Ribeiro: "Se hicieron tarjetas de navidad y forraron libros con piel de judíos"
La historiadora, Ana Ribeiro estuvo en La Mañana de El Espectador haciendo referencia al holocausto del pueblo judío. "Es imposible de olvidar", dijo y agregó: "Montañas de cuerpos, huesos y pellejos amontonados, saber que con el pelo de los judíos hicieron fieltro industrial, saber que se hicieron tarjetas de navidad y se forraron libros con piel de judíos".
"Es imposible de olvidar, a veces hay gente externa a la comunidad judía a la que he escuchado decir que ya basta, que el pueblo judío tiene una victimización constante y yo pregunto: ¿Quién como pueblo que pase por cosas así, es capaz de dejarlo caer en el olvido", afirmó Ribeiro.
Al ser consultada acerca del significado del holocausto, respondió: "Una definición racional básica, la que conocemos todos los profesores de historia, es que fue un plan de exterminio sistemático del pueblo judío, planificada durante el Gobierno de Hitler en Alemania y llevado a cabo en el contexto de la Segunda Guerra Mundial".
"La palabra holocausto remite a los antiguos sacrificios y rituales de origen griego y luego retomados por los romanos en los cuales se quemaban cuerpos pero de animales", añadió.
Sobre el mismo tema, la historiadora sostuvo: "Hubo gente que sabía que pasaban cosas raras pero existía el miedo y el deseo de sobrevivir a como fuera posible y diera lugar, huir".
Señaló por otra parte que la cifra total fue de seis millones de judíos fallecidos. "El total de muertos es mucho mayor, alcanza a 11. Allí fueron todos los que se negaban a lo que estaban viendo, fueran o no judíos", agregó.
"Un poco más de la mitad de los judíos alemanes pudieron huir (…) Tampoco fue idéntico en todas partes, en Francia y Bélgica la población los protegió más", sostuvo.
"Habían 42.000 sitios de exterminio a lo largo de toda la Europa dominada por Hitler y 500.000 funcionarios alemanes y no, que fueron la mano de obra de semejante atrocidad", precisó Ribeiro.
Por otro lado, indicó que "la seguridad no estaba, no había pruebas ni certezas". Explicó que la certeza absoluta llegó al final de la guerra cuando llegaron a los campos de concentración.