantes.
El trabajo en el Consejo de Seguridad implica habitualmente sesiones en doble horario todos los días, incluso los fines de semana.