suena tremendo

Mesa de carnaval: Zíngaros y La Venganza de los Utileros

Mesa de carnaval: Zíngaros y La Venganza de los Utileros
Foto: Rompkbzas

Conversamos con Ariel "Pinocho" Sosa, director de Zíngaros, y Rodrigo Franco, director de la murga La Venganza de los Utileros. Bohemia, carnaval y política en la misma mesa.

Pinocho Sosa recordó el momento que marcó la historia del grupo tropical Karibe con K (al cual se unió en 1989) cuando uno de los cantantes, Yesty Prieto, estuvo 14 meses preso por cuestiones relacionadas a las drogas.

"Fue uno de los momentos más desagradables que me tocó vivir, me costó mucho porque me marcó como drogadicto. No soy más o menos persona porque consuma o no, pero nunca toqué nada. No fumo, no tomo, no consumo nada. Es una mochila que estoy cargando hace tiempo", dijo Sosa.

Por otra parte, el director de Zíngaros habló sobre la demanda judicial por plagio de parte del autor Diego Fischer en base a la parodia que el conjunto realizó el año pasado sobre Juana de Ibarbourou. 

"Todo empezó con una llamada del señor Fisher; lo invité al Teatro de Verano y a la semana recibí una solicitud de U$S 10.000 donde él decía que habíamos plagiado su libro", relató Pinocho. Según Sosa, más adelante recibió una demanda por  U$S 100.000 y otra por U$S 140.000. "Espero que se termine de una vez, esta es una tortura que me siguió durante todo el año".

Humor políticamente incorrecto

Rodrigo Franco, director de la murga La Venganza de los Utileros (Murga Revelación 2016) habló sobre el tipo de humor elegido para sus actuaciones: "Elegimos generar incomodidad, nosotros tomamos el camino del humor y de la ironía para decir las cosas, luego sobre el final de segmento hacemos la bajada de línea".

Con respecto a las críticas al gobierno, Franco mencionó que ve al carnaval como un lugar "bastante abierto con las críticas" y que ese debe ser su objetivo: "es como tiene que ser, la murga tiene que criticar al poder".

Por último Franco habló sobre el cuplé dedicado al ex preso de Guantánamo Jihad Diyab y planteó que su objetivo era "generar incomodidad" para demostrar las opiniones ambiguas existentes dentro de la sociedad uruguaya: "Nos pareció extraño que lo recibimos con la idea de ‘somos un ejemplo para el mundo’, y luego cuando estaba mal hacíamos cola para pegarle".