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De mal en peor

De mal en peor

La semana pasada nos dejó varios crímenes, tres nuevas estafas y una multitud de robos y rapiñas. Además este lunes se produjo un asalto estilo "superbanda".

Desde el ministerio del Interior se insiste con que algunos delitos han bajado y que la propagación de algunas noticias es obra de "los agoreros del desastre y del cuanto peor, mejor".

Hay en curso un proceso de naturalización del daño. El discurso oficial establece que como vivimos en el mismo mundo, violento y desigual, hay que aceptar como normal la violencia y la injusticia porque en todo caso, comparativamente, estamos mejor que la mayoría de los países latinoamericanos. En realidad estamos en el medio de la tabla y comparándonos con los peores del barrio.

También es verdad que este proceso no empezó ni ahora, ni hace 12 años, más bien tiene décadas. Aunque su visualización actual estremece.

La seguridad es un asunto político que no lo resuelve sólo el ministro del Interior. Por eso reclamar la renuncia de Bonomi es ocioso. El problema mayor es que no se aprecia una coordinación de esfuerzos. Y lo que es peor, las respuestas son deplorables.

El sábado a la noche una pareja de amigos fueron rapiñados en un supermercado de Pocitos. Entraron a comprar un vino para la cena y lo primero que vieron fue a un grupo de personas tiradas en el piso. Inmediatamente uno de los asaltantes empujó a la señora y le arrancó la cartera. En tanto a su marido le puso un revolver en la cabeza para obligarlo a acostarse boca abajo. Así permanecieron largos minutos, siendo amenazados de muerte, manoseados y rapiñados.

Fueron a hacer la denuncia a la 10ª de Pocitos. Cuando les dieron el comprobante para hacer nuevamente los trámites por los documentos hurtados, mi amigo que es abogado le dijo a la funcionaria que "se había consignado hurto pero que lo que habían sufrido era una rapiña con privación de libertad". Entonces la funcionaria giró la pantalla y le dijo: "El sistema no nos permite consignar una rapiña".

El martes el ministerio emitió un comunicado a todas luces fuera de lugar. En primer lugar califican como falsas las denuncias realizadas en las redes sociales sobre este incidente  y explican que "todas las denuncias son registradas ingresándolas al Sistema de Gestión de Seguridad Pública de la Policía Nacional, un sistema 100% auditable que permite asentar en tiempo real las denuncias desde cualquier parte del país. Cada denuncia recibida es categorizada según corresponda (una rapiña se ingresa como tal y lo que se denomina comúnmente como arrebato se le ingresa como hurto especialmente agravado), sin perjuicio de lo que posteriormente determine la Justicia que es la que tipifica fehacientemente el delito".

Y al final expresa: "El irrefutable dato de la realidad de que ha disminuido  la sensación de inseguridad de los uruguayos es-seguramente- la razón por la que los agoreros del desastre y del 'cuanto peor mejor' han iniciado una campaña de mentiras y falsas informaciones como las que dan motivo a este comunicado".

El ministerio ya nos tiene acostumbrados a que la culpa siempre es de otros. No reconoce, por ejemplo, que fue una funcionaria policial la que dio información equivocada. Pero por sobre todo revela algo también frecuente en esa dependencia: el mínimo sentido de solidaridad con las víctimas. Peor, se ponen ellos en papel de víctimas.

El manejo de los números de delitos es algo que ha merecido críticas de todos lados. También desde el FA. Recordemos que el primer director del Observatorio de Criminalidad, el actual senador suplente Rafael Paternain (Casa Grande) renunció a su cargo en noviembre del 2010 después que el ministro "Eduardo Bonomi, divulgara en una actividad de Presidencia, cifras sobre criminalidad que no habían sido elaboradas por dicho instituto especializado" (La Diaria) y que según el jerarca mostraban una reducción de delitos.

En su comunicado, el ministerio expresa que "ha disminuido la sensación de inseguridad entre los uruguayos". No sabemos de dónde se extrae tamaña  conclusión. Lo que sabemos es que no se condice con la realidad. Y basta concurrir cada mañana al almacén, al super o a la panadería para oir el raconto diario de las víctimas del delito. Tanto que ya es habitual escuchar…";anoche me robaron la garrafa"… o… "me acaban de robar la bici o la moto"… o peor… "anoche entraron en la casa de fulano"….

Las encuestas a pedido dirán lo que los jerarcas quieran oir. Pero la voz del pueblo dice otra cosa. Se muestra como un logro la reducción de mil rapiñas entre 25.000 que se denunciaron el año pasado. Y uno no sabe si es que no se cometieron o simplemente no se denunciaron.

No me inscribo entre los que cree que Bonomi tiene la culpa de todos los males. Aunque si de su propia ineficiencia, que ya es bastante. Porque jamás hubo un ministerio del interior con tanto presupuesto, con tanta tecnología, con tanta infraestructura, con tantos funcionarios. Ayudados además por intendencias que pagan y colocan cámaras e incluso empresas privadas que lo hacen. Aún así los delincuentes avanzan.

Y está muy claro que el negocio de la droga es el motor. Son los narcos los que cometen los crímenes más brutales, los que estremecen. La policía conoce sus nombres, sus relaciones familiares, sus lugares de residencia, cuáles son sus vínculos, qué territorios controlan es decir, lo saben todo. Entonces hay derecho a preguntarse ¿por qué avanzan?

Los parlamentarios también tienen su responsabilidad. Están muy ocupados en ver quien embroma políticamente a quién, pero es obvio que hay leyes que necesitan ser modificadas. Que un pobre tipo vaya a la cárcel porque se robó una bolsa de limones del árbol de una casa y los principales jefes narcos estén cuasi protegidos por la ley, es un dislate.

Hace pocos días, dos autos cercaron a otro y lo acribillaron a balazos, el conductor que se presentó como una inocente criatura, apenas recibió rasguños. Lo llevaron a un centro asistencial de Las Piedras, y fueron policías a darle seguridad. Esa misma noche le dieron de alta. Pero según relataron funcionarios de ese centro, antes de irse preguntó canchero: "¿tienen lugar en la morgue? Porque esta noche les mando tres cadáveres".

Ese hombre es conocido como "El Rana" y es el principal narcotraficante de Las Piedras. Ya había estado preso en el 2007 por comercio de drogas hacia el exterior. Un pesado. Y es muy obvio que la balacera era un ajuste de cuentas. Pero el tipo se fue a su casa, tranquilo.

¿Habrá que esperar que asesinen a un juez, a un fiscal o a un periodista, para que todas las voces se aúnen reclamando mayor eficiencia?

Tenemos sin resolver graves problemas institucionales, por ejemplo; el Charleta anda suelto;  no se buscan los restos de desaparecidos; se confirmó el espionaje militar en democracia; o la financiación  de sectores políticos con dinero producto de actividades ilegales. Y no me refiero sólo al MPP y las Tupabandas, También hay que saber a quiénes financió Cambio Nelson y  el escribano Antonio  Zoulamian.

Pero el avance de los narcos me parece el hecho más grave de todos. Son muchos los actores que deben respuestas.

Y también hay que reclamar que algún  funcionario no se haga más el  perro gil, porque su sueldo lo pagamos todos. Ni el ministro Bonomi ni el MPP.