OTRO CAMINO

La indignación sola, no ayuda

La indignación sola, no ayuda
©Tito S. Ortiz - Valencia

La periodista Soledad Platero dice hoy en La Diaria: "Como creo que es no sólo sano sino imprescindible ser crítico con quienes administran lo que es de todos (y ese derecho se transforma en deber cuando, además, se trata de los propios; los que uno eligió para hacerlo), quisiera hacer algunos aportes que creo que podrían servir para darles a tanto enojo y tanta decepción un marco político más concreto y menos pegado a las cuestiones personales o afectivas".

La columna de Carlos Peláez

Comienza haciendo referencia a un artículo de Benjamín Nahoum publicado en Brecha del viernes pasado, quien cuestionando  la ley de promoción a la inversión en vivienda de interés social, sostiene que "sólo sirvió para beneficiar a especuladores inmobiliarios y grandes empresas constructoras";.

Platero cita luego información publicada por La Diaria sobre las exoneraciones fiscales en el marco de la Ley de Promoción de Inversiones otorgadas por el gobierno por ejemplo "a  gigantescas transnacionales como  Lakler SA (subsidiaria de MOL, constructora del barco regasificador que está en veremos, exonerada por 356.632.500 dólares) o Movistar (telefónica competidora del Estado y beneficiada en 340.499.198 dólares) sin olvidar a la empresa Claro (de telefonía) -que está en juicio con el Estado-, ni a Monte Paz -productora de tabaco, el enemigo jurado del presidente Vázquez-, ni a Fripur, cuyo cierre dejó en la calle a casi 1.000 trabajadores";.

Y dice después: "A estos números pueden y deben adjuntarse otros, como los que dicen que 500.000 uruguayos cobran menos de 15.000 pesos por mes trabajando 44 horas semanales, y los que muestran que el precio promedio de alquiler de una vivienda mínimamente digna supera, por lo general, ese salario.

Basta recorrer un poco Montevideo para ver que hay barrios en los que pululan los locales de comida que ofrecen delicias al paso anunciadas en adorables pizarroncitos escritos con tizas de colores, las tiendas de ropa, los gimnasios, los negocios de decoración y de artículos electrónicos, y que los ómnibus promocionan créditos de diversos colores para que los pobres puedan, ya no digo soñar con el acceso a ese mundo Disney de los más pudientes, sino, por los menos, con algún celular, un par de championes para el nene y una pizza con cerveza el viernes de noche. Y claro, con tapar algún agujero, porque el consumo es lindo también para el pobre, pero tiene la contra de que lo hace acumular deudas";.

Yo tengo otros indignantes motivos para agregar. A propósito de los Panama Papers hoy Andrés Alsina dice en Brecha que "una vez publicada toda la información elaborada hasta ese momento, hubo manifestaciones de protesta en todos los continentes menos en la Antártida. Y en Uruguay";. En todo el mundo se produjeron renuncias de gobernantes y funcionarios involucrados. Acá se descubrió que tienen papeles en Panamá un alto funcionario de gobierno y un hijo del presidente. Pero el único que renunció fue Damiani, al comité de Ética de FIFA. Es más, en todos los ámbitos posibles se gastaron explicando que esas empresas eran legales.

Dice Brecha que Juan Carlos López Mena le debe 17 millones de dólares al BROU con garantías computables de tan sólo 1.388.535 dólares y está en la categoría 3, que es la antepenúltima antes de llegar a la categoría 5, en la que se agrupan los "deudores irrecuperables";. La empresa Buquebus se encuentra en el lugar donde están los "deudores con capacidad de pago comprometida";. Ninguna unipersonal o pequeña empresa lograría acceder a un préstamo con menos del 10% de garantía. Calloia y Lorenzo, que no se llevaron un peso están procesados, pero a Mujica y López Mena, verdaderos responsables del desenlace  PLUNA nadie los convoca.

Ancap ganó mil millones de dólares con la reducción del precio del petróleo. Pero como hay que pagar las pérdidas provocadas durante la administración Sendic, el precio del combustible se mantuvo en los mismos valores. O sea: en un año Ancap fue recapitalizada con 900 millones y además ganó mil millones  pero varias áreas aún siguen dando pérdidas. El agujero fue muy grande.

Es indignante ver como torturadores o poderosos son puntillosamente respetados en sus derechos humanos mientras pobres desgraciados viven el infierno de las cárceles uruguayas. Mientras el Estado asegura buenos ingresos a quienes trabajan para él, quienes se desempeñan en la actividad privada apenas sobreviven. Es indignante que te espíen, te vigilen, te filmen mientras los verdaderos delincuentes operan en impunidad.

Y hay otros miles de pequeños hechos cotidianos que indignan.

Ahora ¿qué hacemos? ¿Seguimos acumulando indignación o buscamos un camino que nos convoque a superarla? Yo no creo que todo se resuelva estrictamente en el ámbito político–electoral. No hay ningún mesías. Si no cambiamos nosotros primero, nada podremos cambiar.

Pero sí hay miles de personas, muchos miles, no sé cuántos, que están ahí esperando un motivo, una circunstancia, un hecho que les convoque para sentirse útiles, para sentirse humanos. Con la indignación, justa sin dudas, no haremos nada más que alejarnos de todo y de todos, provocando el individualismo absoluto. Los humanos somos seres sociables, las circunstancias nos han llevado al aislamiento.

Pero se trata de no rendirse ante esa evidencia. Si en lugar de mirar y reclamar tanto para arriba, fuéramos capaces de mirar a nuestro lado, veríamos que es mucho lo que podemos hacer. Que podemos ayudarnos unos a otros.

Que las mayores alegrías no las da el dinero, que no es nada más que un medio. La alegría está en pequeñas cosas cotidianas a veces intangibles. El problema es que nos hemos dejado ganar por el odio, la intolerancia, la prepotencia.

Es tiempo de cambiar. Y para eso nos necesitamos todos. La indignación sola, no ayuda.