Opinión

La muerte de Carlos Díaz tranquiliza a poderosos

La muerte de Carlos Díaz tranquiliza a poderosos
EFE/Archivo

Si a usted le dicen que el hombre que está al frente del combate contra el lavado de dinero en Uruguay aparece ahogado boca abajo en la piscina de su casa en Punta del Este ¿no sospecharía?

Por Mauricio Almada

Carlos Díaz, director de la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo, solo flotaba boca abajo en la piscina el sábado último, cuando así lo encontró su señora. Según las primeras pericias, su cuerpo no presentaba signos de violencia externa, ningún golpe que diera indicio de un ataque.

Plantear la hipótesis de un homicidio, a estar con las primeras informaciones que trascendieron de la autopsia, parece muy arriesgado. Además, Díaz tenía antecedentes de problemas cardíacos, lo que abona el camino de la muerte natural.

Sin embargo uno no logra alejar del todo, descartar de forma absoluta que este jerarca pueda haber sido asesinado. Algún envenenamiento, quizás. Eso lo descartará una segunda autopsia.

El jueves O Globo informó que Uruguay iba a colaborar de forma inédita con Brasil en materia de intercambio de información tributaria y en especial en el caso Lava Jato, el mayor entramado de corrupción de la historia brasileña.

Apenas leí la noticia llamé a Díaz, eran las 13:00 horas. Confirmó lo que le había dicho a O Globo, que estaba "dispuesto a ceder las instalaciones y los archivos de la Secretaría apenas llegue oficialmente el pedido de cooperación del Ministerio Público Federal (MPF) de Brasil para cooperar en la investigación".

Díaz dijo que esta semana iban a llegar estos pedidos que serían atendidos en la Justicia de crimen organizado, que ya intervino en las ramificaciones locales del Lava Jato. Un punto que Díaz no tenía claro era cuántos pedidos llegarían por la investigación en virtud de que había causas abiertas en varios estados del Brasil.

La indagatoria ha generado un verdadero tendal en el continente y Uruguay parece no haber estado ajeno al lavado de dinero proveniente de las coimas de Petrobras.

Pero Díaz tenía varios frentes abiertos. Había empezado a investigar a estudios y a particulares antes de que aparecieran los famosos Papeles de Panamá.

Buscaba debajo de la tierra el dinero proveniente del narcotráfico que se pretendía lavar en Uruguay. Y tenía un ojo puesto en los movimientos de dinero cuyo origen pudiera remitir al terrorismo.

Era un hombre que incomodaba a poderosos. Quizás el estrés que pudiera estar viviendo llevó a que se precipitara un infarto.

Cuando hablé con él el jueves estaba tranquilo, convincente en sus respuestas y sin dar ningún indicio de un desenlace fatal, el cual ocurriría 48 horas después.

No debemos especular a la ligera. Tampoco descartar a la primera de cambio. Todo indica que nadie lo mató ni se quitó la vida. Los médicos forenses darán la última palabra a la justicia.

Tramo del audio original de la entrevista realizada el jueves 23 de febrero de 2017 a Carlos Díaz:

Carlos Díaz Fraga