La columna de Alfonso Lessa

Lo que dijo y lo que no dijo Vázquez

Lo que dijo y lo que no dijo Vázquez
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El presidente Tabaré Vázquez pasó raya a su segundo año de gobierno en una cadena de radio y televisión de 41 minutos, que provocó controversias y abrió espacio a críticas de la oposición.

Por Alfonso Lessa

El discurso del presidente puede analizarse desde diferentes perspectivas, pero dejó planteados, de hecho, los desafíos que esperan al gobierno e incluso a la oposición durante este año. Y lo hizo tanto por lo que dijo, como por lo que no dijo.

El primer mandatario generó polémica por algunas de sus afirmaciones, pero sobre todo por las notorias ausencias de temas muy sensibles, como lo ocurrido con Ancap y otros graves problemas en la administración de la cosa pública. Porque si bien repasó una agenda amplia, salteó asuntos fundamentales y utilizó, según fuera el rubro, puntos de comparación muy diferentes, hablando indistintamente de los últimos doce años o de los dos años de su segunda gestión. El hecho fue interpretado por dirigentes opositores, como el resultado de que no tenía demasiado para decir del período actual, ni anuncios relevantes.

La evaluación de los dos años de gobierno, era una buena oportunidad para ejercer una autocrítica constructiva, aún evitando ingresar en asuntos delicados que pudieran implicar cuestionamientos al gobierno anterior y por lo tanto, arriesgar rispideces en la interna frentista. Y es que después de doce años de gobierno a nivel nacional (y 27 años en Montevideo) no resulta posible hablar de una "herencia maldita" de colorados o blancos.

Decíamos en una columna anterior que este era el año clave, el año "bisagra" y que "a fin de 2017 el gobierno deberá mostrar logros, concretos y claros, en algunas de las áreas más sensibles y la de la educación es una de ellas, probablemente la más importante". Y añadíamos que en "una gestión de cinco años, se suele considerar que aquello que no se concreta o encara en los tres primeros, es muy difícil de hacer después".

En la educación, precisamente, es donde el presidente reconoció problemas, aunque de manera parcial.

Vázquez envió mensajes a su interna y a los otros partidos y especialmente procuró hablar con su electorado, consciente del momento complejo que atraviesa su administración, en medio de una región muy complicada. En este sentido el presidente incluso pudo haber destacado más las ventajas comparativas del Uruguay, en especial su estabilidad desde el punto de vista económico y político. Un Uruguay que no está ni cerca de una crisis y que, aún modestamente, proyecta cierto crecimiento. Y cuya democracia goza de buena salud.

En cuanto a otros aspectos del contenido del discurso, resulta muy discutible que el presidente, personalmente, deba ocuparse de repasar en detalle realizaciones que resultan muy pequeñas en función de los anuncios previos. Fue lo que ocurrió, por ejemplo, en materia de infraestructura, perdiéndose en datos sobre las carpetas asfálticas o las mejoras en cortos tramos de carreteras.

El repaso presidencial, dejó en claro lo mucho que le queda por delante al gobierno y lascomplejidades que le esperan, potenciadas por la pérdida de la mayoría parlamentaria en la Cámara de Diputados. El presidente volvió a plantear su voluntad de diálogo con la oposición y citó como ejemplo los acuerdos en materia de seguridad pública, valorados de manera muy dispar entre los partidos.

Vázquez fue enfático en un concepto dirigido hacia adentro y afuera del Frente: su deseo es que se apruebe la Rendición de Cuentas. Esta será una prueba de fuego para la capacidad de negociación y diálogo del gobierno. Y también un reto para la oposición. Pero los desafíos de la oposición, serán motivo de otra columna.