Crisis de seguridad, ¿sobrediagnosticada? ¿La oposición unida de cara a las próximas elecciones?
Estuvimos con Ana Lía Piñeyrúa, Ope Pasquet, Andrés Scagliola y Gustavo López intercambiaron comentarios acerca de los dichos de Denise Legrand, integrante de Pro Derechos, quien dijo que la crisis de seguridad está "sobrediagnosticada". Además, las posturas de Edgardo Novick y Jorge Larrañaga acerca de la necesidad de que la oposición genere un proyecto común, y los descargos de la presidenta brasilera Dilma Rousseff ante el juicio político que enfrenta por su destitución, fueron los temas discutidos en esta mesa.
Esta mañana estuvo en estudios Denisse Legrand, integrante de la organización civil Pro Derechos, y dijo que la crisis de seguridad está "sobrediagnosticada";. Además, afirmó que existe una "sobrecrítica"; al Gobierno, y que "intentamos generar polémica y no le damos la vuelta de tuerca"; para solucionar los problemas.
Sobre estos dichos comenzó la discusión en esta mesa de lunes.
El senador nacionalista, Jorge Larrañaga, publicó el domingo en la web de Alianza Nacional, un editorial titulado: "Para ganar y gobernar".
En él sostuvo que desde la oposición se debe generar un proyecto que asegure a la ciudadanía que está preparada tanto para ganar como para gobernar.
Expresó que: "El relato frentista, por sus inconsistencias, incongruencias e incumplimientos, entró en colapso. Eso no garantiza que vaya a perder. No basta solo eso. Que el Frente esté en falsa escuadra no asegura la victoria de la oposición. La oposición le debe ganar el gobierno al Frente, sustituir la construcción política y cultural frentista con un proyecto alternativo y superador que tenga una debida y necesaria articulación", opinó Larrañaga.
Siguiendo en esta línea, ayer, estuvimos en estudios con el empresario y político, Edgardo Novick, quien aseguró a La Mañana, que "la oposición se tiene que juntar entre toda" y agregó: "Entre todos estamos por el 40% y el Frente Amplio por el 30%", y "si estamos todos juntos va a haber mayoría parlamentaria pero de la oposición", consideró Novick.
El líder político dijo además que "es totalmente necesario que dentro de tres años el Frente Amplio no vuelva a ganar" el Gobierno, y que "para gobernar mejor que lo que está haciendo el Gobierno actual, no se precisa mucho".
Mirando hacia la región, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones desde el pasado mayo, dio ayer su comparecencia en el Senado, en la que se defendió en persona en un último intento de evitar su inminente destitución.
Rousseff insistió en su inocencia y avisó que "no esperen" de ella "el obsequioso silencio frente a los cobardes que pretenden atentar con el Estado de Derecho".
"Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de concretar un verdadero golpe de Estado".
"Vengo a mirar directamente a los ojos de sus excelencias y a decir con la serenidad de quien nada tiene de qué responder que no cometí crímenes de responsabilidad", dijo Roussef.
Ahora, "a los casi 70 años, después de ser madre y abuela, nunca renunciaría a los principios que siempre me guiaron: Tengo un compromiso con mi país, con la democracia y el Estado de Derecho".
La de ayer fue la primera vez en la que Rousseff acudió al Parlamento desde que comenzó el trámite del juicio político en su contra el pasado diciembre para refutar los cargos de los que se le acusa, una serie de maniobras con las que se maquillaron las cuentas fiscales de 2015.
Esas supuestas irregularidades se refieren a tres decretos que modificaron los presupuestos sin autorización del Congreso y al atraso en depósitos a la banca pública, lo que, según la acusación, equivale a la concesión de créditos al Gobierno, algo que está vedado por la Constitución brasileña.
La acusación considera que esas operaciones suponen un "delito de responsabilidad", que la Constitución contempla como un motivo para la destitución de un jefe de Estado, pero la defensa niega cualquier irregularidad y argumenta que todos los presidentes de la era democrática hicieron maniobras similares.
¿Qué puede pasar?
La suerte de la primera presidenta de Brasil está en manos de 81 senadores y si 54 de ellos, dos tercios de la Cámara Alta, votan a favor de su destitución, perderá el cargo, que pasaría a manos del que era su vicepresidente, Michel Temer, y quien ejerce la jefatura del Estado de forma interina desde el 12 de mayo.
En ese caso, Temer se mantendría en el poder hasta el 1° de enero de 2019, cuando le entregaría el cargo al ganador de las elecciones previstas para octubre de 2018, pero si el Senado vota en sentido contrario, Rousseff recuperaría la Presidencia de forma inmediata.
De esta forma reflexionaron los contertulios en el segundo tramo de La Tertulia.