Franzini opinó que el sexo y la educación sexual siguen siendo tema tabú. "Hay opiniones que deberían ser técnicas, porque yo no se las puedo dar a mis hijos. Estamos ante gente seria. Leí la guía y no me llamaría la atención el contacto entre niños si fuera como parte de un ejercicio. Hay que sacarnos los 'cucos', y después, tratar de que la cosa sea lo más inclusiva y lo más seria posible. En cuanto al género, se puede hablar una vida, pero lo cierto es que hoy está y uno va por la calle y lo ve. (…) Uno no puede ir en contra de la opción sexual", consideró.

Navatta expresó estar de acuerdo con su contertuliano, y dijo que la guía estaba muy bien. "Creo que no debe ser privativo de la familia". Además contó que consultó a varios expertos en el ámbito, los cuales también la consideraron positiva. La tertuliana consideró que lo que se le puede criticar a esta publicación es que en la bibliografía no incluye a pediatras, ginecólogos, que "aportan una visón importante y necesaria en algunas cosas".

"Me parece bárbaro, porque los niños pequeños se abrazan, se tocan. No me parece mal que niños de once o doce años se abracen o se toquen, pero hay una cuestión física que tiene que ver con lo hormonal, que puede llevar a cuestiones no queridas. Por lo tanto, hay una cuestión de sentido común. Apelemos también, a que este manual va a ser utilizado por educadores, no va a ser utilizado por cualquiera", añadió la tertuliana.

Por otro lado, Pomiés estuvo en desacuerdo con sus compañeros de mesa. "A mí no me gustó la guía", dijo. "Este manual no refleja el sentir de la población. Estamos en una etapa de cambios, los cambios en Uruguay son muy lentos, se necesita un proceso, y las cosas impuestas cuestan. Acá me faltaron educadores, maestros de aula, experiencia de aula que diga 'esto se puede hacer en tal momento, esto se puede hacer en tal otro momento', porque en definitiva son los que lo van a aplicar. Esto es un manual de ONG", manifestó.

"La familia no puede quedar al margen", enfatizó la tertuliana.