Gustavo Crusoff, el conductor del ómnibus incendiado en Marconi, escribió una publicación en Facebook relatando su versión de los hechos.

Allí denuncia sobre el final de la carta: "Van 58 horas y nadie, pero nadie de la directiva de la empresa se comunicó conmigo para saber de nosotros", y asegura que en las oficinas está su teléfono fijo y su dirección.

"Es así, somos un número más para cualquiera de ellos, les importamos solo para traer el dinero a la empresa y nada más. Le importamos más a una maestra desconocida que a ellos", sostiene haciendo alusión a la docente que viajaba en el ómnibus y que interceptó a los agresores. 

De no haber intercedido ella "otra hubiera sido nuestra suerte", destaca el conductor quien se refiera a esta mujer como "la maestra que nos salvó".

Según cuenta, en la esquina de Bv. Aparicio Saravia y Jacinto Trápani ocho personas escondidas detrás de un muro lanzaron "un pedazo de hormigón del tamaño de una guía de teléfono" que impactó en el parabrisas del ómnibus obligándolo a colocar el freno de mano.

Luego, los agresores obligaron al conductor y a los pasajeros a descender del ómnibus y cuando el protagonista de los hechos se había desplazado dos cuadras del lugar, el vehículo ya estaba prendido fuego.

Sobre el final de la carta escribe: "Sigo viendo esa película de terror una y otra vez en mi cabeza" y agradece los llamados que ha recibido de sus compañeros de Coetc, de la escuela, del liceo, de trabajos anteriores, de amigos, familiares y vecinos.

Lea la carta completa de Gustavo Trespuntoseis Crusoff