Cámaras, seguridad y miedo
Punta del Este en particular parece ser sede de varios servicios de inteligencia. De hecho ya mencionamos la existencia de una estación de la SIDE argentina; la DEA tiene presencia permanente y sigilosa; es obvio deducir que dada la importante cantidad de ciudadanos de origen israelí que viven o veranean, el MOSSAD también tenga fuerte presencia.
El año pasado ya hubo algunos incidentes con agentes del Mossad en Montevideo por la presunta colocación de bombas en el World Trade Center, donde está la embajada de Israel.
En noviembre pasado, el Jefe de Policía de Maldonado, Erode Ruiz, había declarado que "inteligencia destinará a un equipo de trabajo en Punta del Este, dedicado exclusivamente a prevenir posibles atentados terroristas. Viene un grupo de personal de Inteligencia que van a estar todo el verano".
Ayer Rolando Rozemblum, presidente de la Comunidad Israelita de Maldonado y Punta del Este (CIPEMU), dijo a una radio local que la instalación de las cámaras en Maldonado, que impulsó la entidad que orienta, supera el tema de la seguridad, aunque este es su objetivo primario. Agregó que "a través de un contacto con le Embajada de Israel se logró determinar que había una empresa radicada en Uruguay que podía hacer un diagnóstico sobre la situación de seguridad en el departamento";.
La tarea se realizó, con la participación de expertos de Israel que llegaron al país, con el aporte de la Cámara Empresarial y CIPEMU. "Hubo un apoyo incondicional de la gestión de Antía al proyecto. Después que resultó electo se avanzó con la embajadora Nina Ben Ami, CIPEMU pasó a ser parte integrante del desarrollo del proyecto y empezó a dar apoyo logístico".
Sin embargo, lo que subsiste detrás de los 20 millones que se van a gastar en cámaras es el miedo. El miedo que paraliza, que impide pensar, que cede ante todos los derechos avasallados de un plumazo en nombre de la sacrosanta seguridad.
La marginalidad intencionalmente creada para provocar inseguridad en la clase media ha logrado su objetivo. El pequeño burgués que siendo peón se cree un alfil frente al espejo, reclama seguridad al Estado y contrata seguridad privada. Terminan enjaulados tras las rejas de sus casas, monitoreados por los servicios privados, consumiendo delivery, comprando en amazon y ebay, relacionándose en redes sociales, leyendo y mirando la información sistémica.
Crearon sus propias cárceles privadas, mientras por la ciudad caminan los walking dead, que son vigilados por las cámaras del Estado represor. Los Marconi son zonas rojas, liberadas, feudalizadas por familias narcos que deberán ser intervenidas cuando lleguen al nivel de favelización, por las Guardias Republicanas, grupos Bope, Geo o como se los quiera llamar.
En el futuro inmediato el pueblo verá los combates callejeros por televisión sin saber si es Irak, Beirut, Caracas o Casabó. Y las imágenes de Youtube nos mostrarán la sangre que la TV no se anime a mostrar en principio. Videos que filmaron una de las partes, ciudadanos que pasaban o los "cazadores de noticias" que armarán las escenas para venderlas a las cadenas de televisión como aportes anónimos.
El futuro no es nuestro.
La columna de Carlos Peláez